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Europa del Este
La vida tras el kalashnikov en el Donbás independiente
El conflicto latente del Donbás, aún pendiente de resolución, acabó con la idependencia de facto de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. Milicianos como el español Alexis Castillo y el norteamericano Russel Bentley, que en 2014 viajaron a la zona para combatir con los rebeldes y hoy forman parte del ejército de la RPD, hacen balance de estos seis años con el kalashnikov a cuestas.
Alexis se quita el casco y coloca la ametralladora sobre sus rodillas. “¿Qué quieres saber?”, pregunta. Soldado de la República Popular de Donetsk (RPD), el joven combatiente extranjero está acostumbrado a las entrevistas. Durante los primeros años del conflicto entre Ucrania y los rebeldes del Donbás, protagonizó una serie de videos de propaganda a favor de la “lucha antifascista” que llevaba a cabo el pueblo de Donetsk. En aquél entonces llevaba el apodo de 'Alfonso Cano' en homenaje al antiguo comandante guerrillero de las FARC-EP. No es casualidad, el chico nació en 1988 en Colombia antes de que su madre se mudara a España, diez años más tarde. Un canal de televisión colombiano llegó incluso a mandar un equipo periodístico para entrevistar a aquel voluntario que luchaba en el bando “prorruso” con el nombre del difunto jefe guerrillero. “Algunos todavía me llaman Alfonso”, dice. Pero en su tarjeta de identificación militar ya aparece su verdadero nombre: Alexis Castillo.
A finales de 2013, Alexis vive en Murcia y observa con atención los sucesos que se desarrollan en Ucrania. Numerosas protestas en contra del presidente ucraniano Viktor Yanukóvich se convierten en auténticas batallas campales en el centro de la capital. “Rápidamente vimos que estas revueltas eran fomentadas por la extrema derecha y las élites proeuropeas”, comenta el soldado. El presidente Yanukóvich es derrocado en febrero de 2014 y un nuevo gobierno de transición se organiza con el fin de convocar elecciones. Sin embargo, numerosos ciudadanos empiezan a organizarse para oponerse a los nuevos dirigentes, cuyo nacionalismo es indudablemente hostil respecto a la población de origen ruso, mayoritariamente instalada en el este del país. A las sublevaciones populares que surgen en los territorios orientales, Kiev responde con el envío de tropas y blindados.
“Cuando la gente de esta zona minera del Donbás empezó a tomar las armas, fue para mí como el punto de inflexión. Fue cuando me decidí, con otros compañeros, a venir a luchar aquí”. El 15 de octubre de 2014, a través de Rusia, el joven comunista llega a la ciudad de Donetsk, que ya se había proclamado Estado independiente en abril. Una vez allí, integra el famoso batallón Vostok, una milicia armada en la cual se reagrupan antiguos soldados o policías ucranianos desfavorables al cambio de poder, y a la cual se unen varios extranjeros.
“Ante la situación de emergencia, no había casi control o requerimiento para entrar en las milicias, la única dificultad para mí era el idioma ruso. Tenía un cuadernillo donde iba apuntando las palabras que oía con sus traducciones”. Alexis participa en la fase final de la batalla del aeropuerto de Donetsk, donde se concentran los combates a finales del año 2014 y principios del 2015. “Aquel invierno creí que me moriría, viniendo de Murcia yo no sabía cómo protegerme bien del frío” cuenta.
A pesar de todo, el joven español sobrevive y pasa a formar parte del ejército regular de la lica cuando se inicia la reagrupación, bajo un solo mando, de todas las milicias separatistas. “Para algunos grupos no fue muy fácil aceptar esa reorganización”, explica sin dar más detalles.
La construcción de un nuevo Estado implicaba la restauración del orden en el territorio separatista. Elegido presidente de la nueva república en noviembre del 2014, Alexandr Zajárchentko apareció como el líder más visible de la entidad política que surgía del conflicto. Creación de un banco propio, recaudación de impuestos, leyes e instituciones nuevas... la RPD no tardó en rellenar el vacío dejado por la administración ucraniana con toda una serie de atributos estatales.
