Ríos de Extremadura
Extremadura no es país para ríos

Extremadura no es una tierra seca, aunque el tópico de “extrema” y “dura” sigue sobreviviendo en muchas mentes ajenas, incluso en algunas propias. Por el contrario, es de las comunidades autónomas que más ríos “tiene”, mejor dicho: “que más ríos pasan por sus tierras”.
El río Ibor
El río Ibor, afluente del Tajo. Ramón J. Soria Breña
28 feb 2023 07:22

Jacques Cousteau, cuando ya era una figura mundialmente conocida por defender los océanos de la Tierra, se embarcó en un plan transnacional para recuperar uno de los ríos vertebradores de Europa que era por entonces una cloaca química gigante: el Danubio. Y lo consiguió aunque la Comunidad Europea tuvo que gastar miles de millones para convertir el Danubio y otros grandes ríos europeos en Reserva Ecológica Europea. En España nuestros grandes ríos, los más caudalosos y más llenos de historia son hoy los que sufren el mayor desastre medioambiental y parece que no hay mucho interés por recuperarlos. Mientras exploro la hemeroteca me sorprende que Félix Rodríguez de la Fuente ya escribiera en los remotos años setenta del siglo pasado este párrafo terrible que sigue definiendo nuestro rabioso presente a pesar de los años transcurridos y los aparentes cambios de la sensibilidad medioambiental social: “Piensen ustedes conmigo, sin enumerarlos, en la cantidad de ríos muertos que tenemos ya en España. Vayan enumerando, con una música verdaderamente dramática, las sílabas de sus nombres sonoros. Piensen en los poblados, en las civilizaciones, en las personas, en los enamorados y en los poetas que se han mirado en las aguas de esos ríos muertos”. Pero… ¿Sabemos qué es un río?

Para el Instituto Geográfico Nacional los ríos son “cursos de agua”. Para Ley de Aguas que se desarrolla en el Real Decreto de Dominio Público Hidráulico (RD 849/1986) son “cauces” y para la Real Academia de la Lengua son: “una corriente de agua continua y más o menos caudalosa que va a desembocar en otra, en un lago o en el mar”. ¡Agua continua? Si hiciéramos caso a la RAE creo que en España ya no existe ningún río como “corriente de agua continua”. O casi. Como buen sociólogo cuantitativo y cualitativo, cuando comencé a escribir sobre el tema necesité de cuentos y cuentas precisos. Hice entrevistas y revisé estadísticas. También necesitaba un número, una cantidad para amplificar o minimizar el desastre ¿Cuántos ríos hay en España? Me asombró que el dato no estuviera en ningún sitio. Hice algunas consultas a organismos oficiales sin mucho éxito. Varios meses después, la cosa llevó su tiempo, descubrí sumaban ¡más de 35.000 ríos! 

¿Cuántos ríos hay en España? Me asombró que el dato no estuviera en ningún sitio. Hice algunas consultas a organismos oficiales sin mucho éxito. Varios meses después, la cosa llevó su tiempo, descubrí sumaban ¡más de 35.000 ríos!

El número incluía los “cursos de agua” o “cauces naturales” con el nombre de: río, ibaia o riu (unos 4.000), También las gargantas (535) y los arroyos o erreka, riera, rierol, rego, arroio, regato, regueiro o arriu (30.500). A partir de ahí ya no quise sumar los barrancos o barranco (19.000) por los que, de cuando en cuando, corre el agua cuando llueve como ocurre en las Islas Canarias o en la España más seca. Además la denominación topográfica no indica categoría o cantidad de agua porque hay arroyos o gargantas que tienen mucho más agua que cursos de agua con nombres de ríos famosos. Sin embargo el dato era rotundo: España es el país de los treinta y cinco mil ríos y de todos estos la población apenas conoce unos pocos, los más grandes, quizá los que nos hacían aprender en la asignatura de “Geografía” o de “Conocimiento del Medio” y ya ni siquiera esos.

