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Guerra en Ucrania
La guerra obliga a los izquierdistas de Ucrania a tomar decisiones difíciles sobre la violencia
Sonidos de sirenas y explosiones han sacudido la casa de cinco pisos de Yurii Sheliazhenko en Kiev todos los días desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero. Sheliazhenko es el director ejecutivo del Movimiento Pacifista Ucraniano y una aislada pero determinada voz por la paz en un país en guerra. Ha experimentado “mucho odio” por negarse a portar armas y a unirse a los vecinos en la fabricación de cócteles molotov para mantener a raya el avance de las fuerzas rusas, que se enfrentan a una dura resistencia por parte de civiles convertidos en luchadores determinados a defender Ucrania.
“Primero, decir la verdad: que no hay una vía violenta hacia la paz”, dice Sheliazhenko cuando se le pregunta por correo electrónico qué puede hacer la gente en Estados Unidos para apoyar a los activistas de Ucrania.
En algún lugar cerca de Kiev, 'Ilya' y sus camaradas han tomado las armas contra el Ejército ruso y se entrenan para la batalla. Ilya, que debe ocultar su identidad debido a la violencia en aumento, es un anarquista que huyó de la represión política en un país vecino y decidió resistir contra la invasión rusa. Junto a compañeros anarquistas, socialistas democráticos, antifascistas y otros izquierdistas de Ucrania y de todo el mundo, Ilya se unió a una de las unidades de “defensa territorial” que funcionan como milicias voluntarias bajo el Ejército ucraniano con cierto grado de autonomía. Con apoyo de una alianza horizontal de grupos de apoyo mutuo y voluntarios con tareas civiles, los antiautoritarios tienen su propio “destacamento internacional” dentro de la estructura de defensa territorial y están recogiendo fondos para suministros, según un grupo conocido como el Comité de la Resistencia.
“Aquí, por lo que puedo estimar, la mayor parte de movimientos progresistas, socialistas, izquierdistas y libertarios están tomando partido contra la agresión rusa, lo que no significa necesariamente solidarizarse con el Estado ucraniano”, dice Ilya
“Cuando el enemigo te ataca es muy difícil adoptar una posición pacifista contra la guerra, porque tienes que defenderte”, dice Ilya en una entrevista con Truthout.
Los caminos divergentes de Sheliazhenko e Ilya ilustran las difíciles y a menudo extremadamente limitadas decisiones a las que se enfrentan los activistas y los movimientos sociales progresistas en Ucrania. En particular, sus diferentes puntos de vista sobre la autodefensa y el papel de la violencia en la política han llevado a ambos a adoptar luchas activas que parecen complementarse más que oponerse.
Ilya y sus camaradas no tienen ilusiones sobre el Estado ucraniano, sobre el que dice que “obviamente tiene muchos defectos y sistemas podridos”. Sin embargo, Ucrania, Rusia y los separatistas rusos en el Este de Ucrania se han enfrentado en una guerra de baja intensidad desde 2014 y, como muchos otros en la izquierda, Ilya cree que “la agresión imperialista rusa” que podría imponer el estilo de brutal autoritarismo de Putin es la mayor amenaza común en este momento.
Sheliazhenko y los dispersos activistas por la paz siguen oponiéndose al reclutamiento forzoso para el servicio militar con tácticas que incluyen la desobediencia civil no violenta
Puede que Ucrania no sea una democracia con buen funcionamiento, pero los activistas antiautoritarios dicen que los problemas del país no se resolverán con la intervención rusa y las condiciones políticas increíblemente represivas que vienen con ella. Actualmente los manifestantes en Rusia están desafiando una represión policial brutal y arriesgándose a largas penas de cárcel para protestar contra la guerra.
“En Rusia está surgiendo un amplio movimiento contra la guerra y claro que lo saludo, pero aquí, por lo que puedo estimar, la mayor parte de movimientos progresistas, socialistas, izquierdistas y libertarios están tomando partido contra la agresión rusa, lo que no significa necesariamente solidarizarse con el Estado ucraniano”, dice Ilya.
Sheliazhenko culpa de la letal guerra, que se ha llevado hasta ahora las vidas de cientos y posiblemente miles de civiles, a los nacionalistas de derecha de ambos bandos. Sheliazhenko y un compañero activista por la paz han visto publicados en internet sus datos personales o se les ha puesto en listas negras como traidores por oponerse a la guerra contra los separatistas apoyados por Rusia por parte de una página web de extrema derecha antes de ser atacados por neonazis en las calles. Sin embargo, dice que el ascenso de las bandas fascistas y los ultranacionalistas de extrema derecha desde la revuelta del Maidán de 2014, que derrocó a un presidente de Ucrania prorruso, no es excusa para la actual sangrienta invasión rusa, como ha afirmado Putin.