La bandera de color negra, azul y roja de los rebeldes ondea hoy en todos los edificios públicos de la ciudad, convertida en capital de facto. La ruptura con Kiev se tradujo con un alineamiento fuerte en la dirección del aliado prorruso: la hora ya no es la ucraniana, sino la de Moscú, y la moneda local es el rublo ruso. A pesar de que el nuevo presidente ucraniano Volodímir Zelenski sea favorable a una reintegración del Donbás a su país de origen, es difícil prever que esto suceda. Rusia, interlocutor principal en las negociaciones, condiciona la toma de control por parte de las autoridades ucranianas de la frontera oriental con la organización de elecciones en las repúblicas separatistas y la obtención de un estatuto de autonomía, algo a lo que Kiev todavía no ha dado el visto bueno.
Paralelamente, el nuevo dirigente, Denis Puchilin, que sustituyó a Zajárchentko después de que éste fuera asesinado en un atentado en pleno centro de Donetsk en agosto 2018, sigue alimentando el discurso de acercamiento con Rusia. Una postura que tiene un eco importante dentro de una población cansada de soportar más de cinco años de guerra que, según la ONU, causó cerca de 10.000 muertos.
Muchos extranjeros acudieron para luchar del lado “prorruso”, como lo calificaron rápidamente los medios de comunicación, al principio del conflicto. Chechenos, serbios, españoles, finlandeses, franceses… cada uno motivado por razones personales e ideológicas propias, a veces incluso contrarias. Ultranacionalistas, religiosos, antifascistas y comunistas acabaron luchando codo a codo en algunos casos. En los telediarios españoles incluso se mencionaban esos jóvenes que, junto a la bandera republicana, habían viajado hasta allí y deseaban resucitar la epopeya de las Brigadas Internacionales en contra de los “fascistas de Kiev”. Una lucha que, sobretodo en el caso de los comunistas, no necesariamente se traducía en un apoyo total a Rusia.
“Yo pensé que esto iba a tomar un camino más parecido a lo que fue la URSS”, comenta con cierta amargura 'Juan', un joven combatiente originario de Asturias. “No quiero que se conozca mi verdadera identidad, pues mi familia no sabe que estoy aquí, sino se preocuparía demasiado”, comenta el chico de 32 años que llegó a militar, en su juventud en los Colectivos de Jóvenes Comunistas (organización juvenil del PCPE en aquel entonces).
Aunque hoy en día vive en Donetsk, es en Lugansk (la segunda república separatista) donde fue por primera vez a combatir, en el año 2016. “Me puse en contacto por Facebook con otro extranjero que luchaba allí, a través de una página de solidaridad, y me explicó cómo venir”. Una vez en el país, Juan integra el batallón Prizrak (Fantasma) bajo el mando de Alexei Markov. “El entrenamiento básicamente fue aprender a montar y desmontar un kalashnikov, disparar y nada más”.
La dureza del conflicto sorprende al joven español. “Todavía hoy oigo pitidos en un oído debido a los disparos y explosiones, tengo que admitir que vine con una imagen más romántica de la guerra, como en las películas”. Hoy Juan se ha trasladado a Donetsk donde es miembro del ejército regular y recibe un salario de unos 15.000 rublos (220 euros más o menos). Aunque “no le guste mucho” el rumbo político emprendido los últimos años por la RPD, Juan considera haber hecho la elección correcta al venir a combatir aquí, a pesar de que no tiene previsto quedarse mucho más tiempo. “Echo de menos muchas cosas de España, la familia y el idioma sobretodo”.
Alexis, descarta todo tipo de desilusiones respecto a los años combatiendo en Donetsk. “Yo sabía que, a pesar de que aquí había una lucha popular, no iba a haber una revolución socialista”, asegura, “lo que nos unía y nos sigue uniendo es la resistencia frente a un golpe de Estado fascista financiado por las grandes potencias encabezadas por EE UU”. Una visión que comparte con su amigo Russell Bentley, un norteamericano que también viajó hasta el Donbás para combatir contra el ejército ucraniano.
