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Arte urbano
Las calles de Benimaclet vuelven a ser escenario del arte colaborativo en ConFusión VIII
El arte colaborativo y comunitario volvió a tomar las calles del barrio valenciano de Benimaclet el pasado fin de semana con el Festival ConFusión, una propuesta cultural creada por vecinas y personas que comparten sus talentos y habilidades de manera voluntaria y gracias a la “interacción comunitaria” dar lugar a un evento dedicado a la expresión artística en todas sus vertientes. Esta red voluntaria de colaboradores ya va por la octava edición del festival, “una celebración de lo humano y de lo común a través del arte”, según describen los organizadores, “un caos ordenado con el objetivo de alimentar una red de encuentro, de unión y de diálogo“.
En la presente convocatoria el festival volvió a recuperar su esplendor después de la edición a medio gas del año anterior como consecuencia de las restricciones por la pandemia, de modo que en esta ocasión se han podido ver hasta 100 propuestas artísticas repartidas en 30 localizaciones por todo el barrio, recuperando el formato presencial pero cumpliendo las medidas sanitarias todavía vigentes en una oferta cultural variada que ha incluido talleres, música en directo, artes escénicas, poesía, exposiciones, arte urbano, etc. Muros, plazas, calles, balcones y locales han sido lienzos y escenarios para una explosión de arte comunitario.
ConFusión es un festival colaborativo que surgió entre vecinos del barrio de Benimaclet que decidieron “crear un festival de arte único, creado por las personas y sin intereses económicos”, Víctor Suárez es uno de esos vecinos, y según explica el festival no tiene demasiado afán de proyección exterior porque precisamente el ideal que busca es que se trate de una iniciativa comunitaria donde sean las vecinas de Benimaclet las que participen tanto en la producción del evento como en la asistencia, y al respecto destaca el ejemplo de varias vecinas de un mismo bloque “súper motivadas”, que cada año intervienen artísticamente la fachada del edificio con el motivo de cada edición, la de este año es el 'trencadís' como metáfora del mosaico variado que es el festival.
El ideal que busca el festival es que sean las vecinas de Benimaclet las que participen tanto en la producción del evento como en la asistencia
La organización de ConFusión es una labor voluntaria y altruista, el grupo promotor está conformado como asociación y percibe subvenciones de la Generalitat y el Ayuntamiento para cubrir unos gastos cuyo balance aparece detallado en la página web. El trabajo de los organizadores comienza en el mes de febrero, en el que abren un plazo de inscripción tanto para los artistas como para los interesados en ofrecer su espacio para alguna actividad especificando la categoría artística.
Al respecto, Suárez destaca que el único requisito para la inscripción es compartir los mismos principios que la organización, por ello han aceptado y programado todas las propuestas, porque “uno de los ideales de confusión es que cualquier persona, independientemente de su experiencia, de si es profesional o amateur, pueda participar”, indica Suárez, quien señala que lo que hacen es dar “un espacio para que la gente se exprese”.
En la anterior edición el festival tuvo que recluirse en una sola sala que albergó una programación retransmitida por streaming, por eso este año el festival ha vuelto a las calles por todo lo alto y el barrio de Benimaclet ha vuelto a darle un empujón y acogida impulsada por las ganas acumuladas este último año largo de pandemia.