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Oriente Próximo
Por qué Trump está intensificando la guerra de EE UU e Israel contra Irán
Irán ha estado peleando durante décadas contra el cerco de EE UU y sus esfuerzos por un cambio de régimen, e Israel ha impulsado incesantemente la guerra económica de castigo llevada a cabo por Trump.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ha elogiado los ataques estadounidenses contra Iraq que mataron al general iraní Qasem Soleimani y a Abu Mahdi al-Muhandis, el líder de las milicias iraquíes que fueron determinantes en la derrota de ISIS —el así llamado Estado Islámico—. El presidente Donald Trump “se merece total aprecio por actuar con determinación, de forma fuerte y rápida”, decía Netanyahu el viernes 3 de enero.
Otros altos políticos israelíes, incluidos supuestos líderes de la oposición, alabaron el ataque estadounidense. Entre ellos estaba Amir Peretz, dirigente del partido Laborista-Gesher, aparentemente de centro-izquierda, quien dijo que Soleimani “merecía morir” y dio las gracias a Trump.
Quizás el odio de Peretz hacia Irán es comprensible. Era ministro de Defensa durante la invasión de Líbano por Israel de 2006, en la cual la resistencia del país —apoyada por Irán— endosó a Israel una derrota humillante.
Yossi Melman, un veterano analista de la inteligencia israelí, calificó la escalada estadounidense como “buenas noticias para Israel” porque involucra en mayor medida a Estados Unidos en los ataques de Israel contra Irán y sus intereses.
En una respuesta inicial, el ministro de Exteriores de Irán Javad Zarif elogió a Soleimani como el dirigente de “la fuerza más efectiva” en la lucha contra ISIS y Al Qaeda, y calificó su asesinato como un acto de “terrorismo internacional”. Hay, sin duda, gran satisfacción en Israel y entre sus partidarios más fanáticos ante un movimiento que lleva la situación hacia más violencia catastrófica.
Patrioterismo perturbado
El asesinato de Soleimani siguió a los ataques estadounidenses del domingo 29 de diciembre, que mataron a más de dos decenas de miembros de Kataeb Hezbollah, una milicia iraquí que ayudó a vencer al ISIS. Eso dio pie a protestas que atravesaron el perímetro de la altamente fortificada embajada de EE UU en Bagdad.
EE UU afirma que el grupo llevó a cabo un ataque con cohetes contra una base militar en el norte de Iraq que mató a un contratista estadounidense. Trump —que hizo campaña electoral oponiéndose a la guerra de Iraq— está ahora recurriendo al mismo tipo de mentiras y exageraciones que todos sus predecesores han usado para manipular al público para que apoye sus aventuras militares: “El general Qasem Soleimani ha matado o herido gravemente a miles de estadounidenses durante un largo periodo de tiempo, y estaba planeando matar a muchos más… ¡pero se le atrapó! Era directa e indirectamente responsable de la muerte de millones de personas, incluyendo el reciente gran número…”.
Indudablemente, habrá mucho más de este patrioterismo perturbado.
Los demócratas apoyan tácitamente a Trump
El apoyo a Trump de la extrema derecha es de esperar, pero lamentablemente también lo es el apoyo tácito de así llamados progresistas como la senadora Elizabeth Warren y centristas como el exvicepresidente Joe Biden, ambos demócratas que compiten por la presidencia.
Su crítica blanda de los asesinatos del presidente empieza desde la premisa de que Soleimani es un Hombre Malo –el villano del día que merece ser liquidado—. Pero a ellos sólo les preocupa el momento, el proceso y las posibles consecuencias. Nunca cuestionan la premisa de que Estados Unidos tiene el derecho de enviar tropas, portaaviones y drones para imponer su voluntad en todos los rincones del mundo, de bombardear y matar e instalar líderes marionetas elegidos a dedo en cualquier país que no siga a pies juntillas a Washington. En otras palabras, ellos también son imperialistas comprometidos, pero liberales.
El odio es tan extremo que Sheldon Adelson, el millonario proisraelí y gran donante de Trump y el Partido Republicano, ha pedido anteriormente que Estados Unidos bombardee Irán con armas nucleares
El senador Bernie Sanders advirtió de que “la peligrosa escalada de Trump nos acerca a otra guerra desastrosa en Oriente Medio que podría costar incontables vidas y billones de dólares más”. Pero no condenó el asesinato mismo de Soleimani.
