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Portugal
Marcelo Rebelo de Sousa se prepara para una victoria electoral clara en un Portugal en shock por el covid
Existen pocas dudas sobre quién será el presidente de la República los próximos cinco años. El conservador socialdemócrata Marcelo Rebelo de Sousa, que sale de un mandato con índices de aprobación de entre el 65 y el 87% (en diferentes sondeos realizados a en la segunda mitad de 2019), se presenta como el candidato del pueblo y de la estabilidad. Las últimas encuestas, de diciembre de 2020 y enero de 2021, le dan un resultado de entre 60,2 y el 67,9% de los votos. Y no es de extrañar, que hasta el Primer Ministro, el socialista António Costa, ya dejó caer en mayo del año pasado, de forma sutil pero clara, su apoyo a Rebelo de Sousa en lugar de a la candidata socialista Ana Gomes.
Puede parecer que los comicios presidenciales responden a la elección de un mero representante simbólico del país ante el exterior, y del Estado ante los ciudadanos, una especie de rey que reina, pero que no gobierna. Nada más lejos de la realidad. Durante sus cinco años de mandato, Rebelo de Sousa ha dado claras muestras de que la Presidencia de la República no es ninguna marioneta manejada por los hilos del Ejecutivo, sino un órgano de soberanía que tanto puede negarse a la formación de un Gobierno que no cuente con una mínima garantía de estabilidad (como ocurrió tras las elecciones de 2015, cuando mostró dudas de si llamar a António Costa a formar la ya famosa geringonça, por no confiar enteramente en su capacidad de resistencia como coalición), como forzar la dimisión del Primer Ministro o ser el responsable de decretar el estado de emergencia, como ya quedó demostrado durante el aciago año de 2020.
Éste es ya un proceso electoral marcado por el virus que, desde marzo pasado, domina las vidas e hipoteca el futuro de la ciudadanía portuguesa. Las restricciones por el covid ya han provocado que casi 250.000 portugueses votaran de forma anticipada el pasado domingo, 17 de enero, pulverizando las cifras de cualquier proceso electoral en la historia del país. La jornada dejó imágenes de largas colas de electores, sobre todo en Lisboa, intentando mantener a duras penas la distancia de seguridad, y con numerosas escenas de confusión por no saber dónde exactamente depositar el voto. Muchos de los que quisieron votar de forma anticipada para evitar aglomeraciones se encontraron con una realidad bastante diferente de la esperada.
Ana Gomes, a pesar de no contar con el apoyo expreso de António Costa, tiene muchas posibilidades de hacerse con la parte del electorado más a la izquierda del espectro socialista
También, por primera vez en la historia de Portugal, millares de personas no van a poder ejercer su derecho constitucional al voto por el severo confinamiento a que está sometido el país, con unas cifras de contagio que le colocan a la cabeza mundial en contagios por cada millón de habitantes. Ancianos que habiten en residencias fuera de sus distritos electorales, o en las abundantes residencias que, aun con el conocimiento de las autoridades desde hace décadas, no cuenten con licencias para ejercer como centros geriátricos, tendrán que ver cómo estas elecciones siguen de largo sin sus votos. Tampoco podrán votar los que hayan sido diagnosticados con un positivo por covid-19 después del pasado viernes, 15 de enero.
Sobra decir que se espera que el porcentaje de abstención sea el más alto de la historia del país, aunque esto no quiere decir que la integridad de los resultados quede en entredicho. Con la clara ventaja de Marcelo Rebelo de Sousa, la batalla se libra en los cuadriláteros secundarios. La candidata socialista, Ana Gomes, a pesar de no contar con el apoyo expreso de su compañero de partido y Primer Ministro, António Costa, tiene muchas posibilidades de hacerse con la parte del electorado más a la izquierda del espectro socialista. El partido LIVRE, escisión del izquierdista Bloco de Esquerda, y que en las últimas legislativas consiguió su primer escaño, decidió no presentar candidato a las presidenciales y anunciar su apoyo a la candidata socialista. Histórica del partido, tanto por trayectoria como por sus constantes críticas al establishment político a diestra y a siniestra, los últimos sondeos otorgan a Ana Gomes una intención de voto del 14%, lo que la situaría en segunda posición.
Y es en este punto, en esta batalla por el segundo puesto, donde las miradas llevan puestas desde hace meses. Porque el candidato que puede arrebatarle a Ana Gomes ese escalón del pódium es André Ventura, candidato por el partido de extrema derecha Chega!
