Esclavitud Países Bajos
Monumento de Alex da Silva inaugurado en 2013 con motivo de la conmemoración nacional de los 150 años de la abolición de la esclavitud en Surinam y las Antillas del Caribe neerlandés. Foto de Wim Hoppenbrouwers.

Análisis
Surinam, la pieza faltante en la crisis de seguridad pública neerlandesa

Las políticas antiinmigración resultan inoperantes frente a multinacionales del delito cuyo negocio se encuentra en la explotación de la marginalidad generada por siglos de colonialismo capitalista.
21 oct 2024 06:01

Países Bajos se encuentra sumido en una crisis de seguridad. La conocida como “Mocro Maffia” -una denominación empleada para referirse a las organizaciones dedicadas al narcotráfico de origen magrebí- ha sabido explotar la relevancia internacional de los puertos neerlandeses y convertirlos en la principal puerta de entrada de la cocaína a territorio europeo. Las consecuencias de ello son tan graves como mediáticas.

Políticos de alto perfil redoblando sus medidas de seguridad, la princesa heredera Amalia de Holanda amenazada, testigos, periodistas y abogados asesinados, y un índice de homicidios multiplicado por las guerras entre los diferentes clanes. La crisis de seguridad pública, término que hasta entonces había resultado disonante con la percepción generalizada de los Países Bajos, convertía a la inmigración en el asunto principal de la campaña electoral de las elecciones generales de 2023. Hecho que daba el espaldarazo definitivo al Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders.

Wilders y sus socios de gobierno pretenden afrontar una problemática internacional en términos nacionales. El coste de esta perspectiva es enorme. Las políticas antiinmigración resultan inoperantes frente a multinacionales del delito cuyo negocio se encuentra en la explotación de la marginalidad generada por siglos de colonialismo capitalista. Precisamente esa es la raíz del reto que afrontan los legisladores neerlandeses.

Mientras la percepción de inseguridad se apodera de la opinión pública nacional y se exporta al resto de Europa, el legado colonial neerlandés retorna diariamente a la metrópolis en forma de toneladas de cocaína emanadas de la última de sus colonias: Surinam.

Esclavitud
Países Bajos ¿Cómo pedir perdón por 300 años de esclavismo?
Las disculpas de Mark Rutte sobre el pasado colonial de Países Bajos en América han sido puestas en tela de juicio pero se reconoce que han llegado un paso más de lo esperado. Sin embargo, el primer ministro no se ha referido aún a la esclavitud en los territorios de lo que hoy es Indonesia.

La colonia que no merecía la pena mantener

Surinam es un remanente de las ambiciones imperiales y monopolísticas de los Países Bajos en el Atlántico. Recién independizadas, las siete repúblicas que conforman el embrión de lo que hoy conocemos como Holanda, se lanzaron a la competencia por los flujos de comercio internacionales, teniendo por uno de sus principales objetivos la monopolización del comercio triangular entre África, América y Europa.

A través de la Compañía de las Indias Occidentales (GWC) se embarcaron en una disputa geopolítica por la hegemonía sobre el Atlántico Sur con Portugal. El éxito inicial fue rotundo. Durante el siglo XVII la sección meridional de este océano sería eminentemente neerlandesa. La fachada atlántica africana suministraba la mano de obra esclava, mientras que su homóloga americana se poblaba de monocultivos y los beneficios eran repatriados.

Surinam nació como una colonia fallida. Su irrelevancia estratégica hacía que su gestión dependiera exclusivamente de los beneficios que aportarán la explotación de los recursos naturales

Pero la “edad de oro” no sobreviviría a esa centuria. Los esquemas extractivistas neerlandeses no pudieron competir contra las economías de escala británicas. La hegemonía les sería arrebatada por el Reino Unido, mientras que Portugal cobraba las cuentas pendientes en ambas orillas. Pronto la GWC se vería reducida a las posesiones en las Antillas y Surinam, hecho que desplazó el interés estratégico de Ámsterdam a la actual Indonesia.

