Italia
Treinta años de San Precario

Presentamos en estas páginas algunos testimonios, análisis, escritos, hechos y acontecimientos ligados a la acción de San Precario veinte años después de su aparición en Milán el 29 de febrero de 2004.
San Precario.
San Precario.
28 jun 2024 05:45

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El 29 de febrero de 2004, fecha precaria por excelencia, dado el año bisiesto, San Precario se apareció en un supermercado de la Coop en la periferia norte de Milán. Será la primera de una serie de apariciones, que se prolongarán durante aproximadamente diez años primero en Milán, luego en el resto de Italia y finalmente por toda Europa, concluyendo su periplo en la Exposición Universal celebrada en esta última ciudad en 2015.

Los antecedentes

San Precario comenzó a abrirse camino en el lejano año de 1997, naciendo entonces en Milán el primer colectivo político italiano que analizó y combatió la condición de la precariedad del trabajo en Italia, denominado «Collettivo di Via dei Transiti» por ser ahí donde se reunía en un conocido centro social ocupado de la ciudad. El detonante de su nacimiento fue la aprobación del conocido como Pacchetto Treu, esto es, el conjunto de normas legislativas que introdujo por primera vez el trabajo temporal en Italia –conocido así por el nombre del entonces ministro de Trabajo y Seguridad Social del primer gobierno de Romano Prodi–, así como el contratto di collaborazione coordinata e continuativa (Co.Co.Co), que propició una mayor privatización del acceso al trabajo y desmanteló los centros públicos de empleo, abriendo paso de modo contundente y masivo al trabajo precario en el país.

Fue en este contexto donde se organizaron las primeras acciones de denuncia contra el trabajo precario, frente a las oficinas de las primeras empresas de trabajo temporal, situadas principalmente en el centro de Milán (Via Larga). Pero, sobre todo, se inició una labor de contrainformación y desvelamiento del concepto de flexiguridad, que a finales de la década de 1990 encontró un enorme eco en el seno de la izquierda y del sindicalismo reformistas: el término flexiguridad pretende aunar la «flexibilidad» y la «seguridad» (social) y representa la principal línea de desregulación del mercado laboral en el seno de la ideología neoliberal de la compatibilidad económica. La flexiguridad debe declinarse en dos tiempos: el primero se refiere a la flexibilización del mercado de trabajo mediante la introducción de nuevos contratos de ingreso en el mismo, que rompen con la figura homogénea del contrato de trabajo indefinido, creando así una nueva figura múltiple de trabajador/a. Se presuponía, que estas nuevas figuras fomentarían en un segundo tiempo una mayor productividad y un mayor crecimiento económico al aumentar el ingreso en el mercado laboral de modos más convenientes. Este crecimiento adicional debería haber permitido disponer de los recursos necesarios para crear posteriormente un sistema de seguridad social adecuado al trabajo atípico. El condicional es imprescindible en este caso, porque como se denunció en su momento y como se ha verificado puntualmente desde entonces, esta segunda parte nunca comenzó y así la flexibilidad desbordó en precariedad.

En aquel momento, la narrativa era muy diferente. Incluso en la izquierda se argumentaba que la precariedad era el precio que había que pagar para luego entrar definitivamente en el mundo del trabajo. De nuevo, en dos tiempos. Con este fin se creó en 1998 la estructura sindical NIdiL (Nuove Identità di Lavoro/Nuevas Identidades Laborales) en la CGIL para representar y proteger a los trabajadores/as temporales y atípicos, lo cual sancionó, también en el contexto de la acción sindical, una separación, incluso formal, entre trabajadores precarios y no precarios, confirmando la existencia de una distinción laboral entre insiders y outsiders, como se denominaba entonces, en virtud de la cual para aumentar los derechos y garantías de los primeros (trabajadores precarios), debían reducirse los de los segundos (trabajadores estables). Además, el trabajo flexible se consideraba más acorde para una generación dotada de una mayor formación, más implicada en actividades creativas y no materiales. También era la condición necesaria para hacer valer las propias competencias y mostrar el propio valor desde una perspectiva meritocrática y selectiva. Empezaba a tomar forma esa economía de la promesa, que hasta hace poco (al menos hasta la sindemia de la Covid-19) definía a menudo las subjetividades precarias más acomodadizas y menos conflictivas.

Al mismo tiempo, era necesario desarrollar la información y la concienciación sobre la evolución del contrato de trabajo, su naturaleza jurídica y los derechos que, si bien seguían vigentes, a menudo no estaban garantizados en la nueva condición precaria, en parte porque a menudo se desconocían. Con este objetivo se publicó en marzo de 2001 en la colección MAP de DeriveApprodi el volumen Mi fletto ma non mi piego. Come orientarsi nella giungla della flessibilità, editado por Tommaso Spazzali y Gino Tedesco (con prefacio de Andrea Fumagalli), todos ellos activistas del Collettivo contro la precarizzazione di Via dei Transiti, que fue el primer manual informativo para orientarse en la nueva situación de creciente precariedad contractual.

Las modalidades de acción y de comunicación del Collettivo di Via dei Transiti reflejaban, sin embargo, ciertas dinámicas típicas de los movimientos de los años precedentes (redacción de las clásicas octavillas, un lenguaje que recordaba el conflicto de clases del siglo XX, formas de movilización estáticas y poco atractivas, etcétera), que resultaron inadecuadas interceptar a la nueva generación del movimiento posterior al ciclo de La Pantera, el movimiento italiano contra la universidad neoliberal, en un contexto cultural y underground menos maximalista y más abierto a nuevos fenómenos de agregación juvenil, como las raves, el «reclaim the street» y las nuevas formas de experimentación creativa del lenguaje. El resultado fue la dificultad de agregación, que no afectó sólo al Collettivo di Via dei Transiti, sino también a otras subjetividades del movimiento antagonista milanés y no solo.

Al mismo tiempo, pero también paradójicamente, con la llegada del nuevo milenio, el tema de la precariedad del trabajo empezó a interesar a algunos centros sociales y grupos de investigadores e intelectuales, que habían dado vida en la década de 1990 a la denominada estación de las revistas autoproducidas, como Riff Raff, DeriveApprodi, Luogo Comune, Infoxoa, Altreragioni, etcétera, en cuyo seno se desarrollaron análisis sobre la transformación del trabajo y el paradigma de la acumulación capitalista. A partir de esta búsqueda de nuevas formas de experimentación con la acción política y comunicativa y del desarrollo de análisis teóricos y sociales más sensibles a los cambios que se estaban efectuando en la organización del trabajo, la producción y el consumo, comenzó la experiencia de los Chainworkers en el Laboratorio Studentesco Occupato Autogestito Deposito Bulk de Milán. Sin duda, ¡un soplo de aire fresco! El nombre hace referencia a la cadena de trabajo no ya de la fábrica taylorista, ahora externalizada y reducida (pero no desaparecida), sino a la gran distribución organizada, el sector en el que, junto con la logística, el componente precario es más relevante y tiende a crecer. Además del tema de la precariedad, el colectivo aborda también la crítica del consumismo como herramienta de captura de la vida de los individuos y primer paso de esa mercantilización de la vida, que hoy aparece cada vez más como el verdadero eje del proceso de acumulación y explotación capitalista.

