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Alberto Reyero: “Culpar a Pablo Iglesias de la tragedia de las residencias es una gran mentira”
El 2 de octubre de 2020, Alberto Reyero Zubiri (Madrid, 1962) presentaba su dimisión como consejero de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid. Su puesto, al que llegó por un acuerdo de gobierno entre Cs y PP, se situó en el epicentro de la tragedia durante la primera ola del covid-19. Antaño en la oposición, primero con UPyD y luego con Cs, en marzo de 2020 era el responsable de las residencias, lugares pensados para cuidar pero no para curar. 7.291 mayores perecieron sin ser trasladados a un hospital mientras Reyero asegura que no paró de pedir ayuda para medicalizar estos centros a la Consejería de Sanidad, capitaneada por Enrique Ruiz Escudero. Algo a lo que se comprometió el equipo de gobierno de Isabel Díaz Ayuso desde los primeros días de la crisis. Algo que nunca sucedió. Por el contrario, intentaron que todo recayera sobre sus espaldas, una “jugada clásica” de los gobiernos del PP: “echar la culpa a los demás e intentar salvarse el pellejo”, asegura.
Reyero recopila todo lo acaecido durante aquellos días en el libro Morirán de forma indigna (Libros del K.O., 2022), un testimonio honesto y documentado, un ejercicio de transparencia solo acotado por la confidencialidad a la que se someten los que participan en las reuniones del Consejo de Gobierno. Atiende a El Salto en una mañana movida, en la que los medios no paran de llamar a su puerta. De hecho, entrará en directo en EITB en medio de esta entrevista. “Me llama la radio pública vasca, pero no Telemadrid”, se queja.
Dos días antes, su libro era utilizado como arma arrojadiza por la bancada popular en la Asamblea de Madrid, cuando las formaciones en la oposición intentaban reabrir la comisión de investigación sobre lo ocurrido dentro de las paredes de los geriátricos. Los populares replicaban que lo único que estaban intentando era dar publicidad al libro. Ese mismo día, el vicepresidente, Enrique Ossorio, aseguraba que reabrir la comisión de investigación, cerrada de forma abrupta por la convocatoria de elecciones, no era necesario porque los familiares ya habían superado lo que sucedió. Y no queda más remedio que comenzar la entrevista con esta declaración.
Mientras en la Asamblea de Madrid el PP bloquea cualquier intento por reanudar la comisión de investigación sobre las residencias, el vicepresidente de la Comunidad de Madrid justificaba este miércoles que no era necesario abrir una comisión de investigación porque “los familiares ya lo han superado”. ¿Qué te parece esta frase?
La primera impresión es que no me llamó la atención. Es lo mismo que llevan diciendo durante todo este tiempo. Es un comentario de una crueldad innecesaria con los familiares. Y es que además es una gran mentira. Los familiares lo que están demandando es precisamente que se conozca la verdad y que se haga justicia, no que no se hable de ese tema. Es que no han hablado ni siquiera con los familiares. Me parece lamentable.
En el libro menciono que no hace falta que se erijan como defensores de la sociedad, los familiares no necesitan defensores, se defienden ellos mismos. Pero de lo que se trata es de conocer la verdad y no esconderla, que es lo que suele hacer el Partido Popular de manera demasiado habitual.
Yo no elegí gobernar con el PP. Yo soy de los que defiende que Ciudadanos tenía un papel de regeneración política que no ejerció
Tú, antes de entrar en política, eras bastante crítico con las políticas sociales del PP, especialmente con la gestión de Esperanza Aguirre. ¿Por qué accedes a entrar en un gobierno del PP?
Porque era la única alternativa que teníamos. Yo no elegí gobernar con el Partido Popular. Gobernar con el Partido Popular nos puso a los pies de los caballos.
En cualquier caso, siempre es muy difícil gobernar con quien lleva gobernando tantos años. Y bueno, pues esa era la solución. Yo pensaba, quizás de una manera ilusa, que podría cambiar las cosas. Tendría oportunidades para introducir los cambios que yo consideraba que eran necesarios, porque yo llevaba ocho años en la oposición. En el PP pensarían que por el hecho de acceder a la consejería iba a pensar de otra manera. Y yo he seguido defendiendo siempre lo mismo estando en la oposición y en el gobierno. Y eso tuvo un coste. Pero yo creo que el error de Ciudadanos fue claro. Creo que la decisión debería haber sido otra y, además, yo soy de los que defiende que Ciudadanos tenía un papel de regeneración política que no ejerció.
