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Movimiento obrero
Los siete mártires extremeños del Primero de Mayo
El nacimiento del 1º de Mayo en Extremadura y su represión.
¿Cómo germinó en Extremadura? ¿Cuáles fueron sus inicios, sus características históricas y su asentamiento como fecha clave para la clase trabajadora extremeña?
El Primero de Mayo, la fiesta internacional del movimiento obrero, tiene su origen como es sabido, en la ejecución de los mártires de Chicago (1886). Tres años más tarde, el Congreso Obrero Socialista en París, instituyó esta fecha como jornada de lucha reivindicativa. Pero ¿cómo germinó en Extremadura? ¿Cuáles fueron sus inicios, sus características históricas y su asentamiento como fecha clave para la clase trabajadora extremeña?
Los primeros pasos de esta fecha en Extremadura: El 1º de Mayo de 1890
Un año después de que se instaurara esta fecha como el “Día Internacional de la Clase Obrera” en todo el mundo, esta jornada de reivindicación histórica llegó también a Extremadura, pero no en forma de celebración, sino de movilizaciones obreras: “En los pueblos mineros extremeños de Azuaga y Berlanga hubo huelgas esporádicas, y en Cáceres se realizó una manifestación el día 13 de mayo”. Así lo describía Lucía Rivas en la obra El Primero de Mayo en España 1890-2010.Al año siguiente, sabiendo de la importancia que iba cobrando esta fecha para el movimiento obrero extremeño y lo que significaba para el régimen de la época, el periódico El Orden hacía referencia a la postura que adoptó el poder con respecto a la celebración de esta fecha en la región: “Las autoridades han adoptado toda clase de precauciones en previsión de los sucesos del 1º de Mayo y por si hay necesidad de enviar alguna fuerza a algún centro minero de la provincia” (El Orden, Badajoz, 30 de abril de 1891).
La primera celebración: El 1º de Mayo en 1898
En 1898 se celebra oficialmente por primera vez el Primero de Mayo en nuestra región, organizado a conciencia por el movimiento obrero regional de la época. Para Luis Miguel García “La celebración del 1º de mayo de 1898, posiblemente sea la primera celebración de este tipo en Extremadura de la que se tenga constancia, realizada en el Centro Obrero de Badajoz y en la que de entre los múltiples discursos pronunciados, destacamos el del compañero Vicente Martínez, quien expuso la necesidad de la enseñanza del obrero, poniendo varios ejemplos que fueron aplaudidos”.En Badajoz existía un Centro Obrero que tenía carácter instructivo y de ayuda mutua. En 1898 se celebra un mitin con motivo del 1º de Mayo, siendo esta la primera noticia que tenemos de su conmemoración en Extremadura
Fermín Rey también coincide en sus declaraciones: “En Badajoz existía un Centro Obrero que tenía carácter instructivo y de ayuda mutua. En 1898 se celebra un mitin con motivo del 1º de Mayo, siendo esta la primera noticia que tenemos de su conmemoración en Extremadura”
El 1º de Mayo en 1901 y 1902
Con el comienzo del siglo XX gana una gran fuerza el Primero de Mayo en Extremadura y empieza a ser esta fecha multitudinaria en cuanto al número de obreros y campesinos asistentes. En 1901 la asociación anarquista "La Germinal", de Badajoz, organiza la manifestación del Primero de Mayo.Según el periódico La Región Extremeña, asistieron "más de mil personas, obreros agrícolas en su mayoría, aunque se veían en ella carpinteros, albañiles, panaderos, etc., y sin embargo no se dio un grito ni un viva, orden más perfecto es imposible”. Tanto calado e importancia iba tomando entre el movimiento obrero extremeño esta fecha que dos semanas después tuvo lugar una huelga que supuso una importante victoria para los obreros agrícolas.
Conocemos las llevadas a cabo en Alconchel, Montijo, Puebla de la Calzada y Badajoz. En todas aparecen las mismas peticiones: Paz universal, ocho horas de trabajo, ocho de instrucción y ocho de descanso
Al año siguiente, en 1902, las cifras de asistentes al Primero de Mayo doblaban e incluso triplicaban a las del año anterior, según diferentes fuentes de la época: “Los manifestantes, entre los que formaban parte los alumnos de la escuela laica establecida por La Germinal y que sumaban más de dos mil –alguien cree que pasaban de tres mil- recorrieron diferentes calles llevando una bandera con inscripciones alusivas a la aspiración de los obreros a las jornadas de ocho horas”, decía La Región Extremeña el 2 de mayo de 1902. E incluso tuvo lugar el primer Congreso Obrero, celebrado en la Torre de Miguel Sesmero con la presencia de 25 sociedades de la provincia.