Surinam nació como una colonia fallida. Su irrelevancia estratégica hacía que su gestión dependiera exclusivamente de los beneficios que aportarán la explotación de los recursos naturales, cosa que, sumada a que el 80% de su territorio es selvático, estará en la raíz de las dos grandes tendencias sociopolíticas del país: la limitación del control estatal a las áreas costeras y la adquisición de un carácter nodal en las rutas de contrabando.

Paramaribo -la capital- y sus territorios circundantes se erigieron por y para la esclavitud de la población afroamericana. Sin embargo, esta población tenía una escapatoria: la selva. Con la colaboración de las poblaciones amerindias, miles de ex-esclavos huirían al remoto interior y en un proceso de etnogénesis formarían la etnia “cimarrón”. Frente a ello, las autoridades coloniales apostaron por la importación de mano de obra proveniente de Java y el Subcontinente Indio. De este modo se generará una sociedad multicultural compuesta por afrodescendientes urbanos, cimarrones, javaneses, hindúes y amerindios.

El siglo XX debilitó irremediablemente la administración colonial. La bauxita, el oro y las maderas preciosas, sustituirán al monocultivo como principal fuente de riqueza y posicionarán a la aún colonia en la órbita económica de Estados Unidos -siendo más rentable para esta potencia que para la metrópolis-. De ello se derivará la intención neerlandesa de poner fin a su dominio, lo cual generaba multitud de cuestiones de carácter identitario y económico que actuarían como una “espada de Damocles” sobre el nuevo país.

No merece la pena. Ese era el mensaje que transmitía Ámsterdam acerca de Surinam. Por su excolonia no habría derramamiento de sangre como si lo hubo en Asia y Oceanía y las propuestas de encaje en los Países Bajos serían prontamente desestimadas. El socialdemócrata Joop den Uyl lograría zanjar la cuestión colonial mediante una apresurada independencia surinamesa. De ahí en adelante, el término colonialismo sería desterrado del debate público neerlandés y su existencia se limitaría al relato nacionalista.

Contrariamente, sobre el terreno, la lógica era la opuesta. El Nationale Partij Suriname (NPS), mayoritariamente afrodescendiente urbano, abogaba por la independencia, circunstancia que generaba elevadas cuotas de desconfianza entre las comunidades indias y javanesas. Mientras amerindios y cimarrones eran marginados del debate nacional, la ex metrópoli limitaba su responsabilidad a la ayuda al desarrollo y facilidades migratorias que atraerán hasta el 40% de la población. Surinam ya era un Estado fallido al momento de su nacimiento.

El narcotráfico al rescate

Carencia de control territorial, falta de infraestructuras públicas, extractivismo económico y falta de un rumbo teórico acerca de las cuestiones identitarias y económicas. Este era el legado de los Países Bajos en Surinam. En tan solo cinco años, la caída de los precios de la bauxita arrastraría al país al caos.

El NPS, liderado por Henck Arron -padre de la independencia- sucumbió ante un ejército falto de financiamiento y con una figura carismática al frente: Desi Bouterse. Bouterse en el “Golpe de los Sargentos” lograba unir a criollos y afrodescendientes bajo las promesas de renovación y desarrollo; al tiempo que generaba una camarilla militar que eliminaba sistemáticamente a la antigua élite en los “Asesinatos de diciembre”.

Frente a ello, Amsterdam reaccionaba con virulencia y cortaba toda ayuda económica. Ello hizo poner en relieve la segunda de las dinámicas anteriormente mencionadas. Y la coyuntura no podía ser mejor. Washington y Bogotá intensificaron su persecución a los grupos criminales colombianos, cosa que los llevaría a tratar de diversificar sus mercados. De esta forma, en 1983, el palacio presidencial recibía como invitado a Pablo Escobar Gaviria, cambiando el país para siempre.