¿Qué querías hacer tú en las residencias?
Pues quería cambiar muchas cosas. De hecho, a las pocas semanas de llegar, lo primero que hice fue convocar a patronales y sindicatos para hablarles de que había que cambiar el modelo de residencias que tenemos. No es adecuado, gran parte del mismo está externalizado y eso exige por parte de la administración un control y una inspección que no se producían.
Y por eso dimos algunos pasos. Fuimos transparentes a la hora de publicar qué residencias habían tenido sanciones y cuáles no y también sancionamos de la manera más grave posible, que es iniciar un proceso de resolución de contratos interrelacionado con el modelo que existe, que es bastante pernicioso, en residencias públicas gestionadas por un tercero, unas residencias que son incluso peores que las concertadas y que las privadas. Un sistema en el que lo único que prima es el low cost, que te entren auténticas empresas pirata. Iniciamos todo ese proceso y también un cambio importante en todo lo que se refiere a la legislación y la normativa existente en residencias que es de los años 80-90 y hay que hacer un cambio importante y tener residencias del siglo XXI. El perfil del residente en los últimos años ha cambiado mucho. En las residencias madrileñas solo entran personas con una gran dependencia que necesitan otro tipo de atención.
Hablamos de que es necesario otro modelo. En Madrid hay 25 residencias públicas y 450 privadas. Dentro de las públicas, 18 tienen su gestión externalizada. Como has comentado ya, en su gestión ha habido empresas piratas como Aralia o fondos buitre como Domus VI, donde la rentabilidad está por encima del cuidado de los mayores. ¿Consideras que la clave está en acabar con el modelo de la colaboración público-privada?
Yo no estoy de acuerdo con que se tenga que acabar con la colaboración público-privada porque además creo que es una utopía imposible de realizar. Gobierne quien gobierne, todas las comunidades autónomas tienen un modelo de colaboración público-privada y yo creo que si fuera todo público no sería la solución. Si creo que el peso de lo público y lo privado está muy desproporcionado y creo que debería tener más peso la administración gestionando directamente las residencias. Cuando éramos oposición, votamos a favor de que las residencias públicas de gestión privada, cuando fueran terminando los contratos, pasaran a ser de gestión pública.
Acabar con un sistema es prácticamente imposible, porque además eso necesitaría de unas grandes indemnizaciones y es algo creo que imposible de realizar, pero el papel de la administración está en controlar y en ser muy duro. Yo propuse la sanción grave de cuatro residencias ¿Qué pasa? ¿Qué en los 25 años anteriores ninguna empresa había cometido una infracción tan grave como las que yo estaba castigando? Claro que sí, lo que pasa es que antes se arreglaban las cosas de otra manera. Y también eso me trajo consecuencias y las cuento en el libro.
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En Madrid existen 426 residencias para la tercera edad, de las que 25 son 100% públicas y 18 tienen su gestión externalizada. El resto son privadas, un pastel que no pasa desapercibido a las empresas que buscan maximizar la rentabilidad del cuidado de personas mayores.
Ya entrando en el libro y un poco en la situación previa de la que partían las residencias, ¿Crees que las altas ratios, la masificación en los centros, los pocos recursos que había, fueron el caldo de cultivo perfecto para una tragedia así?
Yo creo que fue un factor que influyó. En cualquier catástrofe son muchos los factores que se juntan. Un informe de Amnistía Internacional, que se publicó a finales del año 2020, dice que los recortes que se habían producido, sobre todo en 2012, tuvieron consecuencias no solo en lo que se refiere a las residencias, sino también en lo que se refiere a la sanidad.
Ya entrando en la tragedia, explicas que desde el Gobierno central ejercieron la labor que les tocaba, que era la de coordinación. ¿Qué piensas cuando los populares culpan a Pablo Iglesias de la tragedia de las residencias?
Me parece que es una gran mentira. Es verdad que él salió en una rueda de prensa muy al estilo Pablo Iglesias diciendo algunas cosas que no se correspondían con la realidad, pero las competencias están establecidas en la Constitución, las competencias de la asistencia social son de las comunidades autónomas y el propio decreto del Estado de Alarma así lo establecía.
Yo siempre lo he dicho, no deja de ser un bulo, pero un bulo muy inteligente. Se puso en el foco a Pablo Iglesias, que para un gran sector de la sociedad es el demonio personificado.
