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Música
Califato 3/4: “La autoría de nuestra música está muy diluida como en las creaciones del pueblo”
Encerrados en su local de ensayo en el sevillano barrio de San Pablo durante un año de trayecto, Lorenzo Soria, Manuel Chaparro, Sergio Ruiz y Esteban Espada, o mejor dicho Califato ¾, han compuesto su viaje sonoro Êcclabô de Libertá.
Un periplo por esa “nueva Andalucía” que defienden y construyen con su música. Un viaje que no han emprendido solos, cuentan con la voz a bordo de las cantaoras María Jose Luna y Ángeles Ruso, y el toque de Guille Iniesta. Además de las colaboraciones en el proyecto de músicos de la talla de Lole Montoya, Carmen Xia, Andrea Santalucía, Perrate o La Plazuela.
Un viaje, como algunos palos flamencos, de una constante ida y vuelta, al pasado y al futuro. Rescatando la memoria andaluza, sonora y social, para construir lo que está por llegar
Definís Êcclabô de Libertá como un viaje sonoro. ¿Por dónde transcurre este viaje?
Manuel Chaparro: Como viaje, pues representa todo lo que hemos pasado, que me ha pasado muchas cosas personales, muchas cosas a nivel de grupo, muchas cosas a nivel económico, a nivel social, mucha movida entonces que nos ha conectado más con la espiritualidad o nos han hecho madurar más en cierta forma musical. Entonces yo creo que se refleja todo lo que hemos pasado y todos los procesos que hemos tenido, como lo hemos desarrollado y cómo lo hemos resuelto personalmente.
Esteban Espada: Es como un diario de viaje. El otro disco era una fotografía, este una novela o algo más, con más capítulos.
¿Cómo sentís el proceso de maduración como banda?
M.C.: Por suerte nosotros siempre hemos tenido la conciencia de hacer lo que nos da la gana y de seguir investigando y formándonos más para poder hacerlo más grande y más completo. En cierto modo también tiene que ver con la nueva formación que hay, la dirección musical no es tan estricta y nosotros ahora pues tenemos un disco en el que todos aportamos. Nos pusimos como meta jamás ponernos una traba. Todas las ideas de todos se han intentado de unificar y de darle válida y para que sea más grande. Entonces entiendo que esa es la madurez de las cuatro personas. Se podría decir que antes era un califato, pero ahora es un reino de taifas, esos taifas culturales muy potentes que se unen y se juntan y cada una aporta todo lo que ya tiene y se hace una más grande.
Habláis de que ahora estáis más conectados con la espiritualidad. ¿En qué sentido?
E.E.: En los procesos creativos ha habido mucha sincronía y muchas sincronicidades que son muy peculiares, eso pasa cuando en la vida estás atento al presente, te fijas en cosas que conectan. En el tema de “Libre soy” de Lole Montoya, hay dos personas que hacen arreglos que las dos estudiaron en Berkeley, en California, son de las pocas músicas andaluzas que estaban becadas en Berkeley y que han colaborado en una canción a distancia y sin saberlo.
¿Y habéis tenido alguna revelación?
M.C.: Hemos aprendido mucho, todos tienen su espiritualidad representada de diferentes maneras. Lole es puro misticismo, espiritualidad, es apocalipsis, dios y ángeles. El Perrate es espiritual, pero es Tierra, es fuego, es África. Y el Andrés de Jerez es una colgaera de duende loco flamenco.
E.E.: En estos casos ni siquiera se hacen pruebas, las grabaciones de estas personas suelen ser con una intención, que deja fuera todo lo banal, todo lo terrenal, todo va un poco más allá. El flamenco tiene esa, esa ausencia. El artista desaparece y está como sintonizando con otra cosa más mayor. Por ejemplo, con Lole ella hizo un remix con los versos que habíamos elegido nuestros, de Miguel Hernández, de Antonio Machado y de Lorca, e inmediatamente las grabó en una única toma.