Como ha ocurrido en tantos otros países con otros tantos erráticos pero mediáticos candidatos de extrema derecha, André Ventura lleva meses subiendo en las encuestas montado en la alfombra mágica del victimismo antisistema y la incorrección política. Y esto a pesar de que sólo fue en las pasadas elecciones a la Assembleia da República (legislativas), en octubre de 2019, cuando consiguió su primer y único escaño parlamentario.
Sin duda los medios han tenido mucho que ver en el auge de Chega!, inyectando combustible a su discurso en nombre de la audiencia o del click bait. Tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales, el discurso anti-Ventura no ha hecho sino proporcionarle una visibilidad sobredimensionada y casi artificial por la que el resto de los candidatos hubiera dado su mano derecha si hubieran podido. Nada que no hayamos visto en Brasil, EE UU o España, pero ha resultado una amarga sorpresa para aquellos portugueses que, hace apenas un año, se congratulaban de contar con una clase política alejada del patriotismo populista y de la crispación socio-política que viven muchas democracias actuales.
La candidata por el partido Bloco de Esquerda, la joven Marisa Matías, se presenta como la candidata de una izquierda urbana y cosmopolita, apoyada por gran parte del gremio cultural e intelectual
Unos buenos resultados para Ventura podrían significar que, como ya ocurrió en otras partes del mundo, el candidato de extrema derecha, a pesar de su ideología anti-inmigración y de su postura radicalmente neoliberal y conservadora, sea considerado por muchos como el candidato de los trabajadores. Los últimos sondeos de enero de este año le colocan a tan sólo cuatro puntos de Ana Gomes, pero en la consulta de diciembre de 2020 que realizó la agencia de estadísticas Pitagórica, Ventura le llevaba un punto de ventaja a la candidata socialista.
También en los debates André Ventura ha salido, en general, airoso y hasta reforzado, y sus intervenciones han sido las más vistas por los portugueses. Desde las primeras elecciones, tanto legislativas como presidenciales, tras la llegada de la democracia al país, Portugal ha contado con debates televisivos entre candidatos de forma generalizada y con bastante interés mediático. Estas elecciones no han sido una excepción, y desde principios de enero los portugueses han podido asistir a un total de veintiséis cara a cara en radio y televisión, además del debate entre todos los candidatos transmitido por la cadena pública RTP el 12 de enero. La diferencia este año es que André Ventura, a pesar de haber estado presente de cuerpo y alma en tan solo siete debates, ha estado muy presente en casi todos ellos, empuñada su figura por el resto de los candidatos para puntualizar antagonismos, alabar cualidades propias y esgrimir sus propias batallas contra el populismo y el fascismo.
La candidata por el partido Bloco de Esquerda, la joven Marisa Matías, se presenta como la candidata de una izquierda urbana y cosmopolita, apoyada por gran parte del gremio cultural e intelectual. En su candidatura a la Presidencia de 2016, consiguió el 10% de los sufragios, convirtiéndose así en la mujer más votada de la historia del país. Sin embargo, y quizá precisamente por el efecto Ventura, en esta ocasión los sondeos le auguran una importante caída, dejándola en tan sólo el 3% de los votos. Si así quedaran sus resultados, la imagen del Bloco quedaría seriamente dañada de cara a las próximas elecciones locales y regionales, marcadas para septiembre de este año.
Su caída puede también deberse al tirón que está teniendo el candidato comunista, João Ferreira, que se presenta por la coalición PCP-PEV (Partido Comunista Portugués-Partido Ecologista “Os Verdes”). Ferreira ha conseguido transmitir una imagen que combina con franqueza las tradicionales demandas de la izquierda, referentes al trabajo y la reivindicaciones sindicales, con la importancia de las cuestiones identitarias y de género. Si se confirman las últimas estimaciones, el candidato comunista podría recoger mejores resultados que su antecesor en las elecciones de 2016, Edgar Silva, y llegar al 5% de los votos.
Por último, los dos candidatos de los partidos más jóvenes, Tiago Mayan, por Iniciativa Liberal (partido nacido en 2017 y de carácter profundamente neoliberal), y Vitorino Silva, por el RIR (Reaccionar, Incluir, Reciclar, nacido en 2019), buscan también buenos resultados de cara a las próximas elecciones locales de este año. En total, siete candidatos se enfrentarán a las urnas este domingo, día 21 de enero de 2021, en un contexto inédito en el que las medidas de prevención contra la covid-19 marcarán sin duda la jornada, ya que el candidato ganador llega a la carrera con el trofeo ya en las manos.