“La crisis actual tiene una larga historia de mal comportamiento de todos los bandos, y otras actitudes como 'nosotros los ángeles podemos hacer lo que queramos' y 'ellos los demonios deberían sufrir por su fealdad' llevarán a una escalada mayor, sin excluir el apocalipsis nuclear, y la verdad debería ayudar a todos los bandos a calmarse y negociar la paz”, dice Sheliazhenko.
“Sin inversiones en desarrollo de la cultura de la paz y la educación para la paz para la ciudadanía, no conseguiremos una paz genuina”, dice Sheliazhenko
Aunque muchos civiles se han ofrecido voluntarios para luchar con el Ejército ucraniano, hay mucho que hacer para los activistas aparte de pelear contra los rusos. Ilya dice que los “voluntarios civiles” están ayudando a las familias a huir de la violencia, hablando con medios de todo el mundo, apoyando a las familias de los luchadores de la resistencia, recogiendo donaciones y suministros, y cuidando a quienes vuelven de las líneas del frente. Los sindicatos actualmente están organizando recursos y ayudando a refugiados que huyen del este de Ucrania a Occidente y países vecinos como Polonia.
Los voluntarios provienen de diferentes contextos políticos, pero para anarquistas como Ilya participar en la resistencia proporciona un camino para aumentar la capacidad de los radicales para influir en la política y el desarrollo social ahora y tras la guerra. Las 'auto-organizaciones' de base que proporcionan apoyo mutuo y resistencia autónoma también están surgiendo en todas partes como medio de supervivencia.
“Por especificar, no todos en nuestra unidad se identifican como anarquistas. Lo más importante es que mucha gente se organizó espontáneamente para ayudarse mutuamente, proteger sus barrios, ciudades y pueblos y enfrentarse a los ocupantes con cócteles molotov”, dice Ilya.
Mientras tanto, Sheliazhenko y los dispersos activistas por la paz siguen oponiéndose al reclutamiento forzoso para el servicio militar con tácticas que incluyen la desobediencia civil no violenta. Sheliazhenko dice que los hombres de 18 a 60 años tienen “prohibida la libertad de movimiento” y ni siquiera pueden alquilar una habitación de hotel sin autorización de un responsable militar.
Sheliazhenko dice que el papeleo burocrático junto a las alternativas discriminatorias al servicio militar impiden incluso a la gente religiosa la objeción de conciencia al servicio militar. Los activistas de EE UU deberían pedir la evacuación de todos los civiles de las zonas de conflicto sin importar raza, género y edad y hacer donaciones a organizaciones que no estén llevando más armas a Ucrania que aumenten el conflicto, añade. La coalición de la OTAN liderada por EE UU ya ha suministrado al Ejército muchas armas, y la posibilidad de que Ucrania se uniera a la OTAN fue uno de los principales pretextos para la guerra.
“Sin inversiones en desarrollo de la cultura de la paz y la educación para la paz para la ciudadanía, no conseguiremos una paz genuina”, dice Sheliazhenko.
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"Separatistas prorusos", "integración en la OTAN de Ucrania como pretexto para la guerra". Lugansk y Donesk se declaran repúblicas independientes, no reconocidas por Rusia durante años, tras negarse a aceptar el golpe de estado encabezado por nacionalistas y nazis, organizado por la embajada de EEUU en Kiev y no antes de haber sido asesinados decenas de miles de ellas. Entre 2014 y febrero de 2022 ningún grupo izquierdista ni pacifista organizó movilizaciones contra la masacre.
El carnicero y premio Nobel de la Paz, Henry Kissinger, dijo que Ucrania nunca debería integrarse en la OTAN, la razón, el riesgo de guerra total.
No es momento de publicar artículos tendenciosos que tras decenas de años de crímenes de la OTAN y la UE por codicia expansionista, con el fin de mantener su hegemonía mundial, presenten el sufrimiento como una excepción histórica intolerable. Lo es, siempre, intolerable, repugnante pero cuando se sustrae el contexto deliberadamente, solo se alimenta aquello que dio lugar a ella.
Ucrania es uno de las regiones más ricas del mundo y sin embargo desde que se independizó ha sido una de las poblaciones más empobrecidas, de hecho la más empobrecida de Europa. Qué papel han desempeñado y desempeñan gentes como Hunter Biden, Blackstone, Soros, EEUU, en fin, en este latrocinio. Es repugnante pero sin verdad la barbarie nos paraliza, nos impide dirigir nuestra acción, nos mantiene en ése estado de shock en el que nos instaló el hegemón hace demasiado tiempo.