Somos la generación postsocialista, la generación de la posguerra fría, la generación del fin de las burocracias verticales y del control de la información. Somos un movimiento neoeuropeo global, que continúa la revolución democrática mundial surgida de 1968 y que lucha contra la distopía neoliberal ahora en su apogeo. Somos ecoactivistas y activistas mediáticos, somos los libertarios de la Red y los radicales del espacio urbano, somos las mutaciones transgénero del feminismo global, somos los hackers de lo real terrible. Somos los agitadores del precariado y los insurgentes del cognitariado. Somos anarcosindicalistas y postsocialistas. Todos somos migrantes en busca de una vida mejor. Y no nos reconocemos en vosotros, capas tétricas y tetragonales de las clases políticas derrotadas ya en el siglo XX. No nos reconocemos en la izquierda italiana (Marcelo Tarì y Ilaria Vanni, «On the Life and Deeds of San Precario, Patron Saint of Precarious Workers and Lives», The Fibreculture Journal, núm. 5, 2005).

El concepto de flexiguridad empezó a abordarse de forma diferente a la versión «oficial» defendida por el gobierno de centro-izquierda de Romano Prodi y también comenzó a articularse el tema de la renta básica incondicional, aunque con todas las contradicciones que ello implica. El tema de la renta incondicional fue muy debatido. No todos estaban de acuerdo y de hecho los cinco ejes de la precariedad, declarados en la estampita de San Precario, exigen: vivienda, remuneración justa, acceso al conocimiento, transporte gratuito y bienestar (es decir, salud y relaciones). La principal duda es el riesgo de que puede producirse un trueque entre ingresos garantizados y servicios sociales, aunque ese trueque ciertamente no era deseado por quienes defendían la introducción de una renta mínima incondicional, igual al umbral de pobreza relativa. En cualquier caso, se afirma un claro rechazo del trabajo asalariado estable en nombre de una exigencia de autodeterminación de la propia vida y de los propios deseos.

Sobre este tema, véase el libro colectivo Chainworkers, lavorare nelle catedrali del consumo, publicado también por DeriveApprodi en 2001 en la serie MAP. En el Bulk, los Chainworkers se encuentra con otras almas: la de las raves, la de los desfiles antiprohibicionistas y los pasacalles. Y así nació la idea de celebrar el 1 de mayo de otra manera, «no necesariamente contra los sindicatos confederales, que celebraron su manifestación por la mañana, sino aportando un punto de vista diferente, con un lenguaje más cercano al nuestro», como decía un activista de la época. Así nació en Milán, el 1 de mayo de 2001, la Mayday Parade. Cinco mil personas desfilaron ese año por el centro de la ciudad. Una cifra que crecería año tras año, hasta alcanzar las 50.000 en 2004 y las 100.000 en 2007. A partir de entonces, se iría extendiendo a otras ciudades europeas. En 2004 se celebró por primera vez en Milán y Barcelona y de Mayday Parade pasó a llamarse Euromayday. En 2005 se extendió a más de diez ciudades europeas, y, más tarde, a algunas ciudades de Japón.

San Precario

La idea de San Precario nació en enero de 2004 durante una asamblea para organizar el Mayday y debatir temas relacionados. La gente ya no sabía a qué santo encomendarse. La imagen de San Precario se tomó prestada de un artista canadiense, Chris Woods, que había hecho unos cuadros ambientados en un restaurante de comida rápida, uno de los lugares típicos de la precariedad, y que habían sido publicados en la revista canadiense Adbusters. La imagen de San Precario nació como una nueva forma de comunicación y de imaginario. En la era del pleno desarrollo de las comunicaciones y en pleno éxito del libro de Naomi Klein No logo (2000), la marca se convirtió en la nueva religión y ¿qué mejor subversión de esta religión podía crearse que San Precario? En el sitio web de San Precario (http://kit.sanprecario.org/, que sustituyó al sitio original: www.sanprecario.info), se podía descargar la estampita y las oraciones para dirigir al santo: «San Precario es nuestro patrón. Ante él pedimos la continuidad de los ingresos, una vivienda, el acceso a los servicios, el conocimiento y el transporte, los derechos que se resumen en los cinco ejes de la precariedad».

La oración de San Precario

¡Oh San Precario, nuestro protector!
Protector de los trabajadores precarios de la tierra,
danos hoy el permiso de maternidad remunerado,
protege a los empleados de las cadenas comerciales
a los ángeles de los call centers,
a los autónomos y a los trabajadores a tiempo parcial que penden de un hilo.

Concede a los precarios vacaciones y cotizaciones para la jubilación,
ingresos y servicios gratuitos
y sálvalos de los despidos funestos.

San Precario, que nos proteges con tu red,
ruega por nosotros, trabajadores temporales y cognitivos,
intercede por nosotros ante Pedro, Santiago, Pablo y ante todos los Santos
y preséntales nuestra humilde súplica.

Acuérdate de las almas, cuyos contratos vencen,
torturadas por las deidades paganas
del libre mercado y de la flexibilidad,
que vagan inciertas sin futuro ni hogar,
sin pensiones ni dignidad.

Ilumina con esperanza a los trabajadores en negro.
Dales alegría y gloria
Por los siglos de los siglos.
Amén

Después de la aparición en un supermercado de la Coop el 29 de febrero de 2024, San Precario empezó a aparecerse con frecuencia. Con motivo del momento consumista de Halloween, el 30 de octubre de ese mismo año, en el marco de la campaña «Todos santos (los trabajadores precarios), todos cretinos (los patronos)», se llevó a cabo una acción de sensibilización para denunciar las condiciones precarias en la gran distribución en Esselunga, en Via Ripamonti de Milán, que terminó también con una botellón colectivo con clientes y empleados (https://youtu.be/g1hWmnN0mjE), pero también con la denuncia de veintiún activistas por parte de la Digos, el primero de otros intentos de responder al movimiento con la represión.

En última instancia, hoy podemos decir que los hombres y mujeres precarios son más chantajeables, pero la diferencia hoy radica en el consenso

Llevaría mucho tiempo repasar las acciones directas, campañas (ante todo la de Cash&Crash) y conflictos sindicales protagonizados por el colectivo San Precario (Sea Aeroporti, Wind-Omnia, librerías Feltrinelli, Teatro alla Scala, Fiera di Milano Rho, Esselunga, Atm, Metalli Preziosi, etcétera, etcétera). En https://www.precaria.org/ hay no menos de ciento cincuenta páginas de documentación.

