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Catalunya
Tres Mossos de Esquadra son investigados por la muerte bajo custodia policial del joven colombiano Brian Rios

La tarde del 20 de agosto de 2022, Brian Rios estaba de celebración. Hacía solo un mes y medio que había aterrizado en Rubí (Barcelona) con su compañera, Juliana Tapiero, y sus dos hijos. Y por fin tenían un espacio propio: desde que habían llegado de Colombia vivían los cuatro en una misma habitación con dos familiares más. Esa tarde Brian estuvo especialmente alegre. Comió carne, bebió cerveza, cantó, bailó y jugó con sus hijos. Y esa misma noche murió de un paro cardíaco en los calabozos de Mossos de Esquadra de Rubí. El próximo 7 de mayo, los tres agentes que custodiaron al joven migrante en su celda declararán como investigados ante el juzgado de instrucción número 5 de Rubí a petición de la fiscalía.
“Ese día estábamos celebrando muchas cosas, era un logro muy grande tener esa casita por más que estaba en malas condiciones, pero teníamos ganas de ponerla bonita entre todos, iba a ser nuestro hogar”, explica Juliana Tapiero, la compañera de Ríos. “Brian estaba muy contento, muy emotivo, lo recuerdo en la barbacoa, le gustaba mucho servir la carne a la gente y ese día expresó que, aunque no fuera fácil estar aquí, él se sentía contento y tranquilo de por fin estar con la familia y quería salir adelante en este país”, relata la joven, originaria de Palmira, Valle del Cauca. Ríos llevaba un año sin ver a su madre cuando los cuatro migraron para juntarse con ella en Rubí, desplazados por la violencia y la extorsión de su región. “Habíamos recibido amenazas hacia nuestros hijos si no pagábamos la vacuna —cuotas económicas— a ciertos grupos armados. Al inicio iba a irse Brian solo pero le daba miedo que nos pasara algo a nosotros, así que nos fuimos los cuatro”.
Cinco policías y una detención violenta
Como puede pasar en cualquier fiesta, en casa de los Ríos se acabó la cerveza y Brian salió a comprar más. Cuando sintieron que tardaba más de lo normal, Juliana salió a buscarlo. Al llegar a un parking conocido como Rubí-Forma, vio tres coches patrulla de la policía local. “Tuve un presentimiento feo”, relata Tapiero. “Salí corriendo a mirar y en seguida vi a Brian sentado en el suelo rodeado de cinco policías, en ese momento hablaba con ellos, tranquilo”. Miles de temores pasaron por su mente en un momento. “Desde donde vivíamos habíamos visto por la ventana varias situaciones de policias maltratando personas, discriminación a personas latinas, me dio angustia que le pudieran hacer algo así a Brian”. Por más que solo llevaban un mes y medio en España y por lo tanto tenían permiso como turistas, su mayor temor fue que eso acabara en una deportación, “sobre todo por todo lo que luchamos y nos endeudamos para llegar hasta aquí”, pero no podía ni imaginar como acabaría esa situación.
Según el atestado policial y coincidiendo con las declaraciones del personal médico, el detenido fue llevado al CUAP para ser “sedado porque querían tenerlo calmado”
Cuando intentó acercarse a su compañero, la policía no le permitió pasar. “Me pidieron que les mostrara un anillo, una alianza, para demostrar que era su esposa, me pareció un poco ridículo. Yo les enseñé fotos de nosotros, con nuestros dos hijos y les dije que era una buena persona”, relata Juliana, digna. Sintió que le tocaba justificar la bondad de su marido, pero no sirvió. Al no permitir el paso de su compañera, el jóven colombiano, se alteró y gritó exigiendo que la dejaran pasar, a lo que la policía respondió con una maniobra de contención. “Me están haciendo comer el pasto”, se quejó Ríos, según relata de Tapiero. Por más que ella insistió en llevárselo a casa, la policía local se llevó a Brian Rios detenido por atentado a la autoridad. Esa fue la última vez que Tapiero vio al padre de sus hijos en vida.
31 minutos de contención boca abajo en un centro médico
Gracias al trabajo jurídico de los abogados del caso y la presión social ejercida por la Plataforma Justicia Para Brian, colectivo de apoyo mutuo creado en Rubí para acompañar a la familia de Ríos, esta muerte bajo custodia policial no quedó en el olvido, como pasa con otras, y está actualmente en fase de instrucción en un proceso jurídico que ha dado varios giros de guion.
