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Voces de Extremadura
Nerea Fernández: “Los extremeños llevamos en nuestro ADN la emigración forzada”
La joven morala ha sido nombrada recientemente nueva corresponsable de Acción Política de IU Exterior.
Nerea Fernández es una de los más de 11.000 jóvenes extremeños que han emigrado de la región desde que comenzara la crisis económica. A sus 27 años, la joven de Nalvalmoral de la Mata, lleva un lustro ya fuera de su localidad trabajando primero de au pair en Alemania y luego en Dublín, localidad en la que reside y donde ahora trabaja en el campo de la educación. Concretamente, tuvo que emigrar a Alemania en 2014 porque “no me quedaba otra” y comenta que su emigración “es forzada, como la de una gran mayoría”, destacando que los extremeños “llevamos en nuestro ADN la emigración forzada”. Y un ejemplo de ello es ella y su familia, ya que sus abuelos también tuvieron que emigrar, de una parte, por razones políticas tras la Guerra Civil y, de otra, por razones económicas.
Desde antes de que emigrara, lleva participado en diferentes movimientos sociales y políticos como Izquierda Unida, el 15M o la Marea Granate. Aprovechando que recientemente ha sido nombrada como nueva corresponsable de Acción Política de IU Exterior, El Salto Extremadura ha charlado con ella acerca de la situación de la emigración extremeña, de su activismo desde el exterior, de los futuros retos que afronta la izquierda o de su tierra, que afirma echar de menos.
¿Cómo ves a los emigrantes extremeños? ¿Crees que tienen voz, discurso y conciencia del problema que la emigración supone para nuestra región, o crees que la asumen como un elemento natural de nuestra tierra que se va heredando de generación en generación?
La emigración forzada está en nuestro ADN y los extremeños lo tienen muy asumido. Por ejemplo, estas navidades tuvo lugar el pomposo "I Congreso Mundial de la Ciudadanía Extremeña en el Exterior" y parecía que la mayoría de la gente que asistió estaba encantada de estar viviendo fuera. “Fijaos lo que Extremadura exporta al mundo, gente con talento, emprendedores…” totalmente desclasado y muy alejado de la realidad que vivimos los extremeños fuera, fregando platos o cuidando niños para aprender un idioma y una cultura nueva. Nos vetaron la entrada al Congreso a la Asociación 25 de marzo tan solo a los diez minutos de su comienzo... Obviamente, ¡íbamos con otro discurso!
Me viene un texto muy acertado de Víctor Chamorro, que decía que hay varios tipos de emigrantes extremeños: los que provienen de las familias de clase alta (normalmente, los que han saqueado nuestra tierra), que vuelven a Extremadura de vacaciones pensando que el subdesarrollo de la región es inherente; los que olvidan a Extremadura porque nunca les ha dado nada y tuvieron que marchase; los que se sienten orgullosos de Extremadura pero no han abordado las causas y la expropiación que ha sufrido nuestra tierra; y luego estamos, entre los que me incluyo, y cito textualmente, “el emigrante que conoce muy bien dónde se encuentra el enemigo, reivindica soluciones, se reúne en congresos, intenta coordinarse y cuando va a su pueblo siembra una rebeldía saludable”.
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Desde tu óptica de emigrada, ¿crees que la situación social y política ha mejorado o empeorado en nuestro país desde que te fuiste?
Depende de qué hablemos. Por ejemplo, el feminismo tan fuerte, reivindicativo e incansable que tenemos en España está más fuerte que nunca y sabe ponerse y plantar cara a la extrema derecha. En Irlanda se admira muchísimo el movimiento feminista español y latinoamericano. También se han ido consiguiendo pequeñas victorias, como la subida del SMI.
Mi padre y mi hermana, que siguen en el pueblo, están en paro, al igual que tantos familiares y amigos, aceptando trabajos temporales, sin una estabilidad económica y laboral, en condiciones precarias, trabajando más horas de las que cotizan
Pero no puedo ser muy optimista, quizás haya algo más de trabajo, pero ¿en qué condiciones? Mi padre y mi hermana, que siguen en el pueblo, están en paro, al igual que tantos familiares y amigos, aceptando trabajos temporales, sin una estabilidad económica y laboral, en condiciones precarias, trabajando más horas de las que cotizan. Los empresarios prefieren despedir antes de cumplir el año para no tener que hacer contratos indefinidos apoyados por la vergüenza de reforma laboral que aún tenemos. Los sindicatos no se movilizan para hacer una Huelga General cuando está claro que es muy necesaria.