También me hicieron entender los limnólogos, así se llaman los biólogos expertos en los ecosistemas acuáticos, una especialidad en la que trabajan poquísimos investigadores, que tengan poca o mucha agua, sean grandes o pequeños, mantengan el caudal o se sequen en el estío, cada río es importante porque es único, en nuestro país no hay dos iguales. La orografía y el clima, las especies animales y vegetales que viven en su aguas, riberas y proximidades convierten a cada uno en un raro ejemplar. Incluso el mismo río un kilómetro arriba o abajo puede convertirse en otro muy diferente, muchas veces único.

Extremadura
¿Dónde está el agua de Extremadura?
Radiografía sobre los usos del agua en Extremadura. Tenemos un 8% menos de agua que el año pasado y un 44% menos que la media de los últimos 10 años.

Cuento y sumo en este artículo a todos los ríos de España. No cito o nombro solo a los ríos extremeños porque esa denominación en realidad no es verdad. Los ríos, su naturaleza, su fluir milenario, rompen absolutamente las fronteras administrativas que nos inventamos con las Comunidades Autónomas y en algunos casos los límites políticos de la propia nación española. Que un río pase por una comunidad no hace que ese río nos pertenezca. Por eso en la gestión de ese lío, de esta complicación, están las Confederaciones Hidrográficas y el Ministerio del que dependen. Así que no hay ríos extremeños, aunque pasen por nuestras tierras, incluso aunque fluyan de principio a fin por ellas, porque tarde o temprano sus aguas seguirán hasta otro río y cruzarán fronteras hasta llegar al mar. ¡Qué desperdicio tirar agua al mar! dice un político ignaro.

Los ríos, su naturaleza, su fluir milenario, rompen absolutamente las fronteras administrativas que nos inventamos con las Comunidades Autónomas y en algunos casos los límites políticos de la propia nación española. Que un río pase por una comunidad no hace que ese río nos pertenezca

Extremadura no es una tierra seca, aunque el tópico de “extrema” y “dura” sigue sobreviviendo en muchas mentes ajenas, incluso en algunas propias. Por el contrario, es de las comunidades autónomas que más ríos “tiene”, mejor dicho: “que más ríos pasan por sus tierras” y, sobre todo, más distintos y biodiversos. También más frágiles y más maltratados. De hecho es un territorio en el que se concentran todos los males o todos los problemas más importantes que tienen los ríos del país: ruptura de la conectividad, fallo en los caudales ecológicos, embalses y desembalses al albur del negocio hidroeléctrico, contaminación industrial, urbana, agrícola y ganadera, urbanización de sus áreas inundables, plantas y peces invasores… y, sobre todo, para mí lo más grave: la pérdida de su identidad fluvial, cuando la sociedad ya no se les considera “río” sino “recurso hídrico”, cuando la población ribereña se olvida de ellos y ya solo los considera una acequia grande o una cloaca fácil, un accidente bonito del paisaje, un lugar para bañarse algún día de verano o un estorbo maloliente donde crían los mosquitos tigre y el camalote.

Extremadura no es una tierra seca, aunque el tópico de “extrema” y “dura” sigue sobreviviendo en muchas mentes ajenas, incluso en algunas propias. Por el contrario, es de las comunidades autónomas que más ríos “tiene”, mejor dicho: “que más ríos pasan por sus tierras”

No voy a explicar o denunciar aquí todos esos excesos que conocemos bien, ni me quiero poner ningún disfraz de ecólogo purista sobre los planes badajoces y otros embalses cuyo fin o idea fue convertir en regadío unas miles de hectáreas de secarrales, traer riqueza, repartirla mejor, proponer un Las Vegas citycastúas o legalizar islas paradisiacas  en medio de la estepa y el pantano, construir sucesivos saltos de agua para generar una energía que se miente sostenible, parar o alicatar de azul diversos torrentes para que los turistas tengan sus piscinas naturales o vampirizar todo el agua disponible en lo peor de los estíos hasta dejar al río seco o dejar fluir miles de pequeños vertidos de fertilizantes, herbicidas, pesticidas o futuras minerías que han convertido en agua verde ríos que hace menos de cuarenta años corrían y eran transparentes. No voy a contar aquí que el paraje natural más visitado de Extremadura, Monfragüe, tiene una vistas horribles a un gran río muerto y parado que a veces está verde, marrón, gris, rojizo o tornasolado. Ni voy a defender aquí que no toquemos nada, que dejemos todo de nuevo salvaje, prístino y vacío, sin gente, porque de hecho, cuando había gente en las riberas: molineros, pescadores, barqueros, bataneros, lavanderas, huertanos, paseantes, bañistas… ribereños… el río estaba muy vivo o más vivo que hoy.