Ellos nos decían que el problema de las residencias era nuestro y que nos las teníamos que apañar, cuando el mundo de las residencias está muy externalizado, los sanitarios son muy pocos y no podíamos afrontar una emergencias sanitaria
Afirmas que en el inicio de la tragedia pediste ayuda a la Consejería de Sanidad, en manos del PP. En concreto, pediste 50 médicos y 50 enfermeras para reforzar la atención sanitaria a las residencias. ¿Qué respuesta obtuviste?
No solo yo, sino todo mi equipo pedimos la involucración de la Consejería de Sanidad ante la situación que estábamos viviendo. En ese Consejo de Gobierno yo acababa de visitar una residencia gravemente afectada el día 24 de marzo, en la que pude ver de primera mano cómo era la situación, y era una situación de emergencia sanitaria. Yo hice una petición concreta y muy modesta. Antonio Burgueño— a quien Ayuso reclutó para ponerle al frente de la gestión de la pandemia— dijo que hubieran sido necesarios 3.000 médicos para atender lo que ocurría en las residencias. Hacía una petición modesta, sobre todo para aquellas residencias que estaban en una situación muy crítica. Y la respuesta fue de indiferencia, frialdad. Y no puedo ser más explícito porque los Consejos de Gobierno, igual que los Consejos de Ministros, tienen una salvaguarda que las deliberaciones son secretas y no puedo entrar en más detalles. Pero creo que además, viendo cómo han sido las declaraciones de Ossorio, yo casi diría que ese es el ejemplo de la respuesta que me encontré. Incluso recibí un WhatsApp de un compañero de gobierno, en este caso de Ciudadanos, que me decía “les da igual”.
La sensación que teníamos es que ellos nos decían que el problema de las residencias era nuestro y que nos las teníamos que apañar cuando el mundo de las residencias está muy externalizado, los sanitarios son muy pocos, no podíamos afrontar una emergencias sanitaria y otras comunidades autónomas de distinto signo estaban actuando de otra manera.
Explicas en el libro que intentaban hacer recaer las culpas sobre la Consejería de Políticas Sociales, pero es un poco como intentar culpar a la Consejería de Turismo de no poder atajar una catástrofe humanitaria.
Es que es así, es que no teníamos medios suficientes, es que lo que necesitábamos eran médicos. Yo creo que eso no sé si al final acabaron por entenderlo. Las residencias son lugares para cuidar, no para curar. Cualquiera que haya tenido a un familiar suyo en una residencia sabe que ahí hay un médico o un enfermero, pero normalmente lo que hacen es tratar la diabetes, los problemas crónicos que tienen los mayores e incluso en muchos casos pueden hasta solucionar una infección urinaria, por ejemplo. Pero para problemas tan graves lo habitual es llamar a urgencias, o le lleva el familiar a urgencias, o le lleva una ambulancia y le tratan el problema en agudos.
Las residencias no son más que los hogares de los mayores y, por lo tanto, no se puede pretender que ante una emergencia como aquella se pudiera sofocar directamente allí. Eso hubiera significado que hubieran tenido que ir los médicos de Atención Primaria allí en lugar de a IFEMA. Y eso no ocurrió por una decisión política. IFEMA era un sitio en el que la propaganda era importante, antes que en las residencias que eran lugares de los que casi nadie hablaba. Los periodistas lo más que hacían era ponerse en la puerta con una alcachofa a contar el número de muertos que había ocurrido.
Yo creo que hay decisiones políticas y deberían dar una explicación en una comisión de investigación. La gente tiene que preguntarles por qué enviaron los médicos de Atención Primaria a IFEMA en lugar de a las residencias
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¿Qué fue IFEMA?
IFEMA yo lo he definido como un plató televisivo. Yo creo que fue el lugar donde se gestó también la imagen de Isabel Díaz Ayuso. Hay un vídeo de promoción que parece que más que IFEMA está anunciando Marina D’or y utiliza los mismos recursos de márketing. Eso con una frase redonda que dice que es el “hospital milagro”. Pero las cifras están ahí. Primero, anunciaron más de 5.500 camas. Lo máximo que tuvieron fue 1.500. Ingresaron 3.811 personas. Solo 23 residentes acudieron allí y lo hicieron por error, porque en seguida les sacaron. Solo fallecieron 16 personas durante el periodo que estuvo abierto. En las residencias de la Comunidad de Madrid en ese mismo periodo fallecieron alrededor de 5.000.
