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Opinión
Democracia Comunal, ¿y si reconstruimos un horizonte de esperanza?
Sociólogo y cooperativista @ivan_sants
Un ahogo recorre Europa y buena parte del mundo. Es el ahogo del “There is no alternative” thatcheriano, socializado hasta la náusea. Es el ahogo de las “cárceles de lo posible”, denunciadas por Marina Garcés hace ya más de dos décadas. Es el ahogo del Realismo Capitalista, aquella sensación generalizada —en palabras de Mark Fisher— de que “el capitalismo no es sólo el único sistema político y económico viable, sino que incluso es imposible imaginar una alternativa coherente a él”. Es el ahogo —irrespirable y denso ahogo— causado por la ideología neoliberal, que opera en la producción cultural, en la actividad político-económica y el pensamiento general. Que nos coloniza la capacidad de conspirar, de respirar diferente, de respirar juntos.
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Este ahogo, hoy, ciertamente, se agudiza no sólo por una narrativa ideológica que hermana las editoriales de los periódicos neocon con tiktok, sino que se inflama por una radicalización material de capitalismo, que empuja a los pueblos y al planeta al ahogo definitivo, a fin de salvarse como sistema. Lo hace a través del ascenso del fascismo, posmoderno y digital en las formas, para conquistar las mentes y los gobiernos, pero siempre destructivo y sanguinario en los fondos. Y lo hace a través del régimen global de guerra, que es la estrategia con la que los Estados, las corporaciones capitalistas y los organismos militares pretenden afrontar el caos sistémico —político, económico, ecológico, social— que ellos mismos ha provocado.
Este régimen de guerra, escribe Raúl Sánchez Cedillo, “no es una coyuntura, un momento, un episodio de las relaciones internacionales, sino que es una decisión del capitalismo mundial”. Un intento de seleccionar, en el caos, los efectos catastróficos más favorables para su reproducción. En este sentido, el régimen de guerra, además de ser una pesadilla brutal por las poblaciones directamente afectadas (¿hasta cuándo toleraremos el genocidio en Gaza?) es también —para el resto del planeta— “un régimen psíquico, un gobierno de los afectos, las emociones y la imaginación”.
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¿Cómo resquebrajar el ahogo? ¿Cómo confrontar la hegemonía capitalista, el auge patrocinado del neofascismo, el régimen global de guerra? Las movilizaciones en defensa de la Vida y la Autodeterminación de Palestina son hoy el principal contrapeso que se levanta en todo el planeta contra el belicismo del fascismo neoliberal. La brutalidad genocida de Israel en Palestina y Líbano es la punta de lanza del imperialismo y el colonialismo de Estados Unidos y la Unión Europea. Así pues, es necesario continuar movilizándonos, actuar contra los intereses concretos del partido global de la guerra, y organizar una fuerza popular internacionalista que detenga una lógica que también tiene (securitarismo, racismo, islamofobia, recorte de derechos…) su dimensión de guerra interior. Sin embargo, ¿por dónde avanzar?
Encuentro internacional en Barcelona
El 25 y 26 de octubre de 2024 se celebrará en Barcelona el III Congreso Internacional de Democracia Comunal, un espacio de encuentro para procesos sociopolíticos que, a través de la comunidad, el poder popular, la autogestión, el apoyo mutuo, la autodeterminación colectiva, la ecología social o la democracia directa, resisten, crean alternativas y pretenden superar, en diferentes escalas territoriales, las lógicas del sistema capitalista, patriarcal, colonial y ecocida.
Laboral
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Este congreso, que cuenta con dos ediciones anteriores (Euskal Herria y Chile), está organizado por la Red Internacional por la Democracia Comunal, integrada por militantes de Argentina, Venezuela, Kurdistán, Italia, Chile, Euskal Herria o els Països Catalans, y contará con procesos que, en contextos muy diferentes, abren brechas al ahogo, al fascismo y a la guerra. Campesinos sin tierra de Brasil, trabajadoras de la Economía Popular argentina, comuneras venezolanas, militantes del confederalismo democrático kurdo, cooperativistas negros de Estados Unidos o movimientos indígenas del Cauca colombiano. Todas ellas, con miles de otras, y de forma cotidiana, protagonizan experiencias de autogobierno colectivo que demuestran en la práctica otras formas de habitar el mundo. Queremos conjurarnos con ellas para inspirar fuerte, para respirar juntos, para ser aliento contra el ahogo.
En el ámbito catalán, y extendiendo aquí la convocatoria al conjunto de colectividades y pueblos en lucha del Estado español, es un llamamiento abierto a los y las militantes locales que desde prácticas diversas (sindicalismos, cooperativismos, municipalismos, comunalismos) construyen proyectos de autogobierno popular, de economía colectiva y de emancipación feminista, antirracista, ecologista o antiimperialista, que hacen frente a las lógicas capitalistas, patriarcales, racistas, coloniales. Es hora de dejar atrás los “fin-de-ciclo”, los “no hay alternativa”, los “realismos capitalistas”, las “cárceles de lo posible”. Y atreverse a construir un horizonte de esperanza: contra el régimen global de guerra, por todos y todas nosotros.
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