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Análisis
¿Están ganando los hutíes?
El 14 de noviembre de 2023, un mes después del ataque genocida de Israel contra los palestinos en Gaza, Abdul-Malik al-Houthi, uno de los líderes de Ansar Allah y del gobierno de Yemen, realizó un discurso que fue retransmitido por la televisión Al-Masirah. “Tenemos los ojos abiertos a la monitorización constante y la búsqueda de cualquier buque israelí”, dijo. “El enemigo se basa en el camuflaje de sus movimientos en el mar Rojo, especialmente en Bab al-Mandab, y no se atreve a izar las banderas israelíes en sus barcos.” Bab al-Mandab, “la puerta de las lamentaciones”, es el estrecho de 14 millas náuticas entre Yibuti y el Yemen. Lo interesante es que, en arreglo a un tratado de las Naciones Unidas, un país puede reclamar 12 millas náuticas como su límite territorial, lo que significa que la mayor parte de sus aguas se encuentran bajo la jurisdicción de Yemen.
Cinco días después, comandos yemeníes descendieron desde un helicóptero en el Galaxy Leader, un buque de carga que está registrado en las Bahamas y que está operado por la empresa de transporte japonesa NYK, pero que pertenece, en parte, a Abraham Ungar (uno de los hombres israelíes más ricos). El buque sigue retenido en las aguas territoriales de Yemen, en el puerto de Saleef, con sus 25 miembros como rehenes, en la gobernación de Al Hudaydah.
Situado entre Egipto y Jordania, el puerto de Eliat es el único acceso a Israel que no se encuentra en el Mediterráneo
Este asalto al Galaxy Leader, y después a varios otros navíos propiedad de israelíes, detuvo el tráfico de mercancías al Puerto de Eliat, que se encuentra en la desembocadura del golfo de Áqaba. Situado entre Egipto y Jordania, este puerto, que es el único acceso a Israel que no se encuentra en el Mediterráneo, ya no tiene el nivel de tráfico de navíos mercantes que tenía antes de octubre de 2023 y el operador privado del puerto ha dicho que bordea la bancarrota. En el trascurso del año pasado el puerto ha sido objeto de ataques de drones y misiles procedentes de Baréin, Irak y Yemen.
Los ataques estadounidenses no están funcionando
El gobierno yemení ha dicho que cesaría sus ataques si Israel ponía fin a su guerra genocida contra los palestinos. Puesto que la agresión israelí continúa, los ataques de Yemen también han continuado. Estos ataques yemeníes han provocado enormes contraataques a la ya frágil infraestructura de Yemen, incluyendo un ataque israelí a la ciudad portuaria de Al Hudaydah en julio y ataques de misiles puntuales de los Estados Unidos.
Genocidio
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Cuando el presidente estadounidense Joe Biden fue preguntado si los bombardeos aéreos estadounidenses y los ataques con misiles estaban funcionando, respondió con franqueza: “Cuando usted dice ‘funcionando’, ¿quiere decir si está deteniendo a los hutíes? No. ¿Van a continuar? Sí.” En otras palabras, el gobierno de Yemen –erróneamente llamado los hutíes por la tradición zaidí del islam seguida por una cuarta parte de la población yemení– no va a cesar sus ataques sobre Israel solo porque los EE UU y los israelíes hayan estado atacando a su país. La oposición yemení al genocidio israelí excede a la comunidad zaidí, al movimiento Ansar Allah y al gobierno yemení. Incluso Tawakkol Karman, que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2011 y es un crítico del gobierno yemení, ha expresado abiertamente sus críticas a Israel.
Hay al menos 40.000 tropas estadounidenses presentes en Oriente Medio y al menos un grupo de batalla con destructores y portaaviones de manera permanente
La admisión de Biden de que los ataques con misiles estadounidenses no detendrán a Yemen a la hora de llevar a cabo sus ataques es precisa. Yemen se ha enfrentado a un bombardeo criminal de Arabia Saudí desde 2015 a 2023. Los saudíes han destruido buena parte de las infraestructuras en Yemen. Y con todo, los yemeníes han mantenido la habilidad de atacar objetivos israelíes. En octubre de 2024 el ejército estadounidense desplegó bombarderos B-2 Spirit para atacar lo que el Pentágono describió como “cinco objetivos subterráneos”. No es claro si estos depósitos de armas fueron destruidos, pero muestra la creciente desesperación de EE UU e Israel a la hora de intentar detener los ataques yemeníes.
Los nombres de las misiones estadounidenses (Operation Prosperity Guardian y Operation Poseidon Archer) impresionan. Están apoyadas por el despliegue de un grupo de batalla de portaaviones para proteger a Israel y atacar a Yemen, así como a los grupos que tratan de detener el genocidio israelí. Hay al menos 40.000 tropas estadounidenses presentes en Oriente Medio y al menos un grupo de batalla con destructores y portaaviones de manera permanente. De acuerdo con la Marina estadounidense, hay al menos dos destructores en el mar Mediterráneo (el USS Bulkeley y el USS Arleigh Burke) y dos en el mar Rojo (el USS Cole y el USS Jason Dunham), con el grupo de batalla 8, apoyado por el portaaviones USS Harry S. Truman, en ruta al Mediterráneo, y el USS Abraham Lincoln, hacia el océano Pacífico. Hay una considerable potencia de fuego estadounidense en toda el área que rodea a Israel.
Una solución política
Biden no ha sido el único en decir que los ataques estadounidenses contra Yemen han fracasado. El vicealmirante estadounidense George Wikoff, que dirige la operación Prosperity Guardian, dirigiéndose a un público en Washington D.C. desde su base en Baréin el pasado mes de agosto, dijo que los Estados Unidos no pueden “encontrar un centro de gravedad centralizado” de los yemeníes, lo que significa que no pueden aplicar “una política clásica de disuasión”, en referencia a los drones y misiles abatidos con armas estadounidenses.
Wikoff no mencionó que cada uno de los misiles y drones yemeníes cuesta unos 2.000 dólares, mientras que los misiles estadounidenses empleados para derribarlos cuesta dos millones de dólares. En última instancia puede que al final sean los yemeníes quienes estén degradando al ejército estadounidense (el Wall Street Journal informó en octubre que los arsenales estadounidenses tienen problemas de abastecimiento de misiles de defensa aéreos, y ese mismo periódico informó en junio que EEUU había gastado mil millones de dólares en su guerra en Yemen desde octubre de 2023). Como Biden, Wikoff comentó: “¿Los hemos detenido? No.” En un aparte interesante, Wikoff dijo que “la solución no va a venir de la punta de un cañón”.
Por lo que respecta al gobierno yemení, la única solución llegará cuando Israel ponga fin a su genocidio. Pero incluso un alto el fuego podría no ser suficiente. A comienzos de noviembre, la funcionaria de Naciones Unidas Louise Wateridge subió un vídeo a la red social X sobre la desolación en el norte de Gaza y escribió que “toda una sociedad es ahora un cementerio”. La habilidad del gobierno yemení para bloquear el comercio israelí y mantener a los EEUU a raya de su costa podría animarlos a continuar si Israel mantiene sus políticas ilegales de genocidio, limpieza étnica y apartheid. Tanto Wikoff como Biden están de acuerdo en que la política estadounidense no ha funcionado. Wikoff incluso dijo que la solución no iba a llegar mediante la fuerza militar. Que tendrá que ser política.