Bolivia
Bolivia recupera el proceso de cambio

El proceso de transformaciones sociales, políticas y económicas en Bolivia se vio truncado, paralizado, hace un año tras el golpe de estado que protagonizó la oligarquía de este país, con el consentimiento de una parte importante de la comunidad internacional. Ahora la mayoría social ha dicho que quiere retomar ese proceso.

Lucho Arce
Lucho Arce, en el centro, se proclama ganador de las presidenciales de Bolivia de 2020.

Mugarik Gabe

Miembro de Mugarik Gabe y de la Misión de Observación Electoral Indígena
25 oct 2020 05:23

Recuperar el proceso de cambio puede ser la idea que más se expresa en Bolivia en estos últimos días. Y esa idea, sin duda, va acompañada por significativas expresiones de alivio por los acontecimientos que no han ocurrido. Puede parecer esta imagen de celebrar lo no acontecido como extraña pero es que hasta el mismo domingo 18 de octubre, día de las elecciones, Bolivia respiraba con dificultad. Y ese cierto ahogo no tenía nada que ver con el famoso soroche, o mal de altura que, sobre todo los extranjeros y aquellos que provienen de las tierras amazónicas de este país, sufren al llegar al altiplano.

Había una casi palpable tensión contenida por el convencimiento íntimo, silencioso pero evidente, de personas, organizaciones e instituciones que preveían que ese día podía acabar con un fuerte estallido de convulsiones sociales y políticas. Cierto es que las declaraciones públicas hablaban de fiesta de la democracia y otros tópicos de días como este, pero todo el mundo sabía que la lectura y los hechos respecto a los resultados de esa jornada, podían suponer un enfrentamiento social incontenible acompañado o provocado por una represión gubernamental sin freno.

La victoria del Movimiento Al Socialismo era pronóstico compartido por todas las encuestas que se publicaban. Y por esa misma razón, el imaginario colectivo entendía que podía producirse un fraude evidente para prostituir ese resultado. A partir de ahí, aunque los llamamientos a la calma, a no caer en las provocaciones de quienes no respetaran los resultados, eran consigna reiterada nadie aseguraba que el día acabara bien. Y nadie apostaba porque el país se levantara al día siguiente en un clima de tranquilidad. La sociedad se dividiría entre quienes agarrándose al fraude tratarían de dar continuidad al periodo que se abrió hace un año con el golpe de estado y la reimplantación del neoliberalismo más autoritario posible, y quienes defenderían el respeto a la voluntad expresada democráticamente en las urnas para que el paralizado proceso de cambio pudiera retomarse.

Este último año ha servido para comprobar el agotamiento del modelo neoliberal y como éste se hace más autoritario, precisamente en la medida en que se agota

En los días previos a las elecciones, analistas locales, un tanto alejados de la realidad social, distraídos por el calor de las tribunas públicas a las que están acostumbrados, aseguraban ante instituciones, embajadas y misiones de observación internacional que Bolivia había cerrado un ciclo histórico y que ahora estaba ya instalada con firmeza en otra etapa que superaba aquello que se había dado en llamar el proceso de cambio de los últimos trece años.

Son, cuando menos, curiosos los efectos que la larga exposición a esas tribunas de aparente erudición pueden causar sobre la capacidad de análisis de la realidad social, por mucho que es esto precisamente lo que defienden aquellos que siempre están subidos en esas alturas. Se llenan sus disertaciones de conceptos como la defensa de la institucionalidad, el desarrollo de la gobernabilidad o los innegables provechos de la democracia liberal representativa. Y sin embargo, qué lejos están esos mismos discursos del hecho sencillo e imprescindible de pisar la misma tierra que aquellos y aquellas a las que se pretende analizar. No hablan de condiciones de vida de las mayorías, de las causas del desempleo y lo que éste ocasiona en las familias, de descolonización o de la despatriarcalización para que pueblos y mujeres realmente puedan ejercer sus derechos, no citan nunca otros posibles modelos de democracia como la directa y la comunitaria que permitan una verdadera participación activa en esa democracia.Así, hablar de ciclo cerrado y de una nueva etapa, obviando absolutamente el hecho de que el país en el último año ha sufrido un golpe de estado, protagonizado por las élites oligárquicas y respaldado precisamente por una parte importante de gobiernos e instituciones internacionales a quienes se dirigen estos discursos es, cuando menos, hipócrita y negacionista de la realidad social y política del país.