Pese a la bonanza que traía consigo la cocaína, esta solo avivó las tensiones generadas por siglos de colonialismo

Bouterse y sus socios levantaron un entramado de pistas clandestinas en la selva que surtía de cocaína las rutas entre los puertos surinameses y neerlandeses. Surinam se acababa de convertir en un cártel en sí mismo. Ministros, funcionarios y militares supervisaban personalmente el trasiego de drogas, al tiempo que la DEA y el Centrale Recherche Informatiedienst (CRI) ponían su atención sobre las mismas.

Pese a la bonanza que traía consigo la cocaína, esta solo avivó las tensiones generadas por siglos de colonialismo. Amerindios y cimarrones, partícipes del comercio al ubicarse las pistas en su territorio, entraron en guerra contra el Estado. Entre 1986 y 1992, el país sufriría masacre tras masacre, que servirían para cimentar el ascenso al poder de Ronnie Brunswijk. Antiguo guardia personal de Bouterse y cimarrón, crearía su propia estructura criminal.

La “conexión suri” de la Mocro Maffia

Los acuerdos de Lelydorp ponían fin a seis años de guerra civil, período en el que ambos bandos habían logrado un hito histórico: para inicios de los 90, hasta el 50% de la cocaína que entraba en Países Bajos lo hacía vía Surinam. Es en ese momento en el que se crean las condiciones para la actual “tormenta” que padece Holanda. Cocaína, población inmigrante marginalizada y facilidad para el lavado de capitales generarían la Mocro Maffia”.

Mientras los clanes marroquíes del narcotráfico se incubaban en los arrabales de Amsterdam, Rotterdam y Amberes, el negocio se expandía cuadráticamente y se institucionalizaba. Bouterse y Brunswijk se centraron en consolidar sus respectivas redes clientelares, el primero dirigiendo el National Democratic Party (NDP), y, el segundo, estableciendo su control sobre el sector de la minería de oro y el entretenimiento deportivo. La integración plena en el nuevo orden político ha resultado ser la mejor inversión de sus carreras. En 2010, Desi Bouterse retornaba al poder y acto seguido aprobaba una ley de amnistía frente a los juicios por los “Asesinatos de diciembre”.

El primer cuarto del siglo XXI ha estado marcado por la internacionalización. Dino Bouterse, hijo del expresidente, empleaba la embajada en Brasilia para afianzar los contactos con el crimen organizado brasileño, Roger Khan el “Pablo Escobar guyanés” era detenido en Surinam, se creaba una ruta gestionada por las FARC y el ELN entre los departamentos amazónicos colombianos y la excolonia neerlandesa y, finalmente, el alcance de sus exportaciones arribaba a Francia y Bélgica.

Colombia
Un año de Petro Desmantelar el negocio del narcotráfico: hacia una nueva política de drogas en Colombia
Cuando se cumple un año de Gobierno de Gustavo Petro, el Gobierno de Colombia ha tomado la iniciativa mundial en proponer un cambio de paradigma en el tratamiento del comercio mundial de drogas psicoactivas.

Paralelamente, en Europa, Ridouan Taghi, el más destacado de los capos de la Mocro Maffia, creaba una sociedad inter-europea del crimen con Raffaele Imperiale de la camorra napolitana, Daniel Kinahan de la mafia irlandesa y el traficante bosnio Edin Gačanin. Todo aderezado con la omnipresente sospecha de vínculos con el servicio de inteligencia iraní. En este proyecto multinacional de tráfico de drogas, Surinam funge como el pegamento entre ambos hemisferios.

El idilio duró en el anonimato el tiempo que el carácter fragmentado de la industria del narcotráfico pudo contener el conflicto abierto entre sus partes. El robo de un cargamento generaba la “Mocro War” entre los clanes Taghi y Bouyakhrichan, lo cual llamaba la atención de la opinión pública. Juicios y delatores llegaron con ella. Nabil B, el arrepentido cuyo testimonio generó el Juicio Marengo, declaró acerca de la “conexión suri”, implicando directamente a Desi Bouterse como socio de Taghi. Asimismo, su hijo, preso en los Estados Unidos, se declaraba culpable de haber tratado de importar miembros de Hezbollah a Surinam para tareas de seguridad.

