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Política
Margarita Nelken y Nadia Calviño: los premios de la vergüenza del PSOE extremeño
El PSOE de Extremadura lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a resignificar, a apropiarse de una figura histórica de la lucha popular, colectiva, crítica y contrahegemónica extremeña. En este caso, la víctima ha sido la revolucionaria extremeña de adopción, Margarita Nelken, aquel volcán rojo y violeta como ha sido bautizada por Manuel Cañada. Y lo ha hecho para sus propios intereses, para premiarse a sí mismos en unos certámenes organizados por sus juventudes en Extremadura, creando el premio a la igualdad ‘Margarita Nelken’ y otorgando la primera edición a la ministra más neoliberal del Gobierno de coalición y que menos ha hecho por defender los intereses de los de abajo: Nadia Calviño.
Feminismos
Margarita Nelken, un volcán rojo y violeta
Subió a los palacios, estudió a los grandes pintores y fue la primera en traducir al castellano a Kafka. Pero también bajó a los chozos, organizó guarderías y huelgas, y pisó las arenas más enconadas de la lucha de clases.
Mientras que, de Margarita Nelken, Max Aub decía que “conocía el campo español como los museos de Europa”, Nadia Calviño es y lleva siendo más de una década en Europa la defensora de los intereses de clase de señoritos, terratenientes, industriales, financieros, etc., habiendo trabajado ya en pleno pelotazo urbanístico con Luis de Guindos en el Servicio de Defensa de la Competencia a las órdenes del entonces secretario de Estado de Economía. El Mundo la definía a la perfección en su nombramiento como ministra en 2019 como la “voz del europeísmo. Comprometida con la UE, el euro, las instituciones, el mercado, las reglas, la competencia y las liberalizaciones”, mientras que Nelken tuvo que cargar con ser “quizás con Dolores Ibárruri y Federica Montseny, la dirigente republicana más odiada por los señoritos, por los caciques, por los caínes que han manejado España desde siempre”, en palabras de Manuel Cañada. Todo ello por su defensa de la liberación de la mujer y por la denuncia en los plenos del Congreso de las condiciones de vida pésimas que vivían los jornaleros extremeños de la época.
Es probable que Calviño no sepa exactamente por qué ha recibido el premio a la igualdad. También es probable que no sepa exactamente quién fue Margarita Nelken; si no, probablemente no hubiera recibido con buena gana un premio con su nombre. Mientras el día a día de Nelken durante su etapa militante era visitar los tajos extremeños para conocer las condiciones materiales de los obreros, jornaleros y las mujeres, Calviño ha venido a Extremadura a reunirse con los empresarios. Nada de visitar los tajos extremeños del siglo XXI, y mucho menos de hablar de las condiciones del campo extremeño y de las mujeres extremeñas en el Congreso.
Es probable que Calviño no sepa exactamente por qué ha recibido el premio a la igualdad. También es probable que no sepa exactamente quién fue Margarita Nelken; si no, probablemente no hubiera recibido con buena gana un premio con su nombre
Una estrategia similar, la del PSOE, a la que llevaron a cabo el pasado año, cuando decidieron girar en su discurso en cuanto al hito de la revolución campesina del 25 de marzo del 36, pasando del rechazo de Ibarra a la asimilación de Vara. Para este viraje hicieron lo mismo que en esta ocasión: intentar vincular sus políticas del presente con figuras históricas extremeñas del pasado. Unir pasado y presente, resignificar, o más bien, manipular sin ningún pudor a figuras e hitos de la historia popular extremeña que fueron, son y serán una auténtica antítesis de sus políticas neoliberales. Concretamente, llegó a afirmar Fernández Vara en aquella ocasión que en “24 de marzo de 2021, en vísperas del 25 de marzo, comienza un nuevo tiempo. Extremadura ve como llega a la revolución industrial del siglo XXI”, en la presentación de otros de sus pelotazos extractivistas de la región, la construcción en Badajoz de una fábrica de baterías por parte de la empresa Phi4Tech.
Cuando las fechas, hitos y/o figuras históricas empiezan a ser reclamados y reivindicados por los movimientos populares, rupturistas y de izquierda en Extremadura y estos hitos y figuras empiezan a tener cierta relevancia o empiezan a ser faro de las nuevas generaciones del presente que pretenden generar contrahegemonía y romper con el orden actual de las cosas, es cuando el PSOE extremeño pone en funcionamiento su maquinaria, su aparato que todo quiere sujetar en estas tierras tan anchas, intentando como en esta ocasión hasta controlar y manipular la lectura en el presente de las figuras populares del pasado, para no solo resignificar, edulcorar y profanar el sentido crítico y emancipatorio de estos hitos, sino también para reapropiárselo, hacerlos suyo, del aparato del partido, intentando arrebatárselo al pueblo extremeño.
Los ‘Margarita Nelken’, un triunfo y un peligro
Los premios Margarita Nelken creados por el PSOE son un triunfo por un lado y un peligro por otro. Por una parte, muestran la fortaleza del movimiento popular extremeño en materia de memoria histórica y democrática, al traer al presente su figura, al mantener su llama encendida, a pesar de los intentos de la dictadura y de la derecha reaccionaria en la actualidad de intentar borrarla de la memoria colectiva o de tergiversar su trayectoria intachable en defensa de los derechos de las mujeres y de los obreros de su época.
Por la otra, son un peligro, como decimos, ya que pretenden acabar directamente con lo que significaron y significan en la actualidad figuras como la de Nelken, al pretender dar un carpetazo a sus luchas, esas que iban a la raíz de los problemas. Además, su intención es la de transferir el carisma a personalidades de esta época que nada tienen que ver con ella, como es el caso de Calviño, la figura más neoliberal del Gobierno, una alta funcionaria de las instituciones del poder capitalista.
Las Calviño o las Calvo de turno, que no son más que meras capataces del poder de hoy y ayer, se hubieran encontrado de frente con ese volcán rojo y violeta que, a pesar de que los que gobiernan en Extremadura quieran apagarlo, seguirá alumbrando con su fuego a las generaciones extremeñas venideras
Por cierto, y como último apunte, estos han sido unos premios que se han dado de espalda a la ciudadanía extremeña, como suele estar acostumbrado el PSOE regional a hacer las cosas: ninguno ha ido a parar a ninguna de esas centenares o miles de mujeres feministas extremeñas que, en solitario en muchas ocasiones, y con el rechazo de sus pueblos gobernados por el patriarcado, cada día siguen apostando y luchando por la igualdad real. Ni Calviño, ni Carmen Calvo, ni Valenciano o ni Adriana Lastra son feministas extremeñas.
Sin duda, las Calviño o las Calvo de turno, que no son más que meras capataces del poder de hoy y ayer, se hubieran encontrado de frente con ese volcán rojo y violeta que, a pesar de que los que gobiernan en Extremadura quieran apagarlo, seguirá alumbrando con su fuego a las generaciones extremeñas venideras.