Nos limitamos, pues, a presentar aquí una cronología sui generis de San Precario entre 2005 y 2015.

2004 – Primera aparición del Santo

Video

Primo compleanno del santo - azione

Pillole precarie video

Serpica Naro: 2005

https://www.serpicanaro.com/serpica-story/serpica-naro-il-media-sociale

Ciudad de Dios: 2007-2010

https://www.precaria.org/free-and-free-press.html

https://city.precaria.org/

https://www.precaria.org/city-of-gods-vuole-te.html#more-121

https://www.precaria.org/rassegna-stampa-city-of-gods-1.html

Noventa y cinco tesis sobre la precariedad. Ocupación de la Bolsa de Milán, 29 de octubre de 2008

https://www.precaria.org/incursione-alla-borsa.html#more-222

Tesis 1. La precariedad mata.

Tesis 2. La precariedad es existencial más que laboral.

Tesis 3 La precariedad es estructural.

Tesis 4. La precariedad se halla generalizada.

Tesis 5. La precariedad es privación de espacio, de tiempo

Tesis 6. También es precario quien tiene un contrato estable

Tesis 7. La precariedad afecta a la vivienda, cuando se deben pagar alquileres estratosféricos.

Tesis 8. Toda flexibilidad sin garantías y sin renta se transforma en precariedad.

Tesis 9. La precariedad te rodea totalmente, está en todas partes.

Tesis 10. La precariedad es la condición íntima de la metrópoli.

Tesis 11. La precariedad es la Europa de los beneficios.

Tesis 12. La precariedad está en la sociedad, donde rige el dominio del ser humano sobre el ser humano.

Tesis 13. La precariedad está en el cuerpo y apaga al cerebro.

Tesis 14. La precariedad es mujer.

Tesis 15. La precariedad es joven pero no solo.

Tesis 16. Combatir la precariedad significa conocer las dinámicas del poder y cómo se produce riqueza.

Tesis 17. Combatir la precariedad significa superar la pobreza individual para crear confianza colectiva.

Tesis 18. La crisis financiera se alimenta de la precariedad.

Tesis 19. Es un lerdo quien cree que los precarios producen la crisis financiera.

Tesis 20. La crisis financiera es la madre y la hermana de las crisis medioambientales.

Tesis 21. Allí donde existe dinero para salvar a los bancos también habrá dinero para dar una existencia digna a los precarios.

Tesis 22. Los precarios aman, sufren, crean, viven; los bancos especulan.

Tesis 23. Los brokers no hacen de baby sitter en las escuelas infantiles.

Tesis 24. También los brokers lloran, pero eso no nos entristece.

Tesis 25. Las prestaciones de desempleo no deben servir para enjugar las perdidas de los especuladores.

Tesis 26. La crisis financiera os la pagáis vosotros.

Tesis 27. Entre la bolsa y la vida escogemos la vida.

Tesis 28. La precariedad es potencialmente subversiva.

Tesis 29. La precariedad está en nuestras vidas.

Tesis 30. La precariedad significa una mala vida.

Tesis 31. La precariedad es sentimiento de impotencia.

Tesis 32. La precariedad se alimenta del consenso y del chantaje.

Tesis 33. La lucha contra la precariedad es alegría.

Tesis 34. Si la precariedad es la penitencia, la conspiración entre los precarios es la redención.

Tesis 35. Conspirar es respirar juntos.

Tesis 36. El trabajo es migrante y es transnacional.

Tesis 37. En la condición migrante se localiza la apoteosis de la precariedad.

Tesis 38. El vínculo entre el permiso de residencia y el contrato de trabajo precariza y chantajea a los trabajadores y a las trabajadoras migrantes.

Tesis 39. Si los inmigrantes son chantajeables, todo el trabajo se precariza.

Tesis 40. La Ley Bossi-Fini es una ley sobre el trabajo y produce precariedad.

Tesis 41. La Ley Bossi-Fini produce clandestinidad.

Tesis 42. Aunque no todos podemos ser expulsados, si perdemos el trabajo, todos somos clandestinos.

Tesis 43. Ninguna persona nace clandestina.

Tesis 44. El racismo no es sólo cultura, sino una decisión política deliberada.

Tesis 45. En Italia y en Europa, en todas parte, el racismo existe: lo practican los gobiernos y las instituciones.

Tesis 46. El racismo institucional hace posible la explotación del trabajo migrante.

Tesis 47. La conciencia de la precariedad destruye el consenso.

Tesis 48. La garantía de renta ataca el chantaje.

Tesis 49. El dinero público debe crear servicios para la colectividad.

Tesis 50. La precariedad si transforma en libertad, solo si hay garantía de crédito, de vivienda, de saber, de movilidad, de salud, de socialidad, de amor.

Tesis 51. La renta no es consumo.

Tesis 52. La renta significa elección.

Tesis 53. Poder elegir equivale a poder rechazar.

Tesis 54. Queremos poder rechazar un mal trabajo.

Tesis 55. Queremos rechazar un mal ambiente de trabajo.

Tesis 56. Queremos evitar condiciones de trabajo desfavorables.

Tesis 57. Queremos rechazar el trabajo porque es malo en sí mismo.

Tesis 58. No queremos que nadie trabaje en nuestro puesto.

Tesis 59. No queremos que nadie viva explotando nuestro trabajo.

Tesis 60. Trabajamos para vivir.

Tesis 61. No vivimos para trabajar.

Tesis 62. Poder rechazar significa poder pretender.

Tesis 63. Pretender es reivindicar.

Tesis 64. Reivindicar quiere decir mejorar.

Tesis 65. Mejorar quiere decir vivir mejor.

Tesis 66. Una vida mejor es una vida más digna.

Tesis 67. Una subvención pública para pagar un salario de hambre a cambio del trabajo de cuidados efectuado por una mujer migrante no es Estado del bienestar.

Tesis 68. Los derechos son para todos/as en el trabajo y más allá del trabajo.

Tesis 69. Los salarios deben garantizar una verdadera vida y no una vida de sacrificios.

Tesis 70. Los contratos deben ser pocos y claros.

Tesis 71. El beneficio de las empresas es precariedad.

Tesis 72. Disminuir el beneficio de las empresas es disminuir la precariedad.

Tesis 73. El rentismo es precariedad.

Tesis 74. La precariedad es esclavitud a las marcas.

Tesis 75. San Precario es el santo laico de los precarios.

Tesis 76. San Precario es un bien común.

Tesis 77. San Precario es una institución del imaginario colectivo.