Que toquemos en Madrid y haya 3000 personas cantando el himno de Andalucía es muy representativo
En el disco hay muchas colaboraciones con gente muy distinta. ¿Cómo ha sido ese proceso?
E.E.: Todos los temas nacen de estar juntos, de convivir. Además, gente entre tantas generaciones desde Andrés de Jerez que es del 64 al más joven que es del 96. Hemos aprendido que todo el mundo tiene algo que contar, independientemente de lo reconocido que seas o no.
M.C.: Ha sido un ejercicio de tratar el ego. Nosotros tenemos nuestro ego por ser lo que somos, tanto individual como grupal. Todo el mundo tiene su ego. Entonces lo que nos ha hecho llegar a ese nivel de compenetración y de canción es que los egos individuales se han aparcado para intentar reconocer al otro. Entonces han bajado las defensas de los egos para poder intentar comprender lo que el otro te puede enseñar, no había una nota dominante.
E.E.: Hay una autoría muy diluida, como pasa en las creaciones del pueblo. No se sabe quién ha hecho los chistes, ni los refranes ni las canciones populares, son de todo el mundo.
La banda ha crecido mucho a nivel de popularidad desde su inicio. ¿Echáis de menos algo del underground o de los circuitos más pequeños?
M.C.: No echamos de menos nada porque somos jornaleros de la cultura, y seguimos manteniendo nuestro mensaje que es muy bonito, comprometido y muy andaluz. Muy de raíz, muy de tierra. Y ahora tiene más repercusión porque lo escucha más gente incluso que no es andaluza y se siente representada y se lo lleva a su terreno.
Vuestro último proyecto fue lanzado el 29 de febrero, el día que definisteis como el día de la Nueva Andalucía. ¿Cuál es esa Nueva Andalucía a la que hacéis referencia?
M.C.: En verdad es la antigua Andalucía entre comillas, que se basa en los conceptos básicos de convivencia. Aquí siempre hemos sido pobres, siempre hemos tenido desgracias, siempre nos han machacado, pero había una comunidad de personas que a aunque estuviesen todo el día arando la tierra y puteados cuando se iban a su carraca a dormir, no se iban a dormir, sino que hacían un puchero, tenían una fiesta, una convivencia. Se cubría la necesidad unos a otros, Empezaron a romper todas las redes vecinales y todas las historias. Y eso es lo que ha hecho que el pueblo se vaya al carajo. Ya lo decía Fred Hampton de las panteras que lo que teme el gobierno no son ni la guerra, ni las revoluciones, ni las armas. Son un pueblo que se autoabastece a sí mismo y no le hace falta que lo gobiernen. Entonces nuestra Andalucía es un poco de que te sientas orgulloso porque te han demostrado tanto que tú no tienes el orgullo, sino que prefieres defender cualquier cosa que no sea tu tierra, que conozca tu historia, que tenga la cultura suficiente y el conocimiento que te dan las personas mayores y los que han vivido una historia que no es tan antigua.
Nosotros pensamos que la Nueva Andalucía tiene que ser eso, empatía. Nosotros tenemos que querernos todos unidos, estar orgullosos de nosotros mismos para poder empezar a pensar, decidir por nuestros intereses y nuestra riqueza y nuestras cosas.
¿En qué momento os disteis cuenta de vuestro lugar como andaluces, es decir que os atravesaba el territorio y sus problemáticas en vuestra identidad?
M.C.: No tengo ningún momento claro en mi vida, pero puede que ese sí, fue cuando vi La llave de la memoria que Antonio Manuel salía y a partir de lo que dijo me quedé loco. Empecé a investigar, empecé a sentirme como en Matrix que cada vez que descifraba algo antiguo descifraba porque yo hablo de esta manera, porque yo me comporto así, porque los andaluces chillamos, porque el flamenco es así. Todo tiene un porqué de nuestra historia y lo que somos que nos lo han hecho desaparecer. Entonces, si tú no conoces tu historia, si tú no conoces todo tu pasado y todo lo que se ha hecho aquí, que ha sido grandioso, que ningún lugar en el mundo, en ninguna época, ha habido tanto como lo que había aquí. Entonces tú no te puedes sentir orgulloso, tú no te puedes desarrollar. Tú no puedes sentirte libre, fuerte, seguro en la vida. Siempre te sientes como el perro del señorito que es, el que te da trabajo.