En el discurso de clausura la presidenta nos explicó a los mortales lo que significaba un hospital milagro. Y dijo que el que entraba en IFEMA sanaba. ¿Pero que era IFEMA o Lourdes? La gente iba allí a salvarse. Comunicativamente es un éxito absoluto. Y si preguntamos a cualquiera en la calle, al primero que nos encontremos, “¿te acuerdas de IFEMA en la pandemia?”, “¿qué opinas de ello?”, el 99% nos dirá que fue un éxito, y es verdad que fue un éxito montar un hospital de campaña en cuestión de horas, pero es que había un truco tremendo. A IFEMA yo he contado que Ayuso fue seis veces, estuvo el Rey, Pablo Casado, hubo cantantes… fue todo un montaje mientras no se miraba lo que pasaba en las residencias. Me han dicho que hubo mil médicos de Atención Primaria que fueron a IFEMA. Me pregunto qué hubiera ocurrido si en lugar de ir a atender a personas, que ellos definieron después como con poco pronóstico de complicarse, se hubieran ido a las residencias para medicalizarlas.
Lo que hicieron es enviar a las residencias una operación que se denominó ‘Operación bicho’ que fue absolutamente inenarrable. Colocaron a la hija de Burgueño, una autónoma sin ningún tipo de formación, que estaba confinada en Castilla-La Mancha, que no tenía personal, que subcontrató a una compañía de ambulancias… Una situación realmente dantesca y que cuando se conoció públicamente acabaron con ella.
Yo creo que hay decisiones políticas y deberían dar una explicación. Su explicación la tienen que dar en Asamblea, en una comisión de investigación. La gente tiene que preguntarles por qué enviaron los médicos de Atención Primaria a IFEMA en lugar de a las residencias. Y yo creo que a esas preguntas las respuestas que pueden dar no les convencen ni siquiera a ellos y por eso lo que pretenden es que no salga.
Simplemente por ir en una silla de ruedas y tener tus facultades cognitivas perfectas ya te consideraban excluido de atención sanitaria
Cuentas que Ayuso te ocultó una reunión al principio de la pandemia en la que se diseñaron 270 actuaciones. ¿Crees que entre esas actuaciones ya se trazaron las líneas para elaborar protocolos de exclusión sanitaria?
Bueno, yo en el libro he hecho un esfuerzo de documentar públicamente todo y demostrar lo que existe. Burgueño, en una entrevista en El País del mes de junio, dijo que hubo una reunión. Por lo tanto, la reunión es un hecho que se produjo el día 11 de marzo. Una reunión un poco extraña, porque no solo estaba la presidenta y el consejero de Sanidad, estaba el consejero de Hacienda, Javier Fernández Lasquetty, que no sé qué pintaba ahí cuando no estaba el consejero de Políticas Sociales o el vicepresidente. No es que no estuviéramos ahí, es que no se nos dijo nada.
Y luego ya entramos en el terreno de la especulación. Pero es cierto que en los días siguientes hubo hechos que yo no puedo más que relacionar. El día 12 se anunció un plan de lucha contra el covid y una de las medidas era que se iban a medicalizar las residencias. El día 13, a las 9.00, tuvo lugar la primera reunión, según declaró en la comisión de investigación Carlos Mur —entonces director general de Política Sociosanitaria—, para elaborar los protocolos de exclusión en los hospitales. Por lo tanto, día 11 una reunión, el día 12 el plan y el día 13 empiezan a elaborar el protocolo. Pues hombre, yo creo que tampoco hay que ser un lince para relacionar las cosas.
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Hablemos un poco de los protocolos que condicionaban el traslado a residentes enfermos con covid a sus capacidades físicas y cognitivas. Traducidos, porque están escritos de manera enrevesada, establecían que personas con un grado dos o grado tres de dependencia no serían trasladadas a hospitales. ¿Esto qué implica?
El lenguaje era especialmente complicado y de hecho a mí cuando me lo enseñaron necesité que me lo tradujeran porque eran términos médicos. ¿Qué personas se veían afectadas? Pues simplemente por ir en una silla de ruedas y tener tus facultades cognitivas perfectas, ya te consideraban excluido. Y eso no lo digo yo, lo dijo en la comisión de investigación la directora de una residencia de Alcorcón que tuvo un comportamiento ejemplar y que sí que explicó lo que significaba ese protocolo.
