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El Salto Radio
Asalto al Banco Central
En 1981, tres meses después de que se diera el golpe de Estado del 23F, el atraco a un banco pudo desembocar en la disolución de la Guardia Civil. Y, si nos parece extraño o materia de la mejor conspiranoia, es porque el ambiente de aquel año es inverosímil y, por ello, imposible de reproducir 40 años después. Esto, junto a muchas otras cosas, cuenta Mar Padilla en su libro “Asalto al Banco Central”, de la editorial Libros del K.O.
Esta semana en Pol&Pop hablamos con ella para que nos explique cómo se recuerda, desde el archivo y la entrevista, un país en el que el Ministerio de Defensa no tenía un edificio, sino que era una delegación transhumante por las sedes de las regiones militares; una mañana normal de sábado en Barcelona salías a 20 atracos; algunos butroneros eran financiadores de movimientos revolucionarios, confidentes de la policía y bastante amiguis de facciones involucionistas, a veces a lo largo de un mismo par de años y, finalmente, un grupo de asaltantes tenían que fingir que pretendían liberar a Tejero sublevando a parte de la Guardia Civil para escaparse con la pasta por las alcantarillas, mientras el país que estaba afuera no podía sino creérselo.
Queríamos recuperar la historia del asalto a la sede del Banco Central en Barcelona el 23 de mayo de 1981 porque es una de esas historias que si las proponen en una serie, como en La Casa de Papel, te lanzan el guión a la cara por inverosímil. Un grupo de atracadores deja abierta la puerta a que las autoridades políticas, los medios y el país crean que continúan el golpe del 23F para ganar, 200 rehenes mediante, el tiempo, la atención mediática y su hija, la delicadeza policial, que les permita hacer un túnel hacia las alcantarillas y, de ahí, a su base. Con el dinero entre las manos y la ejecución de uno de los tocomochos de mayores dimensiones de la historia. Todo lo que nos permite hablar de conspiraciones y de los motivos para creer en ellas. La clase política, porque no dudaba de que algo se cocía en todos los frentes; los medios, porque el clickbait no se inventó ayer y el conjunto social, porque para quien tiene un martillo en la cabeza todo son clavos y la historia de la transición fue mucho más abierta y bamboleante que la sucesión de astucias que nos vendió Victoria Prego en 13 VHS negros de señores que fumaban en habitaciones tapizadas.
Esa distancia nos ha permitido entender el material del que están hechas las conspiraciones, las que llevaban gafas de concha y las que empiezan por Q, y percibir un resto de esa velocidad de época TransiciónTm que desembocó en un - no menos TM - Desencanto, la primera gran resaca antes de las resacas por excelencia de los 90. Como no sabemos explicarlo mejor, nos gustaría, en fin, que nos acompañarais en este viaje.
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