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Feminismos
Gracias, Chochete
Gracias a una Chochocharla sé que en mi vulva hay más de dos o tres agujeros, conozco cómo funciona el clítoris, sé que el mucus cervical mantiene conmigo una conversación super valiosa a la que antes no hacía caso y sé que hay muchísimas adolescentes en el mundo que se han reconciliado con la forma de sus labios vaginales o que han decidido no operárselos únicamente porque se han topado con algún vídeo de la sexóloga y psicóloga feminista Isa Duque (La Psico Woman en Youtube)
Antes de ir a una Chochocharla yo no sabía nada de mi Coño Insumiso. Nunca se habló de mi anatomía en ninguna clase del instituto, ni en los medios de comunicación. Las vulvas y sus adentros han sido relegados históricamente a las cavernas más oscuras. Las consecuencias son demasiado duras como para exponerlas en un solo artículo: miedo y asco hacia tu propio cuerpo, tener que disimular procesos tan ordinarios como la menstruación o llegar a la conclusión de que no tienes placer sexual porque eres frígida o porque hay algo mal dentro de ti. Todo el mundo parece saber que el olor de un chocho no es agradable (ya sabemos que los penes tiene olor neutro…) pero pocas personas saben todo lo que un chocho puede decirnos. Si lo que no se nombre no existe, lo que se nombra desde el disimulo, la mofa o la vergüenza, genera movidas interesantes.
Las Chochocarlas del equipo de La Psico Woman deberían estar en cada colegio, instituto y programación municipal para suplir las carencias de un sistema educativo que niega cosas tan obvias como que tenemos un cuerpo. Pero, como no es así, el trabajo de Isa Duque es tan necesario como el comer. La reacción que deberíamos tener cuando su Chochocharla es atacada de la forma en que lo ha sido por partidos de derecha (PP y Vox) y Colegios de Psicólogos de opinión neutra (o sea, de derechas), es la misma que tendríamos que tener cuando nos quitan el trabajo o la comida. Pero, claro, este ataque solo afecta a los cuerpos con coño y llevamos siglos sin esa comida vital. Sin ese derecho fundamental que, a quienes lo critican por soez y machista, les parece un capricho moderno y de muy mal gusto; como si el gusto no viniera educado por la misma cultura que nos invisibiliza y nos condena a la otredad. A ver si os enteráis: ¡vuestros gustos nos importan poco!
Aparte de esto y además de todo, se critica la elección de Isa Duque y su equipo de usar la palabra “chocho” frente a otros posibles nombres más académicos, más refinados, más de comer con tenedor y cuchillo. ¡No vaya a ser que la gente vaya a saber de qué se habla en una Chochocharla! De nuevo, se nos sugiere cambiar los términos que usamos en la calle, que usa la gente ordinaria, de a pie, por otros que nos harán ganarnos presuntamente la aceptación de quienes nos oprimen. No, gracias.
El término “chocho” tiene, además, en las clases populares andaluzas una connotación fuerte de amor entre mujeres, sororidad y vínculos afectivos que se tejen desde la cercanía. “Chocho” es un apelativo cariñoso y cercano que usamos entre nosotras y “Chochete” el colmo del cariño y la cercanía. Que algunas feministas hayan criticado este término desde una mirada única pone en evidencia una vez más que seguimos intentando cambiar las cosas desde un patrón y un guión que no asume que existen diversas formas de entender los términos y las realidades. Que existen diferentes formas culturales (también en el estado español) de asumir el mundo y a nosotras mismas. Y que intentar luchar contra las opresiones imponiendo de nuevo una única mirada tiene poco que ver con el mundo diverso que muchas feministas queremos construir.
A muchas de las “personas con coño” como ella expresa a veces, las Chochocharlas no sólo NO nos reducen a una parte de nuestro cuerpo anulando todo lo que somos como personas, sino que entendemos que históricamente ha sido la negación a hablar de ello lo que ha generado que habitemos una ciudadanía de segunda. Que se ponga en el centro este saber vital de la anatomía y que se use para nombrarlo y difundirlo un término que para nuestra cultura ya es sororo y tierno, nos parece fenomenal porque nuestras madres nos reñían por “tener siempre el coño en la boca (término que también es maravilloso)” pero nunca nos pusieron pegas por decir “chocho”. Por sentirlo, quizás, más nuestro.
Que Isa Duque lleve años trabajando en Andalucía y difundiendo de manera honesta y generosa su saber por estas tierras, que detrás de la elección del nombre “Chochocharla” haya un respeto por este sur y una necesidad de reconocerlo, que use términos de la calle que no insisten en una educación que se inventan otros para hacer sentir a la gente analfabeta, que tenga el amor que tiene por la chavalería andaluza y sus saberes, que les llame “la generación encontrada”, que haya decidido hacer todas estas apuestas también en otras latitudes, nos genera emoción y unas ganas enormes de abrazarla, porque admirar ya la admiramos demasiado.
A veces los ataques sirven para volver a encontrar el sentido a nuestras misiones o para saber cómo valoran lo que hacemos las personas que alguna vez se encontraron en nuestro camino. Por ello, no quiero dejar pasar un solo día más para decirle a Isa unas palabras que seguro que sé que mucha gente siente y secunda y que ella sí sabrá entender y valorar desde la raíz de su significado y no desde una interpretación clasista y descontextualizada:
-Que gracias, Chocho. Gracias, Chochete.
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Totalmente de acuerdo con Mar. La chochocharla es muy necesaria.Para mi fue muy releveladora. Muy admirable el trabajo de Isa. Ánimo!
amazing que en el movimiento de liberación de las mujeres tengas que justificarte con dos parrafazos para poder hablar del coño xd