Yo creo que es una aberración tan absoluta… Las personas que viven en España tienen derecho a la atención sanitaria y ya, porque eres mayor, porque tienes una enfermedad, quedas excluida y además de esa manera torticera... Para mí es el meollo de la situación. La Comunidad de Madrid fue el único lugar en el que los protocolos se pusieron por escrito. Están correctamente firmados por un director general de la Consejería de Sanidad y me parece muy grave, y evidentemente tendrían que dar explicaciones, por lo menos en la comisión de investigación. Creo que habría que preguntarles si esto fue una iniciativa de una sola persona que se decidió a enviar estos supuestos protocolos o respondía a un plan.
Los protocolos buscaban frenar el colapso y frenar un posible escándalo político.
No tengo ninguna duda. Pero fíjate, el primer protocolo es del día 18 —de marzo— y el más salvaje es el del día 20, que establece ya no recomendaciones, sino criterios de exclusión. La noche del 19 de marzo la presidenta, en 13TV, se refirió a los comentarios que había en ese momento sobre colapso sanitario como un bulo, ella ya negaba directamente la existencia del colapso.
Vamos a suponer que había un colapso y que había que tomar decisiones. Incluso si hubiera habido que tomar las decisiones más dramáticas posibles, si hubiera habido que elegir qué personas podían ser atendidas o no, yo creo que un gobernante responsable lo que tiene que hacer es salir y explicar a sus ciudadanos la situación que se está viviendo y decir “mira, vamos a enfrentamos a una situación que desgraciadamente vamos a tener que elegir”, pero es que eso nunca se ha producido. Y de hecho los recursos no se llevaron al límite. En el IFEMA hubo 1.500 camas, cuando ellos habían anunciado 5.500 y atendió a las personas con pronóstico más leve.
Yo pongo el ejemplo de Ucrania. Seguro que en Ucrania los hospitales están a rebosar. Montan un hospital de campaña. ¿Nos imaginamos que no atendieran a las personas que vienen del frente, probablemente gravemente afectadas, y se atendiera a personas que, hombre, se les puede complicar la cosa, incluso pueden llegar a morir, pero no son especialmente los casos más graves? Esto es lo que ocurrió. Y yo creo que eso es especialmente sangrante.
O el residente va al hospital o el hospital va al residente. Y es que no se produjo ninguna de las dos cosas
Lo más gordo es el protocolo de exclusión, pero el protocolo no se puede entender sin la no medicalización de las residencias. Hay una frase que lo resume muy bien: o el residente va al hospital o el hospital va al residente. Y es que no se produjo ninguna de las dos cosas.
¿Cuándo tuviste conocimiento de estos protocolos no se te pasó por la cabeza acudir a los tribunales?
Pues no, no en ese momento. Yo pongo el ejemplo de una referencia literaria de una novela de Stendhal muy conocida, La cartuja de Parma. Y es que cuando vivimos las situaciones como protagonistas muchas veces no somos capaces de entender toda la realidad.
Yo fui suficientemente consciente para alertar de eso y de ponerlo por escrito al consejero de Sanidad. La primera reacción mía fue de incredulidad, de pensar esto no, esto no puede ser verdad. Esto es un papel, esto no se está aplicando. Luego nos fuimos dando cuenta de lo que eso significaba porque nos decían que se estaban decidiendo los traslados por criterios clínicos y luego nos dimos cuenta que eso no era del todo verdad.
En los datos que recibíamos se notaba un cambio importante a partir del primer protocolo. Es cuando se paraliza la derivación. Yo me he preguntado siempre por qué pusieron estos protocolos por escrito. Y la única razón verosímil que he encontrado es que hubo gente que dijo: “Mira, yo es que no voy a obedecer esta orden salvo que me venga por escrito”. Y esa fue la razón por la que lo pusieron. Pero eso también es especulación y deberían explicarlo los que se encargaron de algo.
Estuviste un tiempo en silencio y hasta abril, en una entrevista con la Cadena Ser, no empezaste a hacer patentes tus críticas a la gestión del equipo de Ayuso. ¿Por qué esperaste tanto?
No estuve en silencio tanto tiempo. El 19 de marzo pedí la ayuda de la presidenta que negó que la UME pudiera entrar en las residencias. La noche del 21 de marzo publiqué una carta que había dirigido al vicepresidente en ese momento, a Pablo Iglesias, solicitando la intervención del ejército. El día 26 de marzo se anuncia de una manera torticera que se me aparta de la gestión de las residencias.
