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Contaminación
Fosfoyesos, los lodos que contaminan Huelva
Huelva vive pendiente de la decisión que se tome acerca de las balsas de la discordia. Fertiberia debe deshacerse de los fosfoyesos producidos por la industria a lo largo de medio siglo; la cuestión es si los va a retirar o simplemente los cubrirá con una capa de tierra. La ciudadanía pide su retirada por considerarlos causantes de la elevada mortalidad por cáncer en la ciudad y para recuperar el estado natural del enclave en el que se encuentran: la marisma del río Tinto.
Huelva convive con el enemigo. Respira veneno y muere poco a poco por la cercanía de los fosfoyesos depositados en cuatro balsas en plena marisma a escasos trescientos metros de las primeras viviendas habitadas. La población viene reclamando desde hace décadas que las balsas que albergan los fosfoyesos son altamente contaminantes y tóxicas, responsables del elevado número de enfermos de cáncer de la ciudad.
La provincia onubense registra las tasas más altas de mortalidad de España por cáncer de pulmón en el caso de los hombres y de mama en el caso de las mujeres y, según el Instituto Carlos III, los enfermos de cáncer de la provincia de Huelva son los que más mortalidad registran en España, tan solo por detrás de Ceuta y Melilla.
A lo largo de los años han sido muchos los estudios y las voces que han reclamado una conexión directa entre los casos de cáncer en Huelva y la presencia del polo químico y sus residuos en el término municipal. Una relación que comenzó tras la implantación del polo químico en la ciudad a finales de los años 60 y que a lo largo de más de cincuenta años ha evolucionado hasta lo que puede ser la catástrofe medio ambiental y sanitaria más importante de España. Ya en el año 2007, parlamentarios europeos definieron la situación de Huelva como el mayor caso de contaminación industrial de toda Europa y un estudio encargado por Greenpeace al laboratorio francés CRIIRAD (Centro de Investigación y de Información Independientes sobre Radiactividad) confirmaba la naturaleza radiactiva y la posibilidad de contener sustancias contaminantes en “concentraciones anormalmente elevadas”.
Ya en el año 2007, un estudio del laboratorio francés CRIIRAD confirmaba la naturaleza radiactiva de los fosfoyesos
Entre los estudios llevados a cabo sobre este asunto, destaca el dictamen realizado por encargo del Defensor del Pueblo Andaluz sobre el exceso de mortalidad y morbilidad detectadas en varias investigaciones en la Ría de Huelva realizado en 2014. Este informe recomendaba “poner en marcha un estudio epidemiológico de carácter prospectivo con especial énfasis en la biomonitorización de los contaminantes para determinar la exposición real de la población”. Si bien constata que existe un exceso de mortalidad en la Ría de Huelva, lo achaca a una combinación de factores sociales, ambientales, de estilos de vida y laborales” y deja a estudios posteriores la determinación de la influencia de la actividad industrial en la salud de la población y aconseja “la vigilancia de un mayor número de parámetros ambientales, ya estén o no legislados”. En 2007, el Atlas municipal de mortalidad por cáncer en España ya situaba en tres veces más en Huelva que en el resto de la península el riesgo de padecer un tumor de laringe, tejido conjuntivo o pulmón.
Las denuncias de asociaciones y colectivos sobre la malignidad de la actividad química en Huelva han quedado refrendadas por un informe emitido por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a principios de 2018, que viene a corroborar oficialmente que la actividad productiva desarrollada en el polo químico es perjudicial para la población y mata. En concreto, el informe asocia la presencia en el aire de partículas ultrafinas secundarias, procedentes fundamentalmente de la actividad industrial, con la mortalidad en la ciudad de Huelva.
El CSIC constata directamente, según la Mesa de la Ría, que cada vez que se produce un pico de emisiones contaminantes se ocasiona un incremento directo y contrastado de mortandad en ese mismo día. El estudio, que ha sido publicado en la revista científica Enviroment International confirma que, en el caso de Huelva, el exceso de mortalidad se debe a las emisiones procedentes de la industria y no tanto al tráfico como se puede constatar en el caso de Barcelona, por ejemplo, ciudad también presente en el estudio.
