Palestina
Rafeef Ziadah: “En honor a los poetas palestinos caídos siento que debo llevar sus palabras al escenario”

Rafeef Ziadah es activista palestina, poeta y periodista. El Mediterráneo es su casa y la palabra su resistencia. Con el recital “Let it be a tale”, intenta mantener vivas las palabras de los poetas palestinos asesinados por Israel.
Rafeef Ziadah - 1
Rafeef Ziadah Selena Pizarro
19 abr 2024 06:00

If I must die (Si he de morir)

let it bring hope (deja que traiga esperanza)

let it be a tale (deja que sea un cuento)

Refaat Alareer


Su nombre hace referencia al aleteo de los pájaros. Rafeef Ziadah (1979) es palestina de la diáspora. Esta activista, poeta y periodista, nació y creció en el campo de refugiadas Jisr al-Basha, en el Líbano. Su familia, originaria de Haifa y Jaffa, sobrevivió a la limpieza étnica de 1948 y se refugió en este país. Tras la invasión israelí de 1982 volvieron a migrar por el Mediterráneo. Para ella este mar siempre ha sido su hogar.

Ziadah es cofundadora de la campaña internacional Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) a Israel y actualmente reside en Londres. El pasado 16 de abril, decidió subir al escenario por primera vez desde que empezó el genocidio en Gaza para llenar la sala de cine del Círculo de Bellas Artes de Madrid en un homenaje al poeta gazatí Refaat Alareer, asesinado por el ejército israelí el 6 de diciembre de 2023.

“Si me veis llorar en mitad del escenario no entréis en pánico, esto es así. Llorad conmigo y sobre todo luchad conmigo”. Así, y tras preguntar por las palestinas que había en la sala, arrancaba su actuación acompañada del músico Phil Monsour. Utilizaba sus brazos y manos para dibujar el tono de cada una de sus palabras mientras sus ojos aguantaban en pie. Ella viene de tres generaciones de mujeres, por lo que no quiere minutos de silencio sino de resistencia.

Para mí, Palestina siempre ha tenido que ver con la poesía, porque así es como sobrevivimos. Seguimos contando nuestra historia a pesar de que Israel intenta matarnos y borrarnos 

Acabas de llegar a Madrid para rendir homenaje al poeta Refaat Alareer. ¿Cómo ha sido la vuelta al escenario tras estos seis meses?
Todavía me resulta muy difícil hablar de Refaat y de lo que ocurrió, era una persona maravillosa. Apoyaba a los estudiantes y poetas palestinos, además de ser un extraordinario narrador. Ha sido una gran pérdida para la comunidad palestina. Tenía integridad y espíritu. Le atacaron de una forma horrible. El poema “Let it be a tale”, que se publicó antes de su asesinato, se ha traducido a muchos idiomas en todo el mundo porque resume la tragedia de lo ocurrido en Gaza. Para mí, Palestina siempre ha tenido que ver con la poesía, porque así es como sobrevivimos. Entre esa pérdida de tantos seres humanos, muchos eran poetas. Seguimos contando nuestra historia a pesar de que Israel intenta matarnos y borrarnos.

Mientras caían las bombas he estado poniendo todo mi esfuerzo en el embargo militar. Para ser sincera, cuando empezamos a planear esta gira no tenía ni idea de que el genocidio continuaría hasta este punto. Es una locura que hayan pasado seis meses de matanzas continuas. Pero a pesar de la devastación, tenemos que llevar estas palabras y decirlas tan alto y claro como podamos hasta que la situación cambie. Los poetas y los escritores son los portadores de nuestra historia, así que quería asegurarme de que honramos su vida y la de todos los artistas que han muerto. No he actuado desde que empezó el genocidio porque era muy difícil abrir esa puerta. En honor a todos los poetas caídos siento que debo llevar sus palabras al escenario y mantenerlas vivas para decir que pueden matar a un poeta, pero nunca matarán sus palabras.

Poesía
Poesía Versos contra la masacre de Gaza en un recital colectivo y simultáneo en más de 20 ciudades de todo el mundo
Cientos de poetas participarán el 20 de enero en ‘Poesía por Palestina. Versos contra el genocidio’, un recital en el que las rimas denunciarán “los crímenes del Estado de Israel y la complicidad de los Estados occidentales”.