Tesis 78. La propiedad de los saberes es precariedad.

Tesis 79. Compartir los saberes es libertad.

Tesis 80. El peer to peer es libertad.

Tesis 81. Open no es free.

Tesis 82. Compartir los pensamientos/saberes es potencia.

Tesis 83. Compartir es riqueza.

Tesis 84. La escuela es el laboratorio del compartir.

Tesis 85. La escuela es un bien común.

Tesis 86. La escuela pública es un baluarte contra la barbarie.

Tesis 87. La escuela es contaminación de cultura, mezcla de experiencias.

Tesis 88. La escuela es la profecía del futuro.

Tesis 89. Si dañas la escuela, te juegas el mañana.

Tesis 90. La ministra de Educación Gelmini no garantiza la escuela.

Tesis 91. La precariedad no garantiza la seguridad.

Tesis 92. Los ejércitos no garantizan la seguridad.

Tesis 93. Los centros de internamiento de extranjeros son lagers.

Tesis 94. El Euromayday se adecua a las Noventa y cinco tesis y combate por ellas.

Tesis 95. Toda aparente contradicción se debe a la precariedad.

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Carta de los Derechos de los Trabajadores del Conocimiento: 12 de marzo de 2009

https://www.precaria.org/carta-dei-diritti-dei-lavoratori-della-conoscenza.html#more-261

Estados Generales de la Precariedad

Stati Generali della Precarietà 1.0, Milán 15-16 de octubre de 2010.

https://www.precaria.org/stati-generali-della-precarietaun-primo-bilancio.html#more-31829

Stati Generali della Precarietà 2.0, Rho 15-16 de enero de 2011.

https://www.precaria.org/stati-generali-2.html

Stati Generali della Precarietà 3.0, Roma 15-17 de abril de 2011.

https://www.precaria.org/stati-generali-della-precarieta-3-0-manifesto.html

Anatema de San Precario contra los comercios abiertos el 1 de mayo, 30 de abril de 2011

https://www.precaria.org/anatema-di-san-precario-contro-lapertura-dei-negozi-il-primo-maggio.html

Feria del Libro de Turín: Re,re.pre - mayo de 2011

https://www.precaria.org/la-potenza-di-unapparizione-verso-lo-sciopero-precario.html#more-33961

https://www.precaria.org/nariocapress-alias-san-precario-ovvero-il-santo-dei-precari-vi-ha-fregato-ancora-una-volta.html#more-33939

https://www.precaria.org/san-precario-16-personaggio.html#more-33840

Manifestación de la Grande Alleanza Precaria en Roma: 6 de noviembre de 2011.

La Grande Alleanza Precaria (GAP) convoca una jornada de descuentos del 70 por 100 en la «cesta precaria» en todas las cadenas comerciales de la metrópoli contra la carestía de la vida y el aumento vertiginoso de los precios para experimentar formas de reapropiación de la renta

Inauguración del Infopoint San Precario de Milán en la planta baja, abril de 2012:

https://www.precaria.org/apre-a-milano-linfopoint-di-san-precario.html

Campaña de reducción de billetes de cajero automático - Milán: invierno-primavera de 2012

https://www.precaria.org/si-puo-dare-di-piu-2-0.html#more-35824

https://www.precaria.org/si-puo-dare-di-piu-trasporti-accessibili-per-precarie-e-disoccupati.html

https://www.precaria.org/atm-gratis-per-disoccupati-e-precari.html#more-34793

Los Quaderni di San Precario

En noviembre de 2010 comenzó la publicación de los Quaderni di San Precario (Crítica del derecho, de la economía, de la sociedad). La presentación reza: «Welcome to the Jungle, bienvenidos a la jungla de la precariedad. Una oscura jungla de contrahechas artimañas y florecientes artificios, de plazos inminentes y eternas renovaciones, poblada por bestias feroces, por intrigantes, por gestores del saqueo y la componenda, por maestros del olvido, por hechiceros del compromiso y por sindicalistas de las rebajas y los favores. Un lugar escalofriante, caluroso y bochornoso, donde al menor error, a la primera distracción, uno sucumbe. Un lugar absurdo donde una palmadita en la espalda basta para sellar el destino de una persona». Los Quaderni di San Precario quieren representar el punto de vista precario en los locutorios (número 1, aquí el índice), en las telecomunicaciones (Omnia y Wind), cuyas experiencias son recogidas en el número 2 de mayo de 2011 y, sobre todo, quieren crear un léxico precario. A partir del número 3 ve la luz con este fin la «nueva enciclopedia precaria», un primer resumen de la cual se publica en el libro Piccola enciclopedia precaria, editado por Cristina Morini y Paolo Vignola y publicado en Agenzia X en 2015. Otros temas tratados atañen a la vertiente de las propuestas, de la propuesta de un sistema de bienestar metropolitano y de la renta básica incondicional (número 4) a la cuestión de la expropiación del suelo tierras y su gentrificación al hilo de la organización de la Expo 2015, pasando por la denuncia de los empleos inútiles (número 5).

Durante la acción en la Feria del Libro de Turín realizada en mayo de 2011, la organización aceptó la presentación de un libro publicado por Narioca Press (anagrama de San Precario), escrito por Thomas Murphy, Perché la precarietà ci salvera, que en realidad escondía el núm. 2 de los Quaderni di San Precario, imitando a menor escala la experiencia de Serpica Naro en 2005.

Quaderni di San Precario 1
critica del diritto dell’economia della società


Quaderni di San Precario 2
critica del diritto dell’economia della società


Quaderni di San Precario 3
critica del diritto dell’economia della società


Quaderni di San Precario 4
critica del diritto dell’economia della società


Quaderni di San Precario 5
critica del diritto dell’economia della società


Audio del convegno «Sovvertire l’infelicità» del 3-4 ottobre 2015 – Milano


https://effimera.org/archivio/

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Pero, ¿quién es realmente San Precario? Él mismo nos responde.

1. Introducción sobre el nacimiento del precariado

Hasta finales de la década de 1980 era precario quien se hallaba excluido del sistema fordista consistente en el sistema de trabajo en fábrica y en el Estado del bienestar. Se trataba de una condición típicamente meridional, equivalente al desempleo. La precariedad de la que hablamos y vivimos hoy es, en cambio, inherente al tejido productivo y es un producto típico del norte de Italia. Advertencia: no queremos afirmar que la primera ya no exista, sino que la nueva precariedad está profundamente arraigada en el sistema productivo, constituye su cuerpo y su mente y, por lo tanto, es potencialmente explosiva. Una precariedad igualmente nueva, pero que también se manifiesta en sectores tradicionales, como las fábricas y los servicios, es la de los migrantes. Por último, en el norte del país y en la mayoría de las áreas metropolitanas, la precariedad es «indefinida», es decir, perenne. La gente pasa de un contrato a otro sin tener otro horizonte. El contrato estable ya no es ni siquiera un espejismo, sino un vago recuerdo de una época pasada para siempre. Se trabaja siempre para conseguir dos euros precarios y se deambula en busca de un contrato más precario que el anterior.

