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Pueblo gitano
Activismo calé contra el antigitanismo
La historia de la mayor minoría étnica de toda España y Europa, sin embargo, no aparece recogida en los libros de texto de la educación formal española.
Decía Paco de Lucía que el flamenco tiene un desgarro y una melancolía histérica de la gente marginada, y que por eso blues y flamenco, gitanos y negros, compartían la misma fuente de emoción. La simbiosis entre flamenco y pueblo gitano radica en la exuberante profusión de lo popular, así como el azul del cielo, el verde del campo y la rueda nómada lo hace en la bandera de una etnia, originaria del subcontinente indio, con seis siglos de historia. Hace mil años emigraron hacia Occidente, aunque no se data hasta el siglo XV la llegada de un grupo de peregrinos gitanos procedentes de Francia a la Península Ibérica. La historia de la mayor minoría étnica de toda España y Europa, sin embargo, no aparece recogida en los libros de texto de la educación formal española.
“Eso es antigitanismo. Se cuenta la historia de cualquier otro pueblo menos la del nuestro. Contarla sería una forma de luchar contra los estereotipos que se arrastran desde épocas preconstitucionales y que no sólo siguen existiendo hoy en día, sino que cada vez están más arraigados”. Guadalupe Fernández, experta en intervención social con población gitana y orientadora educativa del programa Promociona de la Fundación Secretariado Gitano de Mérida, con la cual hemos tenido el placer de charlar en el Día Internacional del Pueblo Gitano, señala que en contextos de crisis el antigitanismo late con más fuerza si cabe.
Profesionales de la manipulación informativa como Mediterráneo Digital titulaban la noticia así: “Gitanos con Coronavirus se niegan a seguir los protocolos de Sanidad y expanden el Covid-19”
A raíz de la crisis ocasionada por el COVID-19, algunos medios de comunicación señalaban a los gitanos como auténticos chivos expiatorios. Semanas antes de la declaración del estado de alarma por parte del Gobierno de España, en algunas localidades como Haro (La Rioja), ya habían prohibido mercadillos y reuniones en las Iglesias evangélicas. Algunos medios locales acentuaban la etnia de los afectados y se hacían eco de los bulos que aseveraban la negación que tenían a seguir los protocolos sanitarios. Profesionales de la manipulación informativa como Mediterráneo Digital titulaban la noticia así: “Gitanos con Coronavirus se niegan a seguir los protocolos de Sanidad y expanden el Covid-19”. Con la estigmatización servida, mensajes como “los gitanos están haciendo lo que quieren, la Guardia Civil no puede con ellos” inundaban prensa y redes sociales. La propia Guardia Civil de Logroño así como la Delegación del Gobierno en La Rioja tuvieron que desmentirlo todo.
Coronavirus
Antigitanismo y emergencia económica: la crisis sanitaria se ensaña con el pueblo gitano
En Santoña, donde el Coronavirus tuvo especial mella al comienzo de la crisis, la Guardia Civil trasladó al juzgado un posible delito de odio del alcalde del pueblo por vincular en la radio municipal la enfermedad con la comunidad gitana. En la localidad cántabra, paralelamente a esto, se investigaban delitos semejantes tras ver la luz audios donde se podía escuchar “que canten (los gitanos) y bailen allí encerrados (en la cárcel) hasta que se mueran todos… Que están infectando a todo el mundo. A ver si se mueren todos, pequeños, niños, abuelos y su puta madre”.