Luego también está la irrupción de la extrema derecha en las instituciones, el conflicto catalán, la brutalidad policial cometida en todas las partes del estado… Estamos en un camino bastante represivo y tenemos muchísimo trabajo que hacer.
¿Cuándo empezaste a tener conciencia política y por qué fue? ¿En qué movimientos empezaste a militar?
Digamos que lo llevo un poco en la sangre. Mi abuelo paterno, Antonio Fernández, de Navalmoral de la Mata también, fue comunista y luchó en la Guerra Civil. Estuvo en la batalla del Ebro, le metieron en un campo de concentración, escapó y se hizo maqui en las montañas de las Villuercas, hasta que le cogieron y le juzgaron por delitos de comunismo y masonería. Recuerdo a mi abuelo siempre contándome historias que yo no entendía, pero me gustaba mucho escucharlas. El tiempo ha sabido enseñarme a comprenderlas en su totalidad. Ya desde pequeña, mi mente infantil seguía sin entender porque mi padre se levantaba a las cinco de la mañana para ir a trabajar y que un rey fuera rico sin trabajar como mi padre.
Después, gracias a todos mis profesores de historia, sobre todo a Luis José Sánchez, que tanto me enseñó y lo sigue haciendo, empecé a estudiar la Guerra Civil y todo lo que significó en nuestro país, entendiendo la labor que había realizado mi abuelo. También recuerdo que en el instituto leímos La Voz Dormida, de la extremeña Dulce Chacón, y nuestra profesora de lengua, Nazaret Fernández, nos llevó a visitar el campo de concentración que hubo en Castuera. Ella nos aconsejó no mencionar a los habitantes del pueblo por qué estábamos allí, ya que muchos seguían teniendo familiares en las fosas comunes. Ese libro y ese viaje me marcaron muchísimo y años después pude entender todo lo que viví ese día.
Absorbiendo tanto de tanta gente que me enseñó y proviniendo de una familia tan obrera y humilde, donde mis padres se han dejado la vida para que no nos faltase un plato en la mesa, fue como empecé a tomar conciencia política.
Quise ir a Madrid, pero me dije: “¿Por qué Madrid? Si en Madrid se hace, en Navalmoral también”, así que empecé a organizar el movimiento en Navalmoral
Enseguida vino el 15M y, como tantas otras de mi generación, me involucré mucho en este movimiento. Quise ir a Madrid, pero me dije: “¿Por qué Madrid? Si en Madrid se hace, en Navalmoral también”, así que empecé a organizar el movimiento en Navalmoral. Ese fue mi primer contacto con los movimientos sociales.
Pero la Marea Granate Dublín fue la que realmente me enseñó sobre los movimientos sociales y su organización, y a estar siempre presente en la calle, haga lluvia, frío o viento. La principal lucha de la Marea Granate es dar voz a todas las personas que han tenido que emigrar y que no solo nos hemos visto forzadas a abandonar nuestro país, sino que nos dejan sin voz ni voto, ya que tenemos que "rogarlo". ¿Desde cuándo se ha visto que un derecho básico se tenga que rogar? También estuvimos muy implicadas con los movimientos locales irlandeses, sobre todo con los movimientos sobre el aborto, ya que en Irlanda era ilegal hasta el 25 de mayo del año pasado, cuando se aprobó en un referéndum histórico, y entró su legalidad este mismo enero.
También he participado en la Comisión Internacional para organizar el 8M en Dublín.
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A nivel de partidos políticos, con Izquierda Unida siempre he simpatizado y mi entrada ya como militante fue en junio del año pasado. Un amigo y compañero de la Marea Granate me invitó a participar en las jornadas sobre retorno y emigración que estaba preparando IU Exterior en el Parlamento Europeo. Fui con mucho miedo, nunca había estado en el Parlamento y nunca había trabajado con un partido político. Pero salí de allí encantada, sacamos un documento y propuestas sobre emigración y retorno muy completo con mucho trabajo y conocí a muchísima gente admirable. Vi todo el trabajo que estaba realizando IU Exterior y, sobre todo, las compañeras tan comprometidas y luchadoras, y ahí fue cuando dije “me quedo aquí, esta es mi casa”.
¿En qué consistirá exactamente tu nueva responsabilidad política?
Comparto la responsabilidad con la compañera Pilar Moura, de Buenos Aires, una excelente persona que está dejándose la piel por la Ley de Descendientes de todas esas familias que tuvieron que exiliarse de España por la Guerra Civil y emigraron a Argentina. Nuestra responsabilidad como responsables de acción política es estar presentes en todos los conflictos a los que la ciudadanía española en el exterior se enfrenta, como los casos abiertos del conflicto de las ETTs en Holanda o la lucha de los marineros gallegos del Long Hope en Noruega; el trabajo colectivo que se está haciendo en la lucha contra el voto rogado o pelear por la Ley de Descendientes.