¿Cuántos trabajadores precarios hay? Millones, no es fácil cuantificarlos. Pero, mientras tanto, lo que es seguro es que la precariedad del nuevo milenio actúa de forma tan profunda y generalizada como para tener en jaque al mundo del trabajo y dominar una sociedad, que ha introyectado culturalmente los valores fundadores de la empresa: individualización, beneficio, competencia. Lo venimos diciendo desde hace tiempo: la precariedad es a la vez chantaje y consentimiento, zanahoria y palo. Sin embargo, de los dos términos del problema, la novedad es el consenso. El capital siempre ha ejercido el chantaje sobre los trabajadores y sobre el resto de la sociedad de formas cambiantes, esto no es nada nuevo. En última instancia, hoy podemos decir que los hombres y mujeres precarios son más chantajeables, pero la diferencia hoy radica en el consenso. Han pasado treinta años de retroceso en los derechos y en el poder adquisitivo de los trabajadores y de las familias sin que se haya producido un respuesta resuelta a todo ello, lo cual no puede justificarse aduciendo la retórica de que los sindicatos se han vendido, los políticos son corruptos y el pueblo manso y obtuso. El problema es más amplio, el problema es de consenso: las corporaciones además de chantajear, recortar y explotar son capaces de engañar, encantar y crear expectativas. Este punto es esencial. Si queremos marcar un nuevo ritmo, si queremos renovar las formas y los objetivos con los que actuamos en medio de la precariedad y contra ella, debemos entender la sociedad que nos rodea. Razonar sobre el «consenso» significa pensar en la mentalidad que vincula a la empresa con el trabajador/a, en sus expectativas, en las reglas del juego, que pueden convertir esta relación en conflictiva, significa pensar esto en sectores como la moda, la comunicación, la telefonía, los servicios, la información, pero también en los sectores del transporte y la logística, sectores estos decisivos en las áreas metropolitanas y estratégicos para las empresas. Todo ha cambiado en las relaciones laborales: en las relaciones existentes entre el jefe (cuando lo hay, o cuando se le reconoce como tal) y el trabajador, entre el jefe y el subordinado, cuando se impone el tuteo, la gestión horizontal de la empresa, cuando parece que estamos en una gran familia, que estamos prácticamente subidos en el mismo barco... Ello es el resultado de políticas de marketing, que ponen en juego mecanismos para fidelizar al trabajador con la empresa. «Fidelización» es una palabra utilizada en marketing para describir la relación existente entre una empresa y sus consumidores: el objetivo de las empresas ha sido históricamente tener muchos consumidores fieles, que amen su marca y sus productos incluso más allá de su calidad. El consumidor fiel que adora las galletas Mulino Bianco nunca las cambiaría por las galletas Galbusera. No importa cuál sea mejor o más barata. La identificación con la marca, con el molino y su prado de flores de plástico, es más importante y es lo que lleva al consumidor a comprar las galletas Pan di stelle en lugar de las galletas Bucaneve. El consumidor no está comprando una galleta, sino una idea, un símbolo, una forma de vida (nota: el Mulino Bianco donde se rodaron los anuncios es hoy un agroturismo además de destino de peregrinación para decenas de personas, que llevan allí a sus hijos e hijas para hacerse fotos de recuerdo). Potencia del marketing.

El caso es que en las últimas décadas se han aplicado las mismas estrategias de fidelización a la relación entre empresa y trabajador/a. Pensémoslo por un momento: aumentan los beneficios y la productividad, desaparecen los derechos, se evaporan los salarios y, sin embargo, disminuye el conflicto. La relación entre patrón y trabajador se vuelve menos ideológica y más visceral, mientras su ruptura genera resentimiento y desconcierto. En resumen, entre los trabajadores leales está muy extendido el sentimiento de que comprometiéndose e insistiendo se conseguirá mejorar las condiciones individuales, pero casi nunca las colectivas. La lealtad a la empresa se expresa convirtiendo al trabajador en un consumidor, que confía en la idea, en los símbolos, en el estilo de vida que predica la empresa. No se trata de porciones marginales del cuerpo social y, ojo, tampoco de aquiescencia. Es una mentalidad diferente, nos guste o no, de la que hay que partir, pero también es una palanca en la que apoyarse: la ruptura de la relación de lealtad con la empresa, cuando no paga, cuando no renueva el contrato, cuando sustituye a trabajadores precarios por becarios, cuando deslocaliza y subcontrata, puede ser traumática y generar rabia. La línea que separa el amor del odio puede demostrarse muy lábil. En la experiencia de los Puntos San Precario, que son una nueva generación de lugares de contacto, poco preocupados por las procesos judiciales y más por la agitación dentro y fuera del lugar de trabajo, todo esto ha quedado claro. En el momento en que un trabajador/a se siente traicionado por la empresa, le invade una cólera que le lleva a exigir todo el dinero posible y a intentar hundir la imagen de la misma. Lo llamamos «cash & crash»: para organizar las luchas en el mundo de la precariedad hay que penetrar en los lugares de trabajo para socavar los beneficios de la empresa consiguiendo dinero para los trabajadores precarios (el cash) y comprometiendo su imagen mediante el ataque a su marca y a su sistema de marketing y comunicación (el crash). Las experiencias propiciadas por este modelo, moldeadas por la colaboración en muchos conflictos y disputas que trataremos en la segunda parte del libro, sirvieron para extender el conflicto, para ampliarlo y hacerlo apto para insinuarse en los lugares de trabajo precarios, para comunicarse con los trabajadores precarios y, por ello objeto de chantaje, y para intentar protegerlos. Por supuesto, esto no funciona en todas partes. El sindicato tiene dificultades para hacer frente a esta versión fluida del conflicto, que sólo estalla cuando se inventan nuevos instrumentos de acción capaces de tener en cuenta estos nuevos mecanismos. Ya no basta con elaborar una hoja de reivindicaciones y luego intentar movilizar a los precarios y precarias con las formas clásicas del sindicalismo del siglo pasado: panfleto, asamblea, piquete y finalmente huelga. Para oponerse a la precariedad hay que inventar una ofensiva dentro y fuera del lugar de trabajo mediante el uso inteligente y subversivo de la comunicación, de la agitación cultural, que apunte a las marcas, que hable el lenguaje de los trabajadores/as precarios y, por consiguiente, que hable el lenguaje del marketing, de la publicidad y del consumo. En la precariedad, el conflicto no se construye, sino que se crea ex novo. Pero de esto hablaremos en los próximos capítulos.