Tal y como nos apunta Guadalupe, los medios de comunicación “son una fuente de socialización muy potente; la gente que desconoce el pueblo gitano se cree todo lo que aparece en televisión”. Critica que reality shows como Palabra de gitano o Gipsy Kings no ayudan, sino todo lo contrario: “traen consecuencias muy dañinas para la población gitana porque perpetúan estereotipos falsos”. Apela indignada al código deontológico del periodismo, pero consciente del papel que tiene la desinformación en nuestra época, prefiere seguir trabajando en el barro. Hace tutorías individualizadas con niños y familias, “ayudamos a que la brecha digital no sea tan grave. Para la población gitana es un problema porque algunas están en niveles de pobreza muy altos, y esto dificulta todo muchísimo más. No solo en el ámbito educativo, en todos. Se mezcla ser gitano y estar en una minoría con altos niveles de pobreza, y esto marca todo lo demás. Hay que tener en cuenta que existen familias gitanas viviendo en infraviviendas, dependientes de la venta ambulante, que se han quedado sin ingreso alguno”.
Se tiene que avanzar muchísimo más, se nos tiene que dar voz en todos los ámbitos, aunque para ellos sea complicado. Los problemas del pueblo gitano no lo van a erradicar las ONGs
Admite que la Administración “apoya nuestros programas educativos, de empleo, programas específicos con las mujeres gitanas… Pero no es suficiente. Se tiene que avanzar muchísimo más, se nos tiene que dar voz en todos los ámbitos, aunque para ellos sea complicado. Los problemas del pueblo gitano no lo van a erradicar las ONGs, todos los gobiernos tienen que comprometerse para acabar con el antigitanismo para que se tengan los mismos niveles de educación o de acceso empleo que la sociedad mayoritaria”.
Y es que llevan siglos en nuestra sociedad y son completos desconocidos. Tanto es así, que ni en el pasado día 23 de marzo, Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, el pueblo gitano gozó de visibilidad. “Aunque seamos el grupo más rechazado muy poca gente se atreve a definirlo así. No somos conscientes del rechazo que existe hacia las personas por ser gitanas. Te podría contar mil situaciones de rechazo y discriminación que observo por mi trabajo y también en términos personales. Desde el empleo a la educación, el antigitanismo se manifiesta de forma muy clara”. Consciente de la coyuntura política europea y mundial, con el ascenso de la extremaderecha y la estigmatización de las minorías, dice no sorprenderse por los discursos de odio de VOX. “El problema es que hay personas que no lo ven con tanta claridad. Estos partidos no nos van a ayudar, nos van a hundir cada vez más como lo han hecho con otros grupos sociales minoritarios a lo largo de la historia”.
No es una reflexión sobre la marcha; Guadalupe, además de ser trabajadora social, es mujer, gitana y feminista. Coincidimos en el racismo soterrado de las preguntas que señalan la supuesta contradicción entre ser gitana y feminista. A las no-gitanas nunca le preguntan si no es una contradicción ser paya y feminista. También se habla del tabú LGTBI dentro del pueblo gitano como si no lo fuese en el resto de familias. Con respecto al activismo, señala que “como cualquier grupo, debemos ir ocupando nuestro lugar. Hay que abrir paso a todos los grupos. Dentro de la sociedad gitana es un avance que haya personas identificadas con el feminismo. Dicen que la comunidad gitana rechaza a las mujeres feministas dentro de la etnia, pero no lo hacen más que la sociedad mayoritaria. Nosotras avanzamos a contra remolque, somos menos, la lucha va más despacio, pero debemos seguir insistiendo en todos los espacios y en todos los lugares”. Porque como dijo la Asociación de Gitanas Feministas por la Diversidad en su manifiesto de cara al 8M, las gitanas son “la resistencia ancestral de nuestro Pueblo. Por nuestras venas corren siglos de lucha, el legado de miles de mujeres y hombres que han resistido a la esclavitud, el intento de genocidio, el racismo y el machismo. Somos la prueba de que la vida siempre se hace camino y exigimos que esa vida sea digna y libre, hoy, aquí y en todos los territorios. Para nosotras, para nuestras hermanas indígenas, negras, musulmanas, asiáticas… Para todas nosotras y nuestros pueblos”.
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Y a lis gobiernos, crear empleo estable de una vez, para el q lo pida.