La identidad palestina siempre ha sido un símbolo de tu poesía, ¿qué implica?
Mi familia fue expulsada de Palestina en barcos hacia el Mediterráneo. Ese mar es realmente mi hogar. El hecho de que estén bombardeando Gaza, nuestra última salida al Mediterráneo, ha sido muy duro. Pero al mismo tiempo todos los palestinos nos estamos organizando. Hay mucho amor a pesar de la devastación. Se trata de hacer todo lo posible en circunstancias muy difíciles para sobrevivir y existir como pueblo. Esa es la identidad palestina. No somos héroes, ni heroínas, ni máquinas. Las comunidades oprimidas somos gente normal que nos tenemos amor. Por eso la identidad palestina no trata de lo heroico, sino de lo cotidiano.

El 17 de abril se conmemoró el Día de las presas palestinas. ¿Cómo afectan los arrestos y las prisiones en la identidad?
No hay un solo hogar en los territorios ocupados que no tenga una foto de una persona prisionera. Vivimos con constantes arrestos. Parte de la juventud palestina se ha desperdiciado en el sistema penitenciario israelí. Desde el 7 de octubre, Israel ha detenido a más personas y la tortura dentro de las prisiones ha aumentado. El encarcelamiento político marca la identidad palestina. Esta guerra es también contra las presas políticas que merecen ser liberadas. La gente solidaria tiene que entender la experiencia de las prisiones como algo central en la vida palestina.

La población palestina es detenida a una edad muy temprana por tirar piedras. Esa experiencia marca a muchas personas jóvenes. Nunca estás segura. Un soldado israelí en un puesto de control o entrando en tu casa puede llevarte y encarcelarte. A veces bajo detención administrativa, lo que significa sin pruebas contra ti, o te acusan ante un tribunal militar que condenan a la gente palestina en un 99% de las veces. A través de este sistema penitenciario se controla a la población. Están los puestos de control, el muro del apartheid, pero en el centro está la amenaza constante de que te pueden detener, torturar y encarcelar durante décadas.

Literalmente, hoy en día, hay una política de hambre. Están matando de hambre a una población, y el mundo está mirando. Es muy difícil vivir con eso

¿Cuál ha sido el papel de la diáspora palestina durante estos meses?
Por un lado, existe una necesidad muy básica de apoyo a nuestras comunidades que ahora están dispersas y a las personas que intentan cuidar de sus familias y sacarlas de Gaza. Por otro lado, se trata de hacer todo lo posible desde las protestas hasta la organización, levantando la bandera del embargo militar. Todo el mundo contribuye en la medida de sus posibilidades a que se escuche el mensaje. Lo más difícil de afrontar son los niveles de racismo. Nunca pensé que el mundo no haría nada viendo cómo nos matan. Sabía que había islamofobia, pero este racismo tan específico contra los palestinos, en el que puedes ver morir a miles de personas y la destrucción de toda una ciudad con el silencio del gobierno, creo que ha sido muy difícil de asimilar para todos nosotros. Estamos muriendo en las pantallas de televisión y algunos políticos dicen que no pasa nada. Literalmente, hoy en día, hay una política de hambre. Están matando de hambre a una población, y el mundo está mirando. Es muy difícil vivir con eso.

Las mujeres palestinas también son parte de tu poesía, ¿por qué?
Para mí, sobrevivir como palestina es sobrevivir como mujer palestina. He estado rodeada de mujeres increíbles, no de las heroínas sobre las que todo el mundo escribe libros sino de las mujeres corrientes que sobreviven, que esconden a sus hijos durante la guerra, que hacen comida de la nada. Esos son los momentos realmente extraordinarios. Las historias que la gente no ve, pero que son la historia cotidiana de Palestina. Por eso intento honrarlas en el trabajo que hago. También creo que la tradición oral de Palestina y la transmisión de las historias, en gran parte, también se produce a través de ellas. Quiero asegurarme de que no se olviden.

Palestina
Mujeres palestinas: un siglo al frente

Muchos de los rostros de la resistencia palestina son mujeres. Pero pese a ser muy activas en la sociedad civil, permanecen relativamente alejadas de las esferas del poder. 

Actualmente resides en Londres, ¿cuál ha sido el contexto en Reino Unido respecto a la situación en Palestina durante estos meses?
A nivel gubernamental ha sido horrible. Tanto el gobierno como la oposición, sobre todo al principio, eran extremadamente favorables a Israel. A nivel social, hemos tenido algunas de las mayores manifestaciones contra el genocidio israelí en Palestina, casi un millón de personas en las calles. La gente ha estado saliendo quincenalmente casi desde hace seis meses. Estamos empezando a ver la desconexión entre la opinión pública y lo que está sucediendo, creo que esto está ocurriendo en toda Europa.