Conocido por su apodo, 'Texas', Russell nació en 1960 en Estados Unidos y se considera “un auténtico comunista”. “Aunque mi familia era muy conservadora, muy a favor de Reagan en aquella época, yo leía desde muy joven a Che Guevara y Ho Chi Minh”, comenta con su fuerte acento sureño, mientras se acomoda en el asiento del bar donde nos da cita. Después de haber estudiado sociología, se alista en el ejército estadounidense en 1981 donde permanece dos años, lo que le permite obtener un cierta experiencia en el manejo de explosivos. “Algo que interesó a los milicianos cuando vine aquí”, argumenta.
En diciembre del 2014, después de haber vendido su piso en Austin (Texas, EE UU) y haber abandonado su empleo de arbolista, Russell llega a Donetsk. “Ya bajando del autobús se oían los disparos de artillería”, recuerda. Según él, las injerencias de la OTAN y sus aliados habían alcanzado un punto límite que no quería aceptar. “Ya unos años antes el conflicto en Libia me había conmovido, había sido testigo de la propaganda de los medios de comunicación que apoyaban la intervención en el país africano. Cuando vi que le prendieron fuego al edificio de los sindicatos en Odessa con gente en el interior y que bombardearon Lugansk, me decidí a venir”. Una vez en la ciudad se alista también en el batallón Vostok, donde conocerá a Alexis.
Después de dos semanas de entrenamiento básico es mandado al frente. “Estuve en la zona del aeropuerto, como sé algo de español me pusieron con dos italianos. Tampoco era necesario saber mucho ruso, la cuestión era mantener posiciones y ver de dónde provenían los tiros. Nos pasábamos los días en la oscuridad, dentro de las casas y cubriendo las ventanas con sacos de arena, hacía tanto frío que quemábamos las cajas donde se guardaban las municiones ”.
En verano de 2015 decide retirarse del recién creado ejército regular de la RPD para centrarse en su trabajo dentro de la ONG Donbass Humanitarian Aid que se ocupa de las víctimas del conflicto en el territorio separatista, especialmente los niños. “También trabajo como freelance y publico unos videos de información sobre la situación aquí, recibo dinero de mis seguidores y así tengo de qué vivir”, afirma. Dice no echar de menos su vida en EE UU, que a pesar de ser más cómoda “no tenía sentido”. “Pienso quedarme aquí, me casé y tengo buenos amigos. No volveré a mi país, no voy a correr el riesgo de que me encierren por terrorismo o algo así, ni siquiera necesitan justificación para hacer… ¡mira Julian Assange!”, exclama Russell.
Cerca de la Plaza Lenin de Donetsk, en su oficina, Boris Litvinov nos recibe con una gran sonrisa. Primer secretario general del Partido Comunista de Donetsk, nacido en 1956, el hombre, alto y dinámico, se enorgullece de contar entre sus militantes con extranjeros como Russell y Alexis. “Somos el único partido de la República y podemos afirmar que estuvimos a la vanguardia del movimiento de insurrección popular en 2014”, afirma.
Escisión del Partido Comunista Ucraniano, el PC de Donetsk nace de la voluntad de sus militantes de participar en la toma de poder a nivel local en vista de autoproclamar el territorio independiente. “La dirección central del partido no estaba de acuerdo pero nosotros decidimos seguir a las masas”, explica el militante. Involucrado en los acontecimientos, Boris Litvinov es nombrado jefe de la Asamblea Popular Suprema de la República en 2014 y es incluso el autor de la declaración de independencia. “La voluntad de autodeterminación nace con la voluntad de crear algo nuevo que respondiera a las aspiraciones de igualdad de la gente, era la oportunidad para los comunistas de estar al frente de la construcción del nuevo Estado, pues, ¿quién más que nosotros puede alzar semejante bandera?”.