Desde entonces, la coyuntura ha tomado tintes de interregno en ambos países. En el país sudamericano, la llegada al poder de Chandrikapersad Santokhi, quien fue el principal impulsor de los juicios por los “Asesinatos de diciembre”, prometía reformas estructurales. Estas se desvanecieron con el nombramiento como vicepresidente de Ronnie Brunswijk. El liderazgo del hampa por parte de la segunda autoridad del país, transformó las esperanzas en frustraciones y posibilitó el asalto al parlamento por parte de manifestantes en 2023.

Simultáneamente, las consecuencias de la adicción del sistema financiero neerlandés al lavado de capital, se dejaban sentir en la política. Geert Wilders y su PVV lograban envolver de un aura securitaria el debate público, ganando las elecciones generales y entrando en el gobierno junto al conservador People 's Party for Freedom and Democracy (VVD). Por su parte, Taghi fue sentenciado a cadena perpetua y sometido a aislamiento, mientras su principal rival, Karim Bouyakrichan, se haya fugado, presumiblemente en el extranjero. Situación que promete el advenimiento de una nueva generación de líderes mafiosos.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Genocidio
Genocidio Los seguidores del israelí Maccabi protagonizan una jornada de disturbios y enfrentamientos en Amsterdam
Israel manda dos aviones militares a los Países Bajos para “rescatar” a los ultras del equipo de Tel Aviv, mientras asesina al menos un centenar de personas en Gaza y Líbano en solo 24 horas.
Crisis climática
Crisis climática La Haya se convierte en la primera ciudad que prohíbe anuncios de combustibles fósiles
Una nueva ordenanza municipal elimina del espacio público los mensajes de carácter comercial de empresas dedicadas a los combustibles fósiles, así como de productos y servicios con un alto nivel de emisiones de gases de efecto invernadero.
Países Bajos
Racismo La extrema derecha holandesa llega al poder explotando el desencanto
Al conseguir por primera vez liderar un Gobierno, Geert Wilders ha consumado la conquista del centro político que la ultraderecha holandesa emprendió hace dos décadas.
Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.
Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Galicia
Galicia La Xunta de Feijóo, condenada por negar visitas a una mujer que murió de cáncer por tener covid-19
La jueza dice que la situación exigía “flexibilizar” las medidas de prevención. Falleció a inicios de 2022 en el Hospital Álvaro Cunqueiro durante los últimos meses de la administración del jefe del PP con Julio García Comesaña de conselleiro.
Egipto
Egipto Ashraf Omar continúa en prisión provisional por dibujar
Ashraf Omar, caricaturista político del medio digital AlManassa, sigue en prisión preventiva indefinida tras ser arrestado violentamente en su domicilio el 22 de julio de 2024.

Últimas

El Salto Radio
El Salto Radio Humedales necesarios
Damos un paseo radiofónico por algunos de los humedales de Andalucía, espacios fronterizos entre el mar y la tierra, tan necesarios para nuestra supervivencia. Lo hacemos con Juan Martín Bermúdez, de SALARTE y algunos oyentes.
Más noticias
Fascismo
Memoria antifascista Allí donde hay humo, hay fuego
A unos días de las elecciones alemanas, donde la ultraderecha acude fortalecida, un repaso sobre el proceso de desnazificación posterior a la Segunda Guerra Mundial y sus medias verdades.

Recomendadas

Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.
América Latina
Extrema derecha Los soldados de Donald Trump en América Latina
Mientras algunos presidentes latinoamericanos, con mayor o menor ímpetu, intentan ponerle freno, otros tantos se arrodillan y le rinden pleitesía sin recibir nada a cambio. ¿Quiénes son los súbditos latinoamericanos de Trump?