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Noviolencia
Noviolencia en Siria: Daraya como ejemplo (y II)
En 2011, la primera manifestación que se subió a las redes en la ciudad siria de Daraya, en la periferia de Damasco, tuvo lugar el 25 de marzo. Yahya Shurbaji y otros hombres y mujeres del antiguo Grupo de Jóvenes de Daraya (también conocido por Juventud Daraya) estuvieron al frente del movimiento en Daraya, organizando concentraciones con principios noviolentos. Y es que, como ya decíamos en nuestra anterior entrega, la noviolencia en Siria tuvo a Daraya como ejemplo.
Desde las primeras protestas de Daraya, Yahya llevaba flores para que quienes se manifestaban las ofrecieran a los soldados enviados a reprimir a la ciudadanía. Insistió en que las fuerzas del régimen fueran vistas como seres humanos con opciones, incluso en un Estado policial. Yayha sabía bien lo que era esa cruel entidad a la que se enfrentaban: él y gran parte de su grupo habían sido encarcelados en 2003 simplemente por organizar una manifestación silenciosa contra la guerra de Irak
La estrategia de acercamiento a los soldados durante las protestas hasta llegar al contacto visual fue completándose con otros aditamentos prácticos, a la vez que simbólicos, de la protesta política, que se ofrecían junto a las flores: botellas de agua con pequeñas tiras de papel sujetas con gomas con mensajes que pretendían hacer reflexionar a los reclutas y quebrar la “obediencia ciega”.
La noviolencia, un rasgo común en las protestas
En abril ya habían surgido varios grupos de noviolencia, como el ya mencionado Movimiento Sirio por la Noviolencia, pero también quienes se dieron por nombre Jóvenes del 17 de Abril, que es el día de la independencia en Siria, y a finales de ese año 2011 ya existían unos doce grupos en la zona de Damasco que defendían las enseñanzas de la noviolencia, entre ellos Yoes Nobles, L@s Subversiv@s y Coalición de Damasco por un Estado Civil.
“La propia ciudad de Daraa, donde se produjo la detención y tortura de los chavales grafiteros que dio origen a las protestas, tenía también sus propios profesores de noviolencia y grupos de estudio”
Tres generaciones de trabajo por la noviolencia en Siria habían dado también sus frutos en otras regiones, y 25 siri@s kurd@s iniciaron el Movimiento por la Noviolencia de la Región de Jazeera hacia el año 2000. Nabd era un grupo laico de noviolencia en la zona de Homs, nacido durante la revolución, centrado en el aumento de la tolerancia y la confianza entre barrios de diferentes tradiciones religiosas.
La propia ciudad de Daraa, donde se produjo la detención y tortura de los chavales grafiteros que dio origen a las protestas, tenía también sus propios profesores de noviolencia y grupos de estudio, como el del Dr. Mouhammad Alammar, originario de Nawa, que sería encarcelado varias veces en 2011 y 2012, y que, después, en 2013, sufriría la desaparición forzada a manos del régimen de sus dos hijos que, a su vez, se habían convertido también en activistas.
Planificando la desobediencia civil en Siria
Junt@s, l@s integrantes de muchos de estos grupos planificaban semanalmente acciones de desobediencia civil noviolenta, publicándolas en Internet en un Calendario de Días de Libertad. Repartían folletos a favor de la revolución; distribuían dinero en efectivo a l@s huérfan@s de las masacres; y tiñeron de rojo el agua de las fuentes públicas de las plazas de Damasco y Alepo para recordar a la ciudadanía que seres humanos estaban perdiendo la vida bajo la represión del régimen autoritario de Siria.
“Tiñeron de rojo el agua de las fuentes públicas de las plazas de Damasco y Alepo para recordar a la ciudadanía que seres humanos estaban perdiendo la vida bajo la represión del régimen autoritario de Siria”
Razan Zaitouneh, desaparecida desde finales de 2013, escribió varias veces sobre la importancia de las acciones que se llevaron a cabo en Daraya. Razan era abogada de derechos humanos y fue cofundadora de los Comités de Coordinación Local, una importante coalición de base en el levantamiento sirio, creada inicialmente para organizar manifestaciones y documentar las protestas, así como la brutal represión infligida a l@s manifestantes por las fuerzas del régimen, y que terminó sustituyendo organizativamente el vació que fue dejando el estado siro en la estructuración de los servicios públicos más básicos, al retirarse de las localidades en rebeldía.
Efecto visible en muchos soldados
En su ensayo “Una revolución no es suficiente” Razan describe cómo en Daraya algunos manifestantes exaltados, entre ellos un joven llamado Islam Dabbas, horrorizados por el innecesario derramamiento de sangre cometido por las fuerzas del régimen, querían gritar insultos a los soldados. Fue cuando Yahya insistió a los jóvenes que protestaban para que, en vez de eso, intentaran ofrecerles las botellas de agua con reflexivos mensajes incorporados.