2. Un pequeño ejemplo de respuesta a los mecanismos de fidelización de los trabajadores.

Como hemos escrito, la fidelización es una política de gestión de la fuerza de trabajo que ahorra mucho dinero. Cuanto más sepan las empresas manipular los símbolos y utilizar las herramientas del marketing y la publicidad en su relación con los trabajadores/as, más podrán fascinarlos y aumentar su consenso. Es decir, conseguirán más fácilmente que acepten peores condiciones de trabajo, que hace tan solo unos años habrían sido motivo de revuelta popular. Por supuesto, a la zanahoria que crea consenso y lealtad se añade siempre un poco de palo a través del chantaje al que se somete a los trabajadores precarios: renovación, despido fácil, horas extraordinarias no pagadas, lo que sea. Pero volvamos a la fidelización: las empresas no siempre están a la altura. En este caso, los papelones que representan son dramáticos.

Infojobs es una agencia de colocación, es decir, recoge currículos, que inserta en una base de datos a la que acceden las empresas para verificar las posibles correspondencias personales, de carácter y profesionales con los puestos de trabajo que necesitan. No creemos necesario explicar qué tipo de empleos pueden encontrarse a través de este tipo de reclutamiento autoritario [caporalato] en línea: el reino de la precariedad. En Italia se habla de aproximadamente dos millones de trabajadores precarios, que han introducido sus datos en su web (en España son aún más). Un buen día, hace unos años, un, empleado suyo no muy leal descubrió que Infojobs se había gastado 2,5 millones de euros en una campaña de marketing viral. El contenido de la campaña era escandaloso. Se suponía que los trabajadores/as, o mejor dicho, los trabajadores precarios inscritos en Infojobs, debían montar un flashmob para uso de los medios de comunicación en el que levantaran carteles que dijeran «Yo no tengo un tío barón», «Yo no tengo un tío parlamentario» o «Yo no tengo un tío obispo». El mensaje está claro: Infojobs se presenta como la parte sana del mercado laboral, una especie de amigo o representante de los precarios, que no se fía de las recomendaciones ni del nepotismo, conocidos males itálicos. Y lo hace con la clara intención de publicitarse. El anuncio de presentación disfrazado de flashmob tendrá lugar en Milán, a las 18.00 horas, en un lugar desconocido (pero, por supuesto, disponemos de información precisa, recabada por el trabajador no del todo leal). Lo que sí sabemos, sin embargo, es lo que ocurrirá: infojobbers vestidos de naranja y azul sostendrán carteles con las inscripciones del tío barón, el tío obispo y el tío parlamentario, para decir «W Infojobs» y luego difundirán las imágenes en las redes sociales y en la prensa. Inaceptable: una empresa que vende trabajo precario quiere defender a los trabajadores precarios. Ya está bien.

Ese clima de huida del trabajo estable en una búsqueda continua de pequeños empleos, entre otras cosas bien remunerados en la época, formaba parte del juego

El día señalado nos presentamos una veintena de personas. Llueve a cántaros y sólo hay treinta infojobbers. La cita es en la piazza della Scala y bastaría un placaje del propio santo que ha enviado el diluvio para golpear a Infojobs para que la iniciativa fracasara. Hacemos caso omiso de esto. También está presente la Digos [cuerpo de policía italiano encargado del orden público y de la lucha antiterrorista], que ha interceptado algo, pero no entiende qué pasa. Le gustaría preguntarnos, pero no tenemos intención de responder y se nota. En algún momento ocurre lo inesperado. El desprevenido líder de los infojobbers se nos acerca y nos invita: «Ya que sois tantos, ¿no queréis haceros una foto con nosotros?». No nos lo podemos creer, parece un cordero dirigiéndose al lobo diciéndole: «¡Pues claro que soy higienista dental!, ¿en qué te puedo ayudar?». La inverosímil procesión avanza hacia la Piazza Affari, la policía nos sigue, preguntándonos en voz alta «¿qué pasa, qué pasa?» y a ellos en tono más bajo: «Pero, ¿sabéis quiénes son? ¿Les habéis llamado? ¿Sabéis quiénes son o no?». Estalla un ataque de risa. Algunos intentan charlar: «¿Cuántos años tenéis? ¿Conocéis Infojobs? ¿Sois turistas?». Y nos dan las gracias una y otra vez. Es la Digos quien revienta la burbuja, exigiendo aclaraciones. Cogemos el megáfono y decimos: «No tenemos un tío obispo ni un tío barón, pero tampoco un tío proxeneta como Infojobs» y así sucesivamente en la misma línea. Uno de ellos se pone a llorar, la Digos asegura a alguien por la radio: «Sí, están acabando». No nos enfurezcamos por la moral de los infojobbers: ellos mismos son evidentemente precarios. En lugar de ello, nuestros pensamientos se dirigen a Infojobs: dos millones y medio de euros no es dinero tirado a la basura, si a cambio recibes una lección de vida adecuada. En esto creemos que hay que ser tradicionalistas: capital por aquí y trabajadores por allá, sin promiscuidades.

3. Anatema contra la izquierda italiana: el paquete del ministro Treu. Y por favor no hablemos de la Jobs Act.

En 1997 Tiziano Treu, ministro de Trabajo y de la Seguridad Social del primer gobierno de Romano Prodi, nos lanzó un gran paquete, el llamado el «pacchetto Treu». La precariedad llevaba mucho tiempo arrastrándose silenciosamente por los territorios, los lugares de trabajo y el Estado del bienestar. Un anuncio, un presentador, una revista nos hablaban de la aldea global, de posibilidades infinitas, de un mundo nuevo. La sociedad del espectáculo trabajaba con esmero, pero sin una verdadera dirección. Mensajes precisos y atrayentes recogían las sugerencias de la década de 1970 contra el trabajo y las convertían en un humus pernicioso y viral. El trabajo fijo es para perdedores. El trabajo, la tumba de la libertad. Produce, consume, casca. A los jóvenes se les enseñó que un trabajo para toda la vida, precedido de la escuela y seguido de la jubilación, la rutina de la fábrica, la grisura de las oficinas (Do you remember Fantozzi?), la poqueza del italiano medio, eran en sí mismos buenas razones para esperar un futuro diferente. «No quiero volverme como mis padres». Rápidamente se convirtió en un pensamiento colectivo. «Quiero un trabajo que me permita gestionar mi tiempo, que se ajuste a mis expectativas». Y entonces se había producido el boom, Italia superaba a Inglaterra en riqueza y de las cenizas de la década de luchas sociales de la década de 1970 había surgido una nación barroca y frívola, ignorante pero pagada de sí misma. En resumen, el trabajo en los flancos estaba hecho, la new economy se traduce en un optimismo despreocupado, la globalización preocupa, por un lado, pero fascina, por otro. Por otra parte, incluso los antagonistas están en contra del trabajo asalariado, la madre de todas las explotaciones, la matriz que hay que abolir. Y así, ese clima de huida del trabajo estable en una búsqueda continua de pequeños empleos, entre otras cosas bien remunerados en la época, formaba parte del juego.

