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Medio ambiente
Cuidados para que fructifique un partido verde (II)
Segunda entrega de la guía práctica para consolidar un partido verde en España.
“Autoinvisibilidad” en general. Esa es mi conclusión tras estar trabajando con cargos verdes durante diez años.
Lo empecé a atisbar desde el principio. Y la primera vez que fui plenamente consciente fue cuando, hará unos seis años, impartí una formación a los que en aquel momento eran mis compañeros de partido verde que estaban gobernando en coalición en un ayuntamiento. Era un taller para preparar las elecciones municipales que se celebrarían pocos meses más tarde.
Uno de los ejercicios que propuse que hiciesen los participantes fue hacer una relación de las metas conseguidas en la legislatura. Para ser solo un regidor, había realizado un trabajo abundante y significativo, como conseguir un premio del Ministerio de Medio Ambiente por su programa de educación medioambiental o recuperar un sabroso melón autóctono. Otro de los proyectos más exitosos entre la población fue la realización de una senda alrededor de la ciudad: crearon un paseo agradable con vegetación que los vecinos usaban con mucha frecuencia.
Medio ambiente
Cuidados para que fructifique un partido verde (I)
Guía práctica para consolidar un partido verde en España.
Le sugerí al edil que hiciese un vídeo para dar a conocer al vecindario la obra realizada. Su contestación: “¡Sí hombre, yo voy a aparecer en un vídeo!”. A lo que le respondí, bueno, si no quieres aparecer, por lo menos haced un vídeo con personas paseando, pidiéndole su opinión de la senda. ¡Nunca se hizo tal video! Y entonces hice la pregunta: “¿Y cómo van a conocer vuestros votantes que esos logros son iniciativa vuestra?”. Porque, para más inri, el equipo del concejal se quejaba de que el alcalde llenaba de fotos la revista municipal. En cambio, el concejal ¡evitaba poner fotos suyas!
El resultado de las elecciones fue que el partido del alcalde alcanzó la mayoría absoluta y los verdes nos fuimos a la oposición.
Se puede salir del “armario verde” ampliando la zona de confort, lo que facilita dar a conocer el ideario de la ecología política a muchas más personas
Reiteradamente, me he encontrado con concejales verdes que, incluso estando en el gobierno, apenas publicitaban sus logros políticos al vecindario, ni en las redes sociales, ni en persona. Con lo cual, se invisibilizaban y sus votantes desconocían sus logros y asumían que votar por ese concejal verde no había servido para nada, ¿para qué votarle de nuevo? Cuando a algunos militantes les he planteado esta cuestión, me responden que los votantes averiguarían por cuenta propia lo que sus representantes han alcanzado.
Hay una premisa falsa en esto: la ciudadanía, en general, no se interesa activamente acerca de lo que hacen los políticos a los que ha votado y, en general, no atienden a las cuestiones políticas. Pensar otra cosa es una idea ingenua, por no decir desatinada. No es realista pensar que, como nosotros estamos muy involucrados en política, el resto de ciudadanos también lo está. Lo cierto es que quienes buscan información afanosamente representan una pequeña proporción de la población. En diversos estudios de politología se barajan cifras del 3 al 10%, según épocas y países, las personas que se informan activamente en política.
En el fondo, hay una especie de vergüenza en exponer abiertamente los resultados positivos. Con frecuencia, realizan la conexión mental cuestionable: “Mostrar logros = vanagloria y engreimiento”; y como eso es inmoral, no lo visibilizan.
Villena es la única ciudad española que lleva tres legislaturas gobernada por un partido verde, en mayoría absoluta o en coalición. Conozco a un exregidor verde villenense de la primera legislatura que me explicaba que uno de los factores que le ayudaron a conseguir la mayoría absoluta en las elecciones de 2015 fue darse a conocer ampliamente. Una de las actividades que hicieron fue ir a visitar a casi todas las asociaciones de Villena para presentarse. Cuando yo estaba en los verdes de Compromís, se lo comenté a unos compañeros y me dijeron —atónitos— que ¡cómo iban a hacer eso! Y no fuimos a ninguna asociación, ni siquiera a las más cercanas ideológicamente.
La buena noticia es que se puede salir del “armario verde” ampliando la zona de confort, lo que facilita dar a conocer el ideario de la ecología política a muchas más personas. Para ello podemos utilizar las nuevas disciplinas de desarrollo personal que ayudan a superar ese tipo de limitaciones.
