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Series
La traductora de tus series favoritas, de ‘Los Simpson’ a ‘Perdidos’
María José Aguirre de Cárcer es traductora audiovisual de series y películas que llegan a España. Entre sus trabajos se encuentran Los Simpson, Seinfeld, Borgen, Expediente X, Baby Driver o Twin Peaks (2017). Tres décadas en la profesión acumulan anécdotas y experiencia sobre la industria desde una perspectiva única.
En el episodio cinco de la temporada siete de Friends, Phoebe, sentada como de costumbre en el Central Perk hace un comentario que es corregido por Ross, a lo que ella réplica con desdén: “Tanto monta, monta tanto”. Es en ese momento en el que uno se para a pensar: ¿Acaso los guionistas de Friends conocen el famoso dicho atribuido a los Reyes Católicos? Entonces rebobinas la escena, esta vez en versión original, y ves a Lisa Kudrow decir “potatoe, potato”. Ese chascarrillo anglosajón fue adaptado por alguien al castellano. ¿Qué gremio de hormigas está detrás de esa labor? Los traductores audiovisuales.
Este sector carece de sindicato y la mayoría de los trabajadores son autónomos. No son los peor pagados del negocio, aunque su sueldo no es comparable a lo que ganan sus homólogos en Francia. En esta famélica empresa que es el arte en España, los traductores audiovisuales cobran por piezas traducidas, por lo que para vivir medianamente bien hay que traducir a un ritmo muy ágil.
La industria española es raquítica si se mira en el espejo estadounidense. Los actores de voz allí ganan cifras que aquí ni pueden soñar. Muy sonado fue el caso de Maggie Roswell, voz de Maude Flanders en Los Simpson, que debido a una disputa salarial abandonó la serie en lo que supuso el paso a la viudedad de Ned Flanders. ¿Qué pasaría si el doblador de un actor secundario pidiese un aumento en España? Desde luego, no acabaría bien para él, porque Roswell se reincorporó a la serie posteriormente con mejores condiciones salariales y otras voces que cubrir.
Traduciendo los chistes de Los Simpson
Precisamente, fue Los Simpson una de las primeras series que tradujo María José Aguirre de Cárcer, trabajo que ha mantenido hasta la fecha. Nunca pensó que Springfield se convertiría en el pueblo más famoso de la historia de las series, pese a que cuando le dieron los primeros guiones, una supervisora americana le avisó: “Esta serie va a ser la bomba”.
Los gags de Homer y familia sonaban ya tan yanquis que había miedo a que la traducción se dejase por el camino la gracia. “Me dijeron que si en el guion original había una frase graciosa y en la traducción dejaba de tener sentido, yo tenía que buscar una frase graciosa”, nos cuenta la traductora.
“Incluso me dijeron: si ves que puedes poner un chiste donde no lo hay, mejor”. Libertad absoluta para pulir Los Simpson. Es imposible saber cuántos chistes venían desde Estados Unidos y cuántos creó María José.
“Una vez me llamaron de un periódico catalán. Era el defensor del lector y quería saber de dónde había salido la palabra badulaque, la tienda de Apu. Según me contó, en Barcelona a todas las tiendas de ese tipo las llaman también badulaque”. En la serie original, esa tienda regentada por el indio se la conoce como “Kwik-E-Mart”, por lo que la traducción es plenamente libre. Sin embargo, Aguirre se quita méritos y asegura que esa creación corrió a cargo de Carlos Revilla, director de doblaje de la serie ya fallecido.
Una gran diferencia entre traducir series o películas es el tiempo que tienes para ello. “Principalmente en el cine y en algunas series se trabaja con versiones preliminares —capítulos o escenas que pueden sufrir modificaciones y cambios— hasta que mandan la versión definitiva con algún arreglo, pero así tienes tiempo para trabajar. A veces hago incluso varias versiones”.
Nos enseña algunas escenas de una serie que está traduciendo ahora y vemos al protagonista mirar nostálgico por una ventana que tiene un croma verde. Aún no le han pasado los efectos digitales y la visión es cómica. “Recuerdo con Perdidos que les veías agarrados a unas rocas y se veía el arnés y el colchón debajo. Está guay pero pierde la magia”.
¿Quién estaba más perdido en Lost?
Perdidos, el invento de J.J Abrams y David Lindelof que cambió el paradigma de las series, también fue traducida por María José Aguirre. Hablando del proceso de trabajo surge la importancia de la relación con el canal que solicita la traducción. “El feedback es fundamental y más en series como Perdidos”.
No siempre lo hubo. Nos confiesa que, durante la primera temporada, se puso en contacto para resolver una duda. Un personaje (Rosseau, para los fans) gritaba constantemente que le habían robado un hijo (“kid” en inglés). ¿La traducción tocaba en femenino o en masculino? El estudio confesó que no tenía ni idea así que ella se arriesgó y lo tradujo en masculino. Pocos episodios después se descubrió que era una niña. “Cuando hablaba con ellos sobre lo que estaba pasando o quién era un personaje o por qué alguien había dicho una frase con segundas me decían: 'Ah bueno, es que eso tampoco lo sabemos nosotros'”. Lo que todos nos temíamos, en Perdidos nadie llevaba el timón.
“Las anotaciones y las aclaraciones que trae un guion son imprescindibles. Se cree que por saber inglés puedes traducir y no es así”. Un guion aclarado te tiene que poner sobre aviso de ciertas tramas, de ciertos guiños o comentarios para no errar el tiro. Y eso que la versión final no depende del traductor sino del director de doblaje.