Por los juzgados de Rubí, han pasado a declarar ya cinco personas: el médico de urgencias que atendió a Ríos en su paso por el Centro de Urgencias de Atención Primaria (CUAP) Mutua Rubí-Terrassa, los enfermeros que lo asistieron, y dos médicos forenses, el que levantó el cuerpo y el que le hizo la autopsia. El médico declaró en calidad de acusado, apuntando a una situación de negligencia, los demás como testigos.
Según el atestado policial y coincidiendo con las declaraciones del personal médico, el detenido fue llevado al CUAP para ser “sedado porque querían tenerlo calmado”, tal como declaró el médico, y le aplicaron dos tipos de medicamentos distintos, Midazolam y Sinogan, un sedante y un antipsicótico. El atestado especifica que “el facultativo médico que lo atendió ha tenido que suministrarle hasta tres dosis de calmante por vía intramuscular, mientras los agentes con TIP 1153 i 1169, en colaboración y bajo las indicaciones del personal sanitario han tenido que contener al detenido en la litera hasta que los sedantes han hecho su efecto”.
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En su declaración realizada el pasado 27 de febrero, los enfermeros aseguraron que efectivamente Rios, que pesaba menos de 50 kg, estuvo siendo contenido por cinco agentes de policía, boca abajo y esposado, durante los 31 minutos que pasó en el centro médico de Rubí. Las cámaras de vigilancia del CUAP registran la salida del detenido, a las 00:53h, esposado y en un claro estado de inconsciencia. “Tenemos claro que hay una actuación negligente por parte de este médico desde el momento en que le da el alta a un paciente que se encuentra en estado de sedación”, asegura Benet Salellas, abogado de la familia de Rios.
“Me descompensé, me bajó la tensión, fue un impacto, un choque tan grande, y me puse a decir que no, que no era cierto y lloré alterada hasta que me llevaron al hospital de Terrassa”, relata Tapiero
“Está establecido protocolariamente que eso no se puede hacer”, continúa Salellas. Por ese lado la investigación apunta hacia una negligencia médica, pero existen dos elementos más que apuntan hacia responsabilidades por parte tanto de policía local como de Mossos d'Esquadra. En la declaración de los tres agentes de Mossos del próximo 7 de mayo, el abogado pretende averiguar “qué responsabilidad tienen los Mossos en aceptar la introducción al sistema de custodia policial de una persona que se encuentra en estado de sedación y como aplican un protocolo de personas detenida normal cuando delante suyo tienen una persona que no está en plenitud de sus capacidades”.
Por otro lado, “debemos seguir investigando qué circunstancias llevaron a Brian hasta al CUAP y cómo se desarrolla la contención médica prolongada en posición decúbito prono —boca abajo— que en un contexto de agitación y estrés sabemos que es claramente peligrosa”, continúa Salellas.
Quince días sin ver el cuerpo de tu difunto marido
Ya en la comisaria de Mossos d'Esquadra de Rubí, el cuerpo de Brian Ríos dejó de latir a las 4 de la mañana, pero no fue hasta las 7:30, tres horas y media después, que los Mossos llamaron a Juliana Tapiero. Le pidieron que se dirigiera a la comisaría. Fue con ella el compañero de la madre de Brian, pero no le dejaron pasar. Le hicieron entrar sola a recibir la noticia más cruda de su vida. “Me preguntaron si Brian sufría del corazón, si consumía sustancias psicoactivas, si estaba enfermo, y yo les dije que no, y que porque hablaban de él en pasado si Brian estaba vivo”, recuerda la joven colombiana. El agente giró la cabeza de una lado al otro, diciendo que “no”. “Me dijeron que había tenido un paro cardíaco, y yo pensé, inocente, que estaría en el hospital, me dijeron que no, que había muerto en la madrugada. Dije que no era cierto, que quería verlo, y me dijeron que ya se lo habían llevado al Instituto Médico Forense de Barcelona”, recuerda entre suspiros.
Desde Plataforma Justicia Para Brian han denunciado reiteradamente la magnitud y cantidad de situaciones de violencia institucional que ha vivido la familia de Rios
Juliana sí que sufre del corazón, en Colombia pasó por dos cirugías coronarias. “Me descompensé, me bajó la tensión, fue un impacto, un choque tan grande, y me puse a decir que no, que no era cierto y lloré alterada hasta que vino una ambulancia y me llevaron al hospital de Terrassa”, relata Tapiero. La joven quedó evidentemente devastada por esa información, y el modo en que se la habían dado. Pero le tocaba moverse, le tocaba dar esa información a su suegra y a sus hijos y buscar el cuerpo de su compañero. “Yo me imaginé que me lo habían golpeado, que me lo habían lastimado, y necesitaba ver su cuerpo, comprobar si tenía marcas”, confiesa Tapiero. Pero por más que lucharon ella y la madre de Brian, no lograron ver el cuerpo de su hijo hasta el día de su funeral, 15 días después. De todo ese proceso y la violencia institucional con la que fueron tratadas las dos afectadas, habla el documental Vivir la Muerte de Papaia Produccions y La Directa.
