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Reino Unido
La decisión del Supremo de Reino Unido da alas a la transfobia en un contexto antiderechos trans
“Las llamadas ‘mujeres trans’ son varones autorizados a serlo por un certificado”. “Avergonzaos, políticos, medios de comunicación, organizaciones, instituciones dispuestas a destrozar los derechos de las mujeres y a engañar a la infancia”. “Cuánto tiempo y energía para combatir esta regresión en vez de centrarnos contra la desigualdad, la explotación sexual y reproductiva, la brecha salarial, el precariado, feminicidios, violaciones #StopDelirioTrans”. Estas afirmaciones son solo tres ejemplos de la transfobia en redes desatada por la sentencia de la Corte Suprema del Reino Unido. Son también tres ejemplos que ejemplifican bien algunos tópicos del argumentario antiderechos de feminismo transexcluyente: la simplificación insoportable de las experiencias trans, la supuesta e inexistente colisión de la defensa de las infancias trans con los derechos de la infancia o la competencia de los derechos de las personas trans con las luchas feministas por la igualdad o contra las violencias machistas, argumentos que en España se amplificaron de la mano del PSOE a raíz del proceso de aprobación de la ley trans.
Lo que dice el fallo es que los términos “mujer” y “sexo” en la Ley de Igualdad se refieren únicamente a la mujer biológica y al sexo biológico, es decir, que mujer solo se puede ser si sí lo decreta la partida de nacimiento, pese a que esta especificación no aparezca de forma literal en el texto. La decisión, conocida el pasado 16 de abril, fue tomada por unanimidad por cinco jueces y supone no sólo excluir a las mujeres trans de la políticas de igualdad sino exponer a personas ya d por sí en situaciones vulnerables a situaciones de riesgo.
La estrategia legal comenzó después de que el Parlamento escocés aprobara en 2018 la Gender Representation on Public Boards, una norma para promocionar la presencia de mujeres en los entes públicos. En ese momento, “mujer” se refería incluso a personas que “vivían como mujer” o bien tenían un certificado de asignación de género femenino o estaban en proceso de obtenerlo. La organización de mujeres llevó en 2021 esta definición a los tribunales de Edimburgo y ganó en una apelación en febrero de 2022, iniciando luego el periplo legal que culmina ahora con la decisión de este alto tribunal.
Miles de británicos se manifestaron este sábado en algunas de las principales ciudades del Reino Unido para defender los derechos de las personas trans
Detrás de la campaña que ha conseguido esta decisión está la organización For Women Scotland, apoyada económicamente por la escritora J.K. Rowling, conocida por sus posicionamientos tránsfobos y que celebraba en sus redes la decisión con un puro y una copa en la mano: “Me encanta cuando los planes salen bien. #TribunalSupremo #DerechosDeLasMujeres”, decía.
El sábado, miles de británicos se manifestaron las principales ciudades del Reino Unido por los derechos de las personas trans. Activistas, sindicatos y organizaciones LGTBIQ+ se congregaron en los alrededores del Parlamento británico en Londres en una multitudinaria “marcha de emergencia”. Además de la gran marcha de Londres, se han organizado protestas en Brighton, Manchester o Edimburgo (Escocia).
Mujeres trans en la diana
En España, la presidenta de Plataforma Trans, ha advertido de que esta decisión forma parte de una campaña de odio en la que han puesto en la diana a las mujeres trans, pero no se va a quedar ahí: “Después vendrán a por el aborto, a por el matrimonio igualitario, a por la personas migrantes, si no nos unimos todas nos matarán por separado, por eso tenemos que estar juntas contra el odio”, declaraba a Canal Red Mar Cambrollé.
En Podemos, Irene Montero ha criticado a quienes celebran esta decisión en Reino Unido: “Celebran que se pueda normalizar la violencia y el odio hacia las mujeres trans y que las instituciones y la sociedad se lo pueda poner más difícil aquien ya lo tiene difícil”. Para Montero, la decisión trasciende las fronteras de Reino Unido, porque lanza el mensaje de que las personas trans no son sujetos de derecho.
Carla Antonelli recordaba estos días en sus redes a Sara Millerey, mujer trans asesinada en Colombia, cuyo asesinato hace patente que los discursos de odio no solo se quedan en palabras y suponen una afrenta a la misma existencia de las personas trans
Carla Antonelli, de Sumar, recordaba estos días en sus redes a Sara Millerey, mujer trans asesinada en Colombia. Su asesinato, grabado en vídeo y compartido en redes, hace patente que los discursos de odio no solo se quedan en palabras y suponen una afrenta a la misma existencia de las personas trans.
El recordatorio de Antonelli se produce en un contexto en el que el odio, como la ultraderecha, es global: diferentes órdenes de Donald Trump han apuntado también de forma directa a los derechos de las personas trans desde enero, haciendo de ello una celebración en el caso de la orden de febrero en la que dejaba fuera de las competiciones deportivas a las mujeres trans y que firmó rodeado de niñas sonrientes. También en Argentina, Javier Milei ha aprobado una ley que impone la motosierra al derecho a la identidad de género de las personas trans y no binarias.