¿Cuáles son las demandas al Gobierno británico desde las organizaciones de base?
La mayor demanda al gobierno es usar su influencia para acabar con el genocidio. La mayoría de los gobiernos, tanto del Reino Unido como los de la Unión Europea, tienen acuerdos comerciales y están enviando armas. Le dan a Israel no sólo apoyo diplomático sino también militar. Hay fábricas de armas para Israel por todo el Reino Unido. Así que lo mínimo que podemos pedir es que no seamos cómplices de un genocidio y dejemos de armar a Israel. Trabajo con sindicatos palestinos y, desde el 16 de octubre, hemos hecho un llamamiento a la clase trabajadora de todo el mundo para que deje de transportar armas israelíes. Lo que ha estado sucediendo está siendo televisado, sabemos cómo se usan las armas. 

El Gobierno de España, junto a otros países como Noruega e Irlanda, están trabajando para reconocer el Estado de Palestina, ¿llegan tarde?
El problema es que cuando sobre el terreno no hay un Estado sino un genocidio en curso, este reconocimiento simbólico es sólo una distracción. Desde los Acuerdos de Oslo han aumentado los asentamientos israelíes. La vida de la población palestina ha empeorado. Hoy en día Gaza, que es Palestina, es la última porción de tierra contigua en el Mediterráneo y están intentando impedirlo. Luego vienen con estos gestos vacíos de declaraciones de reconocimiento de Estado en un trozo de papel cuando hemos visto 33.000 muertos o más, porque hay gente que sigue bajo los escombros. Hace unas semanas hice una entrevista y dije que lo próximo que harían sería volver a hablar de la condición de Estado. Porque es una forma muy buena de que la Unión Europea parezca que está haciendo algo mientras la situación no cambia.

La Corte Internacional de Justicia ha dicho que podría ser un caso de genocidio. Así que cualquier gobierno que esté ayudando al Estado israelí está siendo cómplice

En junio hay elecciones europeas, ¿crees que es posible en este marco conseguir un embargo militar?
No se trata sólo de la posibilidad, ahora tiene que ser imperativo. Sé que es muy difícil cambiar a los gobiernos y cambiar su forma de actuar, pero la Corte Internacional de Justicia ha dicho que podría ser un caso de genocidio. Así que cualquier gobierno que esté ayudando al Estado israelí está siendo cómplice. Es una cuestión moral para todos estos gobiernos si siguen apoyando a Israel mientras continúa este genocidio, tienen que dar explicaciones a sus propios ciudadanos. Tienen que explicar y justificar por qué continúan con el comercio de armas. Ni siquiera estamos hablando aquí de un boicot general. Estamos hablando de armas que se utilizan en violaciones de los derechos humanos y en crímenes de guerra. No creo que los gobiernos se despierten un día cualquiera y decidan hacer un embargo militar, pero sí creo en el poder de la gente. Creo que tenemos que construir las infraestructuras para la disidencia desde abajo y presionar como ciudadanía.

En marzo, Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para los Territorios Palestinos, publicó un informe en el que afirmaba que existen “motivos razonables” para creer que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza. ¿Qué opinas del papel de la comunidad internacional?
Los palestinos hemos depositado nuestra fe en la comunidad internacional durante mucho tiempo. También hubo una sentencia contra el muro del apartheid y la celebramos. Como digo en muchos de mis poemas, la mayoría de los palestinos conocemos todas las resoluciones de la ONU sobre Palestina, como el derecho al retorno [resolución 194], pero no se ha traducido en un cambio real. Necesitamos que nos aseguren que hay un movimiento lo suficientemente fuerte como para que todas estas regulaciones y leyes internacionales realmente importen. De lo contrario, durante 75 años hemos visto muchísima tinta sobre papel y resoluciones con la situación deteriorándose cada vez más. Así que creo que esta vez tiene que ser un punto de inflexión. Si se supone que este derecho internacional significa algo, tenemos que hacer que realmente detenga el genocidio.

