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PSOE
El PSOE afronta su congreso federal en el momento más delicado de la presidencia de Sánchez
“España adelanta por la izquierda” es el lema del 41 congreso federal del PSOE, que desde el viernes 29 de noviembre y hasta el 1 de diciembre se celebra en Sevilla. El encuentro viene en el peor momento del conjunto del partido desde el mes de octubre de 2016, cuando se fraguó el golpe interno para deponer a Pedro Sánchez como secretario general. Si el PSOE fuera un gif, sería el de Sánchez riendo y encogiéndose de hombros durante un debate electoral. Nada va muy bien, pero todo es susceptible de empeorar.
El último episodio en cerrarse ha sido el incendio provocado por el ya ex secretario general del Partido Socialista Obrero Español de la Comunidad de Madrid, Juan Lobato, que dimitió el miércoles 27 de noviembre tras un movimiento que no entienden ni propios ni extraños.
Sánchez llega al Congreso sin apenas oposición —descontada la de la derecha del partido, Emiliano García Page y Javier Lambán, dirigentes de las federaciones de Castilla-La Mancha y Aragón— y con una propuesta no explicitada pero repetida por todos los medios de comunicación para volver a enfrentarse con el poder político en la Comunidad Madrid (y, a tenor de las encuestas y del estado de ánimo made in Madrid, volver a perder): el ministro Óscar López.
El enclave elegido para el encuentro de los socialistas tampoco es casual. Andalucía dio un respiro al PSOE en las elecciones de 2023. No ganó, pero se quedó a menos de tres puntos del PP, lo suficientemente cerca como para apostar por este territorio, histórico para los socialistas, en el que se celebrarán, si no hay sorpresas, las primeras elecciones del próximo ciclo electoral.
En la actualidad hay tres causas, y sus posibles derivadas, que atenazan al Gobierno: el cado del hermano del presidente, el de su esposa, y el Caso Koldo
No obstante, se prevé que el Congreso gire en torno a la gestión económica del Gobierno. El menor crecimiento de la inflación, en comparación con el de otros países de la zona Euro y las perspectivas de crecimiento económico serán los principales argumentos del presidente y su equipo. El pasado 24 de noviembre, el ministerio de Economía avanzó que la expectativa de crecimiento se ha elevado tres décimas para el año 2024, hasta el 2,7% y que en 2025 y 2026, la economía crecerá el 2,4% y el 2,2%.
En el terreno político, el Congreso también se detendrá en la derrota infligida al PP en el Parlamento Europeo. Teresa Ribera fue, finalmente y como estaba previsto, vicepresidenta de la Comisión Europea. Hasta aquí las buenas noticias para los socialistas.
El señor Lobato
El affaire Lobato, difícil de explicar, ha mostrado las costuras del PSOE en el núcleo del poder político en España, Madrid. El ex secretario general del PSOE regional, que todavía conserva su acta de diputado, cometió varios errores a lo largo de los últimos meses.
Primero, registró unos mensajes de Whatsapp con Pilar Sánchez Acera, jefa de Gabinete del propio Óscar López, por los que tendrá que rendir cuentas mañana, viernes 29 de noviembre, en el Tribunal Supremo, en la causa que se sigue contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. La causa está relacionada con la presunta filtración de datos personales de Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso y autor confeso de delitos contra la Hacienda pública.
Justicia
Reportaje El imperio de los jueces-soldado
La versión de Lobato es que los mensajes prueban que ni Moncloa ni el PSOE tenían la información sobre González Amador que publicaron los medios de comunicación. Es decir, que la filtración que investiga el Supremo no tuvo un destinatario político, que no había confabulación entre la oficina del fiscal con los socialistas. En cualquier caso, ese momento naíf de Lobato puso en el disparadero a Sánchez Acera y a la propia Moncloa.
Más incomprensible fue que el lunes la noticia de los mensajes apareciera primero en Abc, medio de cabecera del Partido Popular y del sector conservador de la judicatura, y que después Lobato hiciese una gira por los medios de Mediaset y Atresmedia, más la COPE y RTVE, para explicar la situación.