En un momento determinado, fruto de la indignación de conocer que se estaba hablando de repliegue sanitario y de enviar unas unidades del SAMUR a Castilla León fue cuando decidí que iba a hablar. No es fácil hablar dentro de un gobierno cuando te opones a una situación. Y además, cuando en el fondo, tienes mucha confusión acerca de lo que está ocurriendo. Los datos que ahora todos tenemos muy claros, en ese momento no teníamos ni idea ni de las consecuencias de lo que se estaba haciendo. Era una situación realmente traumática. Si hubiera tenido muy claro muchas cosas que luego he tenido, hubiera actuado de otra manera. Pero a veces tienes que tomar decisiones en función de la información que tienes.
Fuiste víctima de manipulación mediática. En un medio de extrema derecha se dijo que te habían retirado las competencias de las residencias, cuando en realidad lo que habían hecho es poner a la Consejería de Sanidad al frente, que era lo que tú venías pidiendo. Sufriste por tanto el estilo Miguel Ángel Rodríguez, el asesor de comunicación de Ayuso. ¿Cómo funciona este engranaje del PP?
Se utiliza un medio que tiene un alcance relativo para que eso salte a los medios generalistas. Eso fue realmente lo que se produjo. Sale la nota de prensa a las 20.00 —titulada Díaz Ayuso activa un plan de choque en residencias de mayores con Sanidad de mando único—. A las 20.15, este medio amigo es muy hábil, ha entendido perfectamente lo que hay detrás, y en el titular dicen que han apartado a Ciudadanos de la gestión de las residencias. Los telediarios de la noche recogieron la interpretación de la nota de prensa que hizo ese medio. Desde Puerta de Sol, que yo señalo que es el origen, ellos dirigen en primer lugar a los medios afines y luego a muchos medios que muchas veces yo creo que tampoco son muy críticos acerca de la información que les llega y casi dan por bueno lo que les llega, que yo creo que eso también el periodismo debería hacérselo ver.
Eso es muy eficaz, porque evidentemente en Puerta del Sol se tiene mucho presupuesto para hacer muchas cosas. No hace falta ser un lince para ver que durante el conflicto con Pablo Casado, este no tenía presupuesto para contrarrestar el poder mediático que puede tener la Comunidad de Madrid. Yo era bastante ingenuo acerca de cómo se comportaban los medios y pude entender muchas de las cosas que ocurren en primera mano. Y creo también que, como ciudadanos, deberíamos ser capaces de que eso no ocurra; debemos rebelarnos.
Coronavirus
Tragedia en las residencias de mayores por el coronavirus
Trabajadoras y familiares alertan de fallas y negligencias en la prevención de la pandemia del covid19 en las residencias de mayores, después de que en pocas horas se revelase la muerte de más de 60 personas ancianas residentes en este tipo de recursos.
Te leo una frase. “Si ha habido criterios técnicos y sanitarios que te dicen que igualmente esta persona va a fallecer, que mejor se quede ahí, yo no lo puedo cuestionar ahora en frío y a toro pasado”. Son palabras de Ayuso en una entrevista en El Mundo. Es la primera vez que reconoce que ha habido protocolos de exclusión. ¿Qué opinas de esta frase?
Esa frase la recuerdo muy bien, venía acompañada de aquella foto famosa de la Mater Dolorosa, que era una campaña clara para mostrar una imagen determinada de Ayuso. Yo creo que en ese momento en la Comunidad de Madrid eran conscientes de que estaba pasando algo que les podía afectar. Son los primeros días de mayo. A los pocos días, el propio diario El Mundo informa acerca del cese del firmante de los protocolos —Carlos Mur— y en el titular le señala de manera inmisericorde como el responsable de todo. Con el tiempo lo hemos interpretado y eso era una voladura controlada. Es decir, ellos eran conscientes de que eso se iba a conocer y por eso ese comentario, que me pareció fuera de lugar, frío y muy poco empático, sin tener en cuenta el sufrimiento de tanta gente, pues a lo mejor no era tan improvisado, sino que era algo que estaba ya pensado.
Residencias de mayores
Familiares de residencias presentan una querella criminal contra Ayuso
Los familiares de las residencias piden justicia más allá de este libro. ¿Piensas entregar todas las pruebas que tienen ante los tribunales?