El Consejo de Seguridad Nuclear sitúa a las Marismas de Mendaña como uno de los seis puntos negros de la radiactividad en España
Asimismo, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) en un informe emitido el pasado octubre reconoce oficialmente como “zonas afectadas de radiación” las balsas de fosfoyesos. En concreto el estudio pone de manifiesto seis puntos negros de radiactividad en España entre los que se encuentran las Marismas de Mendaña, situadas en el estuario del río Tinto, justo antes de su confluencia con el río Odiel. En este punto, en el terreno conocido como CRI-9, se ubica una extensión de aproximadamente 1.600 metros cuadrados donde se constata la presencia de Cesio-137. En la misma zona el informe confirma la presencia de Radio-226 en la balsa de fosfoyesos que ocupa una extensión de unas 1.200 hectáreas.
Las dos zonas afectadas por radiactividad en Huelva no están catalogadas oficialmente como terreno contaminado fundamentalmente porque el inventario de suelos afectados por radiación no está elaborado, no porque se pueda afirmar con rotundidad que no lo sean. Este limbo legal impide conocer, oficialmente, si alguno de estos espacios supone riesgo para la salud, pese a los informes independientes y las estadísticas que así lo sugieren.
Una amenaza para la salud y el medioambiente
Los fosfoyesos, un residuo blanco del yeso que procede de la producción industrial de ácido fosfórico, tienen consideración de sustancias radiactivas, una vida media muy larga y un fuerte grado de toxicidad. Han sido vertidos indiscriminadamente en las marismas, durante décadas, por la empresa Fertiberia, dedicada a la producción de fertilizantes químicos.
Una resolución del Tribunal Supremo, que confirma una sentencia de la Audiencia Nacional, obliga a Fertiberia a presentar un aval de 65 millones de euros para eliminar las balsas de fosfoyesos que creó sobre las marismas más cercanas a la ciudad. Estas balsas albergan desde aguas ácidas a metales pesados, radón, fosfatos y floruros entre otras sustancias. La sentencia, que es de 2015, paraliza los vertidos a la marisma y conmina a la empresa a recuperarla. Pero aún no se ha ejecutado ya que el proyecto de limpieza presentado por Fertiberia se encuentra a la espera del pronunciamiento del Ministerio de Transición Ecológica sobre su idoneidad. La Junta de Andalucía también deberá pronunciarse sobre la Autorización Ambiental Integrada y ya ha anunciado que la propuesta presentada por Fertiberia “no vale”. También rechazan la propuesta de Fertiberia el Ayuntamiento de Huelva, la Mesa de la Ría y diversas asociaciones ecologistas, como WWF, de la que partió la demanda que ha terminado en esta sentencia.
La Junta de Andalucía ya ha anunciado que la propuesta presentada por Fertiberia “no vale”
La propuesta de Fertiberia pasa por cubrir las balsas de residuos con un polímero plástico, arcilla y tierra cultivable. En palabras de la empresa, “encapsular” los residuos sin afección al medio ambiente circundante y dejar que la naturaleza cree un nuevo espacio donde antes hubo una marisma.
La Mesa de la Ría, convocante de la última manifestación contra los fosfoyesos el pasado martes, donde se dio lectura al manifiesto “Por una Ría Limpia” respaldado por unas 80 asociaciones y colectivos vecinales y la firma de más de 30.000 personas, rechaza el proyecto de Fertiberia e insta a la presentación de una alternativa para la recuperación de la marisma que la devuelva a su estado natural. Esta propuesta incluiría el traslado de los residuos a un vertedero por determinar, una decisión que debe ser, en opinión del concejal de Mesa de la Ría en el Ayuntamiento de Huelva, Rafael Gavilán, resultado de una decisión política fundamentada en la exigencia ciudadana de que se haga justicia. Luego serán los técnicos los que indiquen cómo, cuándo, dónde, y de qué manera se hará la retirada que deberá ser sufragada por Fertiberia.
Hasta que no se pronuncie el ministerio sobre la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) de la propuesta de Fertiberia no será posible vislumbrar el futuro que las balsas de fosfoyesos tendrán ni podrá eliminarse la amenaza sanitaria y medioambiental que estos residuos suponen para la población onubense y su entorno. Esto no ocurrirá, como pronto, hasta finales de marzo, fecha que ha comprometido el Ministerio de Transición Ecológica para emitir el informe de impacto ambiental. Para fundamentarlo ha solicitado tanto a la Junta de Andalucía como al Ayuntamiento de Huelva la máxima información técnica que puedan aportar.
Así, de momento, el asunto queda a la espera de que se elabore la DIA y con la amenaza de que la convocatoria de elecciones anticipadas y un posible cambio de gobierno den al traste con el compromiso de elaborar el informe que permita dilucidar cuál será el futuro de las balsas de fosfoyesos en Huelva.