Eres cofundadora de la campaña BDS, ¿sigue siendo el boicot una herramienta útil?
Hoy en día el movimiento BDS es más importante que nunca. Lo que este genocidio ha demostrado es la complicidad de occidente con Israel. Se le trata como a un país europeo normal. El boicot no es lo máximo que se puede hacer, es lo mínimo. Si queremos trazar líneas rojas sobre cómo deben comportarse los Estados, incluyendo no matar de hambre a una población, todo el mundo tiene que defender la campaña de BDS. No se trata sólo de Palestina, el boicot sirve para que todo el mundo mantenga algún tipo de norma moral sobre cómo queremos que sea el mundo en el que vivimos.

Una de las campañas de BDS en marcha en Europa es el boicot al festival de Eurovisión que se celebrará en mayo. Como artista, ¿qué le dirías a quienes niegan la cuestión política del arte?
Si participas en el concurso de Eurovisión e Israel está allí, estás aceptando que es un Estado normal. Estás adoptando una postura política. Lo que hacemos y cómo nos comportamos como artistas es importante. Tu arte debe significar algo e intentar cambiar algo. No creo en el concepto de apolítico, especialmente cuando la gente utiliza el término neutralidad, porque se convierte en una palabra clave para decir que las cosas sigan como están. Lo que haces es tomar partido. Normalizar o no a un Estado genocida de apartheid es una decisión moral que todo artista debe tomar.

If my words could stop this (Si mis palabras pudieran parar esto)

I would hold them up, like fists pounding (las sostendría como puños golpeando)

Like hearts pounding in shelters (como corazones latiendo en refugios)

They asked us to evacuate, then they bombed us (nos pidieron que evacuáramos, luego nos bombardearon)

Rafeef Ziadah

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

A Catapulta
A Catapulta A conexión colectiva da poesía de Luix Kaf
O creador multidisciplinar visita A Catapulta e mergúllanos na súa visión artística
A Catapulta
A Catapulta Esther F. Carrodeguas, dignidade en escena
A multifacética artista rianxeira achéganos á súa carreira teatral e poética no programa A Catapulta
Poesía
Chus Pato “O poema está fóra, pertence ao mundo, pero ao mesmo tempo é o máis íntimo que a poeta pode ter”
A poeta e integrante da Real Academia Galega vén de acadar o Premio Nacional de Poesía 2024 coa súa obra 'Sonora' (Xerais, 2023), un libro que é unha conversa entre o poema e a morte.
Nui
20/4/2024 1:07

qué gran mujer!! VIVA PALESTINA LIBRE!!

1
0
Marinah
19/4/2024 11:17

Selena: muchas gracias por esta entrevista a Rafeef Ziadah, es una artista estupenda. La primer vez que escuché uno de sus poemas, como recita cada verso, realmente eres consciente de lo que está ocurriendo en Palestina. La poesía es tan necesaria, tan reivindicativa... Muchas gracias, Selena, por recoger tan bellas ideas.

1
1
Ocupación israelí
Ocupación israelí El Congreso de EE UU vota la “ley más peligrosa para las libertades” desde la Patriot Act
En Gaza, Cisjordania y Líbano, nuevos ataques israelíes dejan más de un centenar de muertos. En Washington, el Congreso vota una ley que permite quitar fondos a ONG, universidades y colectivos sin pruebas ni un proceso transparente.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el Centro de Acogida, Emergencia y Derivación (CAED) de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el estado español.
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Comunidad de Madrid
Paro del profesorado Nueva jornada de huelga en la educación pública madrileña
Este jueves 21 de noviembre el profesorado se vuelve a levantar contra las políticas del gobierno de Díaz Ayuso, que mantiene paralizadas las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales.
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.
Dana
Encuesta Tres de cada cuatro personas en España ligan la virulencia de la dana con el cambio climático
Una encuesta realizada por More in Common señala que una amplia mayoría de la población considera que el país está mal preparado para adaptarse a los fenómenos extremos que trae la crisis climática y debe hacer más esfuerzos al respecto.
Más noticias
Opinión
Opinión La eclosión del autoritarismo reaccionario y otras nueve tesis sobre la victoria de Trump
La victoria del candidato republicano nos ha demostrado que estamos en una nueva era: la del neoliberalismo autoritario, en donde el camino del mal menor propuesto por los Demócratas ha sido la fórmula más rápida para llegar al mal mayor.
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.

Recomendadas

Uruguay
Uruguay La izquierda parte como favorita en la segunda vuelta de las elecciones en Uruguay
El candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, parte con ventaja en las encuestas. El alto número de indecisos, y la ausencia de mayorías en parlamento y senado, marcan estos comicios.
València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.