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Desahucios
El BBVA, condenado por la Audiencia Provincial de Badajoz
Hoy, por fin, los huesos de Toñete, el marido ya fallecido de Pepi la del Pintao, de Valdelacalzada, podrán descansar en paz. Una sentencia de la Audiencia Provincial de Badajoz, dictada con fecha del 6 de mayo, frena un desahucio anunciado en Valdelacalzada a manos del BBVA por una sentencia anterior (dictada por el Juzgado de Primera Instancia nº 1 de Badajoz), y declara a Pepi y a su familia como propietarias de tres viviendas en litigio. Asimismo, establece la nulidad de las ejecuciones hipotecarias habidas hasta el momento y por haber, las libera de las cargas asumidas y condena a la constructora implicada (Proyectos y Promociones Valdelacalzada 2003 SL) a otorgar escritura pública de adjudicación. Por último, condena a esta empresa, junto al BBVA, a indemnizar con las costas asumidas por los procesos a la familia Garrosa González y Garrosa Martín. La sentencia, como afirma Olga Garrosa, hija de Pepi, “parece hasta poética”.
Desahucios
El banco es el monstruo
Con esta sentencia finaliza un episodio más del acostumbrado serial especulativo en el que tan bien se han movido y se siguen moviendo los bancos en nuestro país, con connivencia de empresarios y políticos. Este, en concreto, comenzó el 11 de junio de 2003, cuando el matrimonio de Antonio Garrosa Martín (Toñete) y Josefa González Barreto (Pepi), ambos hijo e hija de colonos, vendieron unas tierras a Manuel Blanco Prieto, en representación de la mercantil Corporación de Extremadura Manuel Blanco SL, que se comprometió a entregar junto al precio de la tierra tres de las viviendas de promoción que pensaba construir en ella.
Entre medias del negocio actuó un representante del BBVA, encargado, según la parte demandante, de llevarlo a cabo mediante la fórmula de disgregar el contrato en dos documentos: escritura pública y privada. Con el tiempo, después de diversos tejemanejes de la promotora, con cambio de nombre incluido, la familia se encontró con que no solo no era propietaria de las casas que habían recibido como parte de la venta, sino que además estas estaban hipotecadas y se les amenazaba con el desahucio en caso de no pagar la hipoteca. Les echaban de su propia casa.
La familia se encontró con que no solo no era propietaria de las casas que habían recibido como parte de la venta, sino que además éstas estaban hipotecadas y se les amenazaba con el desahucio en caso de no pagar la hipoteca
Desde ese día de junio de 2003, como se afirma en el documento de la sentencia, redactada como ponente por el magistrado Casiano Rojas Pozo, con el parecer de la sección de la Audiencia, la familia Garrosa “vive el calvario que concluye con la inminencia de su salida de las viviendas si no se hubiera estimado este recurso de apelación”, que da al traste con la sentencia anterior y que condenaba a la empresa involucrada pero dejaba impune al banco, el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria S.A., que continuaba con su titularidad sobre las casas y con la ejecución hipotecaria.
La sentencia establece en varias ocasiones que el representante del banco —y, por tanto, el mismo banco— actuó reiteradamente “de mala fe”. Este entregó las viviendas al matrimonio de Pepi y Toñete con cargas hipotecarias, a pesar de que era consciente de que las mismas estaban libres de dichas cargas. Y si bien en la primera sentencia condenatoria en la que el banco salía exculpado del chanchullo se daba mayor valor probatorio a la declaración hecha por el representante del banco que a la de Josefa Garrosa, en la sentencia de la Audiencia se establece que la de esta última debe tener el mismo valor que la de aquel, dado que “su testimonio ha sido rotundo, con la espontaneidad propia del pueblo llano, llegando a afirmar que VM (el representante del banco), fue la persona que les entregó el dinero en el cuchitril en el que los metieron”.
La sentencia no solo condena al BBVA, sino que además califica su actitud como de “obstruccionista”, por negarse a entregar en diligencias preliminares la copia del expediente completo de la aprobación de la financiación de la promoción
Por último, la sentencia no solo condena al BBVA, sino que además califica su actitud como de “obstruccionista”, por negarse a entregar en diligencias preliminares la copia del expediente completo de la aprobación de la financiación de la promoción. Esto es, la concesión del préstamo hipotecario a la promotora.
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Banco malo Sareb se sienta a la mesa de negociación mientras sigue desahuciando familias
El recurso ahora ganado —presentado y defendido por el abogado Carlos Arjona Pérez— viene a suponer una vuelta de tuerca en un proceso que tanto la familia como quienes les apoyaron en todo momento dudaban de que fuera a tener un final feliz y de justicia. No obstante, al proceso judicial le ha acompañado, durante estas dos últimas décadas, el tesón en la defensa de sus derechos de la familia Garrosa, que frente al silencio y el desánimo de la lucha ante los gigantes que enfrentaban, opusieron siempre la perseverancia y la confianza en el apoyo de la gente del pueblo. Muchos acudieron a su llamada, “porque era de justicia desenmascarar a los malandrines y socorrer a los menesterosos”, una actitud ante la vida y ante el engaño que, sentencias como esta de la Audiencia, respaldan.