Pequeñas grandes victorias
Un derecho a la contrariedad

Tal vez no es un derecho, es ofrenda pues merece gratitud, se alza frente a la supuesta hegemonía del seguir cada cual con sus frases, con lo suyo, haciendo nada, en casa.
Belén Gopegui

Escritora

5 ago 2024 06:00

¿Cómo se mira lo ya conocido? ¿Qué sucede cuando las cosas que ya han pasado vuelven a pasar? Personas en torno a los 20 años acampan, aquí, en las universidades, en solidaridad con Palestina.

Se mira, quizá, con dos mitades. Una recuerda las acampadas que se hicieron, y crearon comunidad, experiencia, impulso, y quedan en la memoria y acompañan la certeza de que es mentira que no se pueda hacer nada. La represión, inaceptable, se afrontó con la fuerza de los brazos unidos. Lo que hay no es nunca solamente lo que hay pues contiene lo que fue y lo que podría ser. Cuando vengan otros conflictos, otras luchas, esa experiencia es brasa no apagada y vivirá de nuevo.

Cada acampada nueva ampara el sueño posible de que se extienda, mantiene un “no” gigante ante las diferentes modalidades de barbarie

La otra mitad recuerda que las acampadas no produjeron cambios sustanciales. Incluso cuando algo pareció que se lograba, a menudo luego se disipó. Sabe que es fundamental que se haga: cada acampada nueva ampara el sueño posible de que se extienda, mantiene un “no” gigante ante las diferentes modalidades de barbarie, recuerda que espacio público es común y no propiedad de los negocios que lo van invadiendo. A ratos, piensa en lo probable: que la presión de la vida diaria con su violencia sorda, y la represión policial, con una violencia nada sorda, acaben con ella.  

Esa mitad calla cuando llega una generación y nos muestra que las cosas solo se saben cuando se hacen.
 
La acampada se hace. Qué extraña es. Qué frágiles las tiendas. Qué trabajoso lo que parece fácil: hacer el café, lavar la lechuga, buscar los baños, estudiar en la zona de estudio, organizar el apoyo mutuo, las comisiones, las asambleas. Lograr que lo horizontal no se vea atravesado por la tiranía de la falta de estructuras.

¿Existe el derecho a molestar al estudiantado que, en vez de unirse a la acampada, sigue en la biblioteca indiferente a todo el dolor, a todo el daño evitable que la acampada querría evitar?
Hay un debate en la acampada. Trata del derecho a molestar y del derecho a no ser molestado. ¿Existe el derecho a molestar al estudiantado que, en vez de unirse a la acampada, sigue en la biblioteca indiferente a todo el dolor, a todo el daño evitable que la acampada querría evitar? ¿Tenía el estudiantado derecho a no ser molestado, a que se imaginen, midan y respeten las condiciones individuales que pueden estar exigiendo el estudio constante por miedo a perder una beca, por angustia, por motivos que no se conocen?

Es una variedad del dilema de los piquetes en una huelga y, también, del que aprendimos con la tragedia: no el de elegir entre el mal y el bien, sino entre dos males o dos bienes. Un esquirol rompe una huelga: eso es malo. Un persona llega desde lejos porque tiene hambre, porque no tiene trabajo, y el único trabajo que consigue es el que le dan para suplir a los obreros en huelga: eso es malo. Entonces hay que medir, saber si lo que de verdad mueve a quien romperá la huelga es el hambre o es la comodidad de un dinero que tampoco quienes hacen la huelga pueden permitirse perder. Si es el hambre, hay que ampliar la lucha, y ¿cómo?, para que ese hambre no se produzca; entre tanto, navegar las contradicciones, los dilemas difíciles.

La vida está llena de casos sin solución, o cuya única solución es evitar el precepto general y considerar el caso concreto, medirlo como se pueda, incluir en el paso de los días a la chapuza, la redundancia, y la reticencia.

Ahora bien, como es sabido, los piquetes tienen otra vuelta. Las personas que quisieran hacer la huelga, pero experimentan un miedo real a las amenazas de sus su jefes, encuentran en el piquete el apoyo necesario para que su huelga no pueda ser juzgada individualmente sino de forma colectiva, encuentran no coacción, sino defensa contra otra coacción menos visible.

