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Sumar
Yolanda Díaz, entre el ‘pacta sunt servanda’ y el juego de Junts
Los romanos, maestros en la elaboración de reglas (regulae), contribuyeron notablemente a la creación de un principio que perdura desde la Antigüedad hasta nuestros días y que ha sobrevivido a los glosadores medievales y el movimiento codificador del siglo XIX. Se trata del pacta sunt servanda, que en latín significa literalmente “lo pactado obliga”.
Este principio es uno de los pilares del Derecho Civil en materia contractual y establece que un contrato obliga a las partes involucradas. Como abogada graduada en la Universidad de Santiago de Compostela, Yolanda Díaz esto lo sabe bien y es la baza tanto formal como semiótica con la que quiere remontar tras unos meses nada fáciles.
Lo dijo este viernes 17 de enero sin eufemismos, en el primer acto importante de los dirigentes de la coalición Sumar y los diputados del grupo: “Pacta sunt servanda!”, exclamó, y acto seguido añadió: “Hay alternativa, hay esperanza, tenemos audacia y vamos a hacer lo que sabemos hacer: volver a revalidar el gobierno de coalición progresista. Los acuerdos se cumplen, porque si no, rompemos el compromiso con la ciudadanía y generamos desafección en la gente”.
Medalla de bronce
Carteles rosas, blancos y color fucsia con la leyenda “Trabajar menos, vivir mejor”, montados detrás de un pequeño escenario con atril dispuesto delante de decenas de sillas, en el salón principal de la Fundación Ortega-Marañón, en el barrio madrileño de Salamanca. Ese fue el entorno elegido por la coalición Sumar para la primera reunión política del año en una semana muy especial y en la que habló un representante de todas las fuerzas que sustentan la coalición (Catalunya en Comú, Más Madrid, Izquierda Unida, Compromís, Ara Més, Chunta Aragonesista y Equo).
Puede decirse sin temor a errar que los días previos han sido los de los intercambios de declaraciones más duros de Sumar para con el PSOE desde el acuerdo de investidura de octubre de 2023. Especialmente por parte de la propia ministra de Trabajo y también de los otros dirigentes. Pero surtió efecto: el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, debió ceder y aceptó que la reducción de jornada se tramite por la vía de urgencia para acelerar los tiempos y que el proyecto llegue al hemiciclo del Congreso en la primavera.
Tras unas duras semanas por el escándalo del caso Errejón, un decrecimiento en las encuestas a costa de Podemos y constantes ruidos internos, enero daba un motivo a Sumar para sonreír: se le torcía el brazo, al menos un poco, al PSOE
El ambiente en el acto era de alegría contenida y revancha, tanto delante como por detrás de las cámaras. Tras unas duras semanas por el escándalo del caso Errejón, un decrecimiento en las encuestas a costa de Podemos y constantes ruidos internos, enero daba un motivo para sonreír: se le torcía el brazo, al menos un poco, al PSOE. “Hemos dado un paso adelante”, destacó, y tildó la reducción de jornada como “la medida más importante de la legislatura, la que la ciudadanía más apoya”. Y claro está, la que más precisa ella para recomponer su liderazgo.
Con una irónica indirecta, calificó a los socialistas como “acompañantes extravagantes” en el proceso de reformas y por ello pidió “no bajar los brazos”, además de fustigar al Partido Popular y Vox como partidos “al servicio de la patronal”, liderada por un Antonio Garamendi que hace “bromas de mal gusto”, por sus críticas insensatas contra el proyecto. Otra vez, bienvenido el ‘ruido’: el “qué guapo estás” de hace año y medio pasaba al olvido. Ahora Garamendi es feo y un enemigo útil.
En Sumar viven el triunfo sobre el ministro de Economía como el haber obtenido una medalla de bronce pero saben que es el primer galardón. La medalla de plata será conseguir que llegue al hemiciclo el proyecto y con las mejores enmiendas posibles (algunas ellos mismos querrán añadir). El oro es, claro está, conseguir su aprobación.