María José aún recuerda su etapa con Futurama: “Había una web de fans de la serie que me ponía a caldo (risas), pero es que hay muchas decisiones que no dependen de mí. En Futurama al traducir chistes muy americanos se decidía adaptarlos y se llegó a mencionar a Jesús Gil o a Tamara, la cantante. Fue un método que se puso de moda con Sabrina, cosas de brujas y El Príncipe de Bel-Air”.
Esas traducciones ahora levantan más enemistades que otra cosa y acaban sacando de la situación al espectador. “Cuanto más libre es una traducción, más fiel es. Yo suelo poner una traducción literal y pongo una o dos opciones más, aunque el director de doblaje ya hará lo que considere. El director (dirige a los actores) y el ajustador (adapta el momento de los labios) suelen ser la misma persona y pueden optar por ideas que yo propongo o bien utilizar otras”.
Otro gran problema de las traducciones viene cuando hay acentos. Martin Freeman puso un acento norteño en Fargo y en ninguna sitcom suele faltar el clásico gag en el que un inglés y un estadounidense comparan su manera de pronunciar. “Eso inevitablemente se pierde. En una película en la que trabajé se mezclaban un estadounidense y un colombiano”. Como la cinta está repleta de gags que juegan con el lenguaje,al traducir al castellano se perdería todo por lo que en la versión doblada se decidió que“en vez de colombiano fuera brasileño”. Un cambio arriesgado de esos que consiguen que ardan las redes, pero salió bien.
El maltrato a las series de los consumidores y las televisiones
Con el apogeo de las series y de las plataformas gratuitas vemos cómo un capítulo de Juego de Tronos, pese a que HBO lo ofrece subtitulado a las 12 horas, aparece en internet en tres. Quedan en evidencia dos problemas de la industria española. “En España hay mucha creencia de que la cultura es gratis. La gente no lo valora y estamos acostumbrados a que todo sea gratis”. Sin embargo, el maltrato de las series por parte de las televisiones es otro gran escollo. Por ejemplo, New Girl tarda un año en llegar traducida. La premura de internet va solventando este problema de manera natural, pero aún sigue habiendo casos como este.
En cuanto a los fansubs (subtítulos de fans que suben a internet), les resta importancia. “Son minoría y el resultado no es demasiado bueno. Hay cuatro frases bien y cinco mal. Como lo hacen entre varios se lo reparten. A lo mejor el que traduce una parte no sabe que ha pasado antes”. Hay veces que la piratería queda legitimada cuando necesitas saber si los Caminantes Blancos han llegado o no al muro de la Guardia de la Noche.
Tras treinta años en la profesión, María José asume que las nuevas generaciones, para intentar hacerse un hueco y poder ganarse la vida con esto, aprietan y cogen más trabajo del que pueden asumir, por lo que las traducciones no quedan tan bien como deberían. “Hace poco vi una serie donde un agente del FBI de los años 50 decía 'a este le quedan tres telediarios'. Eso te saca de la serie”.
Hay que ser muy preciso con el vocabulario y saber adaptar las palabras, la conversación. El cambio cultural de un país a otro es evidente, así que la transición, según María José, debe evitar confusiones o simplicidades. “El otro día vi en la tele que una señora muy arreglada le decía a un chico: 'Estás mazao' (risas). No veo a una señora de ese tipo diciendo eso. Es algo que veo mucho en traductores noveles”.
Y en cuanto a la adaptación del lenguaje malsonante, también piensa que hay que ser cautos. “Algunos con tal de que quede muy coloquial usan muchas palabrotas. Cada vez que dicen 'hell' lo traducen como 'coño'… Y si fuck lo traduces como 'me cago en la hostia', ¿qué vas a decir cuando diga un taco más fuerte? Yo, a veces, me he hecho un listado para saber cuántos tacos he utilizado, para evitar repetirme, porque tiene que quedar un vocabulario rico. Aunque ellos digan fuck 80 veces no se puede traducir siempre igual porque en ese sentido tenemos un vocabulario muy amplio”.
Los tacos y el humor son la parte más difícil de un traductor. Y sin embargo, también corrió a su cargo la traducción de Seinfeld, difícil por ese lenguaje tan callejero y el humor tan particular pero a la vez global de sus protagonistas. “Con Seinfeld me tenía que mentalizar para no reírme porque cada vez que entraba Kramer por la puerta ya me desbarataba”.
Igualmente, pese a no tener estos factores, Borgen supuso un quebradero de cabeza. Grabada en danés, a Maria José le llegaba el guion en inglés. Es decir, el resultado en castellano era la traducción de la traducción del original. “Había frases en inglés que no pegaban nada. Cogía la frase en danés en el traductor y no decía lo que me mandaban”. Sin embargo, fue una serie que se cuidó mucho y que dejó un fantástico resultado final.
Cuando haces el ejercicio de entender el trabajo de un traductor valoras más el resultado final. ¿Hubiesen sido un éxito en España Los Simpson, Perdidos o Seinfeld si la traducción no hubiese sido de María José? Es jugar a la adivinación así que mejor dejar esa contestación en blanco. Sin embargo, te entran otras dudas que por desgracia tienen la misma falta de respuesta: ¿cuál sería el resultado final de traducir al inglés un monólogo de Chiquito de la Calzada?
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Hermosa nota. Cuánta riqueza cultural se observa en la traductora.