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La tarde del 13 de marzo decenas de senegaleses y senegalesas se han concentrado en la madrileña Puerta del Sol para denunciar la persecución del líder opositor Ousmane Sonko y la deriva represiva con la que se ha contestado desde el gobierno a las protestas por la detención, el pasado 3 de marzo, del político. La convocatoria era simultánea a otra concentración en Trafalgar Square, Londres, y ambas siguen a una serie de concentraciones que, desde que comenzaran las protestas en Senegal, hace 10 días, han mostrado en numerosas ciudades la indignación de la diáspora senegalesa respecto al retroceso democrático que consideran, se está viviendo en el país.
“Ha habido manifestaciones en Francia, Brasil, Bruselas, Barcelona, en EE UU, en todas partes donde hay senegaleses, es algo muy grande. En España no hubo mucha repercusión y por eso estamos organizando esto, para denunciar ante la comunidad internacional la situación”, comentaba a El Salto el día antes Birane Wane, integrante del movimiento Y en a Marre y cantante del grupo sevillano-senegalés One Pac & Fellows. Si bien Sonko fue liberado el pasado lunes por la presión en las calles, la preocupación por el hábito del presidente Macky Sall de quitarse de en medio a los opositores mediante alguna causa judicial, persiste.
“Tenemos bastantes recursos en nuestro país pero estamos viviendo como gente pobre”, para la coordinadora de PASTEF en España es la connivencia con las multinacionales y con otros países por parte del gobierno senegalés la que está privando al pueblo de los recursos que le pertenecen
Sonko lidera el PASTEF. “Es un partido joven, nace en 2014. Sus fundadores son personas jóvenes, formadas, que trabajando en Hacienda ven cuestiones dudosas y deciden hablar con la gente sobre lo que estaba pasando dentro, de que tenemos que cambiar las cosas juntos”, resume Seynabou Helene Seye, coordinadora del partido en España. “Tenemos bastantes recursos en nuestro país pero estamos viviendo como gente pobre”, para Seye es la connivencia con las multinacionales y con otros países por parte del gobierno la que está privando al pueblo senegalés de los recursos que les pertenecen.
Un hartazgo que ya no se puede soportar y que empuja a la gente a tomar las calles. Para Wane este momento conecta con las protestas que vivió hace ya 10 años en Senegal cuando estaba en la universidad. En aquel momento surgía el movimiento Y en a Marre, en el que participaban raperos de todo el país. “El rap ha cambiado un sistema. Cuando había protestas siempre aparecían recopilatorios de rap de la gente para denunciar. En un momento dijimos: en lugar de hablar hay que pasar a la acción, bajar al terreno para actuar”.
Una década después, atraviesan la deriva de Sall, que ha pospuesto varias veces las elecciones, y que se teme intente optar a una tercera legislatura, aún cuando él mismo impulsó la ley que limitaba la presidencia a dos mandatos. Ahora, Y en a Marre integra, junto a partidos de la oposición y otros colectivos, el M2D, Movimiento por la Defensa de la Democracia. Lo han puesto en marcha en los últimos días para enfrentar el poder de Macky Sall, el político al que defendieron frente al ex presidente Abdoulaye Wade en 2011. “Luchábamos por él, pero él estaba detrás siempre mientras nosotros estábamos en la calle y nos tiraban gas lacrimógeno”, rememora Wane.
Para Wane este momento conecta con las protestas que vivió hace ya 10 años en Senegal cuando estaba en la universidad. En aquel momento surgía el movimiento Y en a Marre, en el que participaban raperos de todo el país.
El miembro de Y en a Marre, recuerda que este movimiento es apartidista: “pero si ven injusticias, acompaña. Sea a un ciudadano cualquiera, o sea a Sonko, lo más importante es la preservación de la democracia. Todos los líderes de la oposión han sido eliminados, todos por medio de un proceso judicial, solo quedaba Sonko. Le quieren eliminar para no tener oposición, por eso decimos: esto no puede ser, no podemos dejar a este presidente eliminar a todos los oponentes para poner a quien él quiere”.