Mientras recorres la acampada, piensas en el derecho a que sí te molesten, a la contrariedad. O tal vez no es un derecho, es ofrenda pues merece gratitud, se alza frente a la supuesta hegemonía del seguir cada cual con sus frases, con lo suyo, haciendo nada, en casa: “No están a salvo en sus casas, solo están a salvo en las calles. No vayan a sus casas”, dijo el dramaturgo Donellan. Gracias, acampada, por sacarnos fuera.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Pequeñas grandes victorias
Pequeñas grandes victorias Una catástrofe simbólica evitada
De un Estado no se espera que ponga la salud de la ciudadanía en manos de negocios privados cuya prioridad, inevitablemente, es el negocio y no la salud.
Pequeñas grandes victorias
Pequeñas grandes victorias La hormona del se acabó
Está en el lenguaje, en la política, en la organización. Se llama solidaridad, hermana, amiga, compañera. Se llama rebelión contra lo intolerable.
Pequeñas grandes victorias
Pequeñas grandes victorias El multiplicador de fuerza
En el caso de los humanos, uno de los grandes debilitadores se condensa en las palabras “cargarse de razón”.
Valencia
Valencia Directo | Se eleva a 158 el número de personas fallecidas por la DANA
Minuto a minuto del segundo día tras la DANA que impactó en València el 29 de octubre. Un total de 155 personas han perdido la vida en la provincia de València y otras tres en Castilla La Mancha y en Andalucía.
Valencia
DANA De 28 unidades de bomberos forestales la Generalitat solo ha movilizado dos para paliar los efectos de la DANA
Desde CC OO denuncian la infrautilización de los equipos de emergencias, derivada de la descoordinación. Recuerdan que una de las primeras medidas de Mazón fue eliminar la unidad de emergencias que nació para coordinar estos servicios.
Opinión
DANA Crónica desde la distancia de un pueblo destrozado, el mío: Benetússer
Desde la distancia y desde la impotencia de ver y escuchar a tus seres queridos narrar cómo lo han perdido todo con la DANA en un pueblo de València.
Opinión
Opinión Qué hacer ante una catástrofe (todo lo contrario de lo que ha hecho Carlos Mazón)
La comunidad científica y la propia historia de València señalan que los fenómenos naturales extremos amenazaban con repetir tragedias como las que tuvieron lugar en el siglo XX. Es hora de señalar a los responsables políticos de la inacción.
Valencia
Apoyo mutuo ¿Qué hacer si quieres ayudar a las víctimas de la DANA desde València?
El tejido social valenciano crea varias iniciativas vecinales para hacer más eficiente y canalizar la solidaridad colectiva.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el abismo Hazte socia de El Salto y te regalamos la primera novela de Sarah Babiker
La responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto ha escrito una novela donde gente corriente imagina escaramuzas frente a un presente en ruinas y reivindica otros futuros. Suscríbete y te la enviamos de regalo y dedicada por la autora.
Valencia
DANA Mazón: de presumir de acabar con el “chiringuito” de la Unidad de Emergencias a tener que dar explicaciones
El Gobierno valenciano de Vox y PP eliminó la UVE nada más entrar en el poder. Tanto por los desastres de la DANA como por el terrible incendio de un edificio en febrero la ciudadanía pide explicaciones.
Biodiversidad
Cumbre de Biodiversidad Enroque de las partes en la COP16 con apenas un día para su clausura
La XVI Conferencia de las Partes en el Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica encara su segunda semana con muchas dudas sobre la posibilidad de adoptar acuerdos efectivos para frenar la pérdida de especies y ecosistemas.
El Salto Radio
El Salto Radio Paraules de dona i exili
Repassem l’experiència de les principals autores de preguererra balears, catalanes i valencianes més enllà de la frontera.
Más noticias
Catalunya
Derecho a la vivienda Sindicat de Llogateres: “La regulación baja los precios, pero tiene una puerta para quien quiera saltársela”
Un nuevo estudio del Sindicato de Inquilinas de Catalunya constata la eficacia de los topes al alquiler, pero advierte del descontrol de los contratos de temporada y por habitaciones.

Recomendadas

Fronteras
Fronteras Cientos de personas refugiadas, incluidas menores, duermen al raso en la isla griega de Rodas
Organizaciones humanitarias denuncian que unas 350 personas refugiadas, algunas de ellas procedentes de Líbano, están durmiendo a la intemperie sin comida, sin agua, sin baños y sufriendo la violencia de las fuerzas de seguridad en Rodas.
Análisis
Análisis Mozambique: la democracia que Occidente prefiere olvidar
Cuando los intereses están mejor asegurados con un gobierno corrupto, las críticas al fraude electoral se limitan a una retórica superficial que no va más allá de gestos simbólicos.
Feminismos
Política De Nevenka al caso Errejón: cuando el feminismo exige de derecha a izquierda
Denunciar en comisaría, anónimamente, individual o colectivamente genera la misma reacción: odio contra las mujeres, independientemente del signo político donde ocurre la violencia.