El resultado es que las explicaciones embarraron más el terreno y Lobato apenas tardó 24 horas en dimitir y en enviar una carta ambigua, que habla de discrepancias con la dirección del partido, pero que le deja en mejor posición de cara a futuro que la confrontación directa.
La canción del lawfare
El caso Lobato no ha sido una nube pasajera, sino que forma parte de un clima en el que el PSOE aparece atrapado. En la actualidad hay tres causas, y sus posibles derivadas, que atenazan al Gobierno. De menor a mayor grado de gravedad —aunque cualquiera de ellos puede dar la bala de plata de una imputación de Sánchez o de medidas de similar alcance— son los de la contratación del hermano de Pedro Sánchez, David Sánchez, por parte de la Diputación de Badajoz, que se sigue en un juzgado pacense; el “caso Begoña Gómez”, que dirige el célebre juez Juan Carlos Peinado; y el caso Koldo.
En el caso del primero, casi a la misma hora que se conocía la dimisión de Lobato se sabía que el juzgado número 3 de Badajoz investiga a David Sánchez y al presidente de la diputación, Miguel Ángel Gallardo. El informe de la Unidad Central Operativa (UCO) considera que hay indicios de delitos de prevaricación y tráfico de influencias. La juez instructora, no obstante, no considera, de momento que haya un incremento patrimonial injustificado del hermano del presidente. El paseíllo del hermano del presidente tendrá lugar el próximo 9 de enero.
La causa sobre las actividades de la esposa de Sánchez también progresa en los días previos al congreso socialista. Esta semana, Peinado ha citado a declarar a la asesora de Moncloa María Cristina Álvarez. La causa también investiga el posible tráfico de influencias del que habría salido beneficiada Begoña Gómez. La asesora, Álvarez, habría escrito desde el palacio presidencial para trasladar a una empresa de seguros el deseo de Gómez de que patrocinara su cátedra en la Universidad Complutense. Se espera que se le tome declaración el 20 de enero.
El tercer caso, el relacionado con la trama para la venta de mascarillas y las supuestas comisiones de cargos del Gobierno durante la pandemia como el exministro José Luis Ábalos, ha vivido esta semana un hito con la declaración de uno de los supuestos cabecillas de la operación, Víctor de Aldama, quien explicó al juez Ismael Moreno de la Audiencia Nacional, que le investiga por el caso Koldo, los detalles de las comisiones e implicase, entre otros, al secretario de organización socialista, Santos Cerdán.
A pesar de que en esa comparecencia solo aportó su testimonio, este le ha servido para salir de la prisión provisional por otro caso de corrupción, el relacionado con un fraude de hidrocarburos de 180 millones de euros, que también investiga la Audiencia Nacional, en este caso el juez Santiago Pedraz. La mañana del 28 de noviembre, Aldama ha vuelto a cantar su medley de La Traviatta en la cadena Cope, en un caso con el que se apunta a la compra de material por parte de los ministerios de Nadia Calviño, Teresa Ribera, Ángel Víctor Torres y María Jesús Montero. También el Ministerio de Interior de Fernando Grande Marlaska ha sido señalado por este comisionista que, esto es un hecho, recibió la medalla de mérito de la Guardia Civil en 2022.
Así las cosas, con un presidente cada vez más cerca de comparecer en el juzgado —al menos así lo señala el Partido Popular—, el congreso federal reserva la incógnita de saber cómo se referirá Sánchez al embrollo procesal en el que está metido. Una amalgama de casos que tardará tiempo en mostrar una “verdad judicial”, pero cuyos efectos políticos están muy claros. Parece poco probable que el presidente pueda utilizar de nuevo la carta de la “profunda reflexión” que se sacó de la manga en abril y, aunque este fin de semana sea recibido con aplausos, a su regreso desde Sevilla volverá a encontrar al Madrid que ve, o sueña con, su inmediato final.