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Un PDF para saber si eres lesbiana: “Tras leerlo no paraba de pensar cómo había podido no darme cuenta antes”
Una mujer coge el móvil y entra en Twitter; planea descargar su angustia en un tuit: “Quiero tener novio, pero todos los hombres que conozco tienen algo que me echa para atrás o me repulsa”. En las respuestas, otra usuaria confiesa haber tenido esa sensación y le recomienda leerse un PDF que tiene por título Am I a lesbian? [“¿Soy lesbiana?”]. Conocido en redes como “el masterdoc”, este documento es una guía basada en experiencias personales de su autora y otras lesbianas en Tumblr para ayudar a las mujeres que se cuestionan si sienten atracción por los hombres.
Películas, libros o anuncios inoculan la heterosexualidad como mandato para todas las personas. En este contexto en el que se presenta tener una relación con un hombre como objetivo vital para una mujer, es muy fácil dudar: ¿Esto que siento es deseo o lo estoy confundiendo con admiración o búsqueda de validación masculina?
El masterdoc es un documento basado en experiencias personales de su autora y otras lesbianas en Tumblr que pretende ayudar a las mujeres que se cuestionan si sienten atracción por los hombres, una duda común en una sociedad heteronormativa, un documento de culto del internet lésbico
Este dilema lo tuvo la propia autora del masterdoc, Angeli Luz, antes de publicar el PDF en enero de 2018. “Me di cuenta de que amaba a las mujeres cuando era adolescente, pero nunca supe si mi atracción por los hombres era real o una construcción social. Comencé a investigar sobre heterosexualidad obligatoria —el concepto que explica cómo, bajo el patriarcado, las mujeres deben buscar relacionarse con hombres— y descubrí que muchas lesbianas tenían experiencias similares a la mía”, decía en una entrevista con Vice. Basándose en testimonios de otras lesbianas en Tumblr y en su propia experiencia, creó el masterdoc como “herramienta de autorreflexión” para sí misma y otras personas.
El PDF se centra en ejemplos concretos de cómo una persona puede estar sufriendo el mandato social de la heterosexualidad obligatoria. Aspirar a relacionarte con hombres, pero rechazarlos siempre; disfrutar que un chico te valide, pero entrar en pánico si te entra a ligar; o sentir que relacionarte con un hombre es una tarea más son algunos de los ítems que lista el documento como posibles síntomas de heterosexualidad obligatoria.
La red social Tumblr eliminó el post en el que Luz compartía el masterdoc un mes después de su publicación, pero, para entonces, ya se había hecho viral. A base de upvotes o retuits en diferentes plataformas, el masterdoc se ha forjado una fama como documento de culto del Internet lésbico y tiene su hueco en la biblioteca digital Internet Archive. Varias personas usuarias en redes sociales destacan que incluya a personas trans y no binarias y, aunque ha recibido algunas críticas —no deja de ser una guía escrita desde experiencias personales y no engloba a todo el mundo—, se sigue compartiendo y generando conversaciones casi siete años después de su publicación.
Revelación
Carla es el pseudónimo de una mujer de 25 años que desde el instituto se había identificado como bisexual o pansexual. Hace dos ingresó en un máster y trabó amistad con une chique que, tras muchas conversaciones y preocupaciones compartidas, le preguntó si era posible que fuera lesbiana. “Me envió el masterdoc y me pareció sumamente interesante; lo tuve que leer tres veces para procesar mis pensamientos. La primera fue una lectura seria, la segunda me puse a subrayar todo aquello con lo que me identificaba, y en la tercera lo releí entre risas: había subrayado casi todo el documento. Me sentía tan identificada que era hasta ridículo, no paraba de pensar cómo podía no haberme dado cuenta antes de que era lesbiana”, confiesa Carla.
Esta chica tenía un entorno de amigas heterosexuales en el instituto y el tema de conversación central siempre era el chico que le gustaba a cada cual. Por eso, Carla, que admite que “jamás” pudo tener relaciones con un hombre “sin beber alcohol en el proceso”, elegía un compañero aleatorio para que fuera su ‘crush’ y así poder participar de la conversación con sus amigas.