Hija y nieta de emigrantes extremeñas que ha tenido también que emigrar, ¿eres la persona adecuada para luchar contra la emigración forzada?
Individualmente no, colectivamente sí. Somos tantas y tantas personas en Extremadura que provenimos de familias que tuvieron que emigrar... Por lo menos mi familia pudo volver eventualmente, hay muchas que no pudieron y tuvieron a sus hijos fuera de nuestra tierra. Yo al menos he tenido la suerte de poder disfrutar de Extremadura... aunque haya seguido el paso de mis abuelos y me haya visto forzada a irme. Quizás pueda cumplir la tradición familiar volviendo a casa con el tiempo.
Como persona militante de un partido de izquierdas, ¿cuáles crees son los retos que afronta la izquierda?
Ahora mismo lo que tenemos que afrontar en todos los territorios es a la extrema derecha y debemos permanecer unidas, nos guste o no. No ha surgido de la nada, es un monstruo alimentado por la mal llamada crisis económica, por las políticas austeras y neoliberales que se han implementado y han ahogado a la clase trabajadora. Debemos hacer calle y debemos estar presentes en cada barrio, codo con codo con nuestros vecinos, luchando contra una extrema derecha que tan solo usa discursos viscerales. La izquierda debe crear pueblo y acercar la política y la militancia a las calles, necesitamos a los trabajadores con conciencia de clase militando y haciendo política.
También participas en movimientos sociales ubicados en la región como es el caso de la Asociación 25 de marzo. ¿Qué puede aportar una emigrante extremeña a esta asociación y a sus reivindicaciones?
La Asociación 25 de marzo nació estando yo ya fuera y cuando empezó su andadura lo que sentí fue un auténtico flechazo. La región necesitaba desesperadamente una asociación que reivindicara la historia de nuestra tierra y la difundiera, que tratase la emigración extremeña como lo que es: una diáspora sangrante producto de la oligarquía y del caciquismo que asola nuestra tierra desde hace siglos. Lo único que puedo aportar a la Asociación es mi visión y experiencia como emigrante y nieta de emigrantes, pero lo que me ha aportado a mí la Asociación es enorme. Estando ya en Irlanda, he aprendido muchísima historia sobre nuestra tierra que me era totalmente desconocida, he leído mucho sobre la emigración extremeña gracias a Moisés Cayetano Rosado, que hace una labor excepcional, me ha descubierto muchísimas personas esenciales en la lucha por nuestra tierra y de las que he aprendido tantísimo.
La Asociación 25 de marzo nació estando yo ya fuera y cuando empezó su andadura lo que sentí fue un auténtico flechazo
La Asociación, junto a la OSCEC y a este periódico, El Salto Extremadura, me habéis unido aún más a mi tierra, haciéndome ver que por muchos kilómetros que me separen, tengo mis raíces mangurrinas muy arraigadas en Extremadura y que siempre estaré luchando para poder volver a casa.
¿Qué es lo que más echas de menos de Extremadura? ¿Y lo que menos?
Por supuesto, mi familia y mi gente. Es muy duro permanecer tanto tiempo fuera y perderse tantos acontecimientos familiares. Cada vez que llego me siento un poco apartada de todo. Pero en mi familia siempre hemos estado muy unidos y siempre que llego nos juntamos todos para disfrutar de los pocos momentos que tenemos.
Echo de menos el color de mi tierra, ver encinas y lagos y chorreras. El olor del pimentón, la crema de bellota, el brasero y la mesa camilla. Los partidos de fútbol sala del pueblo, la alegría de los Carnavales de Navalmoral, que me los he vuelto a perder... Podría seguir.
Lo que menos echo de menos, fíjate, es el tren y no lo digo en broma. En Irlanda tengo que coger el tren todos los días, pero cada vez que voy a Extremadura, pisar una estación de tren es un sitio prohibido, y podría decir incluso peligroso. Ni sabes a qué hora vas a subir al tren ni sabes a qué hora vas a llegar a tu destino ni en qué condiciones. Si es que llegas.
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Mas que intentar descalificar podrías intentar razonar y esgrimir argumentos sobre lo que se expone en la noticia
Magnífica luchadora. Nerea, eres el relevo necesario. Me enorgullece que me tengas en cuenta y eres un estímulo para seguir luchando.