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Biodiversidad
Activistas 24 horas para proteger un nido de tortuga marina en una playa de Elche
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
Es un fenómeno relativamente nuevo tras el que se encuentra, cómo no, la crisis climática. Tortugas bobas (Caretta caretta) anidando en playas del Mediterráneo occidental, a menudo urbanizadas y con alta presencia humana. Es lo que ocurrió en julio de 2019 en plena Playa d’en Bossa, en Ibiza, a escasos metros de algunas de las macrodiscotecas que los humanos han construido en este hábitat costero. Grupos de turistas y curiosos se encontraron en plena madrugada con el espectáculo del desove de una gran tortuga marina. 58 huevos depositó aquella hembra en la playa, a pesar de las molestias.
Aquellos huevos fueron primero custodiados por agentes locales y luego trasladados en su mayoría a una incubadora del Consorcio para la Recuperación de la Fauna de les Illes Balears (Cofib). Nacieron más de 30 tortugas, que los expertos del Cofib llevaron de nuevo al mar.
No fue la primera vez. Ocurrió también aquel verano en la vecina Cala Nova, aunque en esa ocasión los huevos fueron trasladados a la playa des Cavallet, en el Parque Natural de Ses Salines d’Eivissa i Formentera. Allí, 60 voluntarios del grupo ecologistas GEN-GOV y otras entidades se organizaron para custodiar las 24 horas del día un total de 99 huevos. Comenzaron a eclosionar 58 días después de su puesta.
Un fenómeno creciente
El llamamiento para encontrar voluntarios para la custodia de estos nidos, cruciales para la supervivencia de una especie emblemática, ha ocurrido en varios puntos de la geografía española en los últimos años. Pasó en la playa de la Mar Bella, en Barcelona, en julio de 2020, donde una hembra dejó 77 huevos. La respuesta da esperanza hasta al humano más cenizo: se presentaron más de mil personas como voluntarias.
“Entre el 2 y el 14 de septiembre, más o menos, podrían salir las tortuguitas”, señala a El Salto Eleonora Brose
Los anidamientos y desoves de hembras de Caretta caretta en el Mediterráneo occidental son cada vez más frecuentes. A pesar de que esta especie vive en zonas tropicales y subtropicales de todo el planeta, nidifican en lugares que van del Caribe a Japón o Australia. El Mediterráneo oriental es una de esas zonas habituales de desove, no así el occidental. Sin embargo, la crisis climática y el aumento de la temperatura ambiente y del agua está incrementando el número de anidamientos en zonas de España, Italia o Francia, hasta ahora considerados esporádicos. No lo serán más. Las bobas tienen un comportamiento filopátrico, lo que en román paladino quiere decir que las hembras adultas desovan sus huevos en el lugar en que nacieron, aunque literalmente se crucen el globo.
Ahora, el activismo humano para ayudar a nacer a las nuevas tortugas ha llegado al sur de Alicante. En concreto, a Elche, pues aunque fue Santa Pola el lugar elegido por una tortuga boba, el nido fue trasladado el 14 de julio “al no encontrarse en una ubicación segura para la viabilidad de la puesta”, señala Alberto Bernabé, del grupo Talaiola de Santa Pola, integrado en Ecologistas en Acción.
Por cierto, que la comarca del Baix Vinalopó empieza a ser zona habitual para las Caretta caretta. “Unas semanas antes, el 26 de junio, otra tortuga eligió una playa de esta comarca alicantina para depositar sus huevos”, señalan desde Ecologistas en Acción. Lo hizo en la playa de Arenales del Sol en Elche, aunque el nido se trasladó a la playa valenciana del Saler para su custodia.
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De vuelta a Elche, el grupo Talaiola y Margalló-Ecologistas en Acción, junto a la ONG Xaloc y el Ayuntamiento de Elche, están pidiendo voluntarios para custodiar el nido a partir del 2 de septiembre, fecha en la que la eclosión de los huevos estará cercana, pues está prevista entre principios y mediados de mes. En concreto, “entre el 2 y el 14 de septiembre, más o menos, podrían salir las tortuguitas”, señala a El Salto Eleonora Brose, portavoz del grupo ecologista. Hasta entonces los huevos no estarán custodiados, “pero no hay peligro, pues no están a la vista”, matiza la activista.
Llamamiento
Aunque la petición de personas voluntarias para realizar turnos ha comenzado este viernes, Brose apunta que ya tienen un listado de interesadas fruto de la campaña Rastros en la Arena, la campaña que Ecologistas en Acción comenzó en 2021 para detectar posibles anidamientos de tortugas bobas en el Mediterráneo. Sin embargo, harán falta más personas. “Necesitamos más porque al ser todo el día, de día y de noche, para una sola es pesado”.
La idea es organizar turnos de mañana, tarde y noche hasta el momento de la eclosión, para lo cual se habilitará una carpa donde descansar del sol y tiendas de campaña para dormir por la noche. Las interesadas pueden hacerlo en este enlace o escribiendo al correo rastrosenlaarena@ecologistasenaccion.org. Quién sabe, igual tienen la suerte de ver nacer a una cría de tortuga boba en pleno Mediterráneo y vislumbrar cómo surca la playa camino a su futuro.