Irán rodeado
La realidad —clara para aquellos cuya visión no está oscurecida por la devoción al poder de EE UU o al odio sectario— es que Irán ha estado peleando durante décadas contra el cerco de EE UU y sus esfuerzos por un cambio de régimen.
Esa situación comenzó tras la Revolución Islámica de 1979 que derrocó al shah, una leal marioneta estadounidense y aliado de Israel. En 1980, Occidente, especialmente los Estados Unidos, apoyó la invasión de Irán por Sadam Husein. Eso lanzó una guerra de ocho años de la que se estima que costó cientos de miles de vidas iraquíes e iraníes.
Empresas estadounidenses, británicas, francesas y alemanas suministraron armas a Iraq, incluida la capacidad de fabricar armas químicas. Tras esa guerra, Sadam tenía pretensiones de convertirse en una potencia regional por derecho propio, especialmente con su invasión criminal de Kuwait en 1990. Al no servir ya a sus propósitos, EE UU se volvió contra Iraq, llevando a cabo décadas de sanciones letales y guerra.
En 2016, el ministro de Defensa israelí, Moshe Yaalon, dejó clara la agenda de Israel: “En Siria, si la elección es entre Irán y el Estado Islámico, elijo el Estado Islámico”
Después de los ataques del 11 de septiembre en 2001, EE UU invadió Afganistán, el vecino oriental de Irán. Dos años más tarde, la administración de George W. Bush invadió y ocupó Iraq, justo al oeste de Irán. Esto se dio entre la euforia de los neoconservadores en el corazón de la administración Bush por que Damasco y Teherán fueran los siguientes objetivos.
Todo esto siguió el guión establecido por el Proyecto por el Nuevo Siglo Estadounidense, un think tank que impulsaba el cambio de régimen en la región como una forma de asegurar la dominación estadounidense e israelí.
Bombardear Irán con armas nucleares
Aliados con los imperialistas estadounidenses, Israel y sus partidarios han sido los principales defensores de la escalada, cuando no de la guerra abierta, con Irán. Israel, y específicamente Netanyahu, tomó la delantera en el trabajo para acabar con el acuerdo de 2015 por el que Irán situaba voluntariamente su programa de energía nuclear bajo límites estrictos a cambio de un levantamiento de las sanciones económicas.
Israel ha impulsado incesantemente la guerra económica de castigo llevada a cabo por Trump con el objetivo de infligir sufrimiento en la gente común y llevar a Irán al colapso. Como observa el académico Greg Shupak, “los planificadores de EE UU e Israel desprecian a Irán principalmente porque es una potencia regional independiente”.
Es importante mantener las cosas en perspectiva: el presupuesto militar de Irán son unos relativamente modestos 13.000 millones de dólares. Arabia Saudí —su vecino implacablemente hostil, apoyado por EEUU— gasta cinco veces más.
“Tiene un Ejército fuerte y una política exterior que incluye proporcionar apoyo material a la resistencia armada palestina contra Israel y a la defensa de Líbano por Hezbollah de las agresiones de EE UU - Israel, incluyendo la invasión conjunta de 1982 y el asalto israelí apoyado por EE UU de 2006”, añade Shupak. El odio es tan extremo que Sheldon Adelson, el millonario proisraelí y gran donante de Trump y el Partido Republicano, ha pedido anteriormente que Estados Unidos bombardee Irán con armas nucleares.
La determinación israelí de debilitar a Irán —y si es posible dar lugar al cambio de régimen— ha sido la motivación para años de ataques israelíes. Estos incluyen decenas de bombardeos en Siria e Iraq y el asesinato de científicos iraníes.
Pero, como apunta Shupak, la principal estrategia israelí ha sido presionar para que Irán sea “objeto de suficiente asfixia socioeconómica como para que su Gobierno sea derrocado o sea sometido a aún más control exterior de lo que estaba bajo el acuerdo nuclear”, un acuerdo que Irán cumplió hasta que EE UU se retiró del mismo en 2018. Esto contrasta marcadamente con Israel, del que se conoce ampliamente que posee un arsenal nuclear pero que, a diferencia de Irán, tenazmente se niega a firmar el Tratado de No Proliferación o a acceder a cualquier supervisión internacional.
Es importante mantener las cosas en perspectiva: el presupuesto militar de Irán son unos relativamente modestos 13.000 millones de dólares. Arabia Saudí —su vecino implacablemente hostil, apoyado por EEUU— gasta cinco veces más. Estados Unidos acaba de aprobar con el apoyo de sus dos partidos un presupuesto militar de 738.000 millones de dólares, 55 veces lo que gasta Irán.
