Mucho se ha escrito sobre las últimas elecciones andaluzas y el ascenso de Vox, el cual provoca una nueva correlación de fuerzas en el parlamento abriendo la puerta a un gobierno del Partido Popular y Ciudadanos. Sin embargo, una vez comprobado que la subida de la derecha no parece fruto de un trasvase de votos generalizado por parte de la izquierda sino que responde al aumento de la abstención entre los votantes tradicionales de esta última, debemos preguntarnos por las causas de dicha pérdida de apoyo hacia el PSOE. Y sobre todo, por qué ese descontento se ha desmovilizado hacia la abstención y no ha abrazado proyectos como Adelante Andalucía.
El PSOE ha sido el partido hegemónico en Andalucía desde las primeras elecciones tras la caída del franquismo y la restauración de la democracia bajo el régimen del 78. Ha gobernado 40 años las instituciones, vaciando de contenido la autonomía conseguida en las calles y profundizando la subordinación económica, política y cultural de nuestro pueblo. En una tierra sociológicamente de izquierdas, consiguió mantener el apoyo de la mayoría de las clases
populares a pesar de reformas laborales, recortes en sanidad, educación y demás ataques aldébil estado del bienestar, mediante tímidas medidas que dieron rápida pero insuficiente solución a un problema central de la economía andaluza como es la distribución de la propiedad de la tierra, entre otros. Su derrota electoral supone un punto de inflexión en nuestra historia, y el principio de un futuro incierto.
Adelante Andalucía se configuró como el espacio político resultante de la confluencia de Podemos e Izquierda Unida, junto a otros partidos socialdemócratas salidos del disuelto Partido Andalucista -Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza-. Sus resultados electorales han sido inferiores que en los anteriores comicios a los que acudieron por separado, tanto en escaños como en votos, y no ha sido capaz de superar ni acercarse al PSOE como fuerza de izquierda hegemónica a pesar de su derrota. Se han apuntado varias causas: desde una
derechización de la sociedad andaluza provocada por la deriva socialista a partir su entrada en
el gobierno, pasando por haber realizado una campaña subalterna al PSOE frente a la derecha,
la propia fórmula de coalición en sí, o haber compuesto su discurso en base a las minorías en
vez de dirigirlo hacia la mayoría popular, entre otras muchas.
Sin entrar a desgranar en profundidad o apoyar la existencia de alguna de ellas, es fundamental ir un poco más allá y tener en cuenta que a pesar de esa nueva derrota nacional de la izquierda, han existido pequeñas victorias a lo largo de toda Andalucía. Cabría entonces preguntarse, ¿dónde Adelante Andalucía se ha convertido en alternativa, consiguiendo superar al PSOE?
Para obtener respuesta solo hay que observar los resultados a nivel municipal desde que las fuerzas de izquierda llevan presentándose en candidaturas amplias de unidad popular, en las
últimas elecciones estatales y andaluzas, ya sea como Unidos Podemos o ahora Adelante Andalucía.
Existe un patrón en ellos, y es la amplia presencia de la izquierda en los municipios donde gana: a través de los movimientos sociales, el arraigo de la nueva forma de concebir la política urbana llegada con el 15M que vemos en El Puerto de Santa María o Puerto Real, el trabajo histórico del PCE en municipios rurales como Almodóvar del Río o Teba, y sobre todo el sindicalismo en movimiento del Sindicato Andaluz de Trabajadoras -anteriormente SOC- surgido en el mundo rural de la Transición, presente en localidades como Alcalá del Valle, Martín de la Jara, Pedrera o Puerto Serrano.
También dentro de las instituciones en los autodenominados ayuntamientos “del cambio”, algunos con nuevas mayorías como en Cádiz, otros recuperando las que se perdieron como en El Coronil, o afianzando las ya existentes -Marinaleda o Trebujena-. En ese sentido es
importante cuestionar de qué manera y con qué discurso se accede al poder, ya que la experiencia nos demuestra que las políticas socialdemócratas abocan irremediablemente a la
pérdida de dichas mayorías.
Asimismo, es reseñable el apoyo generalizado a Adelante Andalucía en los pueblos donde el ya mencionado SAT cuenta con una amplia presencia. A pesar de ello el partido al que pertenece la mayoría de su afiliación, la Candidatura Unitaria de Trabajadores -CUT-, no apoyó de forma expresa la coalición ni aportó candidatos a las listas, algo que sí hizo en las últimas elecciones generales con Unidos Podemos y en el pasado con Podemos o Izquierda Unida. Esto revela por una parte la solidez electoral de un proyecto de base frente a la fragilidad de los nuevos ayuntamientos “del cambio”, pero por otra también evidencia la incapacidad del soberanismo de izquierdas para cuestionar e impugnar el proyecto de unidad popular existente.
Tomando nota de lo conseguido y lo que queda por conseguir, debemos tener claro que al PSOE y a la derecha se les supera conformando una alternativa amplia y revolucionaria presente en el día a día, atendiendo a las necesidades de las clases populares. Aprender de las victorias haciendo política municipio a municipio, barrio a barrio, en todas las dimensiones de la vida: asociaciones de vecinos, conflictos laborales, movimiento feminista; construyendo mayorías amplias al conectar las luchas sectoriales con las transversales. Solo así es posible movilizar a la alta abstención de las últimas elecciones.
Resulta insuficiente seguir entendiendo la unidad popular como un mero acuerdo entre partidos, porque para ganar las elecciones primero hay que ganar Andalucía.