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Activismo
El deseo y la necesidad de otra vida
Somos manchas de aceite. Y no reconocemos a otra mancha de aceite como compañera porque no ha leído lo mismo que nosotras, no comparte la misma ideología, no vota el mismo partido (o vota o no vota, sin más), no acude a nuestras convocatorias... no vemos más que la parte de sistema que hay en ellas y, sin embargo, no queremos ver la parte de sistema que hay en nosotras.
¿Por qué van a ser más importantes las grandes palabras que las pequeñas acciones transformadoras? No todo lo que no es la militancia tal como cada uno la entiende es rechazable o infravalorable.
Nos constituimos, parcialmente, en manchas de aceite cuando deseamos ser y vivir de otra manera en algún pequeño aspecto de nuestra vida, cuando traducimos estos deseos en pequeñas acciones. Para alimentarnos mejor, para cuidarnos a nosotras mismas y unas a otras, para educar/apoyar de otra manera, para vivir las relaciones personales de otro modo, para tener otra relación con la naturaleza, para consumir menos y de otra forma... Cuando, en alguna medida y en algún ámbito, somos solidarias, cuando tratamos de desterrar cualquier forma de desigualdad, de discriminación, en nuestro entorno más inmediato… cuando no hacemos las cosas como “nos imponen” de mil formas distintas, sino que intentamos crear y resistir, resistir y crear.
Las miles y miles de pequeñísimas manchas de aceite no estamos, sería contradictorio, solas. Y, sin embargo, el sistema hace lo posible para que así nos sintamos, desconfiadas, competitivas, individualistas, aisladas, “superiores”, enclaustradas en nuestro mundillo particular… Si el sistema tiene éxito, la pequeña mancha de aceite ni crece ni se une. Su crecimiento depende de su unión y su unión depende de su crecimiento.
El sistema hace lo posible para que así nos sintamos, desconfiadas, competitivas, individualistas, aisladas, “superiores”, enclaustradas en nuestro mundillo particular…Y somos sistema cuando nos aislamos o nos dejamos aislar, cuando en nuestras interacciones intentamos manejar y dominar, nos situamos en un pretendido nivel superior, miramos por encima del hombro. No reconocemos otra mancha de aceite como compañera porque no ha leído lo mismo que nosotras, no comparte la misma ideología, no vota el mismo partido (o vota o no vota, sin más), no acude a nuestras convocatorias... no vemos más que la parte de sistema que hay en ellas y, sin embargo, no queremos ver la parte de sistema que hay en nosotras. Y nos hacemos sectarias. E impedimos el movimiento natural de las manchas de aceite hacia su unión.
¿Por qué va a ser más importante haber estudiado y/o asimilado grandes teorías políticas que intentar educar a tus hijos de una manera más libre? ¿Por qué va a ser más importante votar a partidos de “izquierda” que intentar otro tipo de relaciones afectivosexuales más respetuosas y más auténticas? ¿Por qué van a ser más importantes las grandes palabras que las pequeñas acciones transformadoras?
No estamos solos. Hay muchas personas descontentas. Hay muchas personas intentando otras cosas, en muchos terrenos, con muchas dimensiones…Todo ello es valioso, todo ello es próximo, todo ello es fraterno -o mejor, sorórico-, reconocible, admirable… No todo lo que no es la militancia tal como cada uno la entiende es rechazable o infravalorable. Si así fuera sería muy difícil mantener la esperanza en una transformación profunda. Por el camino del sectarismo nos quedaremos solos, con nuestra autosatisfacción inútil.
¿Por qué va a ser más importante haber estudiado y/o asimilado grandes teorías políticas que intentar educar a tus hijos de una manera más libre? ¿Por qué va a ser más importante votar a partidos de “izquierda” que intentar otro tipo de relaciones afectivosexuales más respetuosas y más auténticas?El sectarismo rompe o dificulta los posibles puentes entre las pequeñas manchas de aceite. Aunque la mancha de aceite no infravalore ninguna forma de lucha contra el sistema, prioriza el camino de las transformaciones reales en lo real cotidiano. Sólo a partir del descontento inicial puede iniciarse un camino práctico de construcción global alternativa y antagónica… y no tanto a partir de la recepción de una teoría y de la identificación con ella. Es la lucha (resistente o, sobre todo, creativa), ligada a otras formas de vivir y de ser, la que crea los huecos en los que la teoría puede encajar. Y no al revés.
Si situamos la teoría, las palabras, como centro, no tendemos puentes, ponemos el acento en lo subordinado y olvidamos lo fundamental: nuestra sororidad/fraternidad en el deseo y la necesidad de otra vida.