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Abusos a la infancia
Las duras pruebas de la causa archivada por abuso sexual a menores contra un profesor de inglés de Getxo
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Las familias de cuatro niñas denunciaron el pasado 28 de mayo de 2024 presuntas agresiones sexuales por parte de un profesor de inglés en el centro concertado Colegio Europa de Getxo. Conocen al menos dos casos más cuyas familias no han querido interponer denuncia. Pese a la dureza de las pruebas presentadas, la Sección Nº 6 de la Audiencia Provincial de Bizkaia acordó en enero el sobreseimiento provisional de la causa.
El docente fue expulsado del colegio cuando se conocieron las denuncias, pero las familias recriminan que en un primer momento la dirección del centro intentó “tapar” los casos. Así lo ha explicado a este medio de comunicación el padre de una de las niñas, Jon, pseudónimo que facilita para preservar su identidad y la de su hija. A pesar de su salida del centro, aseguran, el profesor continúa trabajando con menores en una academia privada.
Los testimonios de las menores sobre lo ocurrido
Los atestados policiales de la Ertzaintza, a los que ha tenido acceso Hordago, recogen que una de las niñas regresaba a casa en ocasiones con signos de malestar, dolor y graves molestias físicas. La madre, al notar estas señales, le preguntó al respecto, a lo que la menor respondió de manera evasiva, mencionando que podría recibir un castigo. También apareció en el hogar “con dolor fuerte en la zona de la vagina y la braga manchada con un líquido como de flujo, abundante y maloliente”.
Al llevar a la menor al hospital, como detalla el atestado policial y el informe médico, los profesionales del centro detectaron una “contusión” y señales en el cuerpo que vieron compatibles con un “abuso sexual”. En otro episodio parecido, la niña le confesó a la abuela que el profesor “se metía con ellos en el baño y les hacía cosas feas”. El parte de lesiones aprecia “eritema en labios mayores” en su zona genital. En el parte de lesiones de otra niña figura que manifestó al personal sanitario “no quiero jugar” al pedirle que se quitara la ropa, como si asociara esos actos a algún juego.
Ante la preocupación por otros casos, una de las familias denunciantes preguntó a su hija, quien confirmó que el docente tenía comportamientos inapropiados dentro del centro educativo. Según relató la niña, el profesor de inglés enmarcaba los abusos en contextos de juego y admitió que en ocasiones llegó a causarle daño. La pequeña confesó que el profesor de inglés proponía a las niñas jugar a tocar “culos y potxolinas”.
De hecho, el docente le tocó y le hizo daño, además de manifestar que le hacía “kilikili” (cosquillas) en el mismo lugar y después él hacía lo mismo “por debajo de su pantalón”. En una exploración de los genitales que le hizo su madre, la menor protestó de dolor, pero aseguró que le estaba haciendo “menos daño” que el profesor. Esta niña, en el informe del hospital, se entrevistó en solitario con los facultativos. Según la versión firmada por los sanitarios, señaló explícitamente que le había “metido el dedo en la potxolina” en al menos cuatro ocasiones.
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Las pruebas estimadas insuficientes por el juez
Además de los atestados policiales y de los informes de Osakidetza, la causa se ha valido de las pruebas preconstituidas; es decir, las entrevistas del equipo psicosocial judicial de Bilbao con tres de las niñas. La cuarta menor, que presenta dificultades en la comunicación, no ha declarado aún, pero tiene derecho a hacerlo con la asistencia de un progenitor. Esta es una de las esperanzas que albergan las familias para que se reabra el caso.
En estas pruebas, a cuyos vídeos ha tenido acceso Hordago, una de las niñas asegura que con el profesor de inglés “jugaban” a pegarse “de broma” en diferentes partes del cuerpo, como “la barriga” y “la potxolina”, que es como asegura que hace referencia a la vulva en su familia. Otra contaba que el docente le subía en sus brazos y le decía que le iba “a llevar a su casa”. Cuando el entrevistador señalaba diferentes partes del cuerpo en un dibujo para discernir dónde le había tocado, al llegar al órgano sexual, le pregunta: “¿Te ha tocado en esta parte?”. “Sí. Estaba haciendo huequitos”, afirma la niña, que después define como “unas cosquillitas”.