¿Y con el flamenco cómo fue vuestra conexión?
E.E.: Yo cuando tenía 16 escuché de Enrique Morente el disco que tiene homenaje a Miguel Hernández. Lo escuchaba una y otra vez y había algo ahí, como un misterio, como si algo estuviese ahí que había que descifrar. El máximo poder de expresión para mí lo tenía el flamenco. Y ahora con perspectiva sigo pensando que quien puede sostener una canción solo con su voz, una guitarra, un alma. ¿Qué música puede sustentarse en elementos tan primitivos?
Por eso nosotros no hacemos flamenco hacemos folclore. El flamenco, para mí, es la meca de la percepción. Luego también el sentimiento cuando uno está saliendo de fiesta y ves esa energía que se diluye y no va a ninguna parte. Ese sentimiento de comunión, de hermandad, que se da también en toda la música electrónica. ¿A dónde va la energía de una rave, a la resaca del lunes, martes y miércoles? El flamenco es una manera de canalizar esa energía, ligarla a un mensaje y que se propague.
¿Habéis encontrado algún modo de llevar la energía de vuestra música a la movilización?M.C.: Nosotros, nuestro papel, la revolución es imaginar y luego crear. Creo que nosotros ya lo llevamos a cabo. Es decir, nosotros tenemos un discurso dentro de una fiesta y de un concierto en directo que tú cuando van concierto de Califato seguro que piensas en algo social, que piensas en algo. Que toquemos en Madrid y haya 3000 personas cantando el himno de Andalucía, hay madrileños cantando el himno de Andalucía, gallegos y cantando el himno de Andalucía, eso es muy representativo.
Nosotros vamos con la guasa, pero decimos cosas que tú la escuchas y te hacen pensar, pero desde el mamoneito, había un tuit de un catalán que decía: aquí en el concierto de Califato esperando que me insulten, pues ese rollo.
Culturas
Entrevista con Manuel Chaparro y Esteban Espada de Califato ¾ Cultura andaluza y vanguardias
Califato es un proyecto símbolo del resurgir que desde hace unos años lleva viviendo la cultura hecha desde Andalucía. ¿Cómo creéis que está avanzando este movimiento y a dónde debería mirar?
M.C.: Ahora mismo es una moda en la que puede haber productos más malos o productos menos malos, que puede que se acabe o que no se acabe, pero que la oportunidad de que ahora todo el mundo se pueda sentar y pueda hacer cosas desde Andalucía y quedarse luego aquí. El haber creado una escena aquí, a Madrid y a Barcelona hay que ir, pero no hay que irse. Entonces, yo creo que con este gran abanico que se ha abierto ahora con la moda del folclore que están mirando tanto Andalucía. Es el momento de crear una escena y que la gente no se tenga que ir para triunfar
E.E.: Se puede hacer música desde el prisma del entretenimiento o desde la cultura y el arte.
Nosotros pensamos que la Nueva Andalucía tiene que ser empatíaLa extensión de esa cultura andaluza, el resurgir de los sentimientos de pertenencia y reivindicación desde Andalucía ha venido acompañado en los últimos años de la apropiación de los símbolos y el andalucismo por parte de la derecha. ¿Cómo sentís eso?
E.E.: Las zarpas del capitalismo son muy largas y van a coger todo lo que puedan.
M.C.: La derecha siempre ha sido ha hecho eso, ha cogido los símbolos del pueblo y ha jugado al populismo. La culpa es de que los de izquierda no han cogido esos símbolos. Lo que ellos la derecha hace y nosotros no lo como, no con papá. En vez de quejarnos de qué hace la derecha cuando hablas de nosotros, sabes que es como no lo están cogiendo para cogerlo todo. Ya no para quejarse, sino para construir, hay que ser más listos que ellos.