“Las situaciones de contacto visual buscadas por el grupo de activistas confundieron a los jóvenes soldados. Algunos de ellos empezaron a ver a quienes se manifestaban como seres humanos, personas como ellos”
La propia Razan, desde una vertiente más jurídico-política del activismo pacífico prodemocrático, expresaba su escepticismo inicial sobre este enfoque tan espiritual, pero describe en su ensayo el efecto visible que tuvo en muchos jóvenes soldados. Estos estaban confundidos al buscar el grupo de activistas situaciones de contacto visual. Algunos de ellos empezaron a ver a quienes se manifestaban como seres humanos, personas como ellos. El enfadado joven Islam fue testigo de la transformación en algunos soldados. Se convirtió en uno de los mayores defensores del agua para los soldados y promotor de los valores de la noviolencia, incluso después de que su padre fuera encarcelado. El propio Islam fue finalmente llevado a prisión durante una protesta en julio, en el acto de dar agua a los soldados.
Reprimir la noviolencia, liberar al fundamentalismo
Yahya también fue detenido por el régimen de Assad, en su caso en septiembre de 2011. Su familia fue informada a mediados de julio de 2018 por las autoridades del régimen de que tanto Yahya como su hermano Mohammad, así como Islam, habían muerto en 2013 mientras estaban bajo detención. Yahya, Islam, y tant@s y tant@s como ellos, fueron víctimas de la campaña del régimen sirio para detener a los líderes de primera línea del activismo noviolento en los primeros meses del levantamiento.
En última instancia esa brutal campaña represiva sobre las iniciativas de organización pacífica y noviolenta condujo a los partidarios de la acción armada y a los grupos extremistas a llenar el vacío dejado. Sin duda, por otro lado, ese era un objetivo especialmente alimentado por el régimen: ha sido profusamente documentada por la prensa internacional la puesta en libertad de militantes islamistas fundamentalistas “de alto perfil” que llevaban tiempo encarcelados desde antes de las protestas.
“La brutal campaña represiva sobre las iniciativas de organización noviolenta condujo a los partidarios de la acción armada a llenar el vacío dejado”
Y es que, desde el comienzo del levantamiento, el régimen insistió en que se enfrentaba a una insurgencia islamista fundamentalista como una forma de justificar su respuesta asesina a las demandas abrumadoramente pacíficas de reformas políticas: la fraudulenta “amnistía” de 2011 que liberó a los islamistas extremistas fue, por tanto, uno de los actos políticos más importantes que utilizó Asad para dar credibilidad a esa narrativa.
Una realidad noviolenta que no puede ser borrada
Una descripción de la cotidianidad en las protestas de quienes procedían del antiguo grupo de Daraya, junto con quienes se incorporaron al movimiento noviolento que se reactivó a raíz de las protestas, así como finalmente el relato del momento del encarcelamiento o la desaparición de sus figuras más destacadas (como Ghiath Matar, otro relevante activista del grupo de Daraya cuyo cadáver fue entregado a su familia con signos evidentes de haber fallecido bajo torturas y sobre el que incluso se ha realizado un documental, “Little Gandhi” con el que, por vez primera, Siria conseguía que una película realizada allí optara a ser considerada nominada como “Mejor película en lengua extranjera” en los Oscars), sólo se puede encontrar, en el caso de la prensa occidental, en contados artículos que nos reflejan la valiente y profunda coherencia de estas gentes.
Precisamente Razan escribía en febrero de 2012 en “De una tarde sin barricadas”:
“Luego comenzamos a nombrar a las ciudades y pueblos sirios, uno cada vez, a hacer un recorrido por todo nuestro país mientras presentábamos nuestros respetos a cada parte de él. Pero cuando llegamos a Daraya, lloré hasta que perdí la voz. Extraño mucho a Yayha. Yahya y sus amig@s no se parecían a nadie que haya conocido durante la revolución; eran una revolución dentro de una revolución. Estaban allí antes de que comenzara y continuarán existiendo después de que termine. En medio de todas las contradicciones que me han dejado incapaz de reaccionar, son lo único que pude leer y sentir con claridad. Nunca cambiaron con el tiempo; pudieron dar un poco de paz a mi alma, apesadumbrada por los problemas cotidianos…”.
Rescoldos de esperanza
Ellas y ellos habían iniciado ese desafiante camino que ilusionaría a toda Siria y que, gracias a la experiencia vivida por gentes que se empoderaron echándose a la calle hermanadas en una misma causa, rompieron el reino del silencio en que el régimen de Asad la había convertido.
Es un difícil camino (ver el análisis autocrítico que se ha encargado de realizar posteriormente el propio movimiento noviolento gracias a la organización Dawlaty con entrevistas a activistas de grupos de noviolencia sirios) pero que ha nutrido a l@s siri@s de resiliencia y de rescoldos de esperanza en un futuro mejor para ella. Ese anhelo se puede encontrar ahora, además, en una miríada de iniciativas de toda índole, a poco que pongamos un mínimo empeño de nuestra parte por localizarlas. La siria es una sociedad civil que se ha mostrado asombrosamente infatigable, aún hoy, tanto en el interior como en la diáspora.
“La sociedad civil siria se ha mostrado asombrosamente infatigable, tanto en el interior como en la diáspora”
No olvidemos esas iniciativas. En palabras del periodista libanés Kareem Chehayeb referidas a las protestas en todo el mundo árabe en 2011: “ni toda la represión del mundo ha logrado anular las aspiraciones de una vida digna”. Ni siquiera el de Siria, como ya se ha escrito recientemente en el mismo medio que alberga este blog, no es ni mucho menos, y pese a las genocidas victorias militares de Asad con el apoyo de Putin, un proceso cerrado. Estemos pendientes de su evolución. Apoyemos a sus pacífic@s activistas allá donde estén.