Lógica pervertida
Aun así, el relativamente insignificante Irán ha conseguido algunos logros importantes. El libanés Hezbollah, apoyado por Irán, endosó a Israel —y por extensión a Estados Unidos— una gran derrota estratégica cuando Israel invadió Líbano en 2006.Más recientemente, fue el apoyo iraní, específicamente bajo la orientación del general Soleimani, lo que hizo retroceder al ISIS en Siria e Iraq, impidiendo que el grupo tomara Bagdad.
El crecimiento y propagación de grupos como ISIS y Al Qaeda —una consecuencia directa de las guerras e intervenciones estadounidenses— ha sido una catástrofe para millones de personas en toda la región.
Pero estos grupos nunca molestaron realmente a Estados Unidos e Israel, que simplemente los ven como más herramientas en su esfuerzo para imponer su voluntad.
Eso es por lo que Israel armó y financió grupos vinculados con Al Qaeda en Siria también. En 2014, entonces vicepresidente, Biden se disculpó por revelar accidentalmente una verdad desagradable: fueron los aliados más estrechos de EE UU en la región —Turquía, Arabia Saudí, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos— quienes también enviaron “cientos de millones de dólares y decenas de miles de toneladas de armas” a grupos que incluían Jabhat Al Nusra y Al Qaeda y “elementos extremistas de yihadistas provenientes de otras partes del mundo”. Biden sugirió que este apoyo fue crucial para engendrar al ISIS, un derivado de Al Qaeda y sus aliados.
En 2016, el ministro de Defensa israelí, Moshe Yaalon, dejó clara la agenda de Israel: “En Siria, si la elección es entre Irán y el Estado Islámico, elijo el Estado Islámico”. Y eso es sin duda por lo que Yaalon acogió bien una disculpa del ISIS después de que éste atacara a las fuerzas israelíes en los Altos del Golán sirios bajo ocupación en 2016. Esta lógica israelí se puede aplicar a la región en general, especialmente a la cada vez más cálida relación con Arabia Saudí, fundada en la enemistad conjunta hacia Irán.
El profesor de la Universidad de Columbia Joseph Massad ha sugerido que los recientes movimientos respaldados por EE UU para alcanzar “pactos de no agresión” formales entre Israel y ciertos Estados del Golfo puede ser un paso preparatorio para una guerra más amplia contra Irán así como contra Líbano, Siria, Iraq y los palestinos.
Comprender esta lógica pervertida es esencial para ver por qué EE UU e Israel parecen tan determinados en buscar el conflicto con Irán, sin importar el coste humano.
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El autor es sin duda un anti norteamericano y un anti israelita, respira mucho odio, el artículo está escrito demasiado parcializado, con la visión del lado iraní. En fin tanto sunitas como chiitas son antidemocráticos, no respetan los derechos de las mujeres empezando por las suyas y tienen costumbres consideradas en muchos países como de la edad de piedra. Ellos pueden vivir sin problemas en tu país con sus costumbres pero tu no puedes vivir como deseas en sus países porque te hacen la vida imposible
Salto, quiero felicitarlos por la equilibrada información, nunca los había leído, pero desde hoy tengan por seguro que sí lo haré
Iran, donde la mujer es nada y ahí si que manda el patriarcado. Defender ese régimen no es poco de izquierdas?
No debe haber mandatarios religiosos, la religión hace retrasar un país y su pueblo.
Es bien conocido que si EEUU se saliera con la suya, la situación de la mujer iraní mejoraría enormemente. En Arabia Saudí, Afganistán y Yemen lo saben muy bien. O en la India, otro régimen fascistoide-misógino, en este caso antimusulmán.
Comparativamente en usa las mujeres al menos tienen derechos otra cosa es que los fanáticos defiendan lo indefendible
¿De dónde sacas eso?
A Trump le interesan los regímenes autoritarios y abandona a los kurdos de Rojava
En Afganistan todavía es mayoritario el burka y en Arabia y Yemen el hijab como expresión de lo reprimidas que están todavía las mujeres en paises con intervención USA.
Si USA dominan la region destruirán a Irán, ni mujeres ni nińos ni hombres tendrán ningún derecho.
Nadie defiende a Irán, lo que se defiende es evitar otra guerra del imperio este que te mola tanto.
Me conoces? Porque me mola? Que te hace pensar eso? Cada vez quedamos menos de izquierdas de verdad, la doctrina pseudoprogre de atacar porque si os tiene cegados