Pero soy débil, subjetivo, parcial. Tengo un cariño especial a los, perdonarme esta denominación falsa después de lo dicho, “ríos extremeños”. Mi memoria personal, una parte importante del tiempo de mi vida, el tiempo más dichoso, incluso debería decir que el más feliz, fue el que pasé junto a ellos, dentro de ellos, en sus bosques de ribera, en sus orillas, arenales y canchaleras. En la garganta Jaranda, Cuartos, Minchones, Alardos, Jerte, Guachos, en el diminuto río de la Trucha, el Ibor, el Guadaranque, Gualija, Viejas, Ladrillar, Ruecas, Almonte, Descuernacabras, Tiétar, Alagón, también en el gran padre Tajo y el Guadiana que son los más destrozados. También en otros pequeños ríos y arroyos que no quiero nombrar, que son casi secretos, como si temiese que si los expongo a la mínima fama de la letra impresa, acabarán destruidos. Pero los que he nombrado ya están heridos o corren peligro. Es curioso o paradójico como muchos de los citados sirven de anuncio turístico en muchos carteles y web mostrando su mejor cara y su brillo de agua salvaje. Pero yo en ocasiones los he visto secos, contaminados, parados, casi muertos. No digamos ya el Tajo y el Guadiana, no enumeremos aquí los tramos medios y bajos de todos sus agonizantes afluentes.

Garganta Jaranda
Garganta Jaranda, en la Vera. Ramón J. Soria Breña

Pero, lo repito una vez más, lo que más me enfurece es el olvido del ribereño que ya ni siquiera ve o va al río porque ya no lo considera propio, público, suyo… sino de quienes lo usan, secan, manchan o explotan. Me entristece que ya no nos consideremos a nosotros mismos eso: “ribereños”, habitantes de las riberas, vecinos del agua. Me enrabia más que desde esos remotos años setenta todo haya ido a peor sin frenar casi ningún estropicio. He titulado un libro “España no es país para ríos” porque parece que la naturaleza nos hubiera regalado algo precioso y sin precio, y nosotros, con saña, ignorancia y una voluntad insidiosa nos hubiéramos ido cargando nuestros ríos uno a uno como si no hubiera un mañana. Puse ese título tan de Cormac McCarthy porque era duro, incómodo y porque desde esas palabras parece que no los merecemos. Una y otra vez esta situación me recuerda una frase de los diarios póstumos del Rafael Chirbes, el primer escritor que denunció la toxicidad social de la especulación urbanística y la destrucción de los ríos, humedales y playas: “¿qué respeto puede merecer un pueblo que ha convertido el paraíso que le regalaron (lo era en su pobreza, lo conocí) en un albañal infecto?”

Río Tajo

En la palabra pueblo me siento aludido. Chirbes habla de mí, también de ti, no solo de los grandes expoliadores y envenenadores del agua o de quién, delegados por nuestro voto, apenas hicieron o hacen nada por parar este desastre y comenzar a recuperar su pureza, memoria, sentido y salvajina.