Con esta convicción fueron muchos quienes acompañaron a Sonko a los juzgados el pasado 3 de marzo, cuando fue detenido por desórdenes públicos. “Cuando han convocado a nuestro líder los simpatizantes han dicho que van a acompañarle al tribunal, ¿por qué dicen no? ¿Y porque disparan con balas reales para matar a los jóvenes?, ¿por qué lo han hecho? ¡Tienen que respetar a la gente!”, se indigna Seye. “Ahora hasta las muejeres están protestando, porque sufren más que los hombres, porque tienen que dar de comer a sus familias, y por que están de acuerdo con las protestas, hace tiempo que tenemos que hacer elecciones y Sall no quiere”.
En la concentración de Madrid, un grupo de personas sostienen una bandera senegalesa en la que se puede leer: “Senegal dice no a la dictadura”. “Somos un país democrático, ¿por qué la gente no puede opinar?, hay mucha frustración. Por eso la gente se ha levantado de golpe para decir: ‘¡no!, basta con la dictadura”, advierte Seye. Una deriva autoritaria que se ha pagado cara entre la población, así, en el manifiesto denunciaban: “la violencia y represión de los ciudadanos que se manifiestan en Senegal, en su derecho a la libertad de expresión: 12 asesinados, 500 arrestados, 350 puestos a disposición judicial, 150 encarcelados. El gobierno ha intervenido teléfonos y redes sociales, de políticos del PASTEF, de gente de movimientos civiles, estudiantes. Persigue a la prensa independiente... Conductas, en fin, propias de un régimen fascista y dictatorial”.
Senegal
Senegal La revuelta por la detención de un opositor muestra la frustración y el descontento
Ante esta situación, en la manifestación se han enunciado las exigencias de los convocantes. Aunque niegan que Sall tenga legitimidad para gobernar el país, apuestan a que termine su mandato con una serie de condiciones: compensar a las familias de las víctimas, indemnizar a los heridos, liberar a los detenidos políticos, abrir una investigación independiente sobre lo que ha pasado estos últimos días y hacer justicia con los responsables de las muertes. También se le pide a Sall que convoque elecciones locales y legistivas en 2022 y presidenciales en 2024, confirmando públicamente que no piensa presentarse. Se le exige asimismo que rehabilite a los dos otros opositores apartados, el que fuera alcalde de Dakar, el socialista Khalifa Sall, condenado a cinco años de cárcel en un controvertido juicio, y Karim Wade, hijo del anterior presidente, quien pasó tres años en prisión.
“Que todo el mundo sepa que África ha cambiado. Nuestra generación tiene la obligacion de participar en este cambio, porque queremos vivir dignamente y construir el futuro de nuestros hijos y de las generaciones africanas que van a venir”
Tanto para Seye como para Wane, es fundamental que las sociedades extranjeras, como la española, entiendan el daño que desde los países del norte se está infringiendo al pueblo senegalés, arrebatándole su pesca, a través de acuerdos abusivos. “Senegal ha firmado un acuerdo de deportación. Lo que tengo que decir a los ciudadanos españoles, es que se informen y nos acompañen en este camino de la democracia, y que los africanos puedan tener trabajo en sus países y no tengan que morir en el mar”.
Seye hace énfasis en el papel de los y las periodistas: “tenéis que decir la verdad a la gente. Nuestros gobiernos han firmado acuerdos vendiendo la costa y los jóvenes no puden pescar, ¿qué queréis que hagan, que se queden ahí, mientras les dejan sin medio de vida?. No”.
No se van a quedar ahí. Lo advierte con claridad Wane: “Que todo el mundo sepa que África ha cambiado. Nuestra generación tiene la obligacion de participar en este cambio, porque queremos vivir dignamente y construir el futuro de nuestros hijos y de las generaciones africanas que van a venir”.
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Sarah, gracias por este reportaje claro y -relativamente - optimista, escrito desde la perspectiva colectiva de la diáspora y de las nuevas generaciones. Yo tengo una imagen rara y antigua de Senegal, a partir de los artículos de Leopoldo Senghor -presidente y poeta, como sabes- que publicaba periódicamente el diario ABC y que me encantaba leer. En mi imagen, Senegal era una democracia asentada y culta, Qué cosas.