El golpe de estado desató una auténtica etapa de dura represión que hizo retroceder a Bolivia hasta los tiempos de las dictaduras militares o aquellos más recientes de aplicación ortodoxa de las políticas neoliberales, en los que las masacres, detenciones y criminalización de la protesta social eran un hecho cotidiano. En este último año de gobierno de facto, Bolivia, que había mantenido índices medios de crecimiento económico en torno al 4%, se hundió a velocidad de crucero en dígitos negativos y volvió a pedir préstamos al Fondo Monetario Internacional, haciendo así crecer su endeudamiento con estas instancias tan poco amigas de los intereses populares, pero tan cercanas a los de las élites económicas.

La ineptitud de aquellos que ahora gobernaban el país como si de su finca de ganado o de soja se tratara evidentemente es una de las razones determinantes de esta nueva realidad que el país no vivía desde hacía tres lustros. Un año que ha visto como los más de veinte puntos en que se había conseguido reducir la pobreza y la extrema pobreza, se hacían reversibles y éstas volvían a crecer. Doce meses en los que el desempleo volvía a niveles de hace dos décadas y donde la mayoría de la población perdía poder adquisitivo mientras veía como la inflación aumentaba nuevamente y como la pandemia se extendía sin medidas del gobierno de facto por tratar de frenarla. En definitiva, un año combinado de represión y pérdida de condiciones básicas para la vida de las grandes mayorías. Al mismo tiempo, la minoría de siempre, ahora nuevamente dominante en el estado plurinacional, volvía a los tiempos oscuros de la etapa neoliberal y reiniciaba los procesos de privatización de empresas públicas estratégicas y entrega de los recursos naturales a las empresas transnacionales. En paralelo con ello, la corrupción y el nepotismo (trato favorable a amigos y familiares) más burdo se generalizaban hasta el paroxismo, recordando los tiempos en los que estas formas de gobernar y ejercer el poder eran característica esencial de los regímenes militares.

Y a pesar de todo ello, la sorpresa salto el domingo 18 de octubre. La opción expresada por la mayoría absoluta de la población de Bolivia ha sido tan aplastante que ha sumido a las fuerzas oligárquicas, a algunas cancillerías y a determinadas instituciones internacionales en un estado de shock. Los resultados que arrojaban la noche rompieron la tensión contenida y dejaron a quienes pretendían el fraude sin posibilidades de ejecutarlo pues la diferencia entre la primera fuerza política y social del país era tan grande sobre las restantes que cualquier movimiento en esa dirección no tendría la más mínima credibilidad. La única posibilidad que restaba a esas fuerzas era el golpe de estado duro, pero éste posiblemente en estos tiempos no cuenta con demasiados adeptos que lo puedan entender como una estrategia adecuada para sujetar fuertemente a países y deseos sociales.

La democracia representativa, hace décadas bandera de la que se apropió el neoliberalismo, hoy se evidencia como un estorbo para el mismo en la medida que no sirva a sus interese

Ahora hay una segunda vuelta, no electoral sino hacia una necesaria recuperación del llamado proceso de cambio que profundice en los ejes centrales de inclusión social, redistribución de la riqueza y un modelo económico y político social comunitario centrado en el estado, en las demandas populares y en la realidad plurinacional del país, más que pivotar su devenir exclusivamente en los dictados de los mercados.