Carla es el pseudónimo de una mujer de 25 años que desde el instituto se había identificado como bisexual o pansexual y que se vio reflejada en cuestiones que refleja el documento: tras leer el masterdoc aceptó su orientación muy rápido
En retrospectiva y gracias a la guía proporcionada por Am I a lesbian?, ahora entiende que no sentía nada por ellos: “Incluso si conseguía tener algo con ellos, me sentía tremendamente mal antes, durante y después, como que había algo mal, que yo no quería estar allí. El masterdoc me hizo ver que eso no era algo normal”, dice la chica. Tras leer el masterdoc aceptó su orientación muy rápido: “Me resultó muy fácil comprender que era lesbiana al ver plasmadas tantas cosas que me habían pasado en mi vida”, concluye.
Entre ellas, Carla destaca el epígrafe del masterdoc que explica que, aunque que te guste un hombre ficticio o famoso no es per se un signo de heterosexualidad obligatoria, muchas lesbianas sí pueden sentir esa atracción “porque esos crushes son inalcanzables y permiten que la lesbiana en cuestión evite el romance y la intimidad con hombres, que es algo que algunas chicas reconocen que no quieren aunque no sepan exactamente por qué”. Otra parte que le resonó a Carla es la de “sentimientos encontrados con los hombres”, que detalla que es fácil para una lesbiana confundir admiración u otras sensaciones hacia los hombres con atracción, pero, si la oportunidad de tener intimidad surge, se pone cualquier excusa para evitarla.
Para dejar de probar
En 1980, la activista feminista y lesbiana Adrienne Rich publicó un ensayo que popularizó el término heterosexualidad obligatoria. En él, se explicita que una de las armas del patriarcado para mantener los cuerpos de las mujeres a disposición de los hombres es la permanente duda: ¿cómo puedes estar tan segura de que no te gustan? Esa pregunta se la hacían con frecuencia en espacios feministas a Sol, que hoy tiene 26 años y se afirma lesbiana.
Entre sus 17 y 19 años y a pesar de tener claro que le gustaban las mujeres y probablemente fuera lesbiana, en lugares de encuentro feministas se daba de bruces con el cuestionamiento de cómo podía tener la certeza de que ningún hombre le fuera a gustar jamás. “Esos años tenía la sensación de ser una amargada y una extremista por no tener relaciones con hombres, y se me hacía abismal pensar en todo a lo que había que renunciar [socialmente] si afirmaba que los hombres no me gustaban”, relata la mujer.
Una de las recomendaciones del PDF es que, si no sabes a ciencia cierta si te gustan los hombres es muy complicado, cambies la pregunta del “¿siento atracción por hombres?” a “¿me interesaría invertir energía en una relación con un hombre?”.
Ante la duda, Sol decidió probar: cada varios meses, cuando la incertidumbre sobre su orientación la asolaba, la chica salía de fiesta y ligaba con hombres. Nunca le gustó. “A los 20 años encontré el masterdoc en redes sociales y me sirvió como reafirmación en momentos de duda. Una cosa con la que me quedé es que no puedes estar 40 años esperando a ver si un hombre te gusta para nombrarte lesbiana. Nadie te va a quitar el carné por nombrarte lesbiana ahora y cambiar de opinión en algún momento”, explica Sol.
Esta mujer subraya una de las recomendaciones del PDF: saber a ciencia cierta si te gustan los hombres es muy complicado, así que cambia la pregunta del “¿siento atracción por hombres?” a “¿me interesaría invertir energía en una relación con un hombre?”. Luz, la autora del documento, explica en él que no pasa nada por nombrarse lesbiana y tiempo después identificarse de otra forma. De hecho, en redes sociales se rumorea que Luz se enmarca ahora como bisexual, aunque la autora ha preferido no responder a las preguntas de El Salto sobre este u otros temas.
El fin de la confusión
Erio es una persona transmasculina lesbiana que socializaba como chica en su adolescencia, cuando tuvo una relación de casi tres años con un chico. Al hablar de su entonces novio con sus amigas, ellas le expresaban alegría por su situación, pero Erio se quedaba con una sensación agria de fondo: “Todo el mundo en mi situación sería feliz, pero yo no lo soy”, pensaba entonces. Pasó a nombrarse lesbiana un tiempo después de esa relación, pero la eterna pregunta no terminaba: ¿Estaba segure de que no le gustaban los hombres?
