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Residuos
Del vertedero malasio a tu orina: los viajes posibles de un brik que la ley de residuos podría evitar
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
Hay multitud de productos que, hoy por hoy, ni se reutilizan ni se reciclan en España. Es el caso de un globo, fabricado en su mayoría en látex y usado, pongamos, en una fiesta de cumpleaños o de un mascarilla quirúrgica desechable, fabricada generalmente en polipropileno (sí, un plástico). Envoltorios de alimentos, bolsas de patatas, botellas coloreadas, bolígrafos, mecheros, tubos dentífricos… El abanico de productos que no tendrán otra vida es amplísimo, y cualquiera de ellos podría tomar toda una serie de itinerarios.
Son caminos alejados de la reutilización y el reciclado, de esa economía circular que tanto pretende fomentar la UE con diferentes paquetes legislativos, y que el ordenamiento jurídico actual permite. Sendas posibles generalmente nada sostenibles de un objeto ya utilizado que las organizaciones que forman la Alianza Residuo Cero han querido poner sobre la mesa en la jornada 'Un cambio de rumbo: la prevención de residuos en España’.
Precisamente, dos leyes en trámite en el Congreso podrían cambiar la situación a corto plazo en España: la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, a cuyo proyecto se han presentado más de 700 enmiendas, y el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases, cuyo plazo de consulta pública finalizó el 28 de octubre. Son dos paquetes legislativos clave para que el viaje —o los viajes— que hoy va a protagonizar un envase concreto no se den. O, si se dan, al menos que se produzcan de una forma diferente.
Presentemos pues, a nuestro protagonista: un brik comercializado en España.
Fraude
Un brik está fabricado en un 70% de cartón, un 20% de polietileno (plástico) y un 5% de aluminio, un cóctel de materiales que hace difícil su reutilización. El caso de este envase es el que utiliza el doctor Nicolás Olea, catedrático en Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada y especialista en toxicidad de plásticos y residuos para el ser humano, para ejemplificar lo que califica de enormes deficiencias en la gestión del plástico en España. “Es un caso llamativo porque nos venden la panacea cuando no hay nadie en España capaz de separar el polietileno del exterior del aluminio y el cartón”. La única planta que podía hacerlo, gestionada por la empresa Stora Enso en Barcelona, la cual fue incluso premiada por la Comisión Europea, cerró hace años. No era rentable reciclar briks.
El hallazgo que encontraron en un estudio de la Universidad de McGill da pánico: 12.000 millones de micropartículas y 3.000 millones de nanopartículas plásticas solo en una taza de té
Da igual que este brik de leche o zumo tenga el logo del Punto Verde, el emblema circular formado por dos flechas entrelazadas que señala que Ecoembes ha recibido un dinero para su futuro reciclaje. No se va a reciclar al 100% aunque el precio de ese supuesto futuro reciclado repercuta en lo que paga el comprador, o aunque el ciudadano lo eche al contenedor amarillo. De hecho, un estudio realizado por Eunomia Research & Consulting demostró en 2020 que la tasa de reciclaje de briks es muy inferior a la publicada por la Asociación de Envases de Cartón para Bebidas y Medio Ambiente, a la que Ecoembes reporta los datos. Solo se recicla el 21,5% del mismo, y no lo que dice Ecoembes, empresa encargada del reciclado de envases en régimen de monopolio y controlada por la industria del envasado y la distribución.
Residuos
No, el brik no es un envase ecológico y Ecoembes solo recicla el 21,5% del total
Un estudio de Eunomia Research & Consulting demuestra que la tasa de reciclaje de briks es muy inferior a la publicada por la Asociación de Envases de Cartón para Bebidas y Medio Ambiente, a la que Ecoembes reporta los datos.
Valeria Riaza, joven activista de Fridays for Future, pone crudas palabras a esta situación: “Nos están engañando en nuestra cara. Siento decirlo así pero es que es muy frustrante como consumidora y como persona que intenta a nivel individual crear un cambio”. Y es que, como continúa, en el imaginario colectivo un brik es 100% reciclable, “¿por qué si no ibas a tirarlo al contenedor amarillo?
