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Pesca
Un boicot al pescado de las Feroe para frenar la matanza de más de un millar de delfines y ballenas al año
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @pablorcebo.bsky.social, pablo.rivas@elsaltodiario.com
Lo llaman grindadráp. Consiste en la matanza anual de cetáceos en las Islas Feroe, un archipiélago bajo soberanía danesa en el Atlántico Norte, en cifras que habitualmente superan el millar anual anual. Es considerada una tradición repetida cada año y con varios siglos de antigüedad, pero en pleno siglo XXI las imágenes de cientos de delfines y ballenas piloto mutiladas en playas de aguas enrojecidas por la sangre causan tanto asombro como repudio. Ahora, una investigación de la Fundación Paul Watson y la organización defensora de los animales ARDE vincula tanto a nueve supermercados españoles como a la industria pesquera española y local con esta práctica.
“Los nueve principales supermercados de España venden al menos una referencia de bacalao procedente de la zona de pesca Fondos de las Feroe, siete de ellos —Alcampo, ALDI, Mercadona, Carrefour, Consum, DIA y Lidl— bajo su marca blanca”, señala Julia Elizalde, portavoz de ARDE. El Corte Inglés y Eroski completan la lista. En concreto, comercializan capturas de la zona Vb, subdivisión de los Fondos de las Islas Feroe del área de pesca 27, establecida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y correspondiente al sector nororiental del Atlántico Norte. Asimismo, en estas superficies los activistas han encontrado bacalao de este área comercializado bajo marcas como Aligator, Angomar, Alkorta, Dimar o Pescanova.
Las dos organizaciones investigaron las referencias de los productos pesqueros de los supermercados españoles entre el 31 de diciembre de 2024 y el 13 de enero de 2025, concluyendo que España importa cuantiosos productos de las Feroe. En concreto, la Fundación Capitán Paul Watson cifra en 84 millones de dólares (77 millones de euros), el valor de estos productos importados.
Grindadráp, una práctica repudiada por ser especialmente sangrienta
Desde ambos colectivos afirman que no existen dudas de la vinculación entre la matanza y el sector pesquero de las islas, ya que “las empresas que pescan en las Feroe participan activamente en la caza de ballenas y delfines”, indica Elizalde. Una ley local obliga a toda persona que realice un avistamiento de una manada de cetáceos a informar a las autoridades, con lo que desde la Fundación Paul Watson señalan que son los pescadores los principales informantes de avistamiento de manadas de alguna de las seis especies de cetáceos autorizadas por el Gobierno. Asimismo, estos participan activamente en las cacerías: “Les persiguen con sus embarcaciones para llevarles a las playas, donde ocurren la matanzas”, afirman.“Una vez encallados hay gente esperándolos con garfios, que introducen en el espiráculo, el orificio de respiración, para después tirar de ellos hacia fuera”, relata Cristina Gimeno
Cristina Gimeno, integrante de dicha Fundación, califica de “sinsentido” y de “violencia por violencia” la práctica del grindadráp, que afecta principalmente a los calderones o ballenas piloto y a los delfines listados del Atlántico Norte, o delfines de flanco blanco del Atlántico. Esta comienza con la persecución del grupo de cetáceos avistado con embarcaciones para hacerlo encallar en las calas y playas, un proceso que “en ocasiones dura horas y en el que a veces les pasan por encima para que no huyan”, relata Gimeno. “Una vez encallados hay gente esperándolos con garfios, que introducen en el espiráculo, el orificio de respiración, para después tirar de ellos hacia fuera, pues el garfio va unido a una cuerda”. “Más tarde”, continúa, “en la orilla se acerca una persona con una cuchilla y les secciona la médula espinal, algo que ellos dicen que produce la muerte instantánea, lo que no es verdad”. El proceso finaliza cuando “otra persona con un cuchillo de hoja larguísima corta lo que nosotros diríamos que es la parte trasera del cuello para seccionar los dos vasos sanguíneos más importantes”. “Mueren desangrados entre los gritos de sus familiares”, lamenta Gimeno.
Por todo ello, desde ambas organizaciones se han sumado a la campaña internacional para boicotear el pescado de las Feroe, que en España se traduce en una exigencia a las grandes superficies españolas para que ponga fin a las relaciones comerciales con las Islas mientras se mantengan estas prácticas. El Gobieron local, alegan, infringe varias normativas internacionales en materia de pesca y protección del medio ambiente, entre ellas la legislación europea sobre los cetáceos y el Convenio de Berna, que prohíbe la captura y matanza y comercialización de estas especies. “Estas cacerías no son un caso aislado”, señal Elizalde, quien hace “un llamamiento a la población a reflexionar sobre nuestra relación con los demás animales”.
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La Fundación Paul Watson, además, ha puesto en marcha la campaña #FaroesFree, con el fin de que consumidores y empresas no solo no adquieran pescado del archipiélago danés, sino que fomenten un boicot al turismo en las Feroe.
1.428 cetáceos muertos en un solo día
A pesar de que la alarma internacional creció en 2021, cuando en un solo día el grindadráp se cobró la vida de 1.428 ejemplares en una sola jornada —el 12 de septiembre—, lo cierto es que poco ha cambiado desde entonces. Aquella jornada fue calificada por Sea Shepherd, organización especializada en la defensa de los mares y su biodiversidad, como una de las matanzas de cetáceos más masivas de la historia. La escena llegó a los noticiarios de todo el mundo y las críticas se suscitaron no solo desde el activismo medioambiental y defensor de la biodiversidad: la Unión Europea y sus Estados integrantes de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), a la que pertenece Dinamarca, emitieron una declaración en la que pedían al Gobierno de las Feroe que “ponga fin inmediatamente a la obsoleta práctica de la caza de ballenas y delfines”.
Sólo en la primera quincena de junio de 2023 se cazaron 570, según los datos de Sea Shepherd
Aunque Dinamarca no la firmó, el Ejecutivo autónomo de las islas tomó nota parcial y planteó rebajar el número de capturas a un máximo de 500 por cacería durante 2022 y 2023. El plan no tuvo éxito: sólo en la primera quincena de junio de 2023 se cazaron 570, siempre según los datos de Sea Shepherd. La normativa, además, no está exenta de críticas: “Ellos mismos se pasan su normativa por el arco del triunfo”, denuncia Gimeno. “Lo que hicieron aquel día para burlar la ley es dividirlos por zonas. Aunque en un día completo superaron las 500, lo consideraron como dos matanzas distintas. Hecha la ley, hecha la trampa”, lamenta.
Lejos de abandonarse estas prácticas, el pasado 10 de enero tuvo lugar el primer grindadráp de 2025. La Fundación Capitán Paul Watson documentó los hechos, cifra el número de ballenas piloto muertas en 53, “incluyendo crías y hembras embarazadas”, y lo expuso públicamente como parte de su campaña Operation Bloody Fjords (Operación Fiordos Sangrantes) para denunciar esta situación.
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“En su día, cuando esto empezó hace siglos, podía tener sentido. La ratio de éxito era mucho menor y era una de las pocas fuentes de alimentación accesibles para las personas que vivían en las islas, con una climatología muy hostil”, señala Gimeno. Hoy, sin embargo, “no tienen ninguno” para la activista de la Fundación Paul Watson, quien recuerda que hablamos de una de las zonas del planeta con las rentas per cápita más altas, y una tasa de paro prácticamente nula, de en torno al 1% en la actualidad. “No tienen ninguna necesidad”, finaliza.