Opinión
Coyunturas energéticas para una transición

La transición energética ha comenzado y nos la está haciendo el capital bajo sus lógicas de extracción de beneficio y con cargo al presupuesto público.
eolicos paradela
Molino eólico en Paradela (Lugo)

militante de Anticapitalistas

14 oct 2021 06:00

En las mismas semanas, el precio de la electricidad ha crecido a velocidades rampantes, las gasolineras británicas se han quedado sin suministros y el sistema de transporte internacional cruje por sus bases. Así, la inflación se dispara, como consecuencias de la subida de precios y de los problemas de abastecimiento. Pero no solo la inflación económica, también la política. El ambiente se caldea, los discursos de los populistas reaccionarios crecen y lo que queda de socialdemocracia adopta un discurso grandilocuente mientras se tienta las vestiduras, y hasta las carnes, para comprobar sus posibilidades de salir viva. Todo ello después de una inconcebible pero muy real pandemia que detuvo la práctica totalidad del mundo y aliñado con un escenario de crisis ecológica que obliga a que todo cambie. 

No puede ser casualidad que desde hace unos años abunden las narrativas del colapso, desde la serie francesa que lleva ese mismo nombre hasta la británica Year and years, Ocuppied y muchas otras. Pero la realidad nos lleva a una imagen muy diferente de lo que es un relato lineal de catástrofe y fin de la historia. Más bien al contrario, lo que se produce es una caída parcial de ciertos sectores, que ni siquiera se detienen por completo, y que abren guerras comerciales, incrementos de precios y exclusión de sectores masivos. Así, por poner el ejemplo más elemental, la energía seguirá subiendo si no se pone límite a su consumo, y entonces lo que vendrá será una restricción de acceso a través del precio: esto es, que muchas no podremos pagarla. Interrupciones violentas de la cadena que suponen un enorme daño social pero no detienen el funcionamiento de un capital que, al contrario, se rearma y reconstruye sus propios esquemas de poder. 

Mientras, la transición energética ha comenzado y nos la está haciendo el capital, con cargo al presupuesto público, por supuesto, pero bajo sus lógicas de extracción de beneficio. Esto sitúa los conflictos en un punto en el que hasta ahora nunca habían estado; si hasta hace unos años la instalación de renovables y el cierre de plantas de energía contaminante eran el objetivo, ahora vemos como las grandes empresas se han puesto a la cabeza de la producción y están instalando sin limites, ni ecológicos, ni territoriales, ni de impacto social, y ahí aparece la plataforma Aliente como una organización amplia de respuesta  a estas instalaciones desde los territorio. La cuestión energética ejemplifica lo que tantas veces se ha adelantado —a veces con una retórica impostada en torno a conceptos como el de ecofascimo— y es que la transición no será la consecuencia de un supuesto colapso súbito ni traerá la caída automática del capitalismo. Al contrario, la transición será también progresiva, aunque esté cada vez más dominada por saltos bruscos, y en cada fase habrá que jugar con las herramientas adecuadas para que el resultado vaya en favor de las mayorías. 

La eléctricas apuestan ahora por su propia reconversión, financiada por presupuestos excepcionales que vienen de lo público —con los llamados Fondos Next Generation como punta de lanza— para tener un futuro, pero no es futuro que nos incluya a todas

La transición, o las transiciones. Hoy se juega la energética, con un claro protagonismo del capital y por eso tiene todo sentido que los territorios se organicen para rechazar estas instalaciones y reviertan en daño realizado por estas inversiones. La eléctricas apuestan ahora por su propia reconversión, financiada por presupuestos excepcionales que vienen de lo público —con los llamados Fondos Next Generation como punta de lanza— para tener un futuro, pero no es futuro que nos incluya a todas. Oponerse a esto es imprescindible, sin ninguna duda, como también lo es armar movimientos colectivos y superar los límites del ecologismo “clásico” para sumar muchos más sectores a estas luchas, y en este sentido Aliente es una buena noticia y hay que dar apoyo a la manifestación que convocan el próximo sábado en Madrid. Sin embargo, no es suficiente seguir el pulso de la coyuntura. En realidad, como casi siempre, se trata de dar respuesta, intervenir en el momento político tal y como este viene dado sin perder el rumbo de una estrategia alternativa. 

En ese sentido, a la protesta contra las agresiones del capital hay que sumarle una solidaridad común que derive en la construcción de nuevos proyectos y que pueda aglutinar los elementos clave que llevan años bien establecidos en el movimiento. La clave, frente a los movimientos de pura propaganda sobre un frente único puramente partidista, es relanzar un trabajo de agregación de sectores antagonistas. El conocimiento acumulado durante décadas de trabajo ecologista es clave para no perder las referencias de fondo, y la aparición de nuevos elementos debe ser capaz de agruparse en torno a estas referencias para no perder la perspectiva. Un movimiento contra la instalación masiva, por supuesto, pero también con la lucha antinuclear, por el cierre de las térmicas y por el acceso a la energía para todas. 

Antinucleares, ecologistas, movimientos por la vivienda, feminismos, sindicatos, son la base posible para una articulación amplia que pueda superar la defensa frente a las agresiones del capital y armar una propuesta común. Existen cada vez más elementos, puesto que la crisis rampante del capital pone contra las cuerdas su propia viabilidad y, más allá de esto, la reproducción de la vida. Se abre la posibilidad, por lo tanto, de trabajar grietas y reconstruir una vía más amplia, pero también más propositiva, entre otras cosas porque la guerra contra una u otra agresión tiene el recorrido muy corto, pero una alianza puede abrir caminos hacia un horizonte que no se limite a resistir. En esto, quizá, consiste la tarea de este ciclo de reflujo social y crisis: en convertirlo en un momento de articulación colectiva y acumulación de fuerza social para constituir un polo ecosocialista con propuesta propia.