Por supuesto que si me llaman los tribunales yo estoy obligado a ir, pero vamos, que yo iría de manera muy gustosa.
Yo creo que en este libro mucha gente hablaba de que iba a tirar de la manta y demás y la mayor parte de las cosas que cuento son conocidas. Lo que pasa es que la sociedad está anestesiada, esta información que se ha conocido de manera inconexa yo lo que he hecho es el esfuerzo de introducirla dentro de un relato que yo creo que es un relato lógico dentro de mi versión. Yo también digo que esta es mi versión, seguro que la otra parte tendrá otra. Lo que pasa es que la otra parte no quiere contarla y quiere tapar absolutamente todo.
Yo creo que tampoco ofrezco ninguna novedad, incluso que pueda afectar judicialmente, es más un impacto político que judicial. Siempre he mantenido y también digo que puedo estar equivocado, que mi papel no está en lo judicial, yo formaba parte de ese gobierno, pero sí está en el nivel ético y en el nivel político. Desde que era consejero he ejercido mi función crítica.
Como balance general, en todo este tiempo imagino que habrás escuchado muchas mentiras.
Muchísimas.
¿Cuál es la que más te ha pesado?
El otro día leí unas declaraciones de la presidenta en el Periódico de España en las que negaba absolutamente todo. Negaba que hubiera habido protocolos, que hubieran sido aprobados, que hubieran sido firmados. Y que se siga insistiendo en una cuestión como ésta me parece muy grave; es una gran mentira. Y yo creo que lo que deberían es intentar dar explicaciones y no negarlo absolutamente y que eso además su sector de votantes lo acepté como la verdad, cuando no lo es.
En los Consejeros de Gobierno tenía la sensación de que estaba sentado al lado de gente con muy pocos escrúpulos. Tanto porque admitían los protocolos, como porque habían intentado dirigir una campaña en mi contra
Me dicen las familias que quieren reunirse contigo. ¿Aceptarías una reunión con las familias?
Yo estuve reunido con las familias el día 12 de marzo, por ejemplo, ya cuando habíamos cerrado las residencias. En el mes de julio tuve una reunión que relato en el libro, que fue una reunión que empezó tensa después de lo que había ocurrido, pero yo creo que salimos de una manera correcta. El otro día en la presentación del libro hubo miembros de las tres plataformas fundamentales. Yo estoy encantado siempre de reunirme con ellos y si estuviera en el gobierno también lo seguiría estando. Creo que lo último que un político puede perder es la posibilidad de hablar con sus ciudadanos y sobre todo personas que lo han pasado muy mal y que lo siguen pasando mal y que requieren respuestas. Pero desgraciadamente yo ya solo puedo hablar con ellos como un ciudadano común.
En el día de la presentación hubo personas críticas que pueden no estar de acuerdo con las cosas que yo hice, pero yo soy capaz de mirarles a los ojos y darles mis razones de por qué me comporté de una determinada manera.
Por último, ¿volverías a aceptar un cargo que implique gobernar con el PP?
Taxativamente, no. En el libro cuento mi proceso de dimisión, porque yo esperé a que mi partido estuviera de acuerdo con mi dimisión. Yo me hubiera ido en el mes de junio, pero tampoco me quería ir a las bravas. En ese tiempo de descuento yo lo pasé mal porque en los Consejos de Gobierno tenía la sensación de que estaba sentado al lado de gente con muy pocos escrúpulos. Tanto porque admitían los protocolos, como porque habían intentado dirigir una campaña en mi contra. Por lo tanto, evidentemente, con el Partido Popular, no. Al menos con el Partido Popular de la Comunidad de Madrid, que también es un partido muy especial, y yo creo que no se ha comportado de una manera correcta en ningún momento y creo que además es prácticamente imposible desde dentro el conseguir que cambie.
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La Fiscalía y la Justicia deben hacer su trabajo. Ya han pasado más de dos años y no han movido un dedo. A ver si ahora hay más suerte. No puede quedar impune la actuación criminal del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Las víctimas, los familiares y toda la sociedad de bien estamos esperando justicia y reparación.
Es de agradecer la valentia, coherencia y honradez del señor Reyero. Desde el minuto uno lo fue.
La resistencia de los propietarios de residencias (Florentino Pérez lo es) a que se investiguen los hechos va ser tremenda. Tienen poder y medios de comunicación pesebreros.
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Oiga yo lo que quiero es vender mi libro ehhh