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Crisis energética
Rebelión por el Clima bloquea la sede de Enagás en el Polo Químico de Huelva
Un centenar de activistas de la coalición de organizaciones ecologistas Rebelión por el Clima ha bloqueado este lunes la sede de Enegás, principal operadora de la red gasista en España, en el Polo Químico de Huelva. Las organizaciones convocantes han denunciado así la pasividad de los sectores industriales antes la actual crisis energética, climática y social, exigiendo que estos “sean solidarios y reduzcan el consumo de gas antes la crisis energética”.
El pasado mayo Enagás anunciaba un refuerzo en la planta regasificadora de Huelva ante el posible incremento de la llegada de buques de gas natural licuado debido a la coyuntura actual derivada de la guerra de Ucrania. Este proyecto, fomentado por instituciones públicas como el Puerto de Huelva —que ha manifestado su “máximo interés y colaboración para que estas iniciativas puedan acelerarse”—, pretende convertir la planta onubense en “una de las plantas de regasificación más importantes del España”, según señala la directora del Puerto de Huelva. Enagas, acrónimo de Empresa Nacional del Gas, obtuvo en 2021 unos beneficios de 404 millones de euros, según los datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Las organizaciones integradas en Rebelión por el Clima recuerdan con esta acción frente a la sede de Enagás que en momentos como este la industria debería “reducir su consumo de gas” y recuerdan que el Polo Químico de Huelva es uno “los puntos negros de contaminación de Europa, el cual concentra multitud de empresas que, además de condenar el clima, destrozan el ecosistema, ya de por sí frágil, con un amplio historial de vertidos tóxicos”.
Bajo el lema “Las familias pasan frío mientras aquí se quema su futuro”, los colectivos convocantes de la protesta critican que las personas más vulnerables son las que están sufriendo esta escalada de precios y las consecuencias de la crisis climática, traduciéndose en pobreza energética, mientras la industria sigue consumiendo el 78% del gas que se genera en el Estado español. Se trata de unas cifras que, según Rebelión por el Clima, en Huelva y Cádiz ascienden a un 84,6% dejando para el uso ciudadano solo el 16,4% del gas que se genera.
Los activistas apuntan a que son las empresas quienes “tienen una obligación de reducción de consumo de energía, no tanto las familias que solo la usamos para nuestras tareas del día a día”.
Crisis energética
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Rebelión por el Clima ha aprovechado la acción para hacer una mención a la insuficiencia del Plan Más Seguridad Energética, aprobado el pasado 11 de octubre de 2022 por el Gobierno: “Consideramos que aunque hay medidas de protección a las familias vulnerables, es obvia la influencia de las corporaciones gasistas e industriales en la redacción de dicho plan”. La coalición insiste en que el plan del Gobierno destina recursos y esfuerzos que “no tenemos” a nuevos proyectos de gas y denuncian cómo estas dinámicas siguen atando a la ciudadanía a la dependencia de los combustibles fósiles, unos combustibles fósiles que no solo afectan a nivel climático, sino que generan impactos en los lugares de donde se extraen, especialmente en el Sur Global.
El Polo Químico de Huelva ha sido el lugar elegido para “señalar su insostenibilidad y demandar un plan de transformación urgente que no deje a nadie atrás”, según el manifiesto de Rebelión Contra el Clima. El colectivo, además, recuerda que son estos espacios industriales “los que deben asumir una mayor ahorro energético y alcancen su descarbonización antes de 2040”.
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La provincia de Huelva es una de las que más sufre a nivel europeo las dinámicas de una industria química y gasística que es un foco de peligrosidad e insalubridad para sus habitantes desde hace décadas debido a la concentración de sectores industriales y mineros altamente tóxicos ha originado la contaminación de todo el entorno. Las instituciones públicas, lejos de hacerse cargo de la gravedad de la situación, siguen impulsando la industria. Este mismo mes el alcalde de Huelva ha rechazado el estudio en el que se demuestra la presencia de metales tóxicos en la piel de los habitantes cercanos a la balsa de fosfoyesos. El pasado 10 de octubre el regidor comentaba que el proyecto de soterrar la balsa de fosfoyesos propuesto por la empresa responsable de estos vertidos “es serio y adecuado”, desoyendo las voces de expertas y activistas climáticas que señalan que el plan es insuficiente.