Archivado en: Energía Opinión
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Inteligencia artificial
IA Las otras víctimas de DeepSeek: energéticas y constructoras de centros de datos
El nuevo modelo de Inteligencia Artificial necesita menos consumo energético. Energéticas y gestoras de centros de datos también han sufrido caídas en bolsa.
Jaén
Andalucía Lopera no quiere que Greenalia especule con sus olivos
Decenas de pequeños olivareros de la Campiña Norte de Jaén podrían perder sus terrenos en beneficio de una empresa que quiere talar los árboles para instalar siete parques fotovoltaicos.
Hidrógeno
Descarbonización Los planes de expansión del hidrógeno en Europa chocan con la falta de energía verde para producirlo
La escasez de hidrógeno producido con renovables y el exiguo desarrollo del aluvión de proyectos anunciados ponen en entredicho la estrategia de descarbonización en Europa, según un informe de Global Energy Monitor.
Crisis climática
Parlamento Ciudadano Climático Un jurado popular ciudadano para combatir la crisis climática y el retroceso democrático
En un momento crítico para la democracia y la acción climática, cinco organizaciones medioambientales reunieron en el Congreso de los Diputados a científicos, actores sociales y asambleístas para impulsar un Parlamento Ciudadano Climático Permanente.
Pensiones
Revalorización de las pensiones Los pensionistas no se fían y salen a la calle tras el rechazo al decreto ómnibus
La Unidad de Acción de Madrid convoca a manifestarse este viernes 31 frente a la sede del PP tras la “posición negativa de la derecha ultranacionalista, sea española o catalana”.
Ayuntamiento de Madrid
Convenio colectivo Las cuidadoras ganan a Almeida: Madrid anuncia nuevos pliegos con la subida salarial pactada
Las trabajadoras de cuidados seguirán en huelga dado que “no hay nada tangible”. El anuncio afectaría a 12.000 personas empleadas por el Ayuntamiento, pero no a las 2.000 trabajadoras más convocadas a la huelga que trabajan para la Comunidad.

Últimas

Cine
El Salto recomienda Diez películas y series en Filmin para acercarse a la diversidad de Andalucía
Una selección realizada por la periodista de El Salto Aurora Báez Boza sobre las mejores películas y series para descubrir las diversidades que habitan dentro de Andalucía
Salario mínimo
Pacto bipartito Trabajo y sindicatos acuerdan la subida del salario mínimo en 50 euros sin el apoyo de la patronal
Díaz anuncia un acuerdo con los sindicatos que llevará al Congreso de Ministros de forma “inminente” la propuesta del Ministerio de Trabajo. Los sindicatos proponían una subida de 66 euros y la patronal, de 34 euros.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Sin materiales, sin protección adecuada y sin financiación: los bomberos de Madrid denuncian “abandono”
La contaminación de los equipos de protección de cinco bomberos en un incendio en una nave de reciclaje hace levantar de nuevo la voz de los sindicatos, que ya tienen denunciada ante el TSJ de Madrid, la falta de financiación.
Opinión
Opinión No es Poder Popular todo lo que reluce
VV.AA.
No hay alternativa capaz de cambiar este sistema que no hable claramente de socialismo y de clase trabajadora
Lavapiés
Madrid Lavapiés gana un asalto a la organización fascista Hacer Nación
La empresa en la que se iban a organizar unas jornadas con figuras de la extrema derecha europea ha confirmado que comunicó a Hacer Nación que no le cedía su espacio.
Más noticias
Madrid
Justicia El fiscal general del Estado, en el alambre, declara como investigado ante el Supremo
Álvaro García Ortiz acude al alto tribunal a explicar su versión de las filtraciones denunciadas por el entorno de la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Es la primera vez que un fiscal de su categoría declara como investigado.
El Salto Radio
EL SALTO RADIO Cultura y resistencia desde América del sur
Cuatro historias sonoras de experiencias creativas y comunitarias en algunas ciudades de Perú, Argentina y Paraguay

Recomendadas

Dana
Tres meses de la dana “Aquí no llovió casi nada”
VV.AA.
Un vecino de Benetússer explica cómo la riada arrasó y cambió para siempre las vidas de miles de personas.
Crímenes del franquismo
Isabel Alonso Dávila “El franquismo fue una máquina de fabricar miedo y dolor hasta el final”
Detenida en Granada en 1974 y 1975 por su vinculación con el movimiento estudiantil antifascista de la época ha presentado la primera querella en Andalucía por Crímenes contra la Humanidad en la dictadura franquista
Jaén
Andalucía Lopera no quiere que Greenalia especule con sus olivos
Decenas de pequeños olivareros de la Campiña Norte de Jaén podrían perder sus terrenos en beneficio de una empresa que quiere talar los árboles para instalar siete parques fotovoltaicos.
Redes sociales
Nuevas normas Meta abraza el discurso de odio y desafía la normativa anti discriminación
La plataforma de Mark Zuckerberg anunció cambios en sus normas: cuando empiecen a aplicarse, los comentarios misóginos y LGTBIAQ+fobos no violarán su política, pero existen herramientas para denunciar el discurso de odio.