Las familias denuncian un “ambiente totalmente intimidatorio” en las entrevistas de las menores con el equipo psicosocial judicial: “No se dieron las condiciones para que las niñas dijeran lo que tenían que decir”
Pese a las dudas que emanan de estas declaraciones, el juez no lo ha estimado suficiente. En todo caso, Jon sostiene que las niñas estuvieron, durante las entrevistas, “en un ambiente totalmente intimidatorio”, sin haberse presentado previamente para ganar su confianza. En los vídeos se aprecian atisbos del entrevistador a punto de perder la paciencia, quitándoles juegos de las manos para que le preste atención o riñéndoles por su comportamiento o manera de sentarse.
Además, el padre sostiene que el profesor les hacía creer que los abusos eran “juegos secretos”, por lo que un entorno sin seguridad para ellas no es propicio para revelarlo. “No se dieron las condiciones para que las niñas dijeran lo que tenían que decir”, lamenta. Sin embargo, el juez manifiesta, en el auto de sobreseimiento, que en estas entrevistas las menores “no realizaron, en absoluto, un relato incriminatorio”.
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Sin embargo, el juez manifiesta, en el auto de sobreseimiento, que en estas entrevistas las menores “no realizaron, en absoluto, un relato incriminatorio”. Es más, expone que “en ausencia de este relato por parte del testigo directo, lo que pueda decir el testigo de referencia carece de relevancia, y no tiene por qué variarse este criterio en supuesto de menores de edad”.
Save the Children estima que casi el 70% de los casos de abuso infantil en el sistema judicial no llegan a juicio oral
El informe Ojos que no quieren ver de Save the Children recomienda “grabar la declaración” de los menores “lo antes posible”. Sostiene que “si al niño o niña se le ha hecho contar muchas veces su experiencia, la declaración pierde naturalidad, se empiezan a introducir elementos no propios del discurso original (reacciones que piensa el niño que esperan los adultos, frases que ha oído de otros…) y se hace menos creíble, independientemente de que el abuso haya tenido lugar”.
El informe citado estima que casi el 70% de los casos de abuso infantil en el sistema judicial no llegan a juicio oral. Como ha ocurrido, al menos de momento, en Getxo.
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La manifestación de este viernes exige que se acepten las pruebas
Tras el archivo de la causa por falta de pruebas, las familias afectadas han convocado una manifestación hoy 14 de febrero a las 19 horas en la plaza de la estación de Algorta bajo el lema “Abusos probados, justicia pendiente. Las niñas no se tocan”.
En la protesta criticarán “la falta de profesionalidad que ha habido por parte de las instituciones”, empezando por la Ertzaintza, cuyos agentes aseguran que no les informaron “en ningún momento” de que tenían que buscar “cuanto antes un abogado”. Así, tanto las declaraciones de los progenitores como de las menores se hicieron sin defensa y no se pudieron hacer las preguntas que consideran “pertinentes”.
“¿Por qué no aceptan que vayan a declarar los profesionales de la sanidad, que escribieron informes sin coacciones y sin interés profesional?”
“Estábamos en fase de investigación y pedimos que se siga investigando hasta el fondo. No tiene que haber cabos sueltos y creemos que hay muchos que no se han querido resolver por parte de fiscal y juez”, subraya Jon.
Además, denuncia la “ambigüedad” que ha habido con las pruebas: “Se aceptó como prueba la declaración de profesores totalmente condicionados por miedo a perder su trabajo o por posibles negligencias debido a su responsabilidad y no se aceptaron informes de profesionales de la sanidad escritos sin coacción y sin interés profesional. ¿Por qué no aceptan que vayan a declarar?”.