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Campo de cuidados
Entornos yermos o entornos para florecer
Ayer escuché yendo y volviendo al trabajo trozos de discursos, por la radio y sentí tensión en la barriga, presión en las sienes, vergüenza en los hombros, dolor en el pecho. Así me sentí escuchando las intervenciones de algunos políticos en el primer día del debate de investidura. Quería escucharlo y no podía. O sí podía, claro que podía, pero sufriendo toda esa tensión, presión, vergüenza, dolor.
Falta de cuidado, de color, de armonía, de escucha.
Falta de profundidad, de pensamiento, de reflexión, del otro, de diálogo.
Campo de cuidados
Salud Mental Rotos en nuestra Red de Salud Mental
Ayer escuché dentro del trabajo otros tantos discursos, escuché a unas cuantas personas hablar, contar, debatir, dialogar. Ningún trozo de aquellas palabras me hizo sentir nada parecido a lo que sentí escuchando la radio. Trabajo con personas diagnosticadas con problemas graves de salud mental y social. Una parte importante en su diagnóstico es que esos problemas le causan dificultades significativas para adaptarse a sus entornos laborales, educativos, familiares, sociales…
Tantas veces pienso en las dificultades que tenemos, los entornos, para adaptarnos a las personas diagnosticadas; o, mejor dicho, en el poco esfuerzo que hacemos para vivir y cohabitar con ellas la posibilidad de la diferencia… y no el límite.
Límite, distancia, desconocimiento, estigma.
Ya en casa, cenando, no sabía si hablar del adentro o del afuera del trabajo. Preferí contar algo del adentro. En un taller grupal habíamos estado haciendo pancartas para una marcha que hay en unos días, en octubre, el mes en el que se suelen reivindicar con más intensidad los derechos de las personas diagnosticadas con problemas de salud mental. Decidí contar eso. Mientras lo contaba, recordé cómo pintamos con cuidado, color, armonía, escucha…
Y volví a preguntarme, como tantas otras veces, cómo se deciden los diagnósticos, cómo se decide lo que es adaptado al entorno y lo que no
¿Para qué eran esas pancartas, las podemos ver?
Para llevar a una marcha en la que queremos que escuchen lo que necesitamos, lo que queremos, lo que nos gusta y lo que no nos gusta.
¿Y quién lo va a escuchar?
La gente que esté por las calles por las que pasemos.
¿Y van a estar por la calle los alcaldes, los presidentes?
Tras esa pregunta volvieron a mí las imágenes de la radio. La tensión, la presión. Y volví a preguntarme, como tantas otras veces, cómo se deciden los diagnósticos, cómo se decide lo que es adaptado al entorno y lo que no… cómo los entornos nos adaptamos e incorporamos a veces, a elementos que nos oscurecen y aprietan, y excluimos a otros que pueden hacernos florecer.