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Catalunya
La huelga de los MIR aprieta a Catalunya
La huelga de los MIR catalanes (más de 4.000 residentes, ampliamente secundada) arrancó la pasada semana. Piden mejores condiciones de descanso, formación y salario. Las negociaciones con dos patronales y el servicio público de salud se encuentran estancadas, a pesar de la mediación del Departament de Treball.
Los médicos residentes de Catalunya han tomado el relevo a los de Madrid y País Valencià: están de huelga desde la semana pasada, y la mesa de negociaciones no fluye. Más allá de aumentar los sueldos raquíticos (alrededor de 900 euros netos al mes), que redondean con guardias, lo que quieren es supervisión y descanso real. Dejar de empalmar jornadas de postguardia con semanas laborales y decisiones sobre pacientes sin un médico adjunto que las valide y tutorice.
Quieren —en realidad dicen que necesitan— descansos semanales de 36 horas seguidas, o 72 horas en 14 días, y un adjunto por cada cuatro residentes. En cuanto a lo salarial, aspiran a que un médico residente de primer año cobre lo mismo que una enfermera recién licenciada contratada por el Institut Català de Salut (ICS). Es decir, pasar de 16.000 euros brutos anuales a 28.000.
Pero sobre este punto, hoy ya han rebajado su contraoferta: un incremento salarial progresivo hasta 2023 para llegar a cobrar 24.000 euros al año. Esta cifra tampoco es aleatoria. Es la que cobran los residentes del Hospital Clínic, de gestión privado-concertada y con convenio laboral propio, el mejor de todos.
Los MIR catalanes reivindican un descanso semanal ininterrumpido de 36 horas para poder recuperarse de las guardias de 24 horas, más adjuntos por residentes y mejor salario
La Sanidad de Catalunya es un laberíntico camino entrecruzado de consorcios concertados y privados, que gestionan el 56% de los hospitales, además de centros ambulatorios (alrededor del 20%). Esto siembra un caldo de cultivo fantástico para quien paga el sueldo: los más de 4.000 residentes catalanes deben negociar con dos patronales, además de con el Institut Català de Salut.
El residente de segundo año Marcel Laborda es uno de los ocho médicos que participa en las negociaciones, mediadas por un técnico del Departament de Treball. La última reunión tuvo lugar la semana pasada, cuando les ofrecieron un aumento salarial del 5% (unos 70 euros al mes). No hay acuerdo en cuanto a descanso —que la normativa europea fija en 36 horas semanales ininterrumpidas—. Sobre la formación, las patronales y el ICS ofrecen el compromiso de instaurar ratios medias de adjuntos en seis meses, medias que seguirían dejando a los MIR hospitalarios sin la supervisión que requieren, aseguran los residentes.
De los más de 4.000 médicos residentes catalanes, el 92% está secundando la huelga, según este colectivo al que, por primera vez, se les exige unos servicios mínimos del 100%.
“Si estamos en formación, no deberíamos ser parte estructural del correcto funcionamiento sanitario”, alerta Irene Ripoll, residente de cuarto año. He ahí otra trampa de las exigencias a este colectivo que lleva años alertando de que cobra poco, trabaja a destajo y duerme escasamente.
En las concentraciones de ayer en las plazas de las capitales catalanas simularon echarse a dormir en la calle. Hoy han escenificado con libros gigantes y ataúdes de cartón la muerte de la formación de los MIR.
“Si estamos en formación, no deberíamos ser parte estructural del correcto funcionamiento sanitario”, alerta Irene Ripoll, residente de cuarto curso
Sanidad pública
Victoria de los MIR de Madrid
Formación escasa
Los problemas de formación tienen lugar, sobre todo, en los hospitales, donde todos los médicos, aunque su especialidad sea medicina familiar, deben llevar a cabo dos años de MIR, pasando consulta en planta y atendiendo urgencias. Pero la pandemia ha modificado también las tutorías en los centros de atención primaria, en donde ya no pasan consulta al cupo de 27 pacientes diarios, sino a lo que toque y no siempre con supervisión: pacientes Covid, pacientes de urgencias o pacientes de cupo, de cualquier médico.
“Venimos de una Atención Primaria con una presión asistencial muy fuerte, con un exceso de precarización y burocratización. Y ahora los MIR de familia padecemos una doble precarización la de la atención primaria y la de ser residentes”, asegura Ripoll.
Laborda también es médico familiar y sus rondas hospitalarias las hizo en el icónico Hospital del Mar, gestionado desde hace años por el Consorcio Parc de Salut Mar. Allí se dio cuenta de que los residentes del propio hospital, haciendo exactamente las mismas tareas, cobraban un 50% más que él, y le doblaban el sueldo en los meses de pagas extra.
Laborda no eligió especialidad ni destino siguiendo criterios económicos, sino deseos laborales (ser médico de familia) y de formación, pero reconoce que cuando escogió “no imaginaba que las diferencia fueran tan grandes”.
Hace años que Catalunya dejó en manos de consorcios y entidades privadas al menos el 50% de su sanidad y es ahí donde los más jóvenes pueden encontrar mejores condiciones laborales, precarizando aún más la sanidad pública catalana, el único territorio del Estado con semanas laborales de 37,5h., frente a las 35 del resto.
La convocatoria de huelga de los MIR catalanes termina esta semana pero si las partes no llegan a un acuerdo, los residentes no descartan continuar con acciones para seguir reclamando mejoras en sus condiciones contractuales.
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Valdría la pena recordarle a la Generalitat que lxs profesionales de la salud no viven de homenajes públicos, y que ni el alquiler, la compra, el agua, la luz y el gas se pagan con aplausos.