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Ferrocarril
Cara o cruz en la renovación de la línea Xàtiva-Alcoi
Ya está abierto el proceso de licitación para el proyecto de mejora y reparación de la línea de ferrocarril de media distancia Xàtiva-Alcoi. Unas obras que venían prometiéndose desde hacía años y que, una vez anunciadas, han sufrido numerosos retrasos en su puesta en marcha. Aunque la adecuación de la línea viene siendo una reclamación social desde hace años, no todo es color de rosa: las obras provocarán la suspensión del tráfico de trenes durante 16 meses.
La mejora de la línea está dividida en dos proyectos diferentes que siguen los dos tramos principales de la línea: Xàtiva–Ontinyent y Ontinyent–Alcoi. Juntos suman una inversión de más de cien millones de euros y la idea es que echen a andar a la vez. Si bien todavía no hay una fecha anunciada para el comienzo de las obras y, por tanto, la suspensión del servicio, Pau Martínez, miembro de la Colla Ecologista La Carrasca, perteneciente a la Plataforma Salvem el Tren, cuenta que estiman que se empezará a trabajar en torno al segundo semestre de 2024.
Aun así, Ferrandis reclama que se busque la manera de compaginar el tráfico y las obras, porque “ha habido líneas en que se han complementado ambas cosas”
Juan Ramón Ferrandis, ferroviario y secretario general de la CGT País Valencià tiene “el corazón partido” frente a esta decisión. Aunque supone el reconocimiento a “más de 35 años de reivindicaciones”, el parón de más de un año del servicio, con la alternativa de una línea de bus de mayor duración, supone un riesgo muy importante para la supervivencia y rentabilidad de la línea: “Si no es muerte definitiva, va a ser muy complicado recuperarla a los niveles actuales”. Aun así, Ferrandis reclama que se busque la manera de compaginar el tráfico y las obras, porque “ha habido líneas en que se han complementado ambas cosas”, y lo ejemplifica señalando “el intervalo de once horas en los que no circula ningún tren en la línea”, que podría ser utilizado para trabajar.
El peligro de que se produzca un parón en el servicio tan prolongado está claro, que cuando se reabra ya no cuente con la misma afluencia. Además, desde la Plataforma Salvem el Tren se muestran recelosos con que los plazos realmente sean estos después de haber vivido de primera mano los retrasos en el resto de fechas planteadas. Ferrandis tira de optimismo al destacar el carácter “fiel” de los usuarios de la línea, generalmente estudiantes que viajan entre las ciudades universitarias de Alcoi, Ontinyent y València; pero también vecinos de los pueblos intermedios que se desplazan a localidades cercanas por razones familiares o de ocio. Para estos últimos es especialmente importante no solo el mantenimiento de la línea, sino la ampliación de la frecuencia, pues ahora mismo solo pasan cuatro trenes al día, y hay espacios de hasta siete horas sin tren, lo que dificulta el uso del transporte ferroviario como una opción válida en el día a día.
“La gente se compra un coche, o busca otras formas de transporte, y luego no vuelve al tren”, afirma Pau Martínez, que reclama “un tren que vertebre realmente el territorio, especialmente todos los pueblos entre Alcoi y Xàtiva”. Para que eso pueda ocurrir y los horarios y frecuencias sean realmente funcionales, Ferrandis insiste en que deben transformarse en estación paradas que a día de hoy son apeaderos. Es decir, que en lugares como Montaverner o Benigànim se puedan efectuar cruces de trenes, reduciendo así posibles retrasos, pues a día de hoy, desde Ontinyent hasta Alcoi solo puede circular un tren cada vez.
Las obras suponen un paso importante en la supervivencia de la línea, pues tienen previsto la sustitución de la vía casi al completo
Aun así, las obras suponen un paso importante en la supervivencia de la línea, pues tienen previsto la sustitución de la vía casi al completo. Ahora mismo, el trayecto Alcoi-València se efectúa nunca por debajo de las dos horas, con tramos en los que el tren “no supera los 30 km/h”, como denuncia Martínez. Además, las obras plantean la solución de un problema que se venía arrastrando desde el año 1995, cuando se construyó el pantano de Bellús. La infraestructura tiene una capacidad de 69,2 hm³, pero no se permite que supere los 29 hm³ porque, en ese caso, el agua superaría el nivel de la línea ferroviaria.
“Ser fin de línea es un problema”, afirma Estefanía Blanes, alcoyana y exdiputada de Les Corts por Esquerra Unida, quien que trabajó la temática del ferrocarril en su paso por la política. Cuenta que la consideración de la línea como Servicio de Utilidad Pública ha sido muy importante para su mantenimiento en las últimas décadas, pero que cada vez que hay que renovar dicha consideración, la amenaza de no seguir siéndolo aparece, lo que podría provocar su cierre por falta de inversión.
Este “proceso constante de degradación de la línea”, como lo valora Martínez, ha llevado a que exista siempre una movilización vecinal constante, desde la fundación de Salvem el Tren en 1983. En todo este proceso, han llevado a cabo múltiples acciones para dar visibilidad a la problemática. En la última ocasión, varios activistas de la Plataforma hicieron el trayecto Alcoi – València disfrazados de sardinas, con el objetivo de denunciar las condiciones de los viajeros en la línea.
Además, son conocidas las exposiciones que han realizado sobre la historia del tren y que han trasladado a distintos municipios y centros culturales, estando València entre ellos; así como las manifestaciones, concentraciones y su participación dentro de la Plataforma del País Valencià per un Tren Públic, Social i Sostenible. Todo ello hace que el comienzo de la licitación y la puesta en marcha del proyecto de reparación de la línea, con todos sus fallos e incongruencias sea, ante todo, una victoria social.