Tu refresco en Asia
Si no se recicla, el material del que está hecho un brik, al igual que pasa con millones de envases y productos, puede acabar en muchos sitios. Incluido un vertedero malasio. En 2018, China dijo basta y cerró las puertas a la llegada de millones de toneladas anuales de residuos provenientes de otros países, también de España. Cansada de gestionar la basura de otros entre crisis ecológicas, vertederos colapsados y unos residuos locales crecientes, la decisión reventó las “cadenas de reciclaje” de medio planeta. Y la pelota pasó al sudeste asiático. Concretamente, como explica Mageswari Sangaralingam, integrante de Amigos de la Tierra Malasia, a “Tailandia, Malasia y Vietnam”.
Mageswari Sangaralingam: “Lo que le pido a los ciudadanos europeos y españoles es que os hagáis cargo de vuestra propia basura”
Con los inversores chinos dedicados a este negocio mudándose a estos países, la situación colapsó de nuevo. Las autoridades malasias incluso devolvieron 3.700 toneladas de residuos plásticos que habían entrado ilegalmente provenientes de una docena de países, España incluida. Fue un escándalo internacional que denunció la propia ministra de Medio Ambiente de Malasia, Yeo Bee Yin.
Mientras tanto Mageswari, que cuenta que actualmente el gobierno de su país ha vuelto a abrir la veda, habla de corrupción, de datos de entrada de residuos falseados, de vertederos colapsados y de “problemas respiratorios y erupciones cutáneas” provocados a la población por acumulaciones e incineradoras. Desde la otra punta del mundo manda un claro mensaje: “Lo que le pido a los ciudadanos europeos y españoles es que os hagáis cargo de vuestra propia basura”.
Por supuesto, Ecoembes niega que exporte residuos a otros países. Sin embargo, las pruebas no dejan mucho lugar a dudas. “Otras empresas a las que Ecoembes delega esos residuos sí que exportan. Había un bote que ponía baños, con ‘ñ’ española. No pueden decir que no han exportado esa basura si tienen el monopolio del reciclaje del plástico”, expone Valeria Riaza. De hecho, Greenpeace ya avisó en 2020 que había encontrado, dos años seguidos, envases plásticos españoles en vertederos ilegales del país del sudeste asiático, como el de Jenjarom.
El vertedero en casa
En otro viaje, este brik podía haber quedado más cerca. Posibilidades hay si este envase no se recicla y si se tiene en cuenta que cada año se comercializan millones de ellos solo en España. Aunque no hay datos oficiales del número de briks o latas que se comercializa, una demanda de las organizaciones que forman la Alianza Residuo Cero. Tampoco trazabilidad para saber el camino de ese envase, algo a lo que parece que meterá mano el real decreto de envases, especialmente si finalmente se pone en marcha un sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) de envases que obligaría a que cada uno tuviese un código diferenciador.
Mari Nieves Rodríguez: “El olor llega y tu casa se convierte en el vertedero”
Con más cerca hablamos de alguno de los vertederos o macrovertederos que existen en el Estado, algunos de ellos ya colmatados o saturados. Y si llega al vertedero, se puede meter en tu casa. Es lo que le pasa cada día a Mari Nieves Rodríguez, residente en El Campello (Alicante) e integrante por imperativo sanitario de la Asociación de Afectados por el Vertedero Les Canayades. “Esto empezó en mayo de 2009. Llegaron unos olores desagradables, nauseabundos. Duraron una hora, pero a las 22 horas empezó de nuevo”. La fecha coincide con el inicio de operaciones del vertedero. Y así van doce años, tres procedimientos legislativos rechazados por las autoridades, y uno más actualmente en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana por vulneración de derechos fundamentales. Más de una década de peleas con la gestora de las instalaciones, FCC, los juzgados y las administraciones, con poco éxito de los vecinos por el momento.
Sistemas de depósito
Residuos La industria europea de refrescos y agua embotellada llama a crear sistemas de depósito de envases
“El olor llega y tu casa se convierte en el vertedero”. Ahí es nada, aunque ella dice que eso no es lo peor. “El olor nos avisa, el problema es que tenemos químicos, y muchos. No los hueles, pero los tienes”. Enumera problemas de salud de los vecinos y saca a relucir estudios de la Universitat Politècnica de Valencia y de la Miguel Hernández de Elche que certifican olores y molestias por encima de lo permitido y problemas de salubridad. Como cuenta Rodríguez, Pedro José Martínez, doctor en Químicas y perito de Socioenginyeria, la empresa que realizó un estudio de campo sobre olfatometría en las casas de los vecinos por encargo de la Asociación, les dio una seria recomendación tras constatar la situación: que abandonen su hogares.