De ocho personas muertas bajo custodia policial que se registraron entre 2020 y 2022 en Cataluña, seis eran migrantes, un 75%
De hecho, en términos literales ni siquiera pudieron ver su cuerpo, porque después de pasar por una autopsia exhaustiva con muchas pruebas, el Instituto Forense entregó el cuerpo de Brian Ríos sellado: “solo vimos el rostro, todo lo demás estaba cubierto, y por más que estaban cerrados, se intuía que ya no tenía sus ojos y la garganta estaba costurada… Yo siento que ese no era Brian, mi Brian es el que yo tengo en las fotos, sonriendo”, expresa Tapiero. Desde Plataforma Justicia Para Brian han denunciado reiteradamente la magnitud y cantidad de situaciones de violencia institucional que ha vivido la familia de Rios.
“El racismo institucional se repite una y otra vez, en la misma muerte de Brian, en esta entrega tardía del cadáver, en la funeraria, en la falta de atención a la familia por parte del Ayuntamiento, la ausencia de unas disculpas o siquiera condolencias oficiales, en la situación administrativa aun sin resolver, y también en la falta de cobertura mediática exceptuando La Directa”, enumera Victoria Canalla, activista antirracista y miembro de la Plataforma Justicia Para Brian.
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Racismo institucional
La noticia de la muerte bajo custodia policial de Brian Rios no salió a la luz pública hasta el día 22 de noviembre, tres meses después del hecho, gracias a la investigación del periodista Jesús García de La Directa. Y fue gracias a la publicación de esta noticia que se empezó a articular la solidaridad con la familia de Rios. Con la investigación de su muerte, se dieron a conocer siete casos más de muerte bajo custodia policial de las cuales cinco eran personas extranjeras. Es decir que, de ocho personas muertas bajo custodia policial que se registraron entre 2020 y 2022 en Cataluña, seis eran migrantes, un 75%. Una representación muy alta si tenemos en cuenta que solo un 16% de la población catalana es extranjera.
Según la entidad SOS Racismo, “el perfil racial es un criterio ya normalizado en muchas identificaciones o controles, en que se pide documentación a personas seleccionándolas exclusivamente por su aspecto físico”. Benet Salellas tiene claro que “si estuviéramos hablando de una persona que no fuera percibida como migrante, habría recibido un trato distinto tanto por parte de los cuerpos de policía como por parte del centro de atención primaria. La deshumanización con la que se trató a Brian Rios se hace difícil de imaginar que pudiera producirse tratándose de una persona percibida como autóctona”.
El letrado reflexiona que “una situación de desatención tan grande como la que vivió Brian solo se puede producir con una persona que es percibida como un sujeto con menos derechos y por lo tanto con menos garantías de obtener la protección de unos funcionarios públicos encargados precisamente de garantizarlos. Tanto la policía con la garantía del derecho a la libertad y a la integridad física, como el médico como garante del derecho a la vida”. Según Salellas, la fase de instrucción, que en principio termina el próximo mes de agosto pero podría ser prorrogada, está aún en un momento muy inicial.
Juliana Tapiero asegura que las declaraciones hasta ahora “han sido emocionalmente devastadoras a pesar de que han arrojado un poco de luz”. Si bien opina que la responsabilidad de la muerte de quién fue su compañero por más de diez años recae en muchas personas, ubica más peso en el accionar de “la policía local que fue quién hizo la detención, prometiéndome además que me lo devolverían la mañana siguiente”, expresa conmovida.
Pero ve responsabilidades también en el papel que jugaron el médico y los enfermeros que le aplicaron una dosis alta de sedantes y “vieron cómo era contenido agresivamente y no hicieron nada”, los Mossos, que se lo llevaron inconsciente para encerrarlo en un calabozo, y por último “a la alcaldesa y los gobernantes de Rubí, por el silencio y el cinismo, porque quedaron callados ante la injusticia que hemos vivido”. “También tienen responsabilidad todos aquellos que piensan que nuestra vida vale menos por ser migrantes. Porque están generando odio y olvidan que lo más importante en este mundo es la Vida”, sentencia la joven colombiana.