En cualquier caso la solución no llegará a corto plazo a la ciudad aunque, mientras tanto, los riesgos no desaparecen. A pesar de no depositarse nuevos residuos desde 2010, los que contienen las balsas de fosfoyesos presentan vías abiertas y corren el riesgo de verterse y provocar una nueva catástrofe ecológica.
La Sociedad Andaluza de Oncología Médica contabiliza más de 2.500 nuevos casos de cáncer en la ciudad de Huelva en el año 2017
A lo largo de los años la conciencia social sobre la peligrosidad que la presencia de los lodos radiactivos de los fosfoyesos junto a la constatación, por pura experiencia vital, del aumento de los casos de cáncer en la ciudad, más de 2.500 nuevos casos de cáncer en la ciudad en el año 2017, según datos de la Sociedad Andaluza de Oncología Médica (SOAM), han favorecido el desarrollo de movimientos ecologistas, asociativos y vecinales de rechazo a esta práctica industrial. La propia Mesa de la Ría surgió en el año 2002 en el seno del Colegio de Arquitectos de Huelva con el objetivo de buscar, junto a las administraciones, formaciones políticas, sindicatos, instituciones y organizaciones locales, una alternativa de futuro de la Industria Química de Huelva y de recuperar para uso ciudadano los terrenos ubicados en la confluencia de los ríos Tinto y Odiel.
Se abrió así a la sociedad onubense el debate sobre un asunto que había sido tabú hasta ese momento, el de la conveniencia de la presencia de la industria química dentro de los límites urbanos de la ciudad. Los puestos de trabajo producidos por la industria química se anteponían en ciertos debates a las posibles consecuencias de salud e higiene medioambiental que la práctica traía sobre los habitantes. El desconocimiento, el silencio de las administraciones, y la falta de estudios oficiales no favorecían la creación de una conciencia social de rechazo a la contaminación provocada por los residuos químicos.
Años de opacidad y silencio
Con el paso de los años la retirada de los lodos radiactivos de los fosfoyesos se ha convertido en el caballo de batalla y buque insignia de la Mesa de la Ría, actualmente constituida en Asociación Ciudadana, libre de formaciones políticas e independiente económicamente, que lleva su propuesta por una Huelva libre de contaminación hasta el consistorio municipal donde cuenta con un concejal en la presente legislatura.
La lucha contra los fosfoyesos en Huelva ha vivido años de bloqueo y silencio, especialmente durante la titularidad del Ministerio de Medio Ambiente de Isabel García Tejerina, exdirectora de Planificación Estratégica de Fertiberia.
La lucha contra los fosfoyesos en la ciudad no ha podido dar un salto cualitativo hasta que no ha estado respaldada por la decisión del Tribunal Supremo y, políticamente, ha vivido años de bloqueo y silencio especialmente durante la titularidad del Ministerio de Medio Ambiente de Isabel García Tejerina, exdirectora de Planificación Estratégica de Fertiberia.
En la actualidad la Mesa de los Fosfoyesos, un órgano de participación creado a instancia del Ayuntamiento para buscar una solución a las balsas que albergan 120 millones de toneladas de residuos industriales (integrado por Ayuntamiento, Junta de Andalucía, Gobierno Central, grupos políticos y colectivos), y un Comité de Expertos formado por una decena de especialistas en diferentes disciplinas buscan soluciones para las balsas de fosfoyesos y la recuperación de las marismas de Mendaña en Huelva.
La ciudad, que obtuvo un gran impulso económico a mediados de la década de los 60 del pasado siglo, con la implantación de refinerías de petróleo, gas natural o centrales térmicas en el polo químico, precisa ahora de liberarse de estas actividades altamente perjudiciales para el medio ambiente y sobre todo muy dañinas para el ser humano y evolucionar hacia actividades económicas más respetuosas con la vida y el entorno. Mejorar los niveles de seguridad y reducir el impacto sobre la ciudad y el medio ambiente son los objetivos de colectivos como la Mesa de la Ría que pretende que, conforme vayan acabando su ciclo las industrias actuales se vayan marchando de Huelva y que no se instalen otras nuevas. De esta forma será posible recuperar la avenida Francisco Montenegro y descontaminar los terrenos que han estado ocupados por la industria.
Conforme los estudios que certifican la influencia directa de la actividad industrial en la elevada mortalidad de la población se suceden se hace más evidente la necesidad de encontrar soluciones eficaces y urgentes que preserven y garanticen la salud y el medio ambiente, que aporten calidad de vida y permitan el desarrollo económico de Huelva en nuevos sectores productivos.
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