No obstante, el protagonismo de Boris Litvinov no impedirá que se prohibiera la participación del Partido Comunista en las primeras elecciones de la RPD, en noviembre de 2014. “Solo se autorizó la participación de dos movimientos políticos. Nos juntamos al segundo y pudimos obtener tres diputados, pero acabaron siendo expulsados”. ¿La razón? “Está claro que molestamos, no se quiere la participación de los comunistas en el gobierno, una república independiente y de tipo socialista sería un mal ejemplo para todos”, asegura Boris, refiriéndose tanto a Ucrania como a Rusia.
El 29 de septiembre de 2018, una bomba explota en el local del partido y hiere a uno de sus militantes que tenía previsto presentarse a las elecciones presidenciales del mismo año. “No sabemos quién cometió semejante crimen, hay una investigación por parte de as autoridades. Pero también fui víctima de un intento similar de asesinato hace unos meses”, dice Boris mostrándonos sobre su teléfono móvil fotos de lo que parece ser una granada colocada debajo de un coche. Amenazas insuficientes según el responsable político. “Seguiremos trabajando en lo que decidió el pueblo en el referendo de 2014, es decir en la construcción de un Estado soberano”.
¿Acaso la República de Donetsk hubiera podido tener un carácter político más adecuado a las esperanzas de los combatientes como Russell, Juan o Alexis? “Bueno, hay muchas cosas que contar, pero habrá que hacerlo cuando la guerra haya acabado”, comenta Alexis queriendo cerrar filas. Mientras tanto, el combatiente piensa en aportar su ayuda a otros “pueblos en lucha” del mundo. “Tal vez América Latina”, dice. ¿Cuándo?, “cuando la guerra aquí haya terminado”.
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Glaria a Ucrania 🇺🇦 Gloria a ucraniano🇺🇦 Gloria a justicia 🇺🇦 Gloria a amor♥️
Y por que entonces cuando putin pagaba protestas para separar Catalunya de España, estos prorusos-espanoles no cogian arma y no empezaban a matar a sus hermanos. En 1917 toda Ucrania hablaba ucraniano, pero despues de hambre que provocaba el comunismo sovietico y rusia, a media Ucrania llegaban gente desde norte de rusia, que entraban en casas calientes donde estaba gente y ninos muertos. Por eso en Ucrania hay teritorias con gente sin corazon y que odian Ucrania. rusia quiere robar historia territorio e idioma. Ucrania protege su territorio y su gente, pero tiene al diablo de vecino. Pero el tiempo nos deja a cada uno en el lugar que merecemos
Este joven español a la cárcel directamente. a estos luchadores falsos hay que areglar rápido
Alexis es un terrorista en un ejército de terroristas origen de Rusia.que estan en territorio De Ucraina
Muy bueno el artículo de El Salto. Excepcional por lo que suele llegarnos sobre Ucrania, y las valientes repúblicas del Dombás y Donesk.
Genial artículo, un saludo a El Salgo por traernos información de tal nivel y rigor.
Pensar que han pasado ya 5 años desde los sucesos de Donbass... Todavía me acuerdo ver con impotencia como iva degenerando la situación en Kiev a finales del 2014, y como los medios tradicionales nos daban una visión angelical y prodemocratica de los manifestantes, cuando en realidad eran unos neonazis violentos financiados y entrenados por la OTAN. Creo que fue el momento en el cual abrí los ojos ideológicamente.
Después, el ver cómo el pueblo del Donbass se levantaba frente al golpe, decía basta a los atropellos del nuevo gobierno y tomaba el poder, eso fue un atisbo de esperanza. Y no, no eran "prorusos", sino milicianos antifascistas venidos del propio pueblo, que lucharon (y muy brillantemente) contra el ejército ucraniano golpista y sus batallones neonazis.
Una pena que el objetivo de justicia social que se soño no se allá logrado aun, ya que ni Rusia, ni mucho menos Ucrania, desean revolución social alguna. Pero la lucha prosigue, en todos los sentidos. Un abrazo solidario.
Levanta Donbass!