Un inciso al respecto: hay otro nubarrón en el horizonte y es el que los dos socios del Consejo de Ministros se pongan de acuerdo en cómo afecta el recorte de la jornada de trabajo a los contratos a tiempo parcial. “Esto puede beneficiar mucho a las mujeres y a los jóvenes pero el PSOE está diciendo cuidado con eso”, reflexionaba un diputado. Es que los técnicos de Economía miran con malos ojos lo pactado al respecto con los sindicatos. En el debate de comisión se espera que se salde la pugna.
“Los socialistas se han equivocado, se metieron en un callejón sin salida que ni sus votantes no entienden. Pero el tono ha subido más por la actitud del PSOE que por el deseo de quitarle votos a Podemos. Ellos tienen su espacio mediático, que se lo está dando el PSOE, y lo nuestro es recuperar los votos que se fueron a Sánchez”, responde la misma fuente a El Salto, preguntada sobre la motivación que hizo dar este nuevo ímpetu al grupo.
Fer el préssec, mai
Un proverbio catalán muy común, que significa dejarse enredar y hacer el ridículo, es fer el préssec (hacer el melocotón, en castellano). Si hay algo a lo que Carles Puigdemont parece tenerle fobia y que guía su táctica política es a parecer o ser percibido como el melocotón de Sánchez. Això mai (eso nunca).
En el mismo momento en que Sumar hacía su acto en Madrid, el líder de Junts anunciaba que suspendía las negociaciones con el PSOE y pedía una reunión urgente en Suiza con presencia del verificador internacional por los “incumplimientos” por parte de Sánchez de varios acuerdos alcanzados.
Hace meses que quien habla con fuentes del entorno del expresident decodifica su enorme desconfianza y encono para con los interlocutores socialistas. Además, la obsesión por aparecer en los medios como los negociadores más duros. También no ahorran críticas hacia una Esquerra Republicana que ven blando melocotón.
La cuestión de confianza se ha convertido en otra de las cartas que habrá que barajar en el toma y daca parlamentario porque, temeroso de que Junts dé el portazo a los Presupuestos, el PSOE no quiere descartarla sin más. Con la mayoría que controla la Mesa del Congreso podría bloquearla un largo tiempo, para empezar. Pero esa mayoría se consigue con Sumar. Si la izquierda confederal vota con el PP, sería distinto.
Cuando se pregunta a diferentes fuentes, en Sumar se niegan a dar una respuesta firme. “Todavía falta mucho, la Mesa se reúne en febrero y ni los juristas del Congreso saben bien qué hacer con esa cuestión de confianza”, opinaban desde la dirección del grupo. Otra persona con escaño y de conversación diaria con Díaz, reflexiona: “Es una PNL, lo importante son las otras cuestiones que reclama Junts. Para nosotros la cuestión de confianza es una más del paquete general que se negocia”. Otros dejan trascender lo atónitos que están con los berrinches mediáticos de Puigdemont: “Tienen solo siete escaños, eso sucede. Que es lo único que tienen y por eso hacen todo esto”.
Lo cierto es que el partido posconvergent acaba determinando en buena parte el marco general porque con sus siete diputados votando a favor, Moncloa tendría toda la legislación que quiera, pero sin ellos, poco y nada. Esa debilidad Yolanda Díaz empieza a utilizarla a su favor. ¿Tendrá que ver el nuevo tono áspero con el PSOE por parte de la vicepresidenta con la conversación telefónica que ella tuvo con Puigdemont antes de fin de año? Quién sabe. Pero nadie quiere hacer el melocotón.
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Galvalizi continúa haciendo de portavoz de Sumar más que de Periodista. ¿Dónde quedan las preguntas sobre el contexto y proyección de esta medida? ¿Dónde queda preguntar por las medidas que tendrían mayor impacto social como las de vivienda?... ¿Y Gaza, Sáhara, Ucrania ...?
Este artículo y otros anteriores del mismo autor son Propaganda. Se invisibiliza a Podemos y sus logros recientes. Parece que solo Junts planta cara al PSOE.
Le animo a Galvalizi a abandonar la estrategia de los malos profesores (amiguismo con los estudiantes) y retomar el papel de periodista independiente que aporte visiones críticas, contextualizadas y contrastadas sobre todo aquello que difunda.
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