Chirbes habla de mí, también de ti, no solo de los grandes expoliadores y envenenadores del agua o de quién, delegados por nuestro voto, apenas hicieron o hacen nada por parar este desastre y comenzar a recuperar su pureza, memoria, sentido y salvajina

CODA: Otra cosa que me sorprendió en mis pesquisas fue descubrir que hay arroyos sin nombre. Así vienen denominados en los mapas: “sin nombre” ¡Hay algo más triste que un arroyo sin nombre? Casi me daban ganas de salir a campear por todos ellos e ir bautizándolos como si fuera un Adán o una Eva en aquel paraíso. Pero en un país ocupado por los humanos desde hace miles de años no tenía duda de que esos arroyos ¡Alguna vez tuvieron un nombre! En algún momento de la historia alguien vivió junto a él o cerca de él y para explicar a cualquiera cualquier cosa: ¡oye he dejado la cabra paciendo junto al arroyo X!, ¡escucha, me he encontrado una víbora en la piedra gorda que hay en el Arroyo Y!, ¡Mira, me eché una siesta en la pradera que hay en la parte final del arroyo Z! Así que ese lugar, quizá medio seco, que tal vez solo tenía agua en primavera, seguro que nombre tenía. Otra cosa es que los primeros cartógrafos del XIX y del XX encontrasen ese nombre escrito en algún viejo mapa de antes o que en sus pesquisas de campo dieran con alguien de por allí que les indicase como se llamaba ese agua. Lo cierto es que cuando el nombre no estaba ya escrito en otro lugar o en su visita el técnico no daba con nadie o con nadie que supiera como se llama el arroyo, escribía en sus notas “sin nombre”. Y así siguen en los mapas. Tal vez el pastor o el vecino que, muy de cuando en cuando lo cruza sepa su nombre, sin duda lo sabe, sin duda tendrá uno, pero él y nuestro cartógrafo nómada no se cruzaron. Tal vez ya no hay pastor, ya no va nadie por allí desde hace mucho tiempo.

Río Extremadura
Río extremeño. Ramón J. Soria Breña

Reviso un viejo mapa militar de los años veinte, que me gusta mucho, y leo: Charco Lóbrego, Cuevas de Navaluenga, Rodeo del Zoque, la Minilla, Casa del Guzmanillo, Fuente Juncial, Meadero de las Mozas, Canchera de La Atalaya, Risco de Peñaflor, Callejón de los Lobos, Peñamochuelo. Para mí la toponimia es un tesoro, una verdadera “joyería de la memoria”, así que cuando el vacío llega hasta la toponimia, cuando un arroyo o un lugar ha perdido hasta el nombre hemos olvidado algo importante. Casi me dan ganas de montar una partida de “activistas bautizadores”, ir a estos sitios, preguntar más a fondo y si no mirar el lugar y acordar que a partir de ahora se llamará… (poned un nombre).


Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Memoria popular
Memorias ahogadas Mª Ángeles Fernández y Jairo Marcos: “La historia sentencia y las memorias cuestionan”
María Ángeles Fernández y Jairo Marcos bucean en su libro “Memorias ahogadas” en el relato de un país de embalses, de vidas sumergidas y de narrativas populares resistentes frente al olvido.
Extremadura
Extremadura Extremadura, la gran piscina comunitaria
Reflexión sobre la identidad extremeña y el valor de lo comunitario frente al aislamiento social, especialmente en el contexto del cambio climático y el calor extremo de la región.
fllorentearrebola
28/2/2023 9:53

Gracias vecino por estas necesarias palabras, por este grito. Habito desde hace casi tres décadas en una de las más pequeñas y maltratadas gargantas de esta ladera de Gredos. Este es el tercer año sin nieve, he visto como año a año desciende el volumen de agua que desciende por estos cauces graníticos, observo cómo poco a poco cada vez hay menos ranas, menos libélulas, menos vida salvaje... Siento tanto dolor!!. En el pasado noviembre durante el temporal de lluvias asociado al tren de borrascas tuve que escuchar que la culpa del desbordamiento del Guadiana era de los putos ecologistas que no dejan limpiar los ríos, lo que ejemplifica el grado de ecoignorancia y mala baba que predomina en estos lares,... Definitivamente: no nos merecemos el paraíso que hemos convertido en albañal, estercolero y ciénaga. Tenemos el alma tan sucia como las aguas en que nos cagamos.