Placenta y orina plástica
El doctor Olea remarca que tóxicos llegados de todo tipo de residuos no solo llegan a tu casa, también a tu cuerpo. Él lleva años investigando y certificando la presencia de compuestos químicos en nuestro interior, sustancias que alteran las hormonas: los llamados disruptores endocrinos. “Hablamos de miles de compuestos: los bisfenoles, los ftalatos, los retardantes del fuego, los perfluorados no organoclorados, los parabenos… Toda una serie de nombres que se van haciendo cada vez más comunes y que afectan a la salud humana a través de mecanismos hormonales”. No clasificados como cancerígenos ni tóxicos, algunos de ellos comienzan a catalogarse como disruptores endocrinos. Incluso unos pocos están siendo prohibidos, como el bisfenol A en Francia, presente por ejemplo en los tickets y facturas que se reciben al pagar con la tarjeta de crédito.
Físicamente, las partículas contaminantes plásticas llegan a nuestro interior. Algunas de ellas tienen actividad hormonal, “como el caso clarísimo de los ftalatos y del bisfenol A”, explica el científico. También a través de los peces y el mar, con compuestos orgánicos persistentes acumulados en la grasa de los animales. Como ejemplo de ello recuerda el caso del cachalote encontrado en la costa granadina en 2013 con 18 kg de plástico de invernadero en su interior. Y el problema es complejo: “Ahora sabemos que el 60% de los plásticos del mar están en el fondo y es fundamentalmente rayón y poliéster, fibra textil que pesa más que el agua y se hunde”.
Valeria Riaza, Fridays for Future: “Nos están engañando en nuestra cara. Siento decirlo así pero es que es muy frustrante como consumidora y como persona que intenta a nivel individual crear un cambio”
El investigador denuncia situaciones “tan dramáticas y estúpidas” como la puesta en el mercado de las nuevas bolsitas de nailon, un polímero plástico sintético, para las infusiones para sustituir a la celulosa. Así lo ha denunciado una investigación de la Universidad de McGill, en Canadá, que estudió qué dejaban en una taza de té estos materiales. El hallazgo que encontraron da pánico: 12.000 millones de micropartículas y 3.000 millones de nanopartículas solo en una taza de té. En total 12 microgramos plásticos que te bebes en unos minutos. El poleo-menta se suma así a la larga lista de alimentos contaminados por plásticos, que van desde la sal a los mariscos, pasando por la madre de toda vida: el agua.
En modo tan crudo como realista prosigue el doctor Olea: “Al final el polvo de la casa es fundamentalmente plástico que viene de la fibra textil y aparecen los italianos recientemente describiendo lo que ellos llaman la plasticenta, el plástico en la placenta humana”. Olea se refería la estudio publicado en Environment International que había encontrado microplásticos en cuatro placentas. Si ya hay plástico incluso ahí, no quedan fronteras a las que no llegue.
Salud
Salud Plasticenta: parimos plástico
Por si la alarma era poca, Olea continúa denunciando que “los niños españoles mean todos los días ftalatos y plásticos”. Él mismo se ha hecho análisis y los datos no dejan mucha duda: “Ya puedo decir que yo también meo plástico”.
Fuego y dioxinas
Entre las diferentes formas por las que un plástico llega a un cuerpo está la vía olfativa. De plásticos o de derivados producidos tras quemarse estos y otros desechos en una incineradora, a menudo tóxicos. Es una política básica de gestión de residuos en muchos territorios, donde plantas como la de Valdemingómez, en Madrid, o Zubieta, en Donostia, queman toneladas de residuos cada mes.
Según un estudio publicado en Environmental Research el pasado año, con una investigación de varias universidades y centros hospitalarios de tres décadas, los casos de cáncer de mama aumentan hasta un 52% en las poblaciones que están en un radio de 5 km, y un 28% en un radio de diez.
Juliá Álvaro: “Mientras la academia y los científicos tienen muy estudiadas cuáles son las realidades, los problemas y las soluciones, estas no se toman y van muy lentas porque hay un entramado de poder económico que está parándolas constantemente”
Joseba Belaustegi, miembro del colectivo GuraSOS, afectados por la incineradora de Zubieta, incide en tratar el problema en su conjunto y no desde el “cerca de mi casa no”. Habla de que la incineración debería ser “la última solución”, dado que esta práctica produce, entre otros tóxicos, dioxinas. Se trata de compuestos que incluyen una amplia gama de sustancias tóxicas que se forman durante la combustión de materia orgánica a determinadas temperaturas, como es el caso de las incineradoras de residuos o cementeras, a menudo con permiso de la quema de residuos.
