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Camino al paraíso
Revuelta de vida en la ciudad
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
Los seres humanos llevamos milenios edificando ciudades. Nacidas en torno al 5.000 a.C. en esas tierras que se hacen llamar el Creciente Fértil, desde sus comienzos nuestros asentamientos se han enfrentado a colosales retos en lo que se refiere a su habitabilidad. De la ausencia de sistemas para gestionar aguas negras hasta la complejidad de tratar los residuos, las urbes han ido evolucionando para, en teoría, hacerse más funcionales y habitables, aunque las lógicas de la economía y el mercado a menudo han ganado al buen vivir.
Contaminación
Contaminación Los entornos escolares suspenden en calidad del aire
Si hoy hay un problema generalizado en las ciudades de la Tierra ese es la movilidad. La explotación de esa sustancia viscosa que apareció bajo el Creciente Fértil, junto con la invención de ingenios como el motor a combustión, dio lugar a una máquina que es hoy ama y señora de la metrópoli: el automóvil. En 2023, al otro lado del Mediterráneo, el coche se usa en las tierras ibéricas como si no hubiese mañana. Los últimos datos del INE señalan que en el 78,8% de los hogares españoles hay, al menos, un auto. Son 33 millones de vehículos a motor en el país. En torno a dos tercios de la población usa el coche a diario. Sí, cada día.
Mucho se ha escrito de lo que producen estos coches y su polución, aunque no está de más recordar algunas cifras: 25.000 muertes prematuras anuales en España, 11.000 atropellos, miles de millones en pérdidas económicas por las enfermedades que provocan óxidos nitrosos, partículas en suspensión y demás sustancias salidas de los tubos de escape. Los últimos datos sobre calidad del aire señalan que el 80% de la población española vive en entornos que superan los valores que la Comisión Europea propone para la nueva Directiva sobre Calidad del Aire. Y si nos ceñimos a los que plantea la OMS, más estrictos, no se salva nadie. Normal si tenemos en cuenta que el espacio destinado al coche se come entre el 70 y el 80% del espacio público urbano.
Una de las cosas maravillosas inherentes a esos mamíferos llamados humanos es que cuando ven algo injusto pueden unirse para pelearlo
Los más pequeños, por supuesto, son especialmente vulnerables. Son numerosos los estudios que hablan de la contaminación como causa de enfermedades como el asma infantil, por no hablar de problemas de desarrollo en el feto. El informe Calidad del aire en los entornos escolares, que llevaron a cabo en 2023 los grupos de la confederación Ecologistas en Acción en 160 colegios de Barcelona, Madrid, Granada, Murcia, Vigo y Xixón, dio resultados preocupantes: solo una de las 160 escuelas cumplía las indicaciones de la OMS respecto al dióxido de nitrógeno, no superar un valor límite anual de 10 µg/m3. Solo 20 cumplen con el límite propuesto por la Comisión Europea, 20 µg/m3. Y lo que es peor: un tercio de las escuelas analizadas (58 de las 160) supera los 40 µg/m3, el límite legal vigente. Son tres de cada cuatro en Madrid y dos de cada tres en Barcelona.
Una de las cosas maravillosas inherentes a esos mamíferos llamados humanos es que cuando ven algo injusto pueden unirse para pelearlo. Es lo que pasó en Barcelona en diciembre de 2020. Las familias se hartaron, se organizaron y nació la Revuelta Escolar, un movimiento que se extendió por todo el Estado. El objetivo: conseguir entornos escolares seguros, limpios y pacificados. Lo cuenta Marc Hurtado, que por entonces ya estaba en Eixample Respira, la plataforma vecinal de la que nació el movimiento, y que ya llevaba años luchando contra la contaminación, el ruido y la elevada ocupación de espacio público por parte de los coches en este barrio barcelonés. “Había muchos padres y madres preocupados en los entornos escolares —relata— y a finales de 2020 fue cuando la Revuelta Escolar cogió fuerza independiente a Eixample Respira y decidió empezar a cortar la calle al tránsito, o más bien a abrirla a las personas”.
La primera Revuelta fue en la Escola pública d’infantil i primària Auró. En dos semanas eran 17 centros en Barcelona, y en apenas unos meses el movimiento saltó a todo el Estado. Exigían un cambio de modelo para resolver lo que consideraban un grave problema de salud pública y seguridad vial. Hablaban de que las entradas a los coles fueran peatonalizadas o con aceras de al menos seis metros, de reducir o eliminar el tráfico en los entornos escolares, de limitar a 20 km/h la velocidad de los vehículos, de más zonas verdes y de mediciones de los niveles de ruido y calidad del aire en el interior y exterior de los centros, de más transporte público… Y lo hicieron de la mejor forma posible: cortando las calles frente a los colegios y llenándolas de chavalería. Como dice Marc, abriéndolas a la gente, porque durante aquellos días, por algunas horas, los críos tomaban posesión del asfalto llenándolo de juego, pelotas, tizas y colores.
La ciudad debería ser un espacio digno de ser vivido y para ello hay mucha gente trabajando cada día
La Revuelta ha cosechado logros. Hurtado habla, para empezar, de la importancia de haber puesto el debate en la esfera pública. “Tengo 42 años. Cuando yo era un niño, ir en bici por Barcelona era imposible, ahora está en el ADN de mis hijos”. En Barcelona, el programa Protegim les escoles fue el resultado más claro, con casi 200 actuaciones para pacificar y mejorar los accesos a las escuelas, aunque el activista lamenta que “las expectativas no se cumplieron” en lo referente a reducción del tránsito. Fueron muchas las localidades donde se realizaron actuaciones, y hasta se cambiaron ordenanzas urbanas para integrar los principios de la Revuelta. Por supuesto, no en todas partes y no como tocaría. La tarea es ardua y amplia aún. Por eso las revueltas siguen activas en muchos lugares.
La ciudad debería ser un espacio digno de ser vivido y para ello hay mucha gente trabajando cada día. De las organizaciones que luchan por un precio de la vivienda asequible a los colectivos ciclistas, de quienes defienden los pocos árboles que suelen tener las urbes a las que piden que el centro de salud tenga turnos pediatras. Una buena revuelta, ya sea escolar, vecinal o ciudadana, nunca está de más si la causa es justa. Y justa, en este caso, quiere decir que tú, tu vecina y yo vivamos dignamente en nuestra ciudad cada día.