El pacchetto Treu tiene una génesis densa y llena de significados. Un comienzo típico, que explica muchas cosas: Italia, la izquierda, el carácter picaresco de la totalidad de los italianos, gobernantes y gobernados. La ley es del centro-izquierda. El centro-derecha nunca habría tenido la fuerza de hacer algo así. D'Alema impone el tono en la Feria del Levante en Bari: «Olvidad el puesto de trabajo fijo». Lo dice con despreocupación, a la ligera. Da risa pensarlo. La ley está incompleta, faltan los contrapesos, los nuevos amortiguadores sociales capaces de limitar los daños (la política de los dos tiempos, mencionada en la introducción). Para eso hay tiempo, se hará más adelante. En las entrevistas, el ministro Treu sigue respondiendo descaradamente a las preguntas y lo encontraremos de nuevo entre los ponentes de la reforma de las pensiones de la ministra Fornero, aprobada durante el gobierno de Mario Monti. ¿No fue un error votar a favor del paccehtto Treu sin una cobertura social adecuada? «Por supuesto», admite Treu con franqueza, «pero los amortiguadores sociales deberían haberse añadido más adelante, pero luego ya no se presentó la oportunidad de hacerlo». La cosa más loca es que Treu probablemente sea sincero. Probablemente ha sido engañado. ¿Por el Partito Democratico della Sinistra- Democratici di Sinistra-Partito Democratico? ¿Por el gobierno? ¿Por la CIA? ¿Por una conspiración demoplutomasónica? No había necesidad de ello. Esto es Italia. Italia, probablemente la nación con mayor producción de asesinos del mundo. Aquí, para asesinar a la civilización de los derechos de los trabajadores, el neoliberalismo eligió a un sicario del calibre de Tiziano Treu, que en ese momento estaba distraído cumpliendo su misión, pero dio en el blanco. ¿De qué estamos hablando? De la introducción de nuevos institutos de trabajo (aprendizaje, trabajo temporal), de disposiciones para aplazar la negociación social, regulando también más ampliamente la figura de los trabajos socialmente útiles, de la introducción del contrato de colaboración coordinada y continua y del contrato por proyectos. ¿Es esto suficiente?

El efecto dominó desencadenado por la precariedad está lejos de terminar y entre otros inconvenientes ha tenido el efecto de contraer el consumo y la masa económica

¿Qué tiene esto de tragicómico? La despreocupación con la que se abordó un cambio fundamental, de los que hacen época, y que seguiremos pagando durante años. Y esto nos hace comprender cómo era la alternativa a Berlusconi por parte de la izquierda o, mejor dicho, el hecho de que la secuencia de acontecimientos que siguieron a 1997 estuviera preparada, pero no prevista, nos hace comprender lo inadecuada que era la clase política italiana. En primer lugar, el sindicato había desaparecido de los sectores productivos del sector terciario, avanzado o no. De hecho, para ser más precisos, durante el nacimiento y el crecimiento de este sector, el sindicato nunca se molestó en asomarse por el mismo. Una elección deliberada, sin duda, sopesada frente a ciertos factores. Las dificultades de afiliación, el pequeño tamaño de las empresas y también la existencia de una profunda brecha generacional y cultural. Sectores importantes, jóvenes, columna vertebral de la economía en algunas regiones: la precariedad se extendió allí al instante. Y nadie se interesó por ello. Luego, poco a poco, los trabajadores precarios se han introducido en las empresas más grandes. Y aquí fueron tratados como parias. A principios de la década de 2000 empezaron a notarse algunos efectos indeseables. En la telefonía, hasta el año anterior, se formaba a los empleados, se les trataba como recursos y se les valoraba como tales. Entonces alguien descubrió que, con las nuevas leyes para competir en el mercado, era más rápido reducir costes que innovar o mejorar el servicio. Fue una avalancha que arrolló a todos. Las personas que hasta dos años antes viajaban por toda Italia y se alojaban en hoteles para formar a los nuevos seleccionados, fueron subcontratadas a nuevas empresas externas, cuyo único propósito era reducir costes. La CGIL ni siquiera tiene un sindicato para el sector, que luego se inventa, pero nunca muerde. Externalizaciones, traslados de sucursales de empresas (Ley 276/2003), asignación de tareas menos cualificadas que las contempladas en el contrato de trabajo. Nunca, nunca jamás una oposición decidida. Pero ahora todo ello es así en todas partes. En un aeropuerto de Milán, decenas de chicas trabajaron durante cuatro años seguidos firmando once contratos temporales (véase el asunto de las chicas Sai). Se rebelaron cuando les dijeron que a partir de la próxima vez harían el mismo trabajo, pero contratadas a través de una empresa de trabajo temporal. Para obtener beneficios basta con bajar el coste del trabajo y todos los empresarios captan el mensaje. ¿De qué sirve esforzarse por innovar un producto o un servicio? ¿Qué sentido tiene mejorar una prestación? La producción creativa, de información, que debería ser el buque insignia de toda economía, se degrada y los propios trabajadores del conocimiento se encuentran realizando tareas simples e intercambiables, mientras que lo que ganan se convierte en irrisorio. Por supuesto, casi nunca se benefician de las prestaciones de desempleo y casi nunca de las prestaciones por reestructuración productiva. Et voilà. Se crea la fractura. Los precarios ya no creen en nada. No creen que la retórica de los derechos les concierna, no creen que se les pueda defender, no creen que puedan apoyarse en los demás, intentan arreglárselas como pueden. Pero entonces, ¿somos víctimas de una conspiración? ¿De un plan preordenado y puntillosamente preparado? ¿Podría alguien ver en esta Italia la Italia de la P2? No, no, no es así. Podría ser liberador pensar que una mente superior, unas fuerzas superiores nos han doblegado, pero no es así.

