La mirada rosa
¿Puede un heterosexual con pluma ser sujeto político del movimiento LGTB?

La clave de la homofobia —y de otras muchas fobias— no reside tanto en quiénes somos, sino en quiénes parece que somos.
Orgullo Crítico en Madrid 2021 - 21
Te pueden llamar “maricón” por besarte con alguien de tu mismo sexo, pero muchas veces solo es por no parecerte al “perfecto heterosexual”. Álvaro Minguito

El problema identitario que encierra el concepto del “sujeto político” supone, sin duda alguna, una cuestión palpitante dentro de los debates cotidianos de algunos movimientos sociales. Más allá de la diatriba en torno a la incorporación de las mujeres trans al movimiento feminista, se ha convertido en un tema recurrente dentro de nuestras habituales discusiones bizantinas poder precisar quién forma parte y quién no de un activismo u otro. Se plantea que tan solo están legitimadas para participar directamente en una reivindicación determinada aquellas personas que cumplan el requisito de reunir una serie de características que parecen imprescindibles para reconocerse como poseedoras de una identidad concreta. Y creo que es el momento de volver a pensar algunas ideas en torno a esta forma de defender nuestras ideas. 

Si consideramos una vez más el asesinato del joven Samuel en Coruña hace unas semanas —que ha de servir aún durante mucho tiempo como piedra de toque y ejemplo constante para gran parte de nuestras reflexiones—, encontraremos en los debates que siguieron a su muerte algunos de los problemas que acarrea una reivindicación puramente identitaria. ¿Puede ser homófobo un asesinato cuando se desconoce la sexualidad de la víctima? Ya hemos repetido hasta la saciedad que sí, que la homofobia no consiste tanto en agredir a un varón gay sino en que la violencia haya sido ejercida porque el agresor consideró que su víctima era un varón gay. Pero las redes se han llenado con carteles que defienden que no padecemos ataques violentos como consecuencia de las personas a las que deseamos, sino por ser quiénes somos. En buena medida eso también es un error.

Alguien es víctima de la homofobia cuando se confirma que realmente es homosexual, pero también y sobre todo cuando simplemente lo parece

La clave de la homofobia —y de otras muchas fobias— no reside tanto en quiénes somos, sino en quiénes parece que somos. Antes de que alguien tenga la certeza absoluta de cuál es nuestra identidad ha empleado ya una serie de herramientas para interpretar nuestras características personales y poder adscribirnos a un tipo u otro de persona. De esa manera puede decidir, de acuerdo con el mismo sistema normativo que regula esa tipificación, si merecemos o no derechos tan básicos como caminar por la calle sin ser molestados con insultos, violentados con agresiones o, incluso, asesinados. Que te llamen “maricón” es algo que sucede cuando quien te insulta te ha observado besando a alguien de tu mismo sexo, cierto es, pero en un gran número de ocasiones esa injuria aparece únicamente porque presentas una serie de rasgos que te acercan más al tipo del “maricón” que al tipo del “perfecto heterosexual” o, mejor dicho y de acuerdo a ese sistema de clasificación, al tipo de la “persona normal que tiene garantizados sus derechos más básicos”.

La mirada rosa
¿Maricón de qué?
El pasado lunes a las ocho de la tarde miles de personas se lanzaron a las calles por todas las esquinas de nuestro país para pedir justicia para Samuel. La convocatoria supone un punto de inflexión para el movimiento.

Así, alguien es víctima de la homofobia cuando se confirma que realmente es homosexual, pero también y sobre todo cuando simplemente lo parece, del mismo modo que una persona puede ser víctima de la misoginia cuando se ha comprobado que su cuerpo se corresponde con el ideal de «mujer», pero también lo será cuando, por una serie de expresiones y conductas que se reconocen en ella, pueda ser identificada como mujer. Como consecuencia, si un movimiento político persigue como principal objetivo eliminar un problema social concreto, sus sujetos han de ser todas aquellas personas directamente afectadas por dicho problema: no solo quienes son, sino también quienes parecen.

Plantear nuestra reivindicación de otro modo, a través de los postulados hiperidentitarios tan empleados hoy, conlleva una serie de dificultades para el avance de nuestros derechos civiles. No solo nos equivocamos si otorgamos a nuestros agresores una inteligencia superior a la que en realidad poseen, presuponiéndoles un mayor interés y conocimiento de nuestras identidades del que en realidad tienen; sino que también erramos al darle una fundamentación identitaria, con una base radicada en el ser, a las violencias que padecemos, porque se convierten entonces en una cuestión minoritaria, que solo afecta a quienes realmente son lesbianas, gais, bisexuales o trans.

Dentro del sistema de pensamiento normativo en torno a la sexualidad cualquiera puede llegar a parecer una persona LGTB y, por lo tanto, enfrentarse a la violencia que no es entonces exclusiva de unas minorías autoidentificadas

Resulta evidente que la realidad es otra: dentro del sistema de pensamiento normativo en torno a la sexualidad cualquiera puede llegar a parecer una persona LGTB y, por lo tanto, enfrentarse a la violencia que no es entonces exclusiva de unas minorías autoidentificadas, sino un problema al que se enfrenta toda la población y que debe ser atajado como una amenaza colectiva a toda la ciudadanía, no exclusiva de un grupo identitario. Además, pretender modificar una realidad que nos resulta difícil habitar mientras damos la espalda a las normas con las que se regula y fundamentamos nuestras propuestas en otros análisis, que solo compartimos un reducidísimo número de personas, si bien puede ser un elevadísimo ejercicio intelectual no solo no supone en la práctica una verdadera agenda de transformación social sino que puede llegar a convertirse en un obstáculo.