Este último año ha servido también para comprobar una vez más el agotamiento del modelo neoliberal y como éste se hace más autoritario, precisamente en la medida en que se agota. Sigue anclado en postulados como la privatización de todo, hasta de la vida misma, la libertad absoluta de los mercados, el estrechamiento de las capacidades del estado y la globalización, sin percibir que la hegemonía de la que disfrutó durante las últimas décadas ya no es tal. Los fracasos del neoliberalismo en los últimos años, tanto en el plano económico como en el político y social, a lo largo de todo el planeta son innegables. Y su muestra de debilidad más evidente en estos tiempos, que se ha demostrado en este último año en Bolivia, es ese carácter autoritario que adquiere en la medida que pierde terreno ideológico. La democracia representativa, hace décadas bandera de la que se apropió el neoliberalismo, hoy se evidencia como un estorbo para el mismo en la medida que no sirva a sus intereses.

Y esto que se ha vivido con absoluta claridad en Bolivia tras el golpe de estado y sus intentos posteriores de no celebrar las nuevas elecciones por su temor a perderlas, para lo que se preveía el fraude, es una constante en gran parte de los países de América Latina, donde crece la cara más autoritaria del neoliberalismo. Países como Brasil, Ecuador, Colombia, Chile, Guatemala, Honduras o los mismos Estados Unidos donde el propio presidente hace declaraciones en la línea de quizás no hacer un limpio traspaso del poder si pierde las elecciones. Es el lado más oscuro del neoliberalismo al que Bolivia nuevamente ha plantado cara reabriendo una brecha de progresismo posible que, tanto en este país como en el resto del continente, demuestre que es posible construir sociedades democráticas y realmente justas para las grandes mayorías.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Bolivia
Adriana Guzmán “No nos organizamos para que una compañera feminista sea diputada o presidenta”
Esta referente del feminismo comunitario antipatriarcal boliviano critica al actual Gobierno de su país por sus políticas de extractivismo al tiempo que reclama un proceso de reorganización de las comunidades indígenas y feministas.
América Latina
Leandro Morgenfeld “El triunfo de Trump va a empoderar a los Milei y los Bukele”
El historiador e investigador argentino especializado en la relación entre Estados Unidos y América Latina, analiza el triunfo electoral de Donald Trump y el impacto que tendrá en una región que Washington sigue considerando su “patio trasero”.
Bolivia
Ruth Alipaz “La minería es una de las armas más letales para extinguir a los pueblos indígenas”
La portavoz de la CONTIOCAP, Ruth Alipaz, denuncia las agresiones a territorios indígenas en Bolivia por el plan IIRSA y cómo la figura de Estado plurinacional ha servido para justificar invasiones.
#72692
26/10/2020 17:58

¡¡¡ Felicidades Bolivia !!!