Ya en 2010 la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria alertó de que el 8% de los alimentos y piensos en la Unión Europea exceden los niveles máximos permitidos de dioxinas y de policlorobifenilos (PCB), estos últimos compuestos tóxicos formados también en la quema de residuos. Pero plantas como la Zubieta, puesta en marcha recientemente, han seguido adelante y cementeras como la de Cemex en Buñol (Alicante) continúan obteniendo permiso para quemar, tal como ha aceptado la Conselleria de Transición Ecológica este 27 de octubre para 153.000 toneladas de residuos. En el mundillo a esto se le llama “revalorizar” y desde las organizaciones ecologistas llevan años denunciando que Ecoembes incluye esta “revalorización” en las cifras de reciclado.
Enseñanzas del pasado
Por supuesto, el brik también puede acabar en el descampado de al lado de tu casa, en un parque natural o en un río (y después el mar). Desde Retorna llevan años alertando que “35 millones de latas, botellas y briks se pierden cada día en España contaminando nuestro entorno y dañando nuestra salud” en un problema que ningún ser humano del planeta puede decir que no haya visto.
Es algo en lo que puede ser clave la probable puesta en marcha de un sistema de depósito, devolución y retorno de envases con la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados, aunque de momento no se contempla un clásico de la devolución del casco como se hacía antiguamente: las botellas de vidrio.
Residuos
Residuos El Gobierno se enfrenta a Ecoembes y apuesta por el retorno de envases ante las pobres cifras de reciclado
A falta de ver cómo queda redactada tanto la Ley de Residuos como el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases, lo cierto es que, salvo la industria, pocos dudan de que, como señala Gabriel Castañares, director general de Políticas Palanca para la Agenda 2030, un SDDR “permitiría avanzar en términos de reciclaje y reutilización”, sistemas que, continúa “permiten un cambio conceptual y paradigmático de pasar de algo que llamamos residuo o basura a algo que tiene un valor, y ese valor, gracias al retorno este producto, se hace efectivo”.
Oportunidad única
El contexto para estas dos leyes es excepcional. Como recuerda Castañares, “se han juntado una serie de factores que nos hacen ser optimistas”. La obligatoriedad de las trasposición de las últimas directivas europeas de residuos y plástico, así como los objetivos de la Agenda 2030, el Pacto Verde Europeo y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado por los fondos NextGeneration EU para la recuperación post pandemia, son algunos de ellos.
Como resume Rosa García, de Rezero: “Este modelo de producción y consumo nos enferma e hipoteca las futuras generaciones”
Frente a las posiciones más defensoras del medio ambiente se encuentra la industria y los partidos que, hasta hoy, han defendido sus posiciones mayoritariamente. Julià Álvaro, coordinador de Alianza Verde - Unidas Podemos en el País Valencià y exsecretario autonómico de Medio Ambiente de la Generalitat Valenciana, cargo desde el que intentó la puesta en marcha de un SDDR en la región (algo que no consiguió debido a las presiones de la industria), sabe bien el poder que ostentan estos sectores. “Tenemos una legislación muy anticuada que no había manera de cambiarla, y eso no es casualidad”. Una no casualidad dada porque “mientras la academia y los científicos tienen muy estudiadas cuáles son las realidades, los problemas y las soluciones”, continúa, “estas no se toman y van muy lentas porque hay un entramado de poder económico que está parándolas constantemente, con un poder político que funciona como brazo armado de ese poder económico”.
Con puntos clave como los SDDR, la prevención de residuos, el despilfarro de alimentos y su empaquetado, las restricciones a los plásticos de un solo uso, la preferencia por el agua no envasada o la ampliación de la responsabilidad ampliada del productor —con un intento de hacer un poco más real el lema de quien contamina paga, abrazado incluso por algunas instituciones europeas—, desde las organizaciones que integran la Alianza Residuo Cero hablan de momento decisivo con la tramitación de estas dos leyes. Como resume Rosa García, de Rezero: “Este modelo de producción y consumo nos enferma e hipoteca las futuras generaciones. Nunca hemos sido tan conscientes de la necesidad de implantar medidas transformadoras”. La respuesta a este nuevo pulso entre el planeta y la industria la veremos en los próximos meses.