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Feminismos
2019, el año en que el discurso incel entró en el Congreso
El movimiento feminista lo gritó en 2018 y lo ha seguido explicando en 2019: el violador eres tú. Las demandas feministas no han sido ajenas a ningún partido en las dos convocatorias de elecciones generales este año en el que la contrarreacción machista ganó espacio primero en los medios y después en el Congreso. 2019 es el año en el que Hetaira dijo adiós y varios debates nos hicieron tomar postura sobre los feminismos que queremos.
Segunda huelga feminista, movilizaciones contra la violencia sexual, jornadas feministas de Durango… La potencia de los movimientos feministas que se desplegó con un 8M masivo y convirtió 2018 en el año que gritamos la violencia sexual ha seguido fortaleciendo músculo en 2019.Pero esa potencia no ha pasado desapercibida a quienes crean y difunden la contrarreacción machista, que en 2019 —tras el ensayo de Andalucía— entró de lleno en las instituciones.
Que el movimiento feminista está en la agenda de cualquier partido está claro, y lo vimos en los debates de las dos elecciones generales de este año, el 28 de abril y el 10 de noviembre, en las que se puede atribuir a los feminismos el éxito de que todos los partidos tuvieran que pronunciarse sobre los asuntos que las feministas ponen en la agenda, como advertía Justa Montero en esta entrevista.
Así hemos visto 2019 desde el área de Feminismos de El Salto.
VIOLENCIA SEXUAL: LA CULPA NO ERA NUESTRA
La culpa no es de una menor de 15 años, como lo es la víctima del caso Arandina, cuya sentencia hemos conocido a finales de año: 38 años de condena por agredir sexualmente a una menor para los tres acusados, todos ellos exjugadores del FC Arandina, en una sentencia que tumba los argumentos de quienes defienden a los futbolistas.La culpa no fue de Diana Quer, ni de Laura Luelmo, ni de Marta Calvo. El grito contra la violencia sexual de 2018 ha continuado en 2019 y hemos vuelto a comprobar la agilidad de los movimientos feministas, que se han organizado rápidamente ante el caso de Aranda de Duero o el de La Manada de Manresa.
Opinión
No tengo conocimiento de costura pero sí muchas amigas feministas
La semana pasada me violaron. Gracias al feminismo me convencí a mí misma de que no era mi culpa.
Los debates que abrió el caso de La Manada han servido de telón de fondo a nuevas movilizaciones contra la violencia sexual, debates que trascienden el contexto estatal, como se ha visto con la performance del grupo chileno Las Tesis, cuyas réplicas de El violador eres tú siguen haciendo temblar las plazas de Chile a Kenya para poner en cuestión el orden establecido.
Un orden en el que, tras ser cuestionado, se observan algunos movimientos, como muestrala sentencia del Supremo sobre el caso de La Manada,que dicta, como primero dijeron las mujeres en las calles, que solo sí es sí al establecer que “el silencio de la víctima solo se puede interpretar como una negativa”.
VIOLENCIA MACHISTA y SAP
Junto a “la culpa no era mía”, los feminismos han continuado en 2019 con otra misión posible (e impostergable): la de explicar que las violencias machistas son múltiples y van mucho más allá de la violencia de género en pareja.Unas violencias que impregnan la administración de la justicia y que despliegan su furia con la aplicación desde los juzgados del llamado Síndrome de Alienación Parental (SAP). A lo largo de 2019 hemos explicado de dónde viene, cómo opera y con qué consecuencias este falso síndrome.
Infancia
Historia de una vida destrozada por el supuesto síndrome de alienación parental
Un síndrome que ha sido aplicado sin miramientos en los casos que han trascendido de la asociación Infancia Libre, una organización de madres denunciantes de abusos sexuales contra sus hijos sobre las que los medios han dictado sentencia sin esperar a las pruebas. Mientras la mayoría de los medios tachaban a las madres de “secuestraniños”, en El Salto hemos tratado a lo largo de 2019 de poner en contexto el caso Infancia Libre, una asociación que no existía cuando las madres denunciaron los abusos contra sus hijos, pese a que desde la detención de su expresidenta, María Sevilla, la tesis más difundida ha sido la de que esta asociación se creó para denunciar en falso.
El año acaba con la noticia de que la Audiencia Provincial de Granada admite el recurso de apelación de Rocío de la Osa contra la retirada de la patria potestad de su hija como medida cautelar y advierte de que no existen indicios del delito de sustracción de menores, ya que la custodia era de la madre.<
IRRUPCIÓN DE VOX: LO INCEL EN EL CONGRESO
Los discursos machistas que culpan a las víctimas y construyen una realidad paralela han ido ganando espacio, un proceso que no puede entenderse separado de otro: el espacio ganado por Vox.