La reivindicación hiperidentitaria es susceptible de ser poco efectiva, tanto porque carece tanto de un análisis certero de la realidad a transformar como porque dificulta una comunicación eficiente con la población a la que hemos de convencer de nuestros planteamientos, que a priori no tiene por qué compartirlos y debe ser educada adecuadamente si pretendemos que los comparta. 

La identidad es útil, pero enfocar nuestras reivindicaciones solo en una serie de identidades de las que se desprende el resto de nuestros pensamientos puede ser un obstáculo

En resumen, resulta tan paradójico como absurdo que el mismo movimiento social que denuncia la invisibilidad de nuestras identidades pretenda fundamentar las violencias que padecemos en la persecución social que provocan esas identidades invisibles. Y, como consecuencia, si pretendemos erradicar esas conductas que consideramos problemáticas, no podemos plantearlas desde posiciones identitarias, es decir, defender que se ataca a una identidad personalísima y no a una serie de características que coinciden en un mismo cuerpo y que se perciben y comprenden desde fuera de nuestro marco de pensamiento.

Por eso un hombre heterosexual, si tiene pluma, tiene sin duda que ser considerado como parte interesada en cualquier discurso que ponga sobre la mesa el movimiento LGTB, al que, tal vez, deberíamos empezar a llamar “movimiento para la erradicación de la homofobia, lesbofobia, transfobia y bifobia”, si es ese su verdadero objetivo y no solo una serie de políticas de reconocimiento identitario. Porque la identidad es útil: nos ayuda a comprender quiénes somos y nos propone modelos de ser que quizá no conocíamos —si bien en muchas ocasiones elimina o restringe otras posibilidades vitales que pueden resultarnos igualmente interesantes—; pero enfocar nuestras reivindicaciones solo en una serie de identidades de las que se desprende el resto de nuestros pensamientos puede ser un obstáculo difícil de superar, si no lo está siendo ya. No diré que el activismo identitario supone hoy una rémora para nuestros objetivos como movimiento social. No lo diré, pero empiezo a pensarlo.

Archivado en: La mirada rosa
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

La mirada rosa
Opinión Leer a cara des-cubierta
Roca Editorial acaba de publicar un libro de temática LGTBI... pero no quiere que lo sepas.
La mirada rosa
La mirada rosa Faltan activistas
Nos faltan activistas; nos sobran fascistas. El amor que defendía Roberta en su última nota —“I love you all”— corre un serio peligro, aunque aún no queramos admitirlo.
Tunigu
6/8/2021 16:21

Son muchas las formas de insatifacer los imperativos de la masculinidad. Tener pluma es una, ser sensible y compasivo y obrar en consecuencia, otra. Es un sistema de valores que produce una psicología moral de sufrimiento, un orden social de desamparo e impunidad, de soledad también. No es contra la pluma, es la guerra contra la sensibilidad, es la instrumentalización "del mundo de la vida", dicho sin sensiblería, es la lucha contra el amor.
Hoy nada es más difícil que seguir sintiendo al otro, con el desgarro que produce conservar el contacto con la realidad, cada vez más narcisista.
Ayuda mutua.

0
0
Marc
5/8/2021 11:39

Interesante reflexión, porque esa realidad existe. Y tener pluma equivale básicamente a no ser un "machote".
Pero son tantas las fobias y las identidades y, en cambio, tan concreta la ideología de los agresores que, ya puestos, igual habría que llamarlo "antifascismo". Que un día cazan maricones, al otro moros, al otro polacos, al otro violan mujeres... Y son los mismos.

0
0
Congreso de los Diputados
Congreso de los Diputados Gobierno y Podemos siguen sin llegar a un acuerdo para la aprobación del paquete fiscal
El 21 de noviembre por la tarde se vota la transposición de una directiva europea que establece un nivel mínimo global de imposición para los grupos multinacionales.
Ocupación israelí
Ocupación israelí El Congreso de EE UU vota la “ley más peligrosa para las libertades” desde la Patriot Act
En Gaza, Cisjordania y Líbano, nuevos ataques israelíes dejan más de un centenar de muertos. En Washington, el Congreso vota una ley que permite quitar fondos a ONG, universidades y colectivos sin pruebas ni un proceso transparente.
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Comunidad de Madrid
Paro del profesorado Nueva jornada de huelga en la educación pública madrileña
Este jueves 21 de noviembre el profesorado se vuelve a levantar contra las políticas del gobierno de Díaz Ayuso, que mantiene paralizadas las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales.
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.
Dana
Encuesta Tres de cada cuatro personas en España ligan la virulencia de la dana con el cambio climático
Una encuesta realizada por More in Common señala que una amplia mayoría de la población considera que el país está mal preparado para adaptarse a los fenómenos extremos que trae la crisis climática y debe hacer más esfuerzos al respecto.
Opinión
Opinión La eclosión del autoritarismo reaccionario y otras nueve tesis sobre la victoria de Trump
La victoria del candidato republicano nos ha demostrado que estamos en una nueva era: la del neoliberalismo autoritario, en donde el camino del mal menor propuesto por los Demócratas ha sido la fórmula más rápida para llegar al mal mayor.
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.

Recomendadas

Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el Centro de Acogida, Emergencia y Derivación (CAED) de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el estado español.
Uruguay
Uruguay La izquierda parte como favorita en la segunda vuelta de las elecciones en Uruguay
El candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, parte con ventaja en las encuestas. El alto número de indecisos, y la ausencia de mayorías en parlamento y senado, marcan estos comicios.