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Cine
Ramón Lluis Bande: “Asturies tiene sin construir el relato de su tiempo revolucionario”
El poeta Ramón Lluis Bande (Xixón, 1972) comenzó en 1999 a rodar cine y desde 2.000 ha centrado el grueso de su dilatada producción en tres momentos clave de la historia asturiana del siglo XX: la Revolución de Octubre de 1934, la Guerra Civil y la lucha antifranquista. Cultivador de un estilo pausado y poético, contrario a la espectacularidad, sus dos últimos largometrajes, Cantares de una revolución (2018) y Vaca mugiendo entre ruinas (2020), han tenido una difusión importante para tratarse de películas de no ficción, muy alejadas de los parámetros del cine mayoritario.
En Retaguardia (2024), su última película, regresa a la Guerra Civil y a las imágenes del fotógrafo gijonés Constantino Suárez para imaginar, apoyado en los textos del diario socialista Avance, varias hipotéticas películas de propaganda realizadas por el Frente Popular asturiano entre los años 1936 y 1937. Con narración de Federico Volpini y música de Celia Viada, Bande cuenta en una sucesión de noticiarios la vida cotidiana de la población gijonesa bajo los bombardeos de la aviación nazi, el control obrero en las fábricas por la UGT y la CNT, la colectivización de la industria pesquera o la ocupación de las tierras abandonadas por los propietarios afines al bando golpista. La película tuvo su estreno en el pasado Festival Internacional de Cine de Xixón y va acompañada, como suele ser costumbre de la casa, de un libro con el guion, imágenes y reflexiones teóricas del autor: Cuaderno de Retaguardia (Pez de Plata, 2024).
¿Cómo surge la idea de construir casi 90 años más tarde este cine de propaganda asturiano que no pudo ser?
Durante el proceso de preparación de mi película anterior, Vaca mugiendo entre ruinas, me fui encontrando con muchas evidencias de la presencia del cine en la retaguardia asturiana y me llamaba la atención que ninguna de aquellas imágenes en movimiento llegara a nuestros días, ni siquiera conocemos nada del material que el cineasta soviético Roman Karmén rodó en su estancia en Asturies… Me pareció un reto (re)construir y (re)imaginar aquella cinematografía en potencia, que me permitía, además, profundizar en una reflexión sobre la imagen política y la política de la imagen, al mismo tiempo que seguía construyendo un imaginario nacional de aquel momento de la historia de las clases populares asturianas.
Llevas años reivindicando ese Frente Tipográfico y ese Frente del Arte que componían los periodistas del diario Avance y los artistas asturianos ligados al Frente Popular.
Me interesa mucho traer al presente (crear) una genealogía de artistas que no renunciaron al rigor y la búsqueda de la excelencia en su trabajo, que ponían al servicio de la lucha contra la agresión fascista y en defensa de los intereses de las clases populares. Son nombres como los de los periodistas Javier Bueno, Juan Antonio Cabezas, Ovidio Gondi o José Manuel Vega Pico y artistas como Germán Horacio, Goico-Aguirre, Mariano Moré, Nicanor Piñole, Marola o Evaristo Valle, entre otros, que ayudaron a construir un nosotros y, en cierta manera, el imaginario de lo que fuimos / somos. La mayoría de ellos pertenecían a familias acomodadas, pequeñoburguesas, y habían tenido acceso a formación y unas condiciones de vida que les permitían aprovecharla, pero desde el primer momento aceptaron que la hegemonía en la lucha le correspondía a la clase obrera —y sus expresiones políticas y sindicales— y se pusieron a su servicio.
¿A quién te habría gustado conocer personalmente de ese frente?
Me hubiera encantado participar en alguna de aquellas tertulias nocturnas que se celebraban en la redacción de Avance donde participaban muchos de ellos.
Cómic
Alfonso Zapico “La unión de la izquierda tuvo que ver con el miedo a que el movimiento obrero quedara fulminado”
Es llamativo el contraste entre la atención al 34 cuando en realidad dos años después, en el 36, hay una revolución más profunda en la retaguardia asturiana.
En Asturies tenemos todavía sin construir el relato de ese tiempo revolucionario que va, por lo menos, desde octubre de 1934 hasta octubre de 1937. Un momento de gran importancia en la construcción del movimiento obrero asturiano como sujeto político hegemónico del país. Nos queda mucho que reconstruir, estudiar y entender para poder darle un futuro a aquel pasado.
¿Qué tiene de singular la retaguardia asturiana?
Como reivindicaban Javier Bueno y Ovidio Gondi, se la puede considerar una retaguardia modélica en muchos aspectos. Aunque existía la Quinta Columna nunca fue un verdadero problema para la resistencia contra la agresión.
Siento a veces que la represión eclipsa a menudo lo más interesante de los años 30, que es todo lo que la clase obrera logró construir a nivel político, económico, social y cultural...
Queda mucho relato que construir de aquel tiempo en el que, como dices, lo más interesante desde el presente —y para el futuro— tiene que ver con las transformaciones de la realidad cultural, política, económica y social.
Las autoridades republicanas intentaban seguir manteniendo en pie cierta idea de la justicia a través de los tribunales populares, acción que también se extendía, por ejemplo, a la protección del patrimonio histórico y cultural
¿Cómo debería integrarse la represión hecha por los antifascistas en un relato democrático de la Guerra Civil?
Aunque siempre existen acciones incontroladas, no fue Asturies un territorio donde destacara una represión muy reseñable ni cruenta. Las autoridades republicanas intentaban seguir manteniendo en pie cierta idea de la justicia a través de los tribunales populares, acción que también se extendía, por ejemplo, a la protección del patrimonio histórico y cultural. Creo que durante el tiempo de la guerra seguía en pie, como idea rectora, aquella frase de Belarmino Tomás durante la revolución del 34 que pedía seguir siendo “humanos entre las fieras”.
¿No puede convertirse la memoria histórica en otra forma de escapismo?
Como cineasta, me ofrece un camino de exploración formal infinito y de reflexión sobre el propio lenguaje cinematográfico en relación con la realidad, la historia, el arte y la política. Como ciudadano, recuperar una historia que nos fue arrebatada —como clase y como pueblo— me parece una necesidad para poder pensar políticamente la construcción de futuros diferentes. El cronocidio que supuso la Transición nos deja a los pies de los caballos delante de la nueva e imparable ola reaccionaria.
Cine
Cine y memoria histórica El nuevo cine asturiano, en primera línea de fuego contra el olvido
Este FICX se ha presentado en sección oficial otra película asturiana con la Guerra Civil como tema y también con las fotos de Constantino Suárez. ¿Cómo dialogan Retaguardia y Luna?
Creo que las dos películas representan bien a la corriente hegemónica del cine asturiano de los últimos años, donde podemos encontrar otros nombres propios como Elisa Cepedal, Tito Montero o Celia Viada Caso. Un cine no reconciliado —ni en lo político ni en lo estético— que profundiza en algunas grietas de nuestro pasado político, desarrollando dispositivos cinematográficos de gran rigor e interés —conectando desde la retaguardia con todas las vanguardias— que construyen un espacio intelectual y político de nostalgia disidente, disensual, que nos ayude a pensar futuros posibles para aquel pasado obturado.