Tras las elecciones generales del 28 de abril, Vox celebraba su entrada en el Congreso de los Diputados con 24 escaños. El 10 de noviembre consiguió 52 gracias a la repetición de convocatoria electoral. La extrema derecha y el machismo incel (ese machismo exhibicionista, sin caretas, que se sirve de las redes para multiplicar su discurso de odio) pasó así gracias a ser tercera fuerza en el Congreso. ¿Habría sido posible este resultado sin el espacio gratuito que los discursos de Vox han tenido en los medios”?
“El fascismo no existe sin propaganda”, sostiene la filósofa Marcia Tiburi en una entrevista para El Salto. La autora de Cómo conversar con un fascista (Akal, 2019) alerta de que el discurso fascista es también necesariamente machista, por lo que no es casual que entre los principales enemigos de la extrema derecha estén las feministas.
Machismo
Machismo ‘incel’, misoginia desde el victimismo
A diferencia del discurso machista tradicional, los incel no expresan su misoginia desde la superioridad sino desde el victimismo. El desprecio y el odio hacia las mujeres no adquieren la forma de la afirmación de un género que se cree superior, sino la de un grupo social que se cree víctima.
Por eso, desde el ejercicio del poder empiezan a llegar ataques directos a consensos como el de la lucha institucional contra la violencia machista. Lo hemos visto el pasado 25N con la negativa de elementos de estos partidos a apoyar declaraciones institucionales contra la violencia machista.
UN FEMINISMO DE TODAS
En 2019 hemos visto también otros discursos indeseables tomando espacios. Discursos como los que se escucharon en las Jornadas Feministas de Gijón, donde las redes hicieron posible que todas escucháramos que “las activistas transgénero son tíos, y digo tíos porque son tíos”.Para curarse de transfobia y poner en contexto estos discursos sirve un libro, también de este año: Historia de lo trans de Susan Stryker (Continta me tienes, 2019).El feminismo transexcluyente no es nuevo: su historia empieza en los años 70 y su argumentario no ha cambiado mucho desde entonces. El supuesto “debate” nos deja ejemplos de su virulencia en ese fin de año, con las declaraciones del Partido Feminista.
Opinión
Falsos debates
Los debates hacen crecer, pero los nuevos. Los que suponen colocar en tela de juicio la validez de otras no son tales: eso siempre será supremacismo.
La formación liderada por la abogada y antifranquista Lidia Falcón reclamando a Unidas Podemos que la Ley Trans no se vuelva a registrar en el Congreso abría la polémica el pasado 4 de diciembre ha merecido la denuncia de la Federación Trans.
CON EL DEBATE SOBRE EL TRABAJO SEXUAL
Y otra polémica en el seno de los feminismos nos obliga a tomar posición en El Salto: la cancelación de una jornadas sobre trabajo sexual en la Universidade da Coruña. Como os contamos en O Salto, la edición gallega de nuestro medio, la censura de la Universidade da Coruña no evitó la celebración de unas jornadas donde finalmente las trabajadoras sexuales tuvieron su espacio: las jornadas se celebraron en el centro social A Comuna.Tras esta censura, en el año en el que el histórico colectivo Hetaira dijo adiós, hemos visto cómo este tipo de encuentros se multiplicaban y han llegadoy a varias universidades españolas, promovidas por un grupo de trabajadoras sexuales y académicas que a finales de 2019 lanzaban un manifiesto “por un feminismo que nos une”, defendienfo un feminismo contra todas las violencias, como han vuelto a recordar el pasado 17 de diciembre, día Internacional para Eliminar la Violencia contra las Personas que Ejercen el Trabajo Sexual.
MÚSCULO FEMINISTA
Y en 2019 hemos visto una emocionante demostración de fuerza de los feminismos: la del movimiento feminista autónomo de Euskal Herria en las jornadas de Durango, que congregaron a 3.000 mujeres como contamos en Hordago. Unas jornadas que vienen con aviso: el de las feministas racializadas, que advierten de que no están dispuestas a ocupar un segundo plano.Además, en la segunda huelga general feminista, os hemos seguido hablando de un 8M de nuevo masivo, sin olvidar la represión a las huelguistas de 2018.
Trabajo doméstico
Abolir el cuarto de servicio
Y otra potencia que nos emociona: la de las mujeres que luchan contra la precariedad. En concreto, la de las kellys y las empleadas domésticas. A las primeras las hemos visto pedir en el Parlamento Europeo medidas contra la externalización de las camareras de piso y, tras ese encuentro internacional, anunciar que kellys de varios países se confabulan en una organización internacional contra la pérdida de derechos laborales.
Las segundas, las empleadas domésticas, han celebrado su segundo congreso estatal este año demostrando así cómo juntas somos infinitamente más fuertes.
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El Feminismo es hoy el poder, es hegemónico y disciplina a la sociedad, estando abrazado por los poderes nacionales e internacionales. Desde una perspectiva de transformación social hay que romper con él y con sus imposiciones dogmáticas. Salud, y resistencia
La palabra incel, muy usado por el colectivo feminista, también tiene su homólogo de género, INCELA
Yo, personalmente, conozco a una gran cantidad de ellas y la mayoria de ellas son feministas