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Tribuna
¿Qué va a pasar con el personal sanitario interino en vacante del Hospital Gómez Ulla?
Delegado Sindical de CGT en el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla.
Varias decenas de trabajadores sanitarios del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, situado en el madrileño barrio de Carabanchel, cesarán en las próximas fechas. Las plazas cubiertas desde hace años por estos compañeros serán ocupadas por aquellos que se incorporan después de uno de los últimos procesos de oferta de empleo público llevado a cabo por el Ministerio de Defensa.
Pero ahora, lo que más nos preocupa es qué va a pasar con esos trabajadores. ¿Es justo que compañeros que llevan lustros en el Hospital, que han soportado la temporalidad y la precariedad, sean cesados sin que se les ofrezca la oportunidad de continuar con nuevos contratos? ¿Se puede permitir el Hospital y la Sanidad Pública prescindir de ellos?
Decía Julio Anguita que la rebeldía era el grito de la inteligencia y de la voluntad, a lo que añadía que esa rebeldía tenía que sustentarse en razonamientos sólidos. Por ello, aunque la respuesta a las cuestiones anteriormente planteadas es NO, vamos a rodearla de razones y datos objetivos para apuntalarla.
En primer lugar, y tras revisar la última memoria disponible de los Hospitales que forman parte del SERMAS (en el caso del Hospital Gómez Ulla a traves de un concierto entre el Ministerio de Defensa y la propia Comunidad de Madrid) correspondiente al año 2023, en relación con el 2022, podemos ver claramente que el aumento de pacientes no es proporcional al aumento de profesionales en las diferentes categorías profesionales que los atienden.
¿Se puede gestionar administrativamente 100.000 cartillas y alrededor de 2.000 trabajadores con 46 administrativos? Seguro que encuentran ustedes la respuesta
Ante un incremento del 12,5% de urgencias atendidas, un 37,9% más de intervenciones quirúrgicas programas, un 16,9% más de intervenciones quirúrgicas de urgencia o un 25,5% más de camas ocupadas, el Ministerio de Defensa y el Hospital Gómez Ulla, han contratado a cero médicos, seis enfermeras, lo que supone un aumento del 1% respecto a 2022, 40 técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (un aumento de 9.1%) y 39 celadores (un 12,7%), aunque este último dato es engañoso. ¿Se puede gestionar administrativamente 100.000 cartillas y alrededor de 2.000 trabajadores con 46 administrativos? Seguro que encuentran ustedes la respuesta.
En segundo lugar, el Calendario Laboral de 2025, que no cuenta con la firma de ninguna de las secciones sindicales del Hospital, establece que el periodo vacacional es del 15 de Junio al 15 de Octubre. Por otro lado, responsables de enfermería trasladan a viva voz a los trabajadores, que dicho periodo se va a ampliar por falta de personal. Dejando a un lado este pequeño homenaje que el Hospital ha decidido hacer de manera improvisada a nuestro siempre recordado Gila. Quizá, debería emplearse el dinero que se recibe desde la Comunidad de Madrid y de los propios Presupuestos Generales del Estado en contratar más personal y ofrecer nuevos contratos a estos trabajadores, de los cuales depende el sustento de sus familias, y que ahora se ven en la calle.
¿Saben lo que hay detrás de esos presupuestos históricos que se prorrogan y que baten récords año tras año para la cartera de Defensa? Unos trabajadores cansados de ver como día a día se ven recortados sus derechos
En tercer lugar, ¿saben lo que hay detrás de esos presupuestos históricos que se prorrogan y que baten récords año tras año para la cartera de Defensa? Unos trabajadores cansados de ver como día a día se ven recortados sus derechos, que ven la conciliación como una quimera, que no se sienten valorados, que después de muchos años pueden perder su puesto de trabajo, y unos pacientes, nuestros pacientes, que a pesar del esfuerzo ingente de mis compañeros no pueden tener la sanidad pública que merecen (actualmente un 33% de las camas del Gómez Ulla están cerradas en gran medida por la falta de personal). Eso es lo que tenemos y a esto es a lo que hemos llegado.
Por último, no puedo evitar el recordar que hace poco más de cinco años llegó una pandemia que cambio mi vida y la de mis compañeros. Una pandemia en la que nos jugamos la vida, algunos la perdieron, por salvar a los demás, que expusimos a nuestras familias, que llorábamos emocionados por los aplausos de las 20, y que soñábamos despiertos todas las noches que todo pasaría y volveríamos a la normalidad... Y hemos vuelto, en el 2019 nos movilizamos pidiendo que hicieran nuevos nombramientos a los compañeros que cesaban en enero de 2020, y en 2025 aquí estoy, escribiendo este artículo, exigiendo que se hagan nuevos contratos a los compañeros que cesan.
Así que, como hicimos durante la pandemia, vamos a seguir luchando por cuidar a los nuestros y, de nuevo, volveremos a vencer.