Por pudor, se invisibiliza lo conseguido
Estuve trabajando con una concejala a la que le explicaba la importancia de mostrar los logros de su política al vecindario y me respondió: “¡No me veo haciéndolo!”. Al preguntarle el porqué, su respuesta me dejó estupefacto. No quería ser como Esperanza Aguirre que, cuando se construía un hospital y se ponía la primera piedra, la presidenta de Madrid salía en la televisión; cuando se inauguraba el quirófano del mismo hospital aparecía en fotos en los diarios; si se abría la sección de pediatría las imágenes aparecían en internet… La presidenta de la Comunidad de Madrid aprovechaba cualquier ocasión para aparecer.
Mi trabajo con la edil fue ayudarle a que asimilase la diferencia entre esa exageración de visualización y el ocultamiento del trabajo realizado que hacía ella, hay áreas intermedias en las cuales ella podía informar a la población razonablemente. Y a partir de ese punto mejoró su visualización, teniendo más contacto con el vecindario para explicar sus logros y más noticias de sus propuestas en las redes de internet y otros medios.
En la moral verde actual hay una dualidad: envanecimiento frente a humildad. Esa sensación de que si se muestran los logros es una forma de vanagloriarse, de jactarse, choca contra la “humildad” de la moral verde. Ahora bien, lo curioso es que, por pudor, se invisibiliza lo conseguido. Es un pensar extremista: todo o nada, blanco o negro, no hay matices o graduaciones sobre cuánto y cuándo mostrar, cómo visibilizarse, etc.
La experiencia demuestra que se pueden visibilizar honestamente los logros de las políticas verdes y hacerlo con convicción
A veces cuando se lo explico a otras personas, me dicen: “Eso que has hecho con esa regidora es lógico, lo podía haber hecho ella misma”. Pero lo curioso es que si no acompaño a la persona, no lo hace por ella misma. Y como es un comportamiento muy habitual en el mundo de la ecología política, a casi nadie se le ocurre cuestionar este tipo de actitudes. Porque no es una cuestión de lógica, es una cuestión de cambiar el proceso mental, de cambiar ciertas actitudes inconscientes.
La experiencia demuestra que se pueden visibilizar honestamente los logros de las políticas verdes y hacerlo con convicción.
Existen más motivos de fondo para no visibilizarse: sentimiento de vulnerabilidad, miedo a exponerse, “si no estoy segura de algo al 100% entonces no hablo”, temor a no estar a la altura, inquietud ante las críticas (de las propias compañeras, de otros partidos y del vecindario) y muchas más. Y justamente la política, además de un asunto ideológico, es eminentemente un asunto social, por lo que indefectiblemente la persona necesita mostrarse y relacionarse. Es fundamental tener presencia, confianza en sí misma y proyección social, y para ello es necesario solucionar esos asuntos de fondo sólidamente.
Un ámbito que para mí es especialmente satisfactorio es el de la visibilización y presencia de las mujeres. Aparte de razones sociales (ambientes masculinizados que tienden a ocupar todo el espacio), hay razones individuales (sentirse juzgadas, temor a la crítica, etc.) que impiden la presencia plena. La buena noticia es que estos asuntos trabajados adecuadamente ayudan a recuperar la seguridad en sí mismas y a presentar sus propuestas con mucha más firmeza y persuasión, con lo que ayuda a ocupar mucho más espacio merecidamente, lo que incrementa el potencial humano de las verdes.
Esas inseguridades son parte del acervo que, afortunadamente, se pueden cambiar por otras potenciadoras que aseguren la presencia con comodidad y aplomo. Para eso suelen funcionar muy bien la nuevas metodologías que ayudan a superar posicionamientos mentales y emocionales de las militantes. Recientemente estaba ayudando a una regidora que me explicó que cuando trabajamos su miedo al conflicto lo empezó a superar ganando capacidad de acción, entonces empezó a ocupar espacios que antes pensaba que “no le dejaban” ocupar. Cosa que era cierta tan solo en parte, porque no se daba cuenta de cómo su propia actitud le estaba frenando para ocuparlos. Su conclusión fue: “A veces vetamos nosotras mismas nuestras capacidades, incluso el miedo al éxito, mal entendido, nos frena”.
Estas disciplinas pueden ayudar a hacer la transición de esas actitudes limitantes, desde los miedos más arraigados a la confianza en una misma, para poder transformar la sociedad como deseamos con mucha más probabilidad de éxito.