0
0
Ocupación israelí
Expansionismo israelí El Golán sirio, radiografía de una joya natural diezmada por la ocupación israelí
Las actividades extractivistas del Estado israelí sobre los recursos hídricos o proyecto de parque eólico en las tierras colonizadas amenaza el sustento diario de las comunidades locales.
Rap
Poetas Puestos “Tanto los medios como la política quieren que seas un tonto feliz”
Charly Efe y Teko, acompañados de una banda, publican el disco ‘Tontos felices’ donde mezlcan su carrera en el rap con ritmos rock para crear lo que han bautizado como rap‘n’roll.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El CIS vuelve a situar la vivienda como el principal problema de la población
Uno de cada dos votantes de las izquierdas sitúan la vivienda entre los tres grandes problemas que afronta el país. La encuesta del CIS muestra a los partidos de la izquierda en la misma situación de desinfle que el mes pasado.
Groenlandia
Análisis Por qué Groenlandia es clave en la carrera por las materias primas
El anuncio de Trump parece salido de una precuela de la película 'Don’t Look Up', en la que los intereses geopolíticos y económicos no nos dejan ver el colapso inminente.
Historia
Historia La segunda vida de Joaquín Maurín
Alberto Sabio reconstruye en “Excomunistas” la vida y el pensamiento del fundador del POUM: desde su politización en el republicanismo hasta su giro socialdemócrata y anticomunista durante la Guerra Fría.

Últimas

Análisis
Análisis El PSOE intenta pescar en el río revuelto de la izquierda para acercarse al PP
Entre los votantes del PP sólo hay dos cosas que produzcan ilusión: el rechazo a Sánchez y su Gobierno e Isabel Díaz Ayuso. Feijóo, que no es una de ellas.
China
Pulsos bajo el cielo Beijing rave: amor, unidad y respeto
Exploramos los entornos de la música electrónica underground en Beijing, donde los jóvenes siguen creando espacios y nuevas formas de relacionarse y entenderse
Galicia
Literatura Daniel Salgado reformula las claves de la poesía política en la contemporaneidad en 'Poemas realistas'
El discurso de este poemario convoca las dos ideas-fundamento que vertebran la poética de Salgado: la constatación de la ruina y la perseverancia en la posibilidad de un horizonte no clausurado.
Opinión
Derecho a la vivienda Cuando el cuñao eres tú: cinco bulos progresistas sobre la crisis de la vivienda
Ni la compraventa de vivienda la protagonizan los fondos ni las zonas tensionadas bajan los alquileres ni el PP es el único que no las aplica.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Israel firma el acuerdo con Hamás, pero todavía tiene que votarlo el Gobierno
Los representantes israelíes en Doha validan el pacto para un cese temporal de las hostilidades y un intercambio de prisioneros. Este viernes se vota en el Gobierno israelí, donde dos partidos ultras se oponen.

Recomendadas

Violencia sexual
Violencia sexual El ocaso de Neil Gaiman, el maestro de la literatura fantástica acusado de violar a varias mujeres
Un reportaje revela los testimonios de ocho mujeres que sufrieron agresiones sexuales por parte del escritor Neil Gaiman, autor del cómic ‘Sandman’ y nombre clave en la ficción contemporánea. Dos de ellas han presentado denuncias por violación.
Brasil
Ana Carolina Lourenço y Fabiana Pinto “Organizar la imaginación es la lucha de nuestro tiempo”
En la vanguardia de los movimientos que plantaron cara a la extrema derecha bolsonarista, las mujeres negras cuentan con una largo recorrido en la disputa política brasileña. Un libro recoge su genealogía y sus miradas para el futuro.
Sareb
Derecho a la vivienda Civio lleva a la Justicia a la Sareb para que revele cómo malvendió 10.000 viviendas protegidas
La Fundación Civio presenta un recurso contra el ‘banco malo’ por negar el derecho al acceso a la información sobre los compradores y el precio al que fueron vendidas 9.400 viviendas de protección pública.