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Madrid
Una plaza para Maruja, la vecina de Begoña que puso la primera papelería en el barrio

No resulta raro que alguna persona muy conocida de nuestro vecindario la quiera mucha gente, lo que si pasa pocas veces es conseguir elevar ese reconocimiento y convertirlo en parte material pero muy simbólico del vecindario. Pues eso ha sucedido hace algunos días cuando se bautizó una parte de los jardines del barrio Virgen de Begoña como Plaza de Maruja, en honor de María Palma Navarrete, que así se llamaba la comerciante que abrió la primera papelería del barrio y que falleció hace dos años.
“Ningún niño o niña salía de allí sin un lapicero o goma, y ninguna madre dejaba de llevarse los libros de texto por no disponer de dinero. Maruja decía: 'te lo apunto y ya me lo vas pagando cuando puedas'”, recuerdan en la Asociación Vecinal de Begoña, entidad que ha impulsado la iniciativa. Alzar el nombre de esta vecina en una plaza ha sido el justo reconocimiento a la mujer que, allá por 1960, abrió la primera papelería del barrio y desde entonces hasta su fallecimiento, en marzo de 2023, no dejó de repartir bondad, haciendo un poco más llevadera la vida a los vecinos y vecinas gracias a su amabilidad y “maravillosa y eterna sonrisa”, admiten.

Fue así que, recogiendo el sentir de la vecindad, la asociación llevó al pleno de la Junta Municipal de Fuencarral-El Pardo la propuesta de que un jardín del barrio, el situado entre las calles de Ángel Múgica y Marcos de Orueta, llevase el nombre de su querida vecina. La proposición fue aprobada con el consenso de todos los grupos políticos y la mañana del pasado 25 de marzo el espacio fue formalmente bautizado como “Plaza de Maruja” a la que asistieron familiares, clientes y vecinos y vecinas.

Desde la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) hacen notar que, “gracias nos solo a su forma de ser sino también al tesón y esfuerzo de Maruja, su pequeño negocio ha sobrevivido a la competencia despiadada de las grandes superficies y afortunadamente ha pasado a manos de su hijo Francisco, heredero de la forma de hacer y del espíritu su madre”. Esta papelería se ha convertido en todo un símbolo del comercio de proximidad, ese que hace de nuestros barrios lugares más vivos, seguros y amables.