“Quería ser lesbiana y me sentía bastante lesbiana, pero a ratos me cuestionaba si era bisexual”, cuenta Erio. Ante la confusión que no terminaba, a los 20 años decidió leer un PDF del que había oído hablar: el masterdoc. “Empecé a leerlo sin mucha expectativa porque pensaba que iba a ser algo bastante básico, pero me fue sorprendiendo progresivamente porque vi todas las rayadas que yo no había hablado con nadie reflejadas en el texto con ejemplos superespecíficos”, relata le chique. Todos los hombres que le atraían eran ficticios o inalcanzables y, con la ayuda de su psicóloga, se dio cuenta de que no había nada genuino en su deseo hacia ellos. “Creo que mi relación con los hombres nunca ha sido una atracción real, sino que toca gustarles; es lo que tenía que hacer”, analiza en retrospectiva.
Como persona transmasculina, Erio tuvo más dificultades para saber si le atraían los hombres: “De adolescente pensaba que me gustaba un chico, pero solo quería parecerme a él”
Erio tuvo una capa de dificultad añadida para saber si le atraían los hombres: la envidia de género. Este es un concepto frecuente en el mundillo trans para referirse a desear o envidiar la expresión de género de otra persona, y es común no saber en todos los casos si se siente envidia de género, deseo, o ambas. Erio, como persona transmasculina, estuvo confundiendo ese tipo de envidia con atracción durante mucho tiempo. Y pone un ejemplo que ya con 24 años puede identificar como atracción estética: “De adolescente pensaba que me gustaba un chico que era skater, pero ahora veo que solo quería parecerme a él”.
A pesar de no ser cis, el masterdoc de Angeli Luz —que años después de la publicación del texto salió del armario como no binaria— también pudo servirle a este chique con sus sentimientos contradictorios con respecto al género porque incluye experiencias que se salen de un binarismo de género estricto. “Muchas lesbianas se sienten desconectadas de la feminidad tradicional por estar tan imbricada en el heteropatriarcado”, dice en un punto. “Saber que eres gay y experimentar síntomas de la heterosexualidad obligatoria, para darte cuenta después de que eres una lesbiana trans y no un hombre gay”, ejemplifica más adelante, incluyendo a las lesbianas transfemeninas.
Una herramienta para compartir
Hay algo extrañamente atractivo en el formato del masterdoc. Está escrito con errores gramaticales, con mayúsculas colocadas de forma aleatoria y no incluye citas aparte de una lista de lesbianas en Tumblr, la mayoría de las cuales son cuentas ya desactivadas. Su carácter desenfadado es probablemente uno de los secretos de su triunfo en redes sociales.
Luz no sabía que se había vuelto viral hasta 2020, dos años después de su publicación, cuando se dio cuenta de que seguía circulando por Internet. “Siento que la gente se sigue identificando porque es muy difícil determinar si nuestra atracción por los hombres es real o no. Es difícil saber qué somos realmente y qué se nos ha enseñado. Me alegra mucho que [el documento] haya ayudado a tantas lesbianas”, decía en el reportaje de Vice.
“Recuerdo muchas revelaciones con el masterdoc. No es que te lesbianizara, pero te ayudaba a ponerle nombre a la lesbianización que tú ya estabas viviendo”.
Lo que inicialmente había sido una herramienta para la reflexión de la propia autora ahora sirve de acompañamiento para cientos de personas online, independientemente de que se acaban reconociendo como lesbianas o no. “Cuando conocí el masterdoc había mucha gente de mi entorno que teníamos claro que nos queríamos relacionar con mujeres; la duda era si nos gustaban los hombres o no”, cuenta Sol, que recalca que la lectura del documento “sirvió mogollón”: “Recuerdo muchas revelaciones con el masterdoc. No es que te lesbianizara, pero te ayudaba a ponerle nombre a la lesbianización que tú ya estabas viviendo”.
Sol ha compartido el PDF con multitud de amigas o de personas usuarias en redes sociales. Erio ha hecho un envío más selectivo, y lo que ve interesante del masterdoc es que “ayuda a tener conversaciones que sin la guía tendrían tanta profundidad”. Carla considera que el documento es “una buena herramienta” y “no dudaría en pasárselo a alguien” si viera que se encuentra en una situación similar a la suya antes de conocerlo, aunque matiza que “cualquier cosa que se base en experiencias específicas estará siempre condicionada por lo que vivió la autora y no va a representar las vivencias de todas las lesbianas”.