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Durante la celebración del vigésimo aniversario de Publitalia en 1989, Fedele Confalonieri, mano derecha de Berlusconi, con el expresidente Bill Clinton a su lado, se cubrió de gloria diciendo que si hay una empresa a la que debemos el cambio de los italianos, su huida de la Festa dell’Unitá, el tradicional encuentro anual organizado por el PCI, esa empresa es Publitalia, que creció a finales de década de 1980 a un ritmo desbordante. La verdad es que encontró ante sí a un pueblo que vive de subterfugios, de cálculos mezquinos, que se regodea en el provincianismo, que juega con la virilidad como si estuviera reprimida (y de hecho lo está) y que ha hecho un culto del panem et circenses. Así que sí, Publitalia jugó a la contraofensiva contra las hegemonías comunistas. Y varias veces Confalonieri se felicitó por ello. Pero también él fue víctima del divismo de barrio. Con la introducción de las televisiones privadas, Publitalia creció en facturación, con la P2 aumentó su poder. Los festivales de la Festa dell'Unità no pueden hacer nada contra las primeras incursiones de la globalización, contra la revolución tecnológica, que se anticipa en una fracción de segundo a la de la producción de símbolos y de comunicación. En todo esto, sin embargo, no hay nada maquiavélico ni fatal. Las televisiones privadas existen en todas partes, la globalización puede ser una intuición antisocialista, pero tiene razones y fundamentos tan amplios que ciertamente no es mérito de Berlusconi, los ordenadores no los importa la P2, cuyo papel es bastante mísero dado que se jacta de haber actuado como precursora, como acomodadora de lo que de todos modos habría sucedido. ¿Le damos algo de crédito? No hay problema: son ricos, viajan mucho, se dieron cuenta de que la ofensiva del capital era irresistible, tanto que cuando gobernaron no dejaron ni una traza de originalidad. Y todo esto sucede con absoluta puntualidad, precisamente porque las fuerzas que actúan en el planeta Italia son tan enormes y el cuerpo político italiano tan pequeño que nadie se atreve a interferir. De hecho, tal vez este reconocimiento no sea merecido. Son ellos los que no se han dado cuenta de que el ataque a la salamella [salchicha] del PCI no se lanzó desde la hamburguesa con queso, sino desde el kebab. Italia es arrollada por la globalización y las migraciones, la Babel cultural y las revoluciones tecnológicas y simbólicas. Y no hay quien sepa soltar amarras, ni quien sepa adónde ir.

Por eso Treu estaba distraído, porque no entendía una mierda de lo que estaba pasando. Y lo mismo ocurrió con los sindicatos y los partidos. Los primeros no han tenido una visión de conjunto desde al menos principios la década de 1960. Los segundos se regeneraron en una olla en la que se combinaron de modo aleatorio sugerencias culturales de ultramar, resistencia religiosa, provincianismo, superstición, libertad digital, etcétera. La extrañeza de la producción del sistema de partidos italiano reside en todo esto, en la frenética persecución nacida del intento de captar los cambios sociales, que produce el choque del caos comunicativo. Sin dirección, sin gobierno, sólo persecución y, en el caso del trabajo, autofagocitación.

4. Las empresas

Ahora es el momento de decir unas palabras sobre las empresas. ¿Cuáles? ¿Las grandes, las pequeñas? Nos referimos a las empresas como algunos se refieren a ellas genéricamente en los programas con frases como «gracias a las empresas, no nos hundimos», «es gracias a las empresas, si este país sigue produciendo». Que la reforma del pacchetto Treu entregase tanto maná tampoco se lo creían. Que retrospectivamente bendigan ese momento no les hace sentirse seguras, porque en estos últimos veinte años han representado la parte mas malvada y egoísta de la política. El efecto dominó desencadenado por la precariedad está lejos de terminar y entre otros inconvenientes ha tenido el efecto de contraer el consumo y la masa económica, lo cual es un problema para todos, porque después de regodearse muchas empresas se habrán dado cuenta de que están sometidas a una competencia feroz precisamente por la utilización del abaratamiento de los costes laborales. En diez años, entre 2001 y 2010, Italia ha crecido el 0,1 por 100: si la renta total producida por Italia es igual a cien, entonces el porcentaje de los salarios se ha contraído entre el 60 y el 40 por 100. Quienes han ganado son los beneficios y las rentas que se han chupado ese 20 por 100.

Alguien se ha dado cuenta de que el juego es arriesgado, pero las empresas son máquinas de hacer dinero y mientras ganen dinero, todo va bien. Después de asaltar a más de una generación, dejándoles sin lo puesto y sin futuro, las empresas se han dado cuenta de que los llamados asegurados son vulnerables. En primer lugar, constituyen una pequeña parte de la fuerza de trabajo y luego está claro que después de lo que han sufrido, es difícil pensar que los trabajadores precarios vayan a luchar por cosas abstractas como el Artículo 18 del Statuto dei Lavoratori, teniendo en cuenta además que no les resulta fácil hacer huelga. Además, son los propios trabajadores garantizados los que hoy se encuentran psicológicamente en dificultades. Con esta crisis, en este momento, es difícil ser un héroe. Por supuesto, si cierra o se va a cerrar definitivamente un determinado centro de producción sacarán las uñas, pero si se les pide algún sacrificio, alguna renuncia a cambio de conservar su puesto de trabajo, se conformarán satisfechos. Y se alegrarán de escapar de la matanza.

Y así las empresas incrementan su propia voracidad.

Ahora la precariedad se ha convertido en un problema nacional, pero nadie sabe cómo resolverlo. Nosotros tenemos una idea y te la vamos a contar, pero antes nos gustaría que prestaras atención a un hecho. Lo que ha ocurrido en Italia tiene algo de increíble. Las responsabilidades políticas y sindicales son inmensas. Hay que decirlo alto y claro: sobre el PD y la CGIL recae el anatema del precariado. Los pequeños partidos de izquierda y el sindicalismo de base también han demostrado ser inadecuados y miopes, pero hay una desproporción de posibilidades entre ellos y los dos bueyes de la izquierda institucional. Aunque mañana pidieran perdón (la FIOM en algunas reuniones tiene el valor de reconocer su error) y aunque se restableciera una situación anterior a 1997 (lo cual es imposible), la lección que debemos aprender seguiría siendo dura. La única manera de defender los derechos y los salarios es mantener un perfil altísimo en los lugares de producción listo para estallar en conflicto cuando llegue el momento. Alguien lo intentó y perdió. Sí, porque a estas alturas, desacostumbrados a la lucha, los trabajadores/as han utilizado formas obsoletas de conflicto. Y he aquí la segunda lección. La globalización ha transformado radicalmente la realidad.

Los sindicatos ya no son capaces de oponerse integralmente a las acciones de las empresas en su conjunto por lo que se rinden y confían siempre en la negociación. Están lejos de los trabajadores y esto ha creado un cortocircuito mortal. Los trabajadores/as conocen el trabajo y pueden entender cómo y cuándo bloquearlo, el sindicato tiene que dar las herramientas y la cobertura para hacerlo. Si hace veinte años esto hubiera ocurrido, tal vez... Ahora el sindicato poco puede hacer, puede parecer increíble pero la pelota está ahora en nuestro tejado.

Milán, diciembre 2012.

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