Además, se expande y se generaliza esta fecha en más localidades extremeñas: “Una idea de la toma de conciencia en el movimiento obrero de Badajoz y de la fuerza alcanzada por sus organizaciones es la celebración del 1º de Mayo. En 1902 se generaliza este acontecimiento, cuyo significado es desarrollar un día de huelga y de reivindicación, en las localidades que cuentan con una presencia importante de asociados.
Conocemos las llevadas a cabo en Alconchel, Montijo, Puebla de la Calzada y Badajoz. En todas aparecen las mismas peticiones: Paz universal, ocho horas de trabajo, ocho de instrucción y ocho de descanso. Además, se ciñen todas al mismo programa: manifestación con gran orden por la localidad y peticiones a la autoridad”, decía Fermín Rey Velasco en El movimiento obrero en Extremadura entre los siglos XIX y XX.
El 1º de mayo en la II República: siete trabajadores víctimas de la represión
Aunque apenas es conocido, Extremadura cuenta con siete mártires de los Primeros de Mayo. En esa fecha la Guardia Civil causó la muerte de siete obreros. Tres vecinos de Salvaleón, en la celebración de 1932, y cuatro de Fuente del Maestre, dos años más tarde.Estos asesinatos han sido prácticamente borrados de la historia. En los libros de texto sólo figuran los hechos de Castilblanco, pero ningún libro oficial recoge estos crímenes ni los de otros trece obreros que perdieron la vida durante la II República a manos de la Guardia Civil. Ni se ha rehabilitado en modo alguno la memoria de quienes murieron defendiendo la dignidad y los derechos de la clase obrera.
1932. Tres vecinos asesinados en Salvaleón
“Tan selectiva es la memoria que nos legó el franquismo que sólo recordamos el caso de Castilblanco, convertido en sinónimo de matanza de guardias civiles. El obrero que murió previamente ha sido borrado de la historia. Poco rastro, por no decir ninguno, ha quedado de las veinte personas asesinadas por la Guardia Civil en la provincia de Badajoz a lo largo de la República”, nos recuerda el historiador Francisco Espinosa. De esos veinte crímenes, siete se produjeron el Día de los Trabajadores, tres en Salvaleón y cuatro en Fuente del Maestre.
Tras acabar la reunión, en la fiesta popular que tenía lugar dentro de la población, el coro consistorial de Barcarrota interpretó “La Internacional” y “La Marsellesa”. Esto fue suficiente para que la Guardia Civil abriera fuego y causara la muerte a tres vecinos del pueblo
El 1º de mayo de 1932 la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra (FNTT) celebró una reunión en la finca comunal de Monte Porrino, ubicada en el término municipal de Salvaleón. Al encuentro asistieron destacados diputados como Pedro Rubio, Margarita Nelken o Nicolás de Pablo. Tras acabar la reunión, en la fiesta popular que tenía lugar dentro de la población, el coro consistorial de Barcarrota interpretó “La Internacional” y “La Marsellesa”. Esto fue suficiente para que la Guardia Civil abriera fuego y causara la muerte a tres vecinos del pueblo, Dolores Guijarro Contreras, Antonio Lorido Corrales y Juan Ledesma Leal.
Estos hechos fueron robados de la memoria colectiva del pueblo porrinero –y de la sociedad extremeña en general- durante décadas de represión franquista, que metió el miedo en el cuerpo a muchos vecinos y vecinas del pueblo, para que no se hablara de este tipo de acontecimientos.
1934. Fuente del Maestre. Otros cuatro crímenes, por cantar la Internacional
“En el pueblo de Fuente del Maestre, al regresar del campo en manifestación numerosos obreros socialistas, entre los que aparecían mujeres y niños con banderas desplegadas, se acercó a los manifestantes, a la entrada de la población, y en el paraje denominado El Pilar, el brigada de la Guardia Civil D. Dimas Llamas Centeno, acompañado del guardia Francisco Zambrano, y les rogó que entregasen sus banderas” (Diario La Voz, 2 de mayo de 1934).
A pesar de su descarada parcialidad, la noticia que recogía en sus páginas del Diario La Voz no podía ocultar el origen y el desarrollo del crimen. Después de pasar la jornada festiva en la Sierra, centenares de hombres y mujeres se manifestaron en el pueblo. Cuando la Guardia Civil quiso impedirlo se produjo el enfrentamiento que se saldó con cuatro obreros muertos, catorce heridos y más de cuarenta detenciones. Estos fueron los obreros fallecidos: Antonio Santiago Sánchez, Francisco de la Cruz Romero, Juan Sánchez y José Saavedra.
No perdonaban que trabajadoras y trabajadores de todos los ramos tuvieran conciencia de clase, que se organizaran, que cuestionaran la desigualdad, los privilegios...
Como reconoce el mismo diario derechista, el grave delito que cometieron los trabajadores no fue otro que “¡cantar la Internacional!”. El artículo de La Voz termina así: “Las noticias oficiales del suceso no difieren de los datos que comunicamos. Sin embargo, parece que no está bien determinado si los manifestantes cantaban o no la Internacional, motivo de la reyerta”.
En los días posteriores, la Comisión Ejecutiva de la UGT denunció la complacencia del gobierno central –recuérdese que son los años del bienio negro- y el diputado comunista Cayetano Bolívar condenó en el Congreso la intervención criminal de la Guardia Civil.
“No perdonaban que trabajadoras y trabajadores de todos los ramos tuvieran conciencia de clase, que se organizaran, que cuestionaran la desigualdad, los privilegios, el despotismo, el clericalismo, el orden natural y divino de siempre, que se movilizaran y lucharan por un jornal justo, por un trato digno, por ejercer el voto libremente, por sus derechos, que ansiaran trabajar las tierras que los señores no ponían a producir”, afirmaba Alfonso Suárez Pecero.
Desde hace unos años, sin faltar a la cita, los vecinos de Fuente del Maestre, apoyados por algunos grupos políticos del municipio, colocan flores en las tumbas en homenaje a los asesinados, manteniendo viva la llama humilde del recuerdo eterno.
1936. La primavera del Frente Popular. En el estela del 25 de marzo
“Este mayo, mientras la pólvora exige fuego con más ansia que en los demás meses, va tal vez a decidir la victoria del pueblo, que lucha como las espigas paneras, contra el fascismo de jaramagos y tizones”. Miguel Hernández, La fiesta del trabajo, 1 de mayo de 1937.
En 1936, el Primero de Mayo adquiere una magnitud extraordinaria, demostrativa de la fortaleza organizativa que había alcanzado la clase obrera extremeña, a través de los sindicatos y partidos de la izquierda. Las imágenes de Fregenal, Zafra, Montijo o Don Benito hablan por sí solas. El 25 de marzo, con la gran ocupación de fincas, los campesinos han iniciado una revolución pacífica que supondrá el inicio de una auténtica reforma agraria.
Pero los intentos de apropiarse de esta jornada, medular en la tradición obrera, fracasarán. Los trabajadores extremeños volverán a salir a la calle para recuperar el Primero de Mayo. En 1968, Badajoz volverá a revivir una celebración reivindicativa
Los trabajadores del campo han tomado las riendas de su destino. Entre marzo y julio de 1936, el número de campesinos asentados se eleva a 81.197 y el cómputo de las fincas ocupadas asciende a 238.777 hectáreas, según los datos extraídos del IRA (Instituto de la Reforma Agraria) por el estadounidense Malefakis.
El golpe militar de julio de 1936 y la posterior dictadura militar supondrán la prohibición y persecución del Primero de Mayo. El franquismo tratará de eliminar el rastro de la lucha obrera, convirtiendo el día de los trabajadores en una jornada festiva, con actos de adhesión al régimen, como las demostraciones del Sindicato Vertical.
Pero los intentos de apropiarse de esta jornada, medular en la tradición obrera, fracasarán. Los trabajadores extremeños volverán a salir a la calle para recuperar el Primero de Mayo. En 1968, Badajoz volverá a revivir una celebración reivindicativa en una convocatoria promovida por militantes cristianos de base, vinculados a la Vanguardia Obrera Juvenil.
La manifestación será reprimida y una parte de los asistentes represaliados. Y en 1976, de la mano del sindicalismo de clase, el Primero de Mayo, vuelve con fuerza en Badajoz y Plasencia, donde interviene la policía deteniendo a decenas de trabajadores. A pesar de la represión, el Primero de Mayo seguirá siendo una jornada fundamental en la identidad y conciencia de la clase trabajadora extremeña.
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