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Campo de cuidados
Enero. Poco a poco la claridad
“Me hiciste ver claro cuando estabas a mi lado”
Pena, penita. Xoel López.
Llevo años observando en mi trabajo que enero es un mes difícil.
Durante noviembre y diciembre las personas con las que trabajo sienten mucha presión para encajar sin hacer ruido en las escenas de los contextos que habitan: familiar, social, laboral, escolar… Y es que si un día de la cada vez más larga etapa navideña, ella se queda en la cama y no le apetece salir a comer, o si él se tiene que levantar y salir un rato al balcón durante la cena cuando su primo lleva ya un rato escupiendo dogmas a voces, o, a ella se le olvida comprar un regalo a alguien… O si otro día, durante la cena, él se arranca a cantar a pleno pulmón porque está muy contento, o decide gastarse los ahorros que le quedan de ese mes para comprar el regalo más bonito del mundo a una amiga, o si ella llega borracha a casa después de salir al vermú con unas amigas que hacía meses que no se atrevía a ver… si eso pasa, todo el mundo va a pensar que están más depresivos, ansiosos o a punto de tener una crisis o un brote.
Campo de cuidados
Campo de cuidados Sus labores
ya se está poniendo mal, verás como acabamos en urgencias otra vez estas navidades… ¿Acaso no podríamos acabar en urgencias cualquiera en muchos momentos de las últimas semanas del año?
Luego llega enero; trae algo de alivio, pero también, un reencuentro con el vacío, el frío y el infinito; un reencuentro al que llegamos con las fuerzas muy justas. “Poco a poco”, nos solemos decir. Y así es. Hay que confiar en el movimiento consustancial a los ciclos que somos. Cada día de enero el sol recupera minutos, poco a poco. ¿Cómo encontrar el canal para sentir ese poco a poco en un mundo de mucho a mucho?
Yo aprendo cada día en los grupos con lo que trabajo. Ayer era un día frío, llevaba muchos días lloviendo, y también nosotros llevábamos muchos días viéndonos. Teníamos poco nuevo que decirnos, aunque yo sintiese que teníamos mucho que contarnos. Sin embargo, en las líneas de palabras sólo había lugares comunes, repetición, bloqueo, y cada vez estábamos más lejos y con más frío. ¿Y si escribimos un cuento, o un poema? ¡Que cada uno diga algo, un poco, a ver qué nos sale!
No hubo que pensarlo, ni dudarlo; fue como si la posibilidad de otra forma para albergar las palabras descongelase su contenido. Y esto escribimos:
Estamos en invierno, y esto parece un infierno
Tras el infierno volverá la calma y creo que todos estaremos mejor, con la llegada de la primavera, el verano y la otoñá…
Yo no sé qué decir, no tengo ganas
En la otoñá se caen las hojas, vemos los árboles totalmente desnudos, los pájaros no saben donde posarse para dormir, se tendrán que ir a los secaderos de tabaco… porque con los árboles tan cortados, no tenemos pájaros…
Y sin pájaros no hay canto, y yo sin canto me vuelvo a meter a la cama y me vengo abajo.
Me gustaría vivir en Japón, eso es una maravilla. En el parque del retiro de Madrid hay muchas ardillas que me gusta echarles de comer.
Los pájaros volverán con la llegada de la primavera, y siempre hay pájaros porque siempre hay cubierta… hay encinas, alcornoques… y muchos más.
Cuando llega la primavera en mi barrio es un sufrimiento con los pájaros… no podemos tirar la basura, tenemos que ir con paraguas, el olor es insoportable. No sabes por dónde coger el contenedor, la acidez se come la pintura.
Hay pájaros buenos y pájaros malos, y aunque no os lo podáis creer, yo hace bastantes años tuve una experiencia maravillosa en el parque del Retiro… me fui a primera hora de la mañana con frutos secos, los saqué, y las ardillas se subían por todo el cuerpo.
Eso significaría que las ardillas, en este caso, nos verían felices y por conexión con nosotros se nos subirían por el cuerpo para darnos cariño y para decirnos que tenemos que seguir luchando.
El problema son los pájaros en cautividad… yo creo que se mueren por la angustia.
Todos los animales, creo.
Campo de cuidados
Salud mental Entornos yermos o entornos para florecer
En la relación con el otro, real o imaginada, podemos quedar atrapados, estallar o apagarnos del todo. Pero también es en la relación donde podemos construir otras posibilidades para expresar, comunicar, ser y estar. Los lenguajes artísticos y las otras formas del lenguaje hablado amplían y multiplican esas posibilidades.
Y así, poco a poco, contamos mucho. Y enero avanza, minuto a minuto de luz.