3
1
OTAN
Europa Los líderes de la UE cierran filas con Zelensky en el contexto de derrumbe de la alianza con Estados Unidos
La cumbre de Londres del domingo 2 de marzo se cerró con una hoja de ruta para llevar a EE UU de nuevo la mesa de negociaciones con Ucrania. La UE apuesta por el rearme ante la amenaza rusa y el desfallecimiento de la Alianza Atlántica.
Estados Unidos
Análisis Trump, la naranja mecánica
La rueda de prensa entre el presidente de los Estados Unidos y su homólogo ucraniano fue una muestra de una humillación pública al más alto nivel.
Huelga
Derechos laborales Los sindicatos en Renfe y Adif llaman a siete días de huelga por “incumplimientos” en el traspaso de Rodalies
Las organizaciones consideran que no se están cumpliendo los acuerdos que previnieron una primera huelga en 2023. El traspaso de competencias es un momento delicado y los sindicatos quieren asegurarse de que la plantilla no sale perdiendo.
Madrid
Madrid Inquilinas despliegan decenas de piquetes para ampliar la lucha antirrentista e impulsar huelgas de alquileres
Estos grupos agitativos territoriales, que se mantendrán a lo largo de los próximos meses, se han distribuido por distritos y barrios de Madrid como Villaverde, Lucero, Vallecas o Leganés.
Mozambique
Neocolonialismo La expansión del eucalipto en Mozambique para la papelera europea
VV.AA.
La creciente demanda de celulosa en Europa está dando lugar a nuevos mercados y a la expansión de las plantaciones de eucalipto en Mozambique. Pero algunas comunidades rurales ahora quieren recuperar la tierra que han perdido.
Nicaragua
Salvador Marenco “Los crímenes de lesa humanidad no solo deben ofendernos a nosotros como nicaragüenses”
El abogado, activista y miembro de la colectiva Nicaragua Nunca Más habla sobre las sistemáticas vulneraciones de DDHH y el silencio mediático entorno al régimen de Ortega
Opinión
Pueblo gitano 3 de marzo, 526 años de persecución racista antigitana
Ni los Reyes Católicos ni toda su ralea, incluidos los Borbones que aún detentan la Corona, consiguieron su propósito.
Opinión
Opinión Vitoria 3 de marzo. El memorial que soñamos
Cuando se cumplen 49 años de una de las masacres que marcaron el periodo postfranquista, se ha avanzado poco en la creación de un Memorial que establezca el relato preciso de lo que sucedió en Vitoria y por qué luchaban quienes estuvieron allí.

Últimas

Sphera
Soberanía alimentaria Sembrar zanahorias, recolectar comunidad
Una comunidad que sostiene la agricultura es un grupo de personas que alquila tierra y contrata a agricultores para cultivar. Es la forma de obtener frutas y verduras de kilómetro cero.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Las izquierdas rusa y ucraniana, ante un posible acuerdo de alto el fuego en Ucrania
Una de las principales demandas de la izquierda rusa es la liberación de los presos políticos. La ONU ha alertado de que la aplicación por parte de Ucrania del tipo de “colaboracionismo” está siendo excesivamente amplia.
Estados Unidos
Genocidio Trump aprueba un paquete de armas de 3.000 millones de dólares para Israel
El presidente estadounidense ha alegado una “emergencia” para eludir al Congreso y aprobar un envío de armas que no llegará a Israel hasta 2026.
Más noticias
Migración
México México, la última frontera
En la frontera sur, la presencia de migrantes está aumentando, entre otras razones, debido a la política del gobierno mexicano de devolver a los migrantes sin documentación desde el norte del país hacia el sur.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El PSOE da muestras de cansancio con Yolanda Díaz
Tanto en Moncloa como en Ferraz la opinión sobre la gestión política de la vicepresidenta está en mínimos. Sin criticar su labor en Trabajo, la tropa de Sánchez ya anhela un socio que impulse la unidad a su izquierda con la mira puesta en el 2027.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Trump y JD Vance matonean en un show televisivo a Zelensky, que se va de vacío de la Casa Blanca
El presidente de Ucrania abandonó Washington DC sin firmar el pacto por el que se comprometía a vender los recursos minerales del país a cambio de garantías de seguridad.

Recomendadas

Feminismos
June Fernández “Estoy abierta a reconocer modelos en los que haya personas cuyo rol sea gestar”
La periodista June Fernández publica ‘Sueños y vasijas’, un volumen sobre la gestación subrogada que no quiere sacar a nadie de su posición, pero sí sumar elementos para analizarla con perspectiva feminista.
Palestina
Palestina Illan Pappé: “No esperaba esta magnitud de indiferencia europea ante lo que está sucediendo en Palestina”
El historiador de origen israelí no se ha sorprendido la violencia cometida por Hamás en octubre de 2023 ni de la reacción de Israel o el apoyo a Estados Unidos, pero sí de cómo ha abordado la cuestión la sociedad europea.
Dana
El Salto Radio Relatos para no olvidar de víctimas de la dana
Este podcast recoge la parte más humana, los detalles y los nombres propios de lo que sucedió el pasado